Nos despierta un timbrazo a las 6 de la mañana y me pone de muy mal humor. Al abrir no es nadie y falta solo una hora para que suene el despertador. Creo que tú apenas has sido consciente de lo que ha pasado y por eso estás impasible. Además, tampoco tienes por qué preocuparte de madrugar, ya que tú trabajas a partir de las 11. Pero el timbrazo y todo lo demás se fundió en un pensamiento que nubló mi mente cuando rodeaste mi cintura con tus acogedores brazos. No quería abrazos, solo quería seguir durmiendo sin que nadie me interrumpiera. Te aparté los brazos y me separé un poco de ti. Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando noté tu yema en mi mejilla mientras dijiste "qué mona estás cuando frunces el ceño como ahora". Me di la vuelta y el resto de la mañana me quedé con ganas de un abrazo tuyo más largo.
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Decir "te quiero" no vale
Short StoryVamos a jugar a un juego: Guiñar un ojo, vale. Abrazar, vale. Besar, vale. Hacer el amor, vale. Dar la mano, vale. El 80% de las cosas que se te ocurran, valen. El otro 20% sabes que son ideas locas que has visto en películas. No valen. Bien... sol...