Con un par de euros en el bolsillo

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Parecía un bar de mala muerte, con su fachada de un color blanco sucio lleno de grietas y con la pintura totalmente desconchada. Pero por dentro los bocadillos envueltos en papel de cocina relucían contra los rayos de sol que entraban por la ventana, y la bollería y diversos pinchos de tortilla, pan con jamón y aceitunas parecían apetitosos y recién expuestos para cuando llegáramos sobre pequeños platos de metal, bien ordenados.

Además, había muy buenos precios. Al ser tan desorbitantemente caro todo en el restaurante del teleférico, decidimos desayunar poco. Pero ahora, al ver deliciosos bocadillos de muchas variedades por 1€ y de un tamaño considerable, no dudamos. Entramos andando y salimos rodando. Se acercaba la hora de comer y estábamos muertos de hambre, así que comimos 2 bocadillos cada uno. Nos reímos y se nos quedaba la comida pegada en los dientes, así que nos reímos más. Despotricamos contra mi antigua compañera de clase y hasta hablamos de mis verdaderas intenciones con la excursión. No pude resistirlo. En mi defensa diré que comí tanto que tenía toda la sangre en el estómago, así que esa excusa podía ser válida.

La excursión había valido la pena por esa hora en la gasolinera.

Decir "te quiero" no valeWhere stories live. Discover now