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—Gatinho, ¿Por qué estás tan... erizado? —Preguntó viendo la cola y orejas esponjadas.

—Roier... tengo que decirte algo, pero debemos alejarnos.

—¿Por qué? ¿Qué pasa?

Ambos fueron a la base guapita, y cada cierto tiempo saltaban para estar en el aire, Cellbit le hablaba, cuando caían al suelo, se quedaban en silencio, volvían arriba y se repetía.

—¿Cómo?

—Roxy no es real, es una máquina. —Dijo Cellbit.

—Pero... las máquinas no pueden mojarse, ni sangrar, ni... —Cayeron al suelo, así que se quedaron callados, y pronto volvieron arriba, saltaron y continuaron. —Es increíble, ¿Todo este tiempo fue una máquina?

—Lo sé, es, es, extraño, pero Jaiden y yo vimos como le quitaban el brazo para que la repararán.

—Verga... chupo. Pero entonces, ¿Nada de lo que ha vivido significó algo para ella?

—Es complicado de explicar mientras caemos.

—Tienes razón, escribamos mejor.

Apenas cayeron al suelo, el código llegó hasta ellos y comenzó a atacarlos.

—¡Gatinho!

—¡Quédate ahí!

—¡Con mi esposo no, culero!

Roier sacó su espada y trató de atacar al código, pero entonces éste lanzó a Roier por un acantilado, enfrentándose a Cellbit.

Cellbit puso su espada, evitando que el código pudiera herirlo.

—No... dejes... que sepan. —Escuchó decir al código.

Cellbit perdió la concentración, y luego el código se fue. Se quedó un momento procesando, hasta que recordó que su esposo estaba en el acantilado.

—¡Guapito!

°°°

Baghera, necesito contarte algo.

—Espera, llevaré a Pomme a su habitación, no quiero que le pase algo.

La Francesa se fue un momento junto a su hija, y tras unos minutos regresó.

¿De qué quieres hablar?

—Esto es algo muy difícil de contar, de explicar, de entender, de todo.

—Ya dime, me estás poniendo nerviosa.

—Rox...-

Pronto se escuchó un rayo caer al lado de la casa de la francesa. Y luego alguien golpeó la puerta.

Jaiden jadeó mientras Baghera caminaba para abrir la puerta.

Oh, Roxy, justo hablábamos de ti, pasa.

—Gracias, no sabía que empezaría a llover, así que vine para acá. —Dijo la peliblanca mientras miraba fijamente a Jaiden. —¿Por qué hablaban de mi?

Oh, ya sabes... Quería... preguntarle a Baghera una forma para que tú me perdonarás.

—Bueno, estas perdonada. —Sonrió Roxy. —¿Pensabas que sería más difícil? Sé que actúe un poco mal, en realidad... creo que tienes razón en todo lo que dijiste.

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