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—Ya carnal, no chille, aguantese cómo los hombres

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—Ya carnal, no chille, aguantese cómo los hombres. —Murmuraba burlona viendo como Quackity sufría por sus dos viejas. —Ya ni yo me pongo así con mis novelas turcas.

—Es que weeeyyy, se me juntaron las viejas y se llevaron bien. —Lloriqueó mientras gritaba en su almohada y hacía berrinches.

—Eres un baboso, ¿A quien se le ocurre llevarse a sus viejas a minar?

—¡Pero tu estabas ahí! —Exclamó y luego se quedó pensativo. —Roxy.

—¿Mhm?

—Te lo preguntaré una sola vez, y tienes que decirme la verdad y solo la verdad, ¿Okay?

—Ya me diste miedo, ¿Qué mosco te pico ahora?

—¿Te gusta Luzu?

Me ahogue con mi propia saliva, comencé a toser cuál loca mientras Quackity me miraba mal.

—No, ni te mueras, pinche vieja. —Bufó. —¿Te gusta o no?

—Quackity, ¿Tas bien? ¿Te afectó mucho que Sapo y Luzu se hayan juntado?

—Bien, bien, lo haremos así. —Dijo yendo a uno de sus cofres para después sacar una foto.

—¿Qué es eso?

—Solo una cosita. —Murmuró colocandose frente a mi, y entonces me la mostró.

Mi corazón latió con fuerza, mis mejillas se pusieron coloradas y ese sentimiento bonito se instaló en mi pecho.

—¡Ajá! ¡Te gusta mi vieja!

—¡No es cierto!

—¿Entonces? ¿Por qué te portas así cuando...? ¡Te muestro la foto de Luzu!

—¡Pues pendejo, se ve guapo el endemoniado ese!

—¡Lo sé, pero ese no es el tema! Tu lo odiabas, no por nada siempre querías sabotear nuestras salidas.... ¡Era eso! ¡Si te gusta! ¡Las saboteabas porque no te gustaba que estuviera conmigo! ¡Maldita, confíe en ti!

—¡Que no es eso, pendejo!

—Yo creí... —Quackity se echó aire a los ojos con la mano. —Creí que eras mi amiga... y ve como me pagas...

No sabía si reír o llorar.

—No seas wey, wey, yo quería separarlos porque no tenía a nadie para molestar, tampoco es pa' tanto.

Pero entonces Quackity me sorprendió sacando su espada, me eché hacia atrás en cuanto me apuntó.

¡Quacks, abre! ¡Ya estamos todos aquí! ¡Tenemos que ir con Sapo Peta por la misión!

Quackity tomó su máscara de la cama y se la puso, guardó su espada pero se rió.

—Debiste haber visto tu cara, no hablaba en serio. —Quackity abrió la puerta. —¡Hay un puto racista aquí, y no puedo creer que sea Lusu!

—¿Qué? ¿Quacks, de qué hablas?

Escuché como Quackity decía que le habían dejado un libro firmado por Luzu en el cual decía que no le agradaban los mexicanos o algo así. Pero Luzu lo convenció de que no había sido él.

Los héroes se fueron y yo me quedé dentro de la casa de Quackity. Suspiré pesado, mientras me levantaba de la cama.

—Celoso. —Viré los ojos y luego salí de la casa del de gorro.

°°°

—Y bueno, logramos derrotar a ese monstruo raro. —Dijo feliz Rubius. —Pero este animal de granja se caía a cada rato.

—¡Pero si les ayude!

—Quackity, te teníamos que estar salvando a cada puto rato.

Me reí escuchando como ambos peleaban.

—¡Roxy! —Exclamó Luzu llegando. —¿Por qué no viniste con nosotros? Estoy seguro de que hubieras sido de mucha ayud... ¿En donde está tu collar?

—¿Eh? Ah, lo deje en mi casa. —Dije como si nada mientras me encogía de hombros. —Y nop, no creo, si Quackity que es un héroe nada más andaba estorbando yo hubiera sido lo triple.

—¡Yo no estaba...! —Quackity se quedó mirándome. —¿Tas bien?

—¿Por qué? —Levanté una ceja.

—A ver, voltea a ver a Lusu. —Dijo mientras jalaba a Sapo Peta.

—¿Que bicho te picó? —Cuestionó Rubius mirándolo con confusión.

Fruncí mi entrecejo, pero miré a Luzu y luego volví a verlo.

—¿Para qué?

—¿Podemos hablar un momento, Roxy? —Preguntó Sapo Peta.

—¡Cuidado con las manos, Sapo Peta! —Exclamó Vegetta señalando al morocho.

—¿Qué les sucede a los dos? —Pregunté luego de alejarnos un poco.

—Bien, creemos que Luzu te hizo un hechizo con el collar que te regaló. —Dijo Sapo Peta y tras mirarlos me solté a reír.

—Si, si, lo que digan, ya me voy a descansar, estuve ayudando a Merlon y la verdad no tengo ganas de seguir escuchando tonterías.

•••

—¡Tuve el peor sueño de mi vida! Fíjate que estaba yo en mi casa, pero estaba como destruida, y no me podía mover, cuando intenté hablar me llegó un mensaje de que nadie me escuchaba. ¡Fue lo peor! —Exclamaba Quackity mientras me zarandeaba.

—¿Y luego? ¿No viste algo más? Quizás sea un sueño premonitorio.

—¡El problema es que no era un sueño! ¡Estaba despierto cuando sucedió eso!

—¿Puedes dejar de gritar? Ando sensible de los tímpanos. —Lloriqueé.

—Lo siento. —Dijo acercándose a mi. —Roxy, puede que haya visto el futuro, no estuviste allá, pero en nuestra misión vimos un Karmaland corrupto, quizás tenga algo que ver pero... si me saqué de pedo.

—Bueno, quizás los dioses te hicieron ver eso, ¿No dijiste que tú eras quién tenía más conexión con ellos? Digo, te dieron un hijo como tortuga.

—Pues si, pero... ¿Por qué yo y no los otros?

—Quizás eres el elegido de los dioses. —Reí. —Pero ya, en serio, tienes que empezar a dormir más, te hace falta.

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