Capítulo 13

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Estoy atrapada en este cuerpo banal, rodeada de una sociedad superficial y miserable.

Oigo mi propia respiración, dañándome los pulmones con cada inhalación. Me duele respirar; me duele vivir.

Mi corazón se ha atrofiado de amargura, y mi alma... ha muerto en vida.

Me acerco a una ráfaga de luz, que alumbra todo el lugar, sin embargo, la oscuridad me cubre a mí.

Escucho las manecillas del reloj moverse y siento una fría brisa en mi interior. La brisa va aumentando de intensidad hasta que se convierte en un huracán, y arrasa con todo lo que llevo en mi interior, dejándome solo con este infernal dolor.

Siento mil navajas atravesar mi alma y mi pecho se contrae con dolor.

Las flores se marchitan, las aves son cazadas y el reluciente día se convierte en mi oscuridad eterna. 

Tengo pasos silenciosos en este cuarto blanco. Camino hacia la puerta y cuando la agarro, se hace añicos al instante. Qué hay detrás de esa puerta? 

Oscuridad pura.

Doy cautelosos pasos hacia atrás y con solo un movimiento descuidado, tropiezo con mis propios pies y caigo de espalda. La oscuridad se destiñe entre las blancas paredes y bañan de voces y recuerdos, mi mente.

Veo a papá, gritándole a mamá, luego gritarme a mí por algún error que cometí. Veo a Will abrazarme y voltear la mirada para reírse con sus amigos; lo veo besándome con intensidad; sonreírme abiertamente; sostener mi mano entre la gente; lo veo subiéndome en una habitación; susurrando que me ama; besando y manoseando mi cuerpo. Me veo a mí misma exigiéndole que se detenga; lo veo a él propinándome una bofetada; obligándome a beber una sustancia desconocida; sacándome la ropa y observándome con lujuria. Lo veo a él... dándome un puñetazo, sin piedad, ni remordimiento.

Los recuerdos me agobian y siento que mis pulmones se atrofian por la presión. Cada vez me es más difícil respirar y la oscuridad intenta invadir mis blancas paredes; intenta carcomer mi frío cuerpo, y ante tanta presión, me acurruco en una esquina.

<Los hombres son malos> ataca una voz, seguida de otra y otra...

Las voces repiten esa misma frase una y otra vez. Sin poder soportarlo más, llevo ambas manos a mis orejas.

-Ellos son malos -afirmo. 

La oscuridad llega a mis pies, y poco a poco, escala mis pies. 

Soy carcomida por la oscuridad. Mi propia oscuridad.

Abro los ojos rápidamente, estoy desorientada, y muy aturdida. Estoy sudando de forma exagerada y las manos me tiemblan. 

Me centro en el lugar en el que estoy. Me resulta conocido. Es la casa de Jaden.

Las sábanas son muy acogedoras. 

<Sábanas. Will. Impotencia.> me recuerda una voz en mi cabeza.

Inmediatamente se me revuelve el estómago. Miro hacia la derecha y me sorprendo al ver a Jaden sentado en una silla, muy cerca de la cama, muy cerca de mí. 

<Los hombres son malos> espeta mi mente. 

Asiento, y el estómago se me revuelve nuevamente, pero esta vez siento la bilis subir por mi garganta. Me levanto de un brinco, corro hacia la puerta y la abro, sin embargo, con la prisa que llevo, me estrello contra el umbral de la puerta, y eso es más que suficiente para que Jaden se sobresalte.

-Yoselyn -susurra.

Me da escalofrío. Y por tercera vez consecutiva, mi estómago se revuelve. 

MI BOSQUEWhere stories live. Discover now