Capítulo 19.

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19.- When you're gone - Shawn Mendes.

Había comprado suficientes rollos para la cámara, en ese momento no sabía en qué terminaría ese plan de locos. ¿Hacer fotografías sexys a un chico? Jamás estuvo en mis planes, tampoco en los de Bea, mucho menos en los de Noah, quizás en los de Raph, pero a este último no lo invité. Quería matar dos pájaros de un solo tiro, ¿y qué mejor que pedirles ayuda a aquellos dos?

Habíamos dispuesto del garaje de la casa de Bea, su madre tenía cosas extrañas en este que pudimos usar para el escenario. Entre luces LED que podían adaptarse y parecer seductivas, a osos gigantes de peluche que daban un toque algo aterrador. Adicional a los ojos de peluche, un viejo colchón ahora estaba cubierto con unas sábanas de Pokémon que Noah nos había prestado con una sonrisa, según él las había comprado por Amazon a penas le pedí ayuda, estaba seguro de que a Lucky le gustaría la idea.

No fue así.

—Esta no era mi idea de fotos sexys—dijo Lucky apenas vio el escenario que habíamos dispuesto. Aunque parecía un poco decepcionado se podía notar como estaba aguantando sus carcajadas—. Mi idea era un poco más... íntima. Y los ojos de ese Pikachu podrían causarme pesadillas esta noche.

—Tienes razón—Creo que todos doblamos la cabeza a la derecha analizando al ratón fantasioso de color amarillo con sus ojos ligeramente desviados—. Parece que está poseído.

—En la foto de internet no se veía así.

—¿No has visto aquellos memes en donde describe como lo que compras en internet no se ve igual en persona?—cuestionó Bea a Noah sin dejar de mirar las sábanas.

Incluso la Pokebola parecía estar ligeramente deforme y de un color lejos de ser rojo. ¿Eso era marrón?

—Estaban en oferta —se defendió nuevamente Noah.

—Bien podríamos usarlas para hacer una hoguera.

—¡¿Vas a quemar mi regalo?!

—Es un regalo horrible, Noah.

De nuevo los cuatro miramos atentamente al Pikachu de ojos tuertos y Pokebolas deformes con color incorrecto.

De repente Lucky palmeó y se dio la vuelta.

—Necesitamos otro lugar, uno en donde no esté Pikachu observándome y por supuesto en donde ellos—señaló a Bea y Noah—, no estén observándonos.

—¡Hey! No puedes ser tan malagradecido.

—Estamos aquí por ti —secundó Bea.

Lucky sonrió con suficiencia.

—Vaya, por fin parecen estar de acuerdo en algo ustedes dos. Extrañaba eso.

Ninguno de los dos dijo nada, Noah se veía inexpresivo como casi siempre lo estaba y Bea por su parte desviaba sus ojos de las perlas azules de su mejor amigo.

COLLIDE: La historia de una colisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora