Capítulo 9

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Tengo una jaqueca horrible. 

Trato de abrir mis ojos, pero mis párpados pesan una tonelada. 

-Crees que estará bien? -dice un joven. 

Esa voz, ronca, pero firme. Es Jaden.

-Claro que sí, cariño. -le responde una mujer.

Estoy confundida. Cómo puedo escucharlos, pero no abrir los ojos? Quién es esa mujer? Y... porque... le dice "cariño"... a Jaden?

Lentamente mi subconsciente se va apagando. Todo vuelve a quedar en silencio, y yo me sumerjo nuevamente en la oscuridad absoluta.

Después de lo que me resulta solo un parpadeo, abro los ojos lentamente.

Estoy en una bonita habitación, las paredes son rosa pastel , las persianas son púrpuras y me encuentro en una cama pequeña, la medida justa para mi cuerpo. Volteo la mirada hacia mi derecha, y ahí está él, Jaden, en una silla justo a lado de mí, tan tierno con lo ojos cerrados. Me pregunto que estará pasando en sus sueños, si es que tiene uno. Su cabello castaño cae en ondas sobre su frente, sus pómulos parecen dilatados por el estrés y sus carnosos labios tiemblan de vez en cuando. Debe de tener alguna pesadilla.

Inspecciono mi alrededor de nuevo. Trato de moverme, pero al instante, una punzada de dolor atraviesa mi torso y gimo. 

-Ja... den -digo y gimo nuevamente.

Es increíble como ese frágil susurro logra despertar a Jaden. Se levanta de un brinco, y al percatarse de que he despertado, se pone de rodillas a lado de la cama. Sus ojos se iluminan, y por un momento, pienso que me va a besar. Sin embargo, me acaricia la mejilla y me regala una curvatura perfecta de sus labios.

Trato de moverme nuevamente, y el dolor se hace más latente. 

-Me duele -le digo, casi como un susurro.

Al instante frunce el ceño con preocupación.

-Dónde? -pregunta, como si él pudiera hacer algo para calmar mi dolor.

-Mi... pecho -respondo.

Qué? En serio? Podía haberle dicho que me dolía el tórax o el torso, pero no, le he dicho que me duele el pecho. Eso realmente suena mal.

Sin embargo, él lo toma muy en serio. 

Agarra un vaso de agua y una pastilla azul de la mesa de noche, y me la ofrece.

-Disminuirá el dolor. -me asegura.

La acepto, y la tomo con dos tragos de agua. Luego le devuelvo el vaso y él lo vuelve a colocar en la mesa.

Quizás no sea el momento de preguntárselo, pero necesito saber la verdad.

-Qué fue lo que pasó? -le pregunto, mientras agacho la mirada.

Él atrae más la silla en la que estaba sentado antes y nuevamente toma asiento.

-Qué es lo último que recuerdas? -me pregunta cauteloso.

"Nunca".

-Trataste de salvarme. -me limito a contestar.

-Traté? Te recuerdo que sigues viva, acostada en la cama para huéspedes de mi casa, y gracias a Dios, despertaste sin daños graves. -espeta un poco frustrado.

-Cómo pasó eso? -pregunto, ignorando el hecho de que parece enfadado.

-Qué cosa? -pregunta confundido.

-Cómo es que estoy acostada en la cama para huéspedes de tu casa, y no una morgue? 

Me mira por un tiempo, analizando mis palabras y supongo que pensando en las que dirá.

MI BOSQUEWhere stories live. Discover now