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Es un sábado 31 de octubre del año 2020, hay mucha gente fuera de sus casas comprando cosas con sus amigos o llevando a sus hijos a recoger dulces con sus disfraces puestos. Los padres toman de la mano a sus niños y los llevan de casa en casa pacientemente mientras se divierten entre ellos. Los jóvenes se iban de fiesta a las casas de amigos y los adultos solteros iban a cenas amistosas; sin embargo habían quienes aún tendrían que trabajar tristemente.
Shiota Nagisa era un estudiante de escuela superior, tenía 17 años y desafortunadamente tiene que trabajar este sábado. Sus padres son divorciados por lo que sólo vive con su madre pero ella decidió salir a una cita con sus amigas dejándolo sólo. A pesar de que aún es joven debe ir ahorrando si quiere entrar a una buena universidad ya que no viene de una familia rica. Su trabajo no era algo del otro mundo, para algunos era fácil e incluso muy divertido. Solo tiene que cuidar al hijo de una familia rica, llevarlo a pedir dulces y luego ponerlo a dormir. ¡Despues de eso incluso podría ver televisión y comer lo que quiera en esa mansión!
Para Nagisa, que quiere ser maestro es un buen momento para practicar su cuidado en niños. Pero aún así se siente desanimado, ¡el quería ver el maratón de su serie favorita! ¡Un especial de Halloween estaba incluido al final, bah!
Sin embargo ya los padres del niño le dieron el trabajo y la dirección junto a la hora a la que debía estar allí, no podía simplemente quedarse en casa. De igual forma sentía pena por el niño al que cuidaria, sus padres lo dejarían con un extraño en la noche de Halloween dejando que ese desconocido lo lleve por todo el barrio. Cualquier pervertido podía llevárselo y nunca regresarlo a casa. La información que le habían pasado del niño era simple: se llama Karma, tenía 9 años, su cabello es rojo y sus ojos son de un hermoso color dorado pálido.
El joven dio un largo suspiro frente a su espejo mientras se observaba, su cabello celeste claro le llegaba un poco más arriba de los hombros, un par de ojos como zafiros grandes y brillantes, piel pálida y un cuerpo delgado. Vestía un pantalón largo de color marrón claro y un suéter ancho de color lila junto a unos zapatos deportivos de color blanco sucio. No sabía combinar muy bien su ropa pero pensaba que el conjunto que había escogido estaba bastante bien para llevar a un niño por ahí. Con una pequeña sonrisa en sus labios se recogió el cabello en una coleta y partió hacia la casa de la familia Akabane.
Le tomó alrededor de 30 minutos llegar a la residencia en un taