Capítulo 21

1.3K 138 7
                                    

Recuerdos latentes, heridas abiertas.

Todo el dolor de estos cuatro meses, de repente se encuentran latentes en mí. Siempre busqué un culpable y culpé a gente inocente, sin embargo, ahora lo tengo en frente, el verdadero y único culpable de toda mi desgracia.

La sangre me hierve en las venas, y toda la rabia obstruye mi razón. Sin siquiera darme cuenta, tengo mi mano sobre su rostro, dándole una tremenda bofetada. Y no me detengo ahí, sino que le doy continuas bofetadas y luego intento golpearlo en el torso, pero es un hombre hecho y derecho, mis frágiles manos no servirán en su contra.

Preparo mi puño y se lo pego en la nariz con todas mis fuerzas. No hay resultado. Él ni siquiera intenta defenderse, quizás sabe que no soy una verdadera amenaza. 

Miro a mi alrededor en busca de algo que pueda usar en su contra. No encuentro nada. Sin embargo, veo un brillo a unas cinco lápidas de aquí. Es un pedazo de metal con filo.

<Mátalo> exige mi mente.

Corro hasta el fragmento de metal y la tomo entre mis manos. Y sin pensarlo dos veces corro hacia Georlia, el hombre más cruel de este mundo. 

-Espera! -exclama aterrorizado ante mi reacción.

-Tú mataste a mi mamá. Eres la peor escoria de este mundo! -le grito con el fragmento de metal apuntándolo.

-Fue un accidente, deja que te lo explique -espeta, haciéndome señas para que baje el metal.

-De todos modos, la mataste -susurro y me lanzo hacia él con el fragmento de metal, y antes de que pueda sostenerme de los brazos, penetro la piel de su brazo con el metal y dibujo una enorme línea vertical en todo el largo de su brazo.

Él grita de dolor y luego gime tratando de aguantar los espasmos. Inmediatamente lleva su mano a la herida.

Lo veo sufrir. Pero no es suficiente. Lo veo gritar de dolor, sin embargo, soy consciente de que yo sufrí mucho más a causa de incompetencia. 

Alzo las mangas de mis ambos brazos y los extiendo mostrando mis horrorosos cortes.

-Esto es lo que ocasionaste! -le grito entre lágrimas. 

Él abre los ojos como platos y su rostro se contrae en una expresión de intensa tristeza y culpabilidad.

-Yo... -intenta decir.

-Cállate. Ya no sirve de nada -susurro.

Con un rápido movimiento rasgo con todas mis fuerzas mi muñeca izquierda. Es sorprendente, porque no siento dolor físico, sino espiritual.

Caigo en el césped llorando, y rápidamente mi visión se torna borrosa.

-Ayúdenme! -oigo gritar a Georlia. -Por favor, necesito ayuda!

Todo se vuelve oscuro y mis últimos deseos, son que él muera después de mí. Que se suicide por la culpa que carga o que sufra un accidente automovilístico, como lo hizo con mamá. Un silencio sepulcral me invade.

Veo a mamá en su auto, conduciendo con mucha calma, como es habitual en ella. Y al girar hacia la derecha, una camioneta impacta inmediatamente por ella. El conductor está ebrio y empieza a romper en carcajadas al darse cuenta que mi mamá se está desangrando en su auto. Toma un trago de su botella de cerveza y brinda en dirección a ella. 

Mamá sigue respirando, sin embargo, él hombre la ignora, vuelve a acelerar y se esfuma del lugar. Ella gime de dolor y al par de unos segundos, su corazón da su último débil latido.

-Mamá! -grito con todas mis fuerzas sobresaltándome. 

Estoy en un habitación con paredes blancas y visto un camisón celeste. Estoy en el hospital. 

MI BOSQUEOnde as histórias ganham vida. Descobre agora