El Misterioso Visitante. (Che...

By midhiel

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─Dame una buena razón para que me quede, Charles. ─Estoy encinta. Siglo XVIII, Escocia. La vida de Lord Xavie... More

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By midhiel


Dedicado a @KiKaLioncourty un gran agradecimiento por su ayuda.

Una mención para @LuzAlvz y su sitio en Facebook "Wolvesilver para llevar".

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Stryker tenía convicciones férreas en cuanto a su persecución contra los mutantes. Los consideraba un peligro para la Humanidad ya que eran humanos, si se los podía aceptar como tales, con poderes que les permitirían en un futuro cercano dominar el mundo. No existía científico capaz en ese glorioso Siglo de las Luces, que pudiera enfrentarlos y vencerlos. ¿Qué ejército podría hacerle frente a una persona con la capacidad de controlar los metales cuando las armas más avanzadas solo podían fabricarse con tal elemento? ¿Qué Estado podría doblegar a alguien con el poder de leer las mentes? Una persona con semejante don tendría la capacidad de cambiar las creencias, las ideas, los recuerdos, la Historia en general, solo con entrar en la cabeza de sus semejantes.

Había otras mutaciones como la velocidad sorprendente, armas dentro del mismo cuerpo, o la teletransportación por nombrar algunas, que convertían a estas personas de apariencia inocente en soldados letales.

El coronel sentía que su deber más altruista debía ser ofrecer la vida para acabar con estos seres. También era un militar obediente que seguía con fidelidad las órdenes de sus superiores y el general le había ordenado que trabajara en equipo con Shaw. Sin embargo, Stryker había abrigado sospechas contra el médico cuando lo vio detener a Peter con una energía invisible y misteriosa. Llegaron a la casa y se encerró con él en el despacho para interrogarlo. Al principio discutieron los pasos a seguir del plan porque mientras que el coronel deseaba poner a todos sus hombres al frente para defenderse de los atacantes, Shaw no quería que lucharan contra Magneto directamente porque deseaba hacerle frente él mismo. Soberbio como era, estaba convencido de que lo vencería con su mutación, y se pavoneó confesándole al militar su poder y su identidad secreta.

Stryker lo enfrentó y le sacó en cara el ser un mutante camuflado como los que cazaba la patrulla que él mismo ayudaba dándole información, y el médico le replicó que el coronel lo decía por envidia, ya que en el fondo sufría por no ser uno de ellos. Lo despreció con palabras y con la mirada. Le dijo que el oficial jamás podría igualar su poder aun con las mejores armas. Eso fue el detonante. Stryker era un militar de pura cepa, convencido de la causa por la que luchaba y la despectiva acusación de Shaw lo sacó de sus cabales. Además nunca le había tenido ni un ápice de aprecio a ese espía engreído. Enfurecido, desenfundó su arma y le disparó. No guardó remordimiento y preparó mentalmente el discurso que le daría a MacTaggert para revelarle quién había sido realmente su yerno. Imaginó que el general no podría sentir pena por ese espía cuando supiera que se había tratado de un mutante que los había engañado a todos hasta el punto de haber estado a un paso de desposar a su única hija. Después regresó a la habitación donde cinco de sus hombres custodiaban las celdas.

Estando con los soldados junto a las jaulas, el coronel oyó el crujido que hacía Warren en el techo y se puso en alerta. Ordenó a sus hombres que se despojaran de cualquier artefacto metálico que llevaran consigo a excepción de las armas porque les eran indispensables, aunque se daba cuenta de que ante Magneto podrían resultar inútiles. Les dejó en claro que no usaran corazas de metal sino unas de cuero que habían traído consigo para protegerse el pecho. También ordenó que los guardias que estaban afuera se alistaran. Un oficial salió apresurado para alertar a sus compañeros. A los soldados les costó cumplir con el dictamen porque eran personas supersticiosas que solían cargar medallas o monedas creyendo que les darían buena fortuna en las misiones. Pero sabían con quién podrían enfrentarse esa noche y obedecieron.

Stryker se palpó los bolsillos y descubrió que había olvidado quitarse su reloj. Volvió al despacho para dejarlo arriba del escritorio y con el arma en la mano y la espada en el tahalí, juntó aire, excitado por el ansiado ataque.

....................


Ni Erik ni Logan estaban convencidos de la habilidad guerrera de Warren pero no tenían opción. Comprendían que sería peligroso que entrara en combate por tierra con ellos así que Magneto le ordenó que volara nuevamente y se refugiase en algún sector del techo para bajar cuando él y el lobo necesitaran ayuda.

El muchacho, que a esta altura tras ver el asesinato de Shaw ya estaba comenzando a dudar de su espíritu aguerrido, obedeció y desplegó sus alas para subir.

Erik quedó con Logan en tierra firme.

─Si les quitas el metal a todos antes de pelear, será evidente nuestro ataque y van a prepararse ─ advirtió Howlett ─. Perderíamos el factor sorpresa que es la ventaja importante con la que contamos.

─Ya lo había pensado ─ respondió Magneto ─. Solo controlaré las armas que usan para que cuando nos presentemos ante ellos, no puedan utilizarlas. Es cierto que nos están esperando, me están esperando a mí porque aparte de sus pistolas y espadas, no percibo nada metálico. Ni medallas, ni monedas, ni relojes, ni amuletos.

─Están preparados para recibirte.

─Por eso voy a controlar el armamento que tienen mientras les saltas encima, que sea un combate cuerpo a cuerpo.

─Con estos hombres desarmados, será pan comido.

─No menosprecies su destreza en combate ─ aconsejó Erik con prudencia ─. Cuando los ataques, me apropiaré de sus armas.

Logan asintió y se dispusieron a salir de su escondite en la arboleda para llegar al portón principal. A pesar de que estaba oscuro por la noche, la luna resplandeciendo en la costra de nieve del suelo les impedía ocultarse. Howlett tuvo que ser muy cauteloso para trepar un sector del muro cercano al portón, rápido y con el menor ruido posible. Magneto se elevó silencioso por los aires.

Agazapado en el borde del muro, el lobo esperó a que los soldados que custodiaban la entrada estuvieran cerca y brincó encima del par, mientras que su aliado les quitaba veloz las armas y las mantenía en el aire a una distancia prudente. Los hombres fueron tomados por sorpresa, reaccionaron y se trenzaron a golpes con Logan, que no dudó en sacar a relucir sus garras para enfrentarlos. Los guardias se habían abastecidos con cachiporras de madera gruesa y le respondieron con ellas.

Mientras tanto Erik fue al encuentro de los demás soldados que llegaban de las diferentes direcciones, alertados por el sonido de los golpes. Magneto les iba quitando con facilidad cada arma metálica y los oficiales tuvieron que sacar a relucir sus garrotes u lanzas afiladas de madera para trenzarse con el mutante en un combate cuerpo a cuerpo. Warren bajó para ayudarlo. De a poco, el trío de mutantes fue uniéndose. Se acercaron uno al otro, llevando hábilmente a sus oponentes hacia el ángulo izquierdo que daba al norte para estar cerca los tres y poder ayudarse entre sí.

Mientras descargaba puños y patadas, Magneto mantenía las pistolas y las espadas que había incautado a sus enemigos, levitando cerca. Podría haberles disparado con los revólveres pero prefirió no asesinar esa noche. Fue un deseo espontáneo y de último momento que le surgió. En cambio, usó las hojas de cuatro espadas para circundar a un cuarteto de guardias por el pecho y los dejó amarrados y adheridos a los cuatro lados de una de las columnas pétreas que sostenían la estructura de la casa. Después dejó a otros dos fuera de combate golpeándolos con las empuñaduras de los revólveres.

Warren se enfrentó a golpes de puño y patadas con otro par. Erik le envió una de las pistolas requisadas e hizo lo mismo con Howlett. Sin embargo, el lobo se defendía adecuadamente con sus garras y el joven usaba su mutación para elevarse por los aires y bajar veloz a patear a sus contrincantes. De repente, cuando se arrojaba desde arriba para caer encima de uno de los soldados, el muchacho fue embestido por otro guardia con el garrote y cayó de boca al piso. Soltó un gruñido de dolor y trató de incorporarse, pero el oficial al que había intentado atacar, lo derribó de una patada en la boca. Warren quedó tendido, tosiendo y arrojando hilos de sangre.

El soldado alzó en lo alto el garrote para acertarle un golpe mortal en el cráneo. Erik estaba entretenido sujetando a los hombres con las hojas y Logan se agachaba para evitar los golpes de uno de sus contrincantes. Fue el lobo quien vio que Warren estaba a punto de ser aplastado por la porra. No lo dudó. Clavó sus garras en las piernas de su oponente y este lo liberó por instinto. Howlett aprovechó para arrojarlo de una bofetada y corrió hacia el muchacho.

Warren giró sin levantarse y soltó un grito al ver el garrote que bajaba hacia su rostro. Cerró los ojos y se cubrió la cara con las manos. Oyó el estruendo de un cuerpo cayendo a su lado.

─ ¡Apúrate! ─ le gritó Logan ─. ¡Levántate rápido, gallinita!

El joven abrió los ojos y sintió que el lobo lo sujetaba con brusquedad de los hombros para incorporarlo. El otro soldado llegó hacia ellos y Logan le clavó las garras en el pecho, que atravesaron la coraza de cuero. El hombre soltó un chillido ronco, mientras que Howlett le quitaba los filos y lo derribaba de una patada para que yaciera junto a su compañero.

Warren estaba agitado y apenas podía respirar mientras veía los soldados inconscientes a sus pies. De sus heridas comenzaba a manar la sangre.

─ ¿Estás bien? ─ Logan lo devolvió a la realidad.

El muchacho asintió mecánicamente y el lobo corrió para seguir enfrentándose a sus dos oponentes. Más estos cayeron desvanecidos con un golpe certero en la cabeza. Magneto los había derribado arrojándoles las pistolas.

Logan y Warren voltearon hacia él. A su alrededor yacían seis de los dolados heridos en el piso y los cuatro restantes estaban amarrados a la columna.

─Entremos en la casa ─ ordenó Erik.

Worthington se pasó la mano por la boca ensangrentada. Hurgó en sus bolsillos y sacó un pañuelo que se había ensuciado en una de las tantas caídas que había sufrido a lo largo de esa noche. Logan rodó los ojos hastiado y le pasó el suyo que estaba un poco más limpio. No podía creer que estuviera teniendo tantas atenciones con semejante personaje pero pensó que Peter no era rencoroso y por lo tanto no le correspondía a él serlo.

Magneto se posicionó en el pórtico y movió los brazos de un lado al otro. Los goznes de metal crujieron y la puerta pesada se abrió con su mutación. No había nadie en el vestíbulo y caminó silencioso y atento mientras captaba el metal a su alrededor. Sabía que Stryker y el resto de los soldados lo estaban esperando.

Warren y Logan lo siguieron con sigilo. Howlett continuaba con sus garras hacia afuera y conservaba la sangre de los guardias en sus filos. Tenía una rajadura en la piel a la altura del hombro derecho, otra arriba de la ceja izquierda y moretones en diferentes sectores, producto de las cachiporras. El joven tenía magulladuras en los puños y sangre en las manos, además de un corte en el muslo izquierdo, que lo hacía cojear ligeramente. Se había limpiado la boca con el pañuelo de Logan y solo le quedaban pequeños manchones de sangre seca en las comisuras de los labios. Ambos mutantes estaban sucios y llenos de nieve.

Magneto les hizo un gesto para que continuaran en silencio y abrió con un movimiento de mano la siguiente puerta. La habitación estaba vacía. Decidieron seguir marchando.

.......................

Peter y Sean seguían en sus jaulas custodiados por los cinco soldados. Peter despertó nuevamente y lo primero que divisó fueron otra vez los ojos verdes. Estaba demasiado cansado para sobresaltarse así que bostezó con un impulso de pesadez y reclamo. Sean, en cambio, se había adherido a los barrotes y observaba a la joven pelirroja portadora de aquella mirada. La muchacha tenía una capucha negra que ahora había dejado caer bajo sus hombros y estaba vestida con ropa oscura. Banshee deseaba interrogarla pero el bozal le impedía hablar.

Peter comenzaba a recobrar los sentidos de a poco y observaba a su amigo y a la desconocida con extrañeza pero sin fuerzas para deducir del todo lo que estaba ocurriendo. Con sus pocas fuerzas, le preguntó a la joven con un hilo de voz.

─ ¿Qué haces aquí? ¿Quién eres? ¿Cómo entraste con los guardias...? ─ Sean le hizo un gesto para que callara por la presencia de los soldados. Ambos voltearon y vieron que los guardias estaban apostados en su sitio, indiferentes a la presencia de a muchacha y a la confusión de los prisioneros. Si hubiesen estado más cerca, Sean y Peter habrían notado la mirada vacua que tenían y que estaban quietos porque no podían mover ni un músculo.

─Estoy controlándolos mentalmente ─ explicó la desconocida.

─ ¿Eres telépata? ─ murmuró Peter. Ella asintió ─. ¿Cómo te llamas?

─Jean Grey, tú te llamas Peter ─ respondió la joven y se alejó de su jaula para acercarse a la de Banshee ─. Tú eres Sean Cassidy y tu madre es telépata como yo. Te haces llamar Banshee por tu poder y tu ascendencia es irlandesa.

Sean asintió. Conocía el alcance de la mutación de su progenitora y se daba cuenta de que la muchacha ya lo había leído.

Jean se volvió a aproximar a la celda de Peter y sin que el joven opusiera resistencia, pasó la mano entre los barrotes y se la apoyó sobre la frente. Percibió mentalmente cuán cansado seguía. Pensó que sería dificultoso escapar con él a cuestas pero tenía que sacarlos a ambos de sus celdas. Hizo un ademán a uno de los guardias que controlaba, y este se le aproximó con la llave de las cerraduras de las jaulas.

Sean observaba a la joven con ansiedad y admiración. Peter ladeó la cabeza y apoyó los hombros en el suelo para erguirse pero fue inútil. Sus fuerzas seguían drenadas. Al menos podía mantenerse consciente.

Jean ordenó al guardia que primero liberara a Banshee para que el muchacho la ayudara a sacar a su amigo. Sean salió de su prisión de un brinco y le hizo un gesto a la joven para que le quitara el bozal, pero Stryker tenía la llave. No podían perder tiempo así que ella dirigió al guardia hacia la jaula de Peter para que la abriera también. Apenas el soldado movió la puerta, Sean se metió adentro para alzar y sacar a su amigo.

Jean tocó la frente del oficial y este cayó desvanecido al suelo. Después la muchacha ayudó a Banshee a bajar a Peter de la celda. Sean se agachó y ubicó a su amigo en su espalda para ponerse en marcha.

─Espera, no hagas ruido ─ ordenó la joven abruptamente.

Sean obedeció y la miró, nervioso. Jean se concentró y captó tres mentes más que entraban en la habitación aledaña. Eran demasiadas para controlarlas a todas junto con los guardias y optó por usar su energía para seguir manipulando las de los cinco soldados dentro de la habitación donde estaban.

Banshee entre tanto observó las ventanas para ver si podían escapar por allí ya que la única puerta conducía a la sala desde donde ya se oían los pasos. Pero las aberturas estaban demasiado alto y aun si pudieran treparlas, él no podría subir hasta ellas con su amigo a cuestas. El sitio se encontraba vacío más allá de las jaulas y carecía de muebles donde esconderse. No tenían más opción que pelear pero Sean no podía usar su mutación, Peter estaba demasiado débil y Jean no podría defenderlos sola. La muchacha tuvo un plan y ordenó en voz alta a los cuatro soldados que seguían conscientes que atacaran a quienes entrasen por la puerta. Al menos así podrían protegerse.

De repente, Banshee sintió que se liberaba del bozal y este cayó al suelo con un estruendo.

Jean se asustó y Peter murmuró:

─Mi padre...

─Son aliados, los que vienen a rescatarnos ─ explicó Sean a la muchacha con excitación.

Jean comprendió que no necesitaban más a los soldados y los desvaneció.

La puerta se abrió y entraron Magneto, Logan y Warren detrás del lobo.

Peter vio a su padre y a su amor y sonrió apenas. Estaba cansado y no distinguió a su antiguo amante. Howlett corrió hasta Sean para tomar a Peter en brazos. El joven hizo un esfuerzo por ponerse de pie y Logan lo sujetó de los hombros y de la cintura para ayudarlo. Recordaron cuando el muchacho se estaba recuperando y Howlett lo sostenía para que comenzara a salir de la cama y, de a poco, pasear por la casa. Se sonrieron aun en medio de la tensión que estaban viviendo. Warren captó esa sonrisa y una sensación parecida a los celos lo invadió.

─ ¡Qué susto de los demonios que me diste, mocoso! ─ exclamó Logan y lo abrazó y besó efusivamente. Peter se aferró a él porque estaba débil y temía caerse pero su amante lo sostenía con fuerza.

Erik rompió el encanto:

─Siento que alguien con metal se está acercando.

Jean usó su mutación y lo confirmó.

La puerta se abrió y apareció Stryker con la espada y la pistola en alto. Reconoció a Logan y observó a Magneto. De solo verlo supo quién era porque ese hombre espigado de mirada fría y decidida tenía un porte que imponía su presencia y se podría decir que el aura legendaria que envolvía su nombre.

Sean quiso abrir la boca para aturdirlo con su grito, Logan sacó las garras de una mano mientras que con el otro brazo, sujetó a su mocoso contra sí para protegerlo, Warren retrocedió unos pasos y solo Erik permaneció inmutable. Jean entró en la mente de cada uno, menos de Magneto, y los congeló a todos. Después habló mentalmente a Erik:

"Usted es el afamado Magneto. Reconozco cómo defiende a la gente como yo, puedo sentir su poder, su sed de venganza y su frialdad para cobrarla. Nos protege. Pero ahora mismo, ese deseo de hacer justicia se nota tenue ─ entrecerró los ojos para concentrarse más ─. Puedo leer una promesa, una hacia alguien que adora con su vida."

Erik percibió la intromisión a su mente como las entradas que había sentido de Charles, y no podía permitir que una joven desconocida se tomara tal atrevimiento.

─Aléjate de mí ─ ordenó imperante.

Jean obedeció y usó su energía para seguir controlando a los demás. Sin embargo, aunque su mutación fuera poderosa, no tenía el entrenamiento suficiente y pocos segundos después cedió. Los demás mutantes y el coronel volvieron en sí y se dispusieron a enfrentarse.

Magneto alzó el brazo para detener a sus aliados, que rápido lo obedecieron, y chasqueó los dedos para arrancar a Stryker la espada y la pistola que estaba a punto de disparar. Las llevó hacia él y las mantuvo a cada una de cada lado, levitando, como guardianas de su persona.

Jean buscó controlar la situación otra vez y se llevó los índices a las sienes para concentrarse pero fue inútil. Se había esforzado demasiado y necesitaba reparar fuerzas.

Stryker miró a Magneto a los ojos desafiante. Estaba desarmado y a su merced pero no se entregaría sin dar batalla. Logan con Peter protegido en un abrazo, Sean y Warren se mantenían en alerta y la tensión crecía.

Erik no quitaba la vista del militar. Con un parpadeo podía disparar el arma o enviar la punta de la espada directo al corazón de su adversario. Sin embargo, se contuvo. Le había prometido a Charles que solo utilizaría la violencia como último recurso. Captó unas placas de acero adheridas a las paredes de la sala que hacían las veces de adorno rústico. Les quitó los clavos y las atrajo hacia Stryker para envolverlo con ellas a modo de cadenas e inmovilizarlo. Cuando el militar quedó sujeto, el mutante comenzó a elevarlo por los aires y el oficial quedó a un metro del suelo, sujetado y envuelto de los tobillos hasta el pecho. Quiso sacudirse pero esa coraza metálica le dejaba poca movilidad.

