Diario de vampiros

100 6 1
                                    

Al llegar a casa no pudimos comer más, así que decidimos descansar un rato. ¿Quién dijo que comer no cansa? Y tanto cansa, que solo recuerdo ponerme a leer en la cama y despertar de noche tapada con una manta y el libro posado en la mesita de noche.

Estaba claro que aquella noche no conseguiría dormirme hasta bien entrada la madrugada. Pero eso no supuso ningún problema. Porque todo empieza con unas caricias bajo tu camiseta de pijama y acaba con las sábanas tiradas en el suelo, al lado de nuestra ropa.

Solo que hoy se me escaparon. Las dos palabras tabúes del juego que habíamos empezado habían salido de mi garganta cuando seguíamos siendo una maraña de pies y brazos aún después de un enorme orgasmo.

Había perdido mi propio juego...

Decir "te quiero" no valeOn viuen les histories. Descobreix ara