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Roxy no había despertado desde hace cuatro días aproximadamente, y eso estaba impacientando a Quackity

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Roxy no había despertado desde hace cuatro días aproximadamente, y eso estaba impacientando a Quackity.

—Ya primo, la güera va a despertar si o si. —Le dijo Beni.

—Ahora que si no despierta, aplicas la de la bella durmiente y la despiertas con un besote. —Murmuró con ilusión Cochi.

—Dejate de mamadas, ¿Cómo voy a hacer eso?

—Ps nomás te empinas y le plantas un beso. Pero si no quieres no, no te obligamos... yo lo haré por ti. —Dijo Cochi caminando hacia Roxy para supuestamente besarla, pero Quackity lo jaló de la sudadera y le apuntó con su arma.

—Vete a la esquina, o no la cuentas.

—Añeñe, ¿No que no te gustaba la güera? —Rió Beni. —Ya admítelo wey, te late un buen la güera y quieres que sea tu chava.

—Ya deja de ver la Rosa de Lupe, se te andan pegando unas mañas bien raras. —Le dijo Quackity mirándolo con cara de fuchi.

—Oigan, oigannn, oigannnn. —Exclamó Cochi dándole manotazos a Quackity. —La güera anda moviendo los dedos.

—Iiih, primo, ya te anda escuchando que te gusta.

—Cierra el pico mi Beni, o te voy a dar tus buenos putazos.

—Mmju, pero, ¿Si andará escuchando la güera? —Preguntó Cochi acercándose un poco. —¿Güera? ¿Tas ai?

Roxy movió los dedos indicando que los escuchaba.

—Que le gustas al Quackiris dice. —Dijo Beni burlón.

—¡Beni, chingao!

Roxy dejó de moverse.

—Ya la chiviaste, primo.

—Agh, solo váyanse de aquí, Luzu no tarda mucho en llegar y nos va a encontrar. —Dijo Quackity empujando a sus primos hacia la ventana.

—¡A la verga, me caí wey!

—¡Echen paja!

—¡Ugh!

—¡Chingale primo! ¡Que ai stan los secuaces!

Quackity giró un momento para ver a Roxy, ella estaba tranquila, él suspiró y luego se fue por la ventana.

Fue en ese momento que Luzu entró, checó que no hubiera nadie y se acercó a la fémina.

—Más vale que no despiertes, Roxanne. —Dijo Luzu.

Quackity escuchó eso desde afuera, aún no caía del todo, solo estaba escondido en la pared.

—Si despiertas recordarás todo, y a nadie nos conviene que eso suceda. —Habló Luzu. —Nadie debe enterarse que te hechice para que te enamorarás de mi e hicieras trampa en las elecciones.

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