0 8

804 107 20
                                    

—Ayudame, ándale

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Ayudame, ándale.

—¿A qué?

—A pegar carteles para mí candidatura a la presidencia. —Dijo con orgullo y emoción.

—Bueno, pero nada más porque no tengo nada mejor que hacer. —Murmuré con un tono aburrido.

—Nananana, pero no vas a salir así vestida. —Dijo Quackity señalándome.

—¿Qué tiene de malo, idiota?

—¿Ps cómo que qué tiene de malo, babosa? Si ahí tienes la pinche mancha de mole del que comiste ayer, ya ni la amuelas Roxanne. —Negó con la cabeza con desaprobación.

—No es mole, es salsa. —Bufé. —¿Pero qué me pongo entonces? La casa está cerrada y no tengo las llaves, se quedaron adentro.

—¡Yo tengo la solución! —Exclamó Rubius llegando volando. —Traje un vestido, lo iba a usar para mis bailes pero lo compré muy pequeño, así que ve a vestirte, anda.

—¿Eh? ¿Y como sabes si me va a quedar?

—Lo averiguaremos si no se te notan las lonjas. —Se burló Quackity, por lo que lo golpeé en el estómago. —.... vete... a la caca.

—Ya vengo pues. —Dije entrando a la casa de Quackity para cambiarme.

—Si babosa, entra a mi casa, ya sabes, mi casa es tu casa.

—Gracias. —Le dije para después pasarme a la pared donde se encontraba Osito Bimbo. —Hola Osito, ¿Te molesta si me cambio aquí?

El oso gruñó pero no fue como un gruñido malo, así que lo tome como algo bueno y comencé a cambiarme.

—Oye Rubius, ¿de casualidad no tendrás alguna otra cosa... no lo sé... que muestre menos?

—¿Por qué? ¿Te queda muy corto? —Preguntó desde afuera.

—Es que... —Traté de bajar un poco más el vestido, me gustaba pero estaba muy pequeño.

—¿Necesitas ayuda, nena? —Preguntó Rubius.

—Heyeyeyeyey, ¿Cómo que «nena»? Más respeto, animal. —Le dijo Quackity.

—Y-Ya mero salgo. —Les dije. —Osito, parpadea si me veo bien.

El oso parpadeo fácil unas cinco veces seguidas y yo me morí de nervios.

Decidí salir finalmente de la casa de Quackity, por suerte esos dos estaban peleando así que no se dieron cuenta de que ya estaba afuera.

—¡Roxy! ¡Roxy! ¡Roxanne! ¡Sal de ahí o...! Andalaosa. —Quackity me miró de pies a cabeza. —Te ves del asco.

—¡Pero Quackity! —Rubius lo golpeó un par de veces.

—¡Ah, era broma! ¡Era de chill!

Tragué saliva mirando al suelo.

Una parte de mi creía que le iba a gustar como me veía, pero al parecer no era así.

H Y P E   B O Y   Where stories live. Discover now