El baile de Navidad

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Deian estaba apoyado en el muro del puente de piedra, mientras veía a los alumnos caminar por el viaducto y el patio del gran comedor. A su lado estaban Lucrecia y Hermione, esta última, con los ojos algo rojos, porque había llorado un poco por culpa de Ron Weasley, todo por culpa del baile.

—El muy idiota me pidió como último recurso, cuando todas las demás ya no estaban disponibles —Gruñó, circunspecta. Lu la abrazó y le acarició la mejilla para que sonriese.

—Al menos tú tienes pareja ­—Le dijo Lucrecia —Pero seguimos teniendo un problema con nuestro querido Ravenclaw, que no se lo ha pedido a absolutamente a nadie.

—No quiero ir —Deian se incorporó y apartó a un escarabajo molesto que estaba sobre el murillo —Además, estarán Cho y Cedric, y no me apetece mucho verlos.

Lucrecia se cruzó de hombros.

—Pues deberías ir, tu amor no correspondido no puede afectar esta experiencia única, Dei. Ya verás, te dejaré tan guapo que nadie podrá mirar a otro que no seas tú, pequeño Ravenclaw. Ya lo tengo todo preparado.

—¿A qué te refieres? ­—Preguntó, recibiendo como respuesta una de las enigmáticas sonrisas de la Slytherin, capaces de helarte los huesos.

—Venid los dos conmigo, por favor. Vamos.

Hermione y Deian siguieron a Lu hasta la escalera que llevaba a las mazmorras y les dijo que esperasen justo frente al laboratorio de pociones, mientras ella doblaba una esquina, desapareciendo de su vista.

—Entonces... tú y Viktor ¿eh?

—Sí —Le susurró Hermione —Es una sorpresa, no lo saben ni Harry ni Ron. Acepté en ir con él porque pensé que... sería quien más cabrearía a Ron, y porque yo también me merezco una noche hermosa, sin tener que preocuparme del idiota de Weasley.

—Puede ser muy idiota, pero te gusta.

­—¡A mí no me gusta Ronald Weasley!

—¿Entonces por qué quieres darle celos? Te pillé, Gryffindor. La verdad es que... sí me pidieron salir una vez.

—¿Sola una?

—Solo una —Asintió —Fue Marietta Edgecombe, la mejor amiga de Cho. Me dijo que su amiga le comentó que yo no tenía pareja y que sería bonito que ella fuese con Cedric y Marietta con el mejor amigo de Cedric.

—Suena tan horrible que tengo una alucinación: Veo a Lucrecia cargando con dos paquetes enormes.

No alucinaba. Lucrecia se acercó a ellos con dos paquetes en sus brazos, unos sobre otros, rectangulares anchos. En su rostro había una sonrisa y les hizo una señal para que la siguiesen. Fueron hasta un aula abandonada de las mazmorras, llena de polvo pero que limpiaron con rapidez. Allí, ella abrió la primera caja y sacó una hermosa, y aparentemente cara, túnica de gala con apariencia de escamas en los hombros y que era de un color bronce.

—Para ti —Dijo, apuntando a Deian con la cabeza —Es una túnica hecha de seda y cuero que imita las escamas de un dragón, la mandé pedir desde Austria en cuanto supe del baile.

—¡Lu! —Gritó —No hacía falta, yo tengo mi túnica de baile.

—Sí, una negra, sencilla, aburrida y muy normal. Con esto vas a arrasar. Y para ti, la Gryffindor más bella, tengo este precioso traje en distintos tonos azules ¿Te gusta?

Hermione se llevó las manos al rostr.

—¡Es precioso, Lu! —Dijo, tomándolo en sus manos y abrazando al instante a la Slytherin, al igual que Deian.

Cazando el amorOù les histoires vivent. Découvrez maintenant