Haciendo un poco el remolón

108 9 0
                                    

Bajo mis manos hasta su trasero, y cuando lo apreto entre mis manos, aprieta mi pelo entre sus manos y ahoga un jadeo. Me planta un besazo y me arrastra hasta la encimera, mientras yo la sigo, en medio de mi ensoñación y excitación hasta ese mismo punto al que me he dejado arrastrar.

Se sube, y me susurra:

—Aquí, ahora.

—¿Aquí, ahora?

Acaricio su pierna, y ella desliza su dedo índice por mi pecho, y baja y baja más.

—Sí.

La devuelvo el beso, ese que demuestra que sé de lo que habla y a lo que digo un sí. Sin embargo, lo que digo es algo muy diferente.

—No sé de qué hablas.

Ríe, ríe como nunca y con muchísimas ganas.

—Entonces tendré que demostrártelo.

Y su mirada me envió unos calambres directos al corazón.

Decir "te quiero" no valeWhere stories live. Discover now