A paradero desconocido

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A las ocho de la mañana sonó el despertador y te encontraste muy confuso. Solo te pedí que te prepararas para estar listo a las nueve y que no podías desayunar. Ah, y que te pusieras ropa de abrigo y unas botas, Teníamos que ir a un lugar muy bonito. Apenas nos llegan los sueldos para la casa, así que para ocasiones especiales como esta hay que evitar caprichos durante una temporada. Quisiste conducir tú, pero, ¿cómo si no sabías hacia dónde ir? Sabía que había sido una treta por tu parte para saber algo más y, así, averiguarlo. Durante el viaje, dejaste caer tu mano sobre mi pierna varias veces. Y no sabes lo que me gusta conducir contigo al lado, de ese modo. Llegamos al mirador de un precioso monte con mucha hambre y un poco de frío. Aquel día estaba nublado, así que las chaquetas y las botas no nos sobraron. Al entrar, una ráfaga de calidez y un murmullo de voces de la atmósfera nos envolvió. Empezó muy agradable la mañana.

Decir "te quiero" no valeWhere stories live. Discover now