Capítulo 56

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Un golpe de realidad, una bocanada de fuerza.

Me inundaron dos sentimientos completamente distintos.

Estoy feliz, realmente feliz por saber que María está bien, por saber que no la han culpado de mi fuga y por otro lado, estoy destrozada, no puedo creer que esos lunáticos, sádicos, hagan esto. Venderlos a un prostíbulo! A qué clase de demente se le ocurre eso?

Creo que cada vez me estoy rodeando más de psicópatas, incluyéndome.

Puedo oír en mi cabeza la desesperación en cada palabra de María, en cada tinta que derramó por esta carta.

Debo ayudarla.

Voy a ayudarla.

-De quién es? -había olvidado que Maqui estaba conmigo.

De repente la puerta se abre y me sobresalto.

-Solo soy yo -espeta Victoria al ver mi cara de pánico. También había olvidado que ella vivía con nosotros. -Sucede algo?

Miro a Maqui, luego la carta, luego a Victoria y finalmente niego con la cabeza.

-No te he visto últimamente -espeto tratando de cambiar de tema.

-He salido todos los días a la madrugada a trabajar -agacha la mirada incómoda -No quiero molestar.

Las tres nos miramos intercaladamente.

-Victoria, podemos hablar? -ella asiente y Maqui hace una mueca -Maqui, podrías quedarte aquí un momento?

Asiente sin ganas y guío a Victoria a mi supuesta habitación. Cuando ambas entramos cierro la puerta y me siento en la cama, donde la invito a que también tome asiento.

-Qué sucede? -me pregunta. Sus ojos brillan con afecto, pero lucha por tratar de ocultarlos.

-Recuerdas cuando te encontré en el parque? -ella asiente -Me dijiste que mi papá te había golpeado.

-Lo sé -susurra.

-Dónde está él ahora?

Pasa su mirada por toda la habitación antes de responder.

-Georlia me acompañó a la comisaría. He levantado cargos, Yoselyn.

Me quedo boquiabierta, sin poder decir una sola palabra.

-Lo siento, cariño. Creí que era lo mejor que podía hacer -las lágrimas empiezan a caer por sus mejillas -No sabía que hacer. Caminaba por las calles con el miedo de que me encuentre y aún lo sigo haciendo!

Verla tan destruida frente a mí, me parte el alma. No esperé ni un segundo más y me lancé a sus brazos, ella se desconcertó un momento pero finalmente me rodea con sus brazos con fuerza.

-Gracias -susurro mientras ella empieza a acariciar mi cabello.

Nos quedamos así un tiempo, sintiendo el afecto de la otra, sintiendo que hay alguien que nos apoya, que no estamos solas, y que desde hoy en más, nunca lo estaremos.

-Victoria -espeto alejándome -Necesito tu ayuda.

Ella seca sus lágrimas y sonríe levemente. Ya no tiene tanta vergüenza como hace un momento.

-Lo que quieras -responde.

Lo pienso una vez más antes de espetar, solo espero no arrepentirme.

-Quiero que me ayudes a salir de esta depresión -siento un nudo en mi estómago -Quiero dejar de sentirme tan miserable, quiero ser feliz y sé que puedo, solo necesito ayuda.

Ella abre los ojos como platos ante mis palabras y se queda observándome unos segundos.

-Estoy sumamente orgullosa de ti, cariño -me estrecha entre sus brazos -Yo te ayudaré. No soy tu mamá y jamás me compararía con ella, pero siempre que necesites un poco de afecto maternal, no dudes en buscarme.

Las lágrimas amenazan con salir como chorros de mis ojos, pero intento contenerme.

-Gracias, Victoria. Realmente significa mucho para mí.

-Estoy aquí, cariño.

“Estoy aquí" las palabras del alma de mi madre. Lo primero que me dijo después de morir. Lo que me salvó de mi primer intento de suicidio.

Y así, dejo de resistir, las lágrimas corren libremente por mis mejillas mientras me aferro con fuerza a esta mujer.

(...)

-Por fin llegas! -exclamo al abrir la puerta y encontrarme con Jaden.

-Solo he tardado diez minutos responde mientras se adentra a la casa -Es decir, lo normal, mi amor.

Pongo los ojos en blanco pero detengo al instante.

-Con que ahora me llamas “mi amor"? -alzo y bajo las cejas de forma provocativa -Eres un cliché! -grito mientras río.

Él se sonroja totalmente y no puedo evitar admirar lo tierno que se ve.

-Es broma, cariño -espeto guiñándole un ojos.

Sujeto su mano y corro a mi habitación.

Sí, Georlia me ha dicho que esa es mi habitación. Absolutamente mía.

-Acaso piensas secuestrarme y abusar de mí? -pregunta en tono seductor cuando cierro la puerta con pestillo -Yo no me rehusaría.

-Jaden! -lo regaño mientras me ruborizo al recordar lo que pasó en el bosque.

Me siento en la cama y él hace lo mismo.

-Bueno, preciosa. Qué sucede?

Me remuevo un poco sacando la famosa carta de abajo de mi almohada y luego se lo entrego.

Él frunce el ceño pero lo acepta y empieza a leerlo con suma concentración.

No tarda mucho en terminar de leerlo, la carta no es tan larga. Por lo tanto, antes siquiera de que me dirija la palabra ya empiezo a explicarle las preguntas que rondan por su mente.

-Es del manicomio -comienzo a explicarle -María era mi única amiga en ese horrible lugar. Y sigue siendo mi amiga. Ella no está loca. -Jaden aún me mira con una cara de desaprobación, por lo tanto decido aferrarme a lo que sé que realmente le llegará a mover algo en su corazón -Tienen una historia similar. -Frunce el ceño -Ella... Mató a un chico que la violó e hizo un vídeo de eso que resultó ser viral en las redes sociales. La acusaron de psicópata.

Espero su reacción pacientemente, pero con un enorme nudo en el estómago que a penas me permite respirar.

Sí él no me apoya en esto, quién lo hará? Estaré sola, completamente sola.

Él se levanta de la cama y empieza a caminar hacia la ventana. Mi pulso se acelera y siento las lágrimas amenazar nuevamente. Él no puede dejarme sola en esto.

Tampoco quise lastimarlo o revivir su pasado, pero no encontraba otra manera de hacer que me entienda.

Voltea a mirarme y sus ojos se encuentran llorosos. Siento una punzada de culpa.

-Qué hay que hacer? -pregunta decido y por fin puedo respirar libremente.

Me levanto de un brinco.

-Hay que sacarla de allí! -exclamo llena de esperanzas.

Él frunce el ceño y se me vuelve a hacer un pequeño nudo en el estómago al pensar que él realmente estaba pensando en otra cosa. Pero me sorprendo ante su respuesta.

-Sacaremos a todos de ese lugar.



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