Magneto volteó hacia la joven que aun trataba de reutilizar su poder.

─Quiero que lo duermas para decidir qué hacer a continuación.

Jean cerró los ojos con fuerza pero su poder aun no le respondía.

Erik le asintió con indulgencia:

─Calma, niña, estás aprendiendo a controlarlo e hiciste un gran esfuerzo que drenó tu energía. Sé paciente ─ aconsejó antes de repetir la orden ─. Solo duérmelo pero no lo lastimes, ni le borres memoria, ni lo confundas.

Logan lanzó a Erik una mirada interrogante que este advirtió porque añadió dirigiéndose directamente al coronel:

─Sé lo que piensa de mí, Stryker, y sé cuánto deseó todos estos años tenerme frente a frente. Pensó que yo iba a torturarlo y destruirlo pero le daré otra clase de lección.

─No se haga el magnánimo perdonándome la vida ─ exclamó el militar con arrebato y rencor ─. Aparenta nobleza ante estos mutantes pero sé que por dentro muere de ganas por acabar conmigo.

─Usted es el que muere de ganas porque yo acabe con usted ─ contestó Magneto con altivez ─. No soportará volver a Escocia con la vida perdonada por el asesino que su gente persiguió y demonizó. Al final de cuentas, no habrá para usted peor castigo que regresar a su casa sano y salvo.

Stryker se sacudió fieramente debajo del enjambre de metal. Su mirada volteó hacia Logan, un ciudadano distinguido y extranjero al que le había tenido aprecio y con el que había compartido reuniones.

─Veo que hay personajes ilustres que no son lo que aparentan ser, señor Howlett. Supongo que entonces el doctor Shaw tenía razón cuando soltó su sospecha contra Xavier. El Duque es su amigo, Howlett, y seguramente una bestia como ustedes.

Erik se puso lívido. Había decidido que recurriría a la violencia en un caso extremo y la acusación contra Charles sonaba a un peligro extremo. Extendió la mano y comenzó a cerrar el puño con la intención de aplastar al coronel con las placas de metal. Pero Jean fue más rápida, recuperó su fuerza y desmayó al militar. Magneto parpadeó al ver que su enemigo perdía el conocimiento y abrió la mano antes de cerrarla por completo. Podría decirse que la intervención veloz de la joven salvó la vida de Stryker.

El oficial continuó sostenido en lo alto por las placas de acero y con la cabeza colgando hacia abajo, profundamente dormido. Con un ademán, Magneto lo bajó hasta el suelo y lo depositó en el piso boca arriba. Después miró la sala en derredor, vio los demás soldados inconscientes, a Sean que seguía lívido y mordiéndose los labios para ahogar el impulso de gritar, a Warren que estaba pálido de miedo pero luchaba por conservar la calma, y a Logan que seguía envolviendo a Peter en un abrazo protector. El jovencito, débil aun, había recargado la cabeza contra el hombro del lobo y estaba con los ojos cerrados. Finalmente Erik se volvió hacia Jean.

─ ¿Por cuánto tiempo dormirán estos hombres?

─Lo que yo decida ─ se jactó la joven y luego, en un gesto de humildad, añadió ─. Usted puede pedirme hasta cuándo, Magneto.

"Pedirme no ordenarme", observó Erik y sonrió porque la arrogancia de esta telépata le recordó a la de Charles. Era natural que con semejante poder, los mutantes psíquicos actuaran con soberbia.

─Está bien ─ aceptó y se dirigió a Logan ─. Busca una cama, deben sobrar aposentos en esta casa, para dejar a Peter allí. Sean, perdón ─ recordó rápidamente ─, Banshee y Warren, vayan afuera y traigan a los demás soldados a esta habitación. Y tú, ¿cómo te llamas, niña?

