Capítulo 23.

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23.-The One That Got Away-Katy Perry.

Cuando llegué a casa por la mañana luego de quizás haber pasado la peor noche de mi vida solo me arrojé a la cama y miré hacia mi balcón. Por más que quería llorar, gritar, golpear, no sentí nada, estaba entumecida, como si una parte de mí también hubiera muerto. Ni siquiera escuché cuando la puerta de abrió y Max entró a mi habitación, solo me di cuenta de que estaba ahí cuando se acostó a mi lado y me abrazó por la espalda, fue como si mi hermanastro abriera las compuertas, porque fue justo en ese instante donde sollocé de una manera espantosa justo como lo hicieron Love y Peace en aquella habitación de hospital.

La familia Jacobi me permitió estar ahí, aunque fue más una de las solicitudes de Lucky.

Verlo ahí, justo como tres días atrás cuando llegaba aterrada del baile de graduación, se veía igual, solo que cuando toqué su mano la calidez había abandonado su cuerpo y solo había... frío, mucho frío.

Tuve que salir del hospital en la madrugada en busca de aire, sentía que aquella habitación oscura me estaba atrapado, me estaba ahogando con todas sus fuerzas y verlo ahí... Me recordó que el monstruo había ganado.

Busqué desesperada las estrellas en el cielo, pero estaba nublado, no había ni una de ellas y me pregunté si Lucky lo había logrado.

—Déjalo salir, estoy aquí para ti, hermanita—mi conciencia despertó y me trajo nuevamente a mi habitación con Max abrazándome con fuerza mientras lloraba.

No quería dejarlo ir, no podía.

¿Por qué el monstruo ganó? ¿Había hecho algo malo? ¿Por qué tenía que arrebatarme personas importantes en mi vida? ¿Era alguna clase de castigo?

Lloré toda la mañana, tarde y noche, pero al día siguiente algo picaba en mi oído, todavía no podía tener mi momento de privacidad, había muchas cosas que hacer y una de esas cosas tenían que ver con Bill Chopper.

Max quiso acompañarme, pero no se lo permití, mamá no quería que estuviera sola por lo que Nick se ofreció a llevarme a casa de Billy.

El trayecto hasta su casa estuvo en silencio, mientras yo mantenía mi mirada fija en la ventana del auto. Sentí que muchas veces quiso hablar pero nunca lo hizo y lo agradecí mentalmente, solo quería volver a mi habitación y encerrarme a llorar.

—Necesito que hables con Billy una vez que suceda—me había dicho, no lo comprendí. ¿Hablaba de Billy?

—¿Nuestro Billy? ¿Billy el chiflado que quería arruinarte?

—Si, tendrá algo que quiero que publique en el blog del instituto, mi última publicación, se la dejaré a él.

—¿Por qué?—me giré un poco hacia él quien todavía me mantenía sujeta desde atrás mientras seguía sobre su regazo en nuestro columpio.

COLLIDE: La historia de una colisiónWhere stories live. Discover now