1-0.
Íbamos 1-0, yo ganando. Y no pensaba perder. Por nada del mundo. Pensaba mantenerme fuerte. Aún a pesar de que te habías bajado de la encimera y te habías quedado con esa tanga de encaje que tanto me gustaba. Te pusiste de espaldas a mí, mientras tus labios guiaban a los míos, en una misma dirección. Puse mis manos en tu vientre y seguimos nuestro ritual de besos. Mientras tanto, yo no me daba cuenta que te habías pegado tanto a mí. Y que tu trasero se presionaba contra mí como si siguiera una melodía.
Así que acaricié con mi nariz tu cuello. Y tú esperabas, y yo deseaba besarte. Pero habíamos quedado en una cosa.
Y te das cuenta.
—Hazlo ya, joder —dijiste con la voz ronca entre sonrisa y sonrisa, exasperada.
—¿De qué estamos hablando exactamente? —pregunté, haciendo un vago amago de quitarle la prenda de ropa interior que había dejado al descubierto.
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Decir "te quiero" no vale
Short StoryVamos a jugar a un juego: Guiñar un ojo, vale. Abrazar, vale. Besar, vale. Hacer el amor, vale. Dar la mano, vale. El 80% de las cosas que se te ocurran, valen. El otro 20% sabes que son ideas locas que has visto en películas. No valen. Bien... sol...