La tercera prueba

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La mañana del día de la Tercera Prueba, los padres de Cedric llegaron a Hogwarts, así como los de Ron Weasley, para apoyar a Harry, así como dos de sus hermanos mayores, Percy y Bill. Deian estaba en el vestíbulo cuando Cedric se apresuró a abrazar a su madre, y luego a su padre. A pesar de lo pesado que podía ser el señor Diggory, y de que pusiese en ridículo a Cedric cada dos segundos, se notaba que él lo quería muchísimo. Luego, los dos centraron su atención en Deian, la madre más alegre que el padre. Ella lo abrazó casi después de Cedric y le sonrió.

—¿Cómo has estado, querido? —Preguntó, con una amble sonrisa.

—Bien, gracias señora.

—Ya —Comentó el señor Diggory, en una mueca casi desagradable —Leímos por el Profeta que estabas... interesado en Cedric ¿Cómo acabó eso? Porque seguís siendo amigos, por lo que veo.

—¡Amos! —Protestó la señora Diggory —No le hagas caso, Deian. No creímos nada en ningún momento. Todo el mundo sabe que las noticias de Rita Skeeter son un bulo la mayoría de las veces.

Deian dirigió una mirada a Cedric, que asintió como si estuviese dando la orden de soltar una bomba nuclear.

—Papá, mamá —Dijo, con la voz pausada —Deian y yo pues... estamos saliendo. Somos novios.

—¡¿Qué?!

—Oh...bueno, hijo...

—¡Pero tú estabas saliendo con Cho Chang! ¿Verdad? ¡¿Qué ha pasado?! —Preguntó, y luego miró a Deian, como si fuese a echarle toda la culpa a él.

—¡Papá, yo también estaba coladito por Deian desde el año pasado! Por eso le invité a él a los Mundiales de Quidditch y no a otro. Y por favor, deja de armar un drama.

—Pero, pero, pero...

—Pero nada —Ordenó esa vez la señora Diggory —Ced tiene que descansar, Amos. Y, como ves, es una decisión tomada así que replicar no te servirá de nada. Vamos, me muero por ver el castillo en profundidad otra vez —La señora se llevó a su esposo, dirigiendo una mirada hacia atrás y guiñándoles un ojo.

—Siempre ha sabido cómo calmar a mi padre.

—Oye, Ced ¿Es cierto que encontraron al señor Crouch en el bosque? Ya sabes... loco.

—Sí —Afirmó —Atacó a Viktor Krum y luego, cuando llegó Harry con el profesor Dumbledore desapareció. Es un asunto peliagudo.

Y extraño, completó Deian, bastante nervioso.

—Bueno, deberíamos irnos —Dijo —Quiero que repasemos una última vez la lista de animales mágicos y los puntos débiles que pueden tener, antes de que comience la prueba.

Cedric sonrió.

—¿Y cuándo es el repaso de la lección de besos?

—P-pues cuando vengas con la copa de los tres magos.

—Pues no pienso moverme sin un beso.

—Pareces una máquina expendedora. Sin moneda no curras ¡de acuerdo! —Deian se acercó a él, se puso de puntillas y lo besó —¿Contento?

—Sí, vamos a ver a esos animalitos.

Fueron a su rincón secreto, y comenzaron a estudiar, sin detenerse hasta que fueron las seis y Cedric tuvo que bajar al campo de Quidditch. Deian se quedó unos momentos más, para recoger los libros y tranquilizarse. Estaba muy preocupado por Cedric, le daba miedo la maldita prueba y no sabía si volvería sano y salvo.

Fue al campo, bajando la colina. El señor Diggory estaba bastante contento nuevamente, moviendo su capa y presentando a su hijo como el inminente ganador del torneo, su esposa estaba a su lado, más orgullosa por dentro y serena por fuera. Fleur le saludó cuando pasó a su lado y fue hacia Cedric, que vestía una camisa mitad amarilla, mitad negra.

Cazando el amorWhere stories live. Discover now