Capítulo 13.

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13.-Kiss me - Ed Sheeran.

Llorar es una acción muy necesaria para drenar los sentimientos que te abruman, desde la felicidad, la rabia o la tristeza, llorar te lleva a un estado de relajación brutal que te hace saltar de la emoción inconscientemente, darte fuerzas para pelear o simplemente dejarte llevar y olvidar que el mundo está en tu contra. Pocas veces había llorado en mi corta vida, mamá fue la protagonista de muchas de mis lágrimas de rabia, papá las de mis lágrimas de tristeza, no creía recordar tener a alguien que me hubiera hecho llorar de la felicidad jamás, nunca había experimentado tal honor.

Las lágrimas siempre están dedicadas a alguien o quizás a algo, nunca son por ti, las lágrimas se comparten, desde el día que supe la verdad todavía no conocía que Lucky Jacobi sería el protagonista de cada una de mis lágrimas y que él sería el dueño de cada una de ellas, todas las compartí con él.

Después de leer las palabras de papá no lloré, una sensación de paz, compresión y dicha me envolvió de pies a cabeza. Doblé la hoja de papel amarillenta y la volví a guardar en su sobre, luego la apreté contra mi pecho para después darle un beso, quizás en mi mente solo pensaba que era la mejilla de papá, que él me estaba abrazando, acariciando las hebras de mi cabello mientras susurraba cada una de esas palabras en mi oído.

Tomé su consejo una semana después, me senté sobre el sofá recostándome suavemente en el respaldar del mismo, cerré mis ojos, respiré profundo y pensé, esperando que la respuesta llegara a mí. Mi única respuesta en ese momento fueron las sonrisas de Lucky: la sonrisa ladina que me regalaba cada vez que decía algo para avergonzarme, la sonrisa de oreja a oreja que formó cuando saltamos de aquel avión a un montón de pies de altura, la sonrisa que dio con cada beso robado, la sonrisa de tristeza al ver que no había más nada que hacer.

Pero algo más se podía hacer.

Sujetando con fuerza las palabras de papá corrí al otro lado de la calle en dirección a la casa de la familia Jacobi, una vez estuve frente a la puerta toqué con insistencia el timbre, hasta que Peace abrió. Sus largas ojeras bajo sus ojos eran su nueva adquisición en conjunto con sus ojos azules inyectados en sangre, su cabello parecía verse un poco grasiento y su nariz enrojecida hacia el contraste perfecto con sus ojos. Peace no era ni la sombra de la mujer que conocí aquella vez, cuando avergonzó a Lucky en mi presencia.

Sin embargo, aunque me doliera verla así, ella no era por quién estaba ahí.

—Buenos días, Peace, yo... ¿puedo ver a Lucky?

—Hola cariño—fingió una sonrisa, pero esta no llegó a alzarse ni un poco—, todavía duerme, pero estoy segura de que se alegrará verte ahí cuando despierte.

No hicimos demasiada plática, subí de dos en dos las escaleras hasta que llegué a la puerta de su habitación, con cuidado la abrí evitando hacer algún tipo de ruido, de la misma forma la cerré a mis espaldas.

COLLIDE: La historia de una colisiónWhere stories live. Discover now