Capítulo 48

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Somos esclavos del masoquismo.

Nos acostumbramos al dolor que recibimos, a la forma cruel en la que nos tratan, a las supuestas “verdades" que nos sacan en cara y vivimos creyendo que las palabras de un extraño valen más que nuestras propias perspectivas.

Nos equivocamos de manera absurda, de una forma ilógica, incoherente e hipócrita. Tenemos ideas erróneas con respecto a la posesión, pensamos que alguna vez podríamos ser posesiones de alguien, “soy tuya" decimos, sin saber el verdadero significado de esas palabras, sin profundizar lo que conlleva ser de alguien, que tenga el poder de hacerte feliz y al mismo tiempo destruirte de la manera más cruel.

Muchas veces perdemos las esperanzas, la fe en las simpleza de las cosas, pensamos que el dolor será eterno, que las lágrimas serán constantes y que la tristeza se apoderará de nuestros huesos. Solo esperamos una pizca de luz, una señal que nos de fuerzas para seguir.

Quizás mi vida terminé así, acorralada entre cuatros minúsculas paredes grises, acurrucada en el frío colchón.

No sé si me he vuelto más sabia ante tanta oscuridad, o simplemente he empezado a divagarme mientras voy perdiendo la cordura.

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que vi a Will y sus amigos.

Será que han decido dejarme en paz? Pues siempre vienen a “jugar" conmigo.

Mis muñecas y tobillos están prácticamente pudriéndose. Lo podría decir de manera literal, pues mi carne a quedado al aire libre y las moscas no me han dejado en paz.

De repente la puerta se abre y encienden la luz.

Will Sky.

-Mi bella durmiente -espeta sonriendo.

Me limito a observarlo mientras él cierra la puerta lentamente.

Se acerca con pequeños pasos hasta agacharse junto a mí.

-Sabes? -pregunta -Mathias y Benjamín no vendrán en todo el día. -sus ojos se intensifican escaneando mi cuerpo -Estamos solos.

Ni siquiera me muevo. Estoy deshidratada, he perdido bastante sangre por las muñecas y tobillos y mi estómago ruge de hambre. No tengo fuerzas ni para parpadear.

Empieza a acariciar mi muslo derecho con sus fríos dedos. Trato de tragar mi bilis, pues esto ya se ha repetido tantas veces.

De repente saca un cuchillo de su bolsillo y abro los ojos como platos, pero no me muevo.

-Tranquila -espeta sonriendo -Solo haré que esto sea más cómodo para ambos.

Dirige el cuchillo a la cuerda que une mis tobillos y rápidamente la corta. Repite lo mismo con las de mis muñecas.

Porqué hace esto? Me dejará libre?

Yo sigo sin moverme mientras él se encarga de separar mis brazos y mis piernas. Mete ambas manos bajo mi espalda y con agilidad logra desenganchar mi sostén. Tranquilamente me los saca y se queda embobado mirando mis pechos.

Es demasiado asqueroso. Nunca antes ha venido a desnudarme por completo. Tengo miedo.

Acaricia mis pechos y baja lentamente hacia mis bragas, ni siquiera se molesta en sacármelas, sino que la rompe sin más, dejándome totalmente desnuda ante sus ojos.

-Eres tan excitante -susurra mientras se acerca a besar (mejor dicho, comer) mi cuello.

Levanta mi espalda, haciendo que me encorve hacia él. Besa mis pechos y con mucha rapidez me manosea todo el cuerpo.

Su respiración se vuelve agitada mientras una lágrima solitaria recorre mi mejilla.

Me suelta de nuevo en el colchón y empieza a desabrochar su cinturón.

Quién soy? Dónde quedó aquella Yos que nunca se daba por vencida? Esa que siempre luchaba aunque estuviera equivocada? La que gritaba y golpeaba a cualquier persona que la tratase mal?

Presiono mis puños con fuerza, hasta que siento que mis uñas se incrustaron en mi carne.

Will se ha sacado el cinturón y ahora está bajando su cierre. Me mira unos segundos y sonríe con malicia. Se baja los jeans hasta la rodilla y seguidamente se baja el bóxer, quedando expuesto bajo mis ojos.

“No puedes dejar que esto pase"

Me sujeta de la cadera y me atrae hacia él para sumergirse en mí, pero antes de que me atraiga por completo, cierro las piernas y sin dudarlo le doy un rodillazo en la entrepierna.

-Zorra! -exclama lanzándose al suelo mientras se sujeta el miembro.

No sé como tuve la fuerza de levantarme de un brinco, pero lo hice. Salté rápidamente y salí corriendo de la habitación. Encontré una remera azul por el respaldero de la silla y me la puse a toda prisa.

Abrí la puerta principal y salí corriendo, me desorbité por unos segundos ante la luz del sol, pero en cuando me recuperé observé mi alrededor.

Había una ruta justo frente a la casa en donde estaba, pasando la ruta era puro bosque. No se veían más casas a la redonda. Unos cinco autos venían desde lejos.

Miraba a mi alrededor aterrada, ya me había acostumbrado a la oscuridad.

Pasaron los primeros cuatro autos ignorando el hecho de que yo les suplicaba ayuda.

Malditos desalmados!

De repente la puerta principal se vuelve a abrir y Will sale cojeando un poco.

Me ve y sus ojos se inyectan en odio se acerca a mí y yo corro cruzando la ruta, pero él enseguida se recupera y corre atrás de mí.

-Maldita perra! -me grita pisándome los talones -Moriré antes de dejarte ir!

Todo ocurre demasiado rápido. Las luces de un auto, la bocina y el sonido de las ruedas frenando.

Salto fuera de la ruta y caigo sobre piedras. Me golpeo el rostro, las manos y las rodillas, todos esos lugares empiezan a sangrar.

La cabeza me duele, me siento entre las piedras y volteo a mirar atrás.

Santo cielo...!

El auto ha frenado muy tarde, tiene un enorme cráter en la parte delantera y el parabrisas está roto. Atrás del auto se encuentra Will, tirado en medio de la ruta inconsciente.

El conductor se baja corriendo, tiene una herida en la frente que le está sangrando. Corre hasta Will y le toma los signos vitales.

Me levanto rápidamente acercándome a ellos. Pero no lo suficiente como para estar expuesta por si Will despierta.

El conductor alza sus ojos a los míos.

Ya había visto esos ojos antes, pero dónde?

Bajo la mirada hacia Will y las siguientes palabras del conductor me dejan helada y con una extraña sensación en el cuerpo.

-Está muerto.

MI BOSQUEWhere stories live. Discover now