─Jean Grey ─ respondió la joven con orgullo.

─Bueno, Jean Grey, tú sal con ellos porque dejé soldados inmovilizados pero conscientes afuera y necesito que los duermas también.

Ella salió detrás de los jóvenes y Magneto la siguió para quitar el metal de las espadas que rodeaban los cuerpos de los guardias para que los demás pudieran transportarlos adentro.

Logan quedó solo con los oficiales inconscientes y con Peter, que a esta altura se había dormido en sus brazos. Con cuidado, lo alzó para cargarlo en ellos y enfiló a buscar una habitación con un lecho cómodo para su mocoso. No le costó encontrarla. La halló al final de un pasillo y era pequeña, con poco mobiliario y una ventana ovalada, que estaba cerrada. Al estar la casa deshabitada, el camastro consistía solo en un colchón vacío. No había ropas de cama ni almohada. Logan acostó allí a Peter y se quitó el pesado saco que le servía de abrigo para arroparlo. Después abrió la ventanita por un momento para que entrara aire. El frío nocturno lo obligó a cerrarla enseguida. Volvió al lecho y acarició la mano del joven para despedirse y ayudar a los demás.

Peter recuperó la conciencia un instante y le apretó los dedos débilmente. Se miraron a los ojos y se sonrieron. La sonrisa de muchacho fue tan lánguida que no alcanzaron a formársele los hoyuelos.

─ ¿Está todo bien? ─ preguntó Peter a media voz.

─Sí, mocoso ─ confirmó Logan y con su timbre sereno le transmitió su alivio ─. Debes descansar que más tarde regresaremos a casa.

El joven volvió a cerrar los ojos y se durmió. Le llevaría tiempo recuperar la energía que el golpe de Shaw le había quitado. Howlett volvió a arroparlo y le masajeó el cuerpo para que tuviera calor. Pasó un rato largo a su lado. Luego salió a buscar a los demás.

........................

Afuera, bajo la luz de la luna, Sean y Warren arrastraban a los últimos soldados heridos al interior de la casa. Jean los había dormido a todos para que no recuperaran el conocimiento hasta que ella lo dispusiera. Erik había arrancado las espadas que aprisionaban a los guardias y los jóvenes ya los habían transportado adentro.

Logan vio que las únicas víctimas fatales eran los hombres que él había atacado con sus cuchillas para defender a Worthington. Habían fallecido mientras los mutantes estaban adentro a raíz de las heridas. El lobo se detuvo frente a los cadáveres. Su rostro era inexpresivo pero cerró los puños por instinto dejando revelar las garras. Magneto que estaba cerca, se le acercó y le apoyó una mano sobre el hombro para tranquilizarlo. Él cargaba con muchos homicidios y la primera vez que había asesinado fue para vengar a su familia así que no llevaba remordimiento, pero podía entender a Logan. Howlett era un hombre pacífico poco acostumbrado a la violencia y estaba sintiendo esas muertes como crímenes infames aunque se hubieran dado en el contexto de una batalla.

─Es difícil pero fue necesario ─ dijo Magneto a modo de consuelo. Logan respiró profundo ─. Te costará acarrear con esto al principio y luego te convencerás de que era la única salida.

─No los maté en defensa propia, sino para salvar a ese imbécil ─ regañó el lobo entre dientes, recordando que los había acuchillado para defender a Warren ─. Jamás pensé quitar la vida de nadie, ni aun la de un enemigo y si la ocasión se hubiera dado para proteger a otra persona, habría deseado que fuera alguien amado, no ese pendejo idiota.

Erik asintió comprensivo y con el semblante adusto.

─Mataste por Worthington.

─ ¿Puedes creerlo? ─ Logan esbozó una mueca de decepción y furia.

Justo Warren se acercó porque esos cadáveres eran los únicos que faltaba acarrear. Había recuperado su altivez después del miedo, pero le debía a Logan la vida y a Magneto lo admiraba así que habló con respeto:

─ ¿Dejamos los cuerpos acá?

El lobo volteó hacia él iracundo. Erik hizo presión en su hombro para que se serenara y respondió:

─Los enterraremos en el bosque afuera de la propiedad en algún sitio oculto, pero ahora no porque ya debe ser de madrugada y está helando. Volvamos a la casa ─ palmeó a Howlett para que entrara con él.

Logan lo siguió lento y meditabundo. Warren quedó en suspenso un instante observando los cuerpos y se apuró para alcanzar a Erik y al lobo en el pórtico. Cuando entraron en el vestíbulo, Magneto cerró la puerta pesada con su mutación para que permanecieran encerrados y protegidos de la helada y enfiló hacia la sala donde estaban reunidos los demás.

Howlett lo seguía pero Warren se detuvo. El joven pasó saliva porque veía al lobo como a un plebeyo y había sido evidente la relación con Peter, pero reconocía que le había salvado la vida. Abrió la boca para agradecerle, mas calló. Le costaba tener gestos de gratitud. Logan estaba tan ensimismado en su angustia propia que no lo notó y continuó siguiendo a Magneto.

El joven quedó con una punzada en la boca del estómago. Era engreído y creía que con su mutación y poder social podía atropellar al mundo. Sin embargo, el miedo que había sentido desde que vio el asesinato de Shaw hasta que detuvieron a Stryker le estaba revolviendo las ideas y sentimientos de superioridad con los que había crecido. De repente, sin saber el debate interno que sufría, Logan volteó hacia él para increparle:

─ ¿Vas a quedarte ahí parado? Tenemos que seguir trabajando.

Warren, haciendo a un lado su socarronería, obedeció.

...............

Con los demás mutantes reunidos en la sala junto a las jaulas abiertas y los oficiales inconscientes, Magneto decidió determinar las medidas a seguir mientras que Logan, Sean y Warren usaban las medicinas que Hank le había dado a Howlett para lavarse y curarse las heridas. Afortunadamente ningún mutante tenía una que revistiera gravedad. Jean contaba con conocimientos rudimentarios para atender heridas superficiales y los ayudó a lavarse y a vendarse.

Apenas terminó, Logan deseó ir con Peter pero Erik lo detuvo porque quería dejar en claro los pasos a seguir. Warren fisgoneó a Howlett con una punzada de celos que disimuló rápidamente. Solo la telépata leyó su sentimiento pero se guardó el comentario con discreción. Magneto impartió las órdenes: Warren y Sean lo acompañarían para llevar los cuerpos de los soldados y de Shaw hacia el bosque para enterrarlos, buscarían carretillas y palas afuera. Jean permanecería en la sala y se encargaría de atender a los soldados heridos, que seguían inconscientes. Una vez que hubieran acabado, la joven cambiaría los recuerdos de los oficiales para que ya no los molestaran. Después se marcharían hacia Genosha para terminar de prepararse y comer algo, ya que en esa casa deshabitada no había comida ni animales de corral, descansarían y más tarde regresarían a Westchester.

Logan concluyó diciendo que ya que los pasos estaban establecidos él iría con el mocoso y enfiló hacia el dormitorio donde había dejado a Peter.

Sean y Warren salieron para buscar palas y carretillas y Erik fue al despacho para recoger a Shaw. Al quedarse sola, la joven se inclinó hacia uno de los guardias que tenía una contusión en la cabeza por el culetazo que Magneto le había dado con una pistola para atenderlo.

..........................

Peter seguía durmiendo porque el impacto del campo de energía lo había agotado. Era posible que le llevara días recuperarse y por eso su padre quería viajar a Genosha para que descansara lo que restaba de la noche allí y ver si por la mañana estaba en condiciones de volar hacia Westchester. El joven se encontraba en la misma posición en la que Logan lo había dejado: acostado de lado y tapado hasta el cuello con su saco.

El lobo sonrió con la sonrisa tonta del enamorado y se sentó a un costado del camastro para acompañarlo. Ya estaban a salvo y pronto regresarían a casa con Laura.

........................

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