Hablemos claro

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—Que me folles.

Le di un pequeño mordisquito en el cuello, en medio de una sonrisa enorme. Le di un pequeño golpecito desde atrás, como si hubiera sido una embestida, pero vestidos. Empujándola así hasta la encimera de nuevo.

Me bajé los pantalones y la ropa interior tirándolos a cualquier lado.

Acaricié su intimidad tras la tanga, comprobando que ambos estábamos excitadísimos.

—Sé que no has parado de pensar en mí esta mañana —dije en voz bajita, arrimándome a su oreja y bajando su tanga.

—Uff, no lo sabes tú bien, amor. ¿Por qué crees que te he mandado más mensajes de lo normal?

—Si es que tienes un chico irresistible —dije, masajeando su intimidad contra la punta de mi miembro—. Y ese chico, tiene una chica muy mojada ahora mismo.

Ella mordió su labio inferior y asintió, arrimándose más a mí. Así que se acabaron las esperas. Ahora venía la parte más dura. Dentro de ella.

No decir "te quiero".

Decir "te quiero" no valeWhere stories live. Discover now