Bajo mis manos hasta su trasero, y cuando lo apreto entre mis manos, aprieta mi pelo entre sus manos y ahoga un jadeo. Me planta un besazo y me arrastra hasta la encimera, mientras yo la sigo, en medio de mi ensoñación y excitación hasta ese mismo punto al que me he dejado arrastrar.
Se sube, y me susurra:
—Aquí, ahora.
—¿Aquí, ahora?
Acaricio su pierna, y ella desliza su dedo índice por mi pecho, y baja y baja más.
—Sí.
La devuelvo el beso, ese que demuestra que sé de lo que habla y a lo que digo un sí. Sin embargo, lo que digo es algo muy diferente.
—No sé de qué hablas.
Ríe, ríe como nunca y con muchísimas ganas.
—Entonces tendré que demostrártelo.
Y su mirada me envió unos calambres directos al corazón.
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Decir "te quiero" no vale
Short StoryVamos a jugar a un juego: Guiñar un ojo, vale. Abrazar, vale. Besar, vale. Hacer el amor, vale. Dar la mano, vale. El 80% de las cosas que se te ocurran, valen. El otro 20% sabes que son ideas locas que has visto en películas. No valen. Bien... sol...