Capítulo 14

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Qué es lo que necesito?

A alguien que se quede en los peores momentos.

Levanto lentamente mis párpados, para encontrarme con el cálido rostro de Jaden. Estamos en la misma habitación de la cual huí esta mañana. Ambos estamos acostados, uno enfrente de otro y siento su tierna respiración calentar mi cara.

Lo observo durante varios minutos.

Su párpados cerrados, demostrando sus esplendidas pestañas. La comisura de sus labios, tierno y rosáceo. Sus pómulos, resaltando su elegancia. Y bajo sus ojos, el contraste de unas ojeras muy oscuras. 

Lentamente veo como mueve sus párpados y su mirada se asoma a través de ellos. 

-Yoselyn -susurra y me regala una media sonrisa, la cual revela su hoyuelo izquierdo.

Me quedo mirándolo, admirando su belleza y esa mirada tan intensa que clava en mis ojos, llenándome de una seguridad plena y una paz interior extensa. 

Me deleito con el sonido que provoca sus pulmones al recibir y despedir aire. Inhalando y exhalando cada bocanada de aire. 

-Estás bien? -me pregunta con un poco de preocupación.

No hago nada. No muevo ni un solo músculo. Me limito a seguir observándolo, y tratar de saciar este vacío que lleva mi alma. Su mirada es tan reconfortante, como un destello de luz infinita que te asegura la vida eterna.

Él levanta una mano y la dirige hacia mí. Mi pecho se contrae ahogando un grito y rápidamente pongo mis brazos para defender mi rostro de su ataque.

-Tranquila! -exclama -Solo iba a tocar tu cabello. Lo siento -me mira con tanta intensidad, que le creo. -Jamás te golpearía. 

Desvío la mirada de sus ojos, y observo su mano que ha levantado nuevamente. Lo acerca a mi cabello y en el primer contacto, retrocedo la cabeza tensándome al instante.

 -Todo estará bien, Yoselyn -me segura -Aquí estoy para cuidarte. 

Sus últimas palabras provocan en mí una sensación de inmenso alivio. Y mis pulmones, vuelven a despedir aire con más tranquilidad.

Justo cuando vuelvo a cerrar los ojos, la puerta de la habitación es golpeada con delicadeza.

-Les he traído jugo de naranja. -anuncia Ana, desde el otro lado de la puerta.

-Pasa, mamá -responde Jaden.

Ella pasa con dos vasos de jugo en las manos. Está muy guapa, tiene la mirada dulce y preocupante, y un aire que consolaría a cualquiera. No puedo evitar que me recuerde a alguien. Mi mamá, Yhenny.

Los recuerdos son tan latentes que siento nuevamente unas navajas raspando mi alma. 

"Oh, mamá. Si hubieras permanecido conmigo, nada de esto hubiera sucedido". 

Una lágrima solitaria abandona mis pestañas y recorre limpiamente mi mejilla derecha. 

Miro a Ana con tanta ternura como miraría a mamá y necesitando un abrazo de consuelo, solo un abrazo, me levanto y a toda prisa me lanzo a sus brazos.

Ella suelta los dos vasos, que caen al suelo haciéndose añicos. Los fragmentos de cristal y el jugo de naranja, bañan mis pies. Sin embargo, le resto importancia. 

Ella me estrecha en sus brazos con mucha fuerza y besa continuamente mi cabello. Una vez que alcanzo el contacto con su piel, rompo en sollozos. 

-Cariño... -me susurra- Saldremos de esto juntas. -afirma mientras acaricia mi cabello y yo sigo hundiendo mi rostro en su hombro.

MI BOSQUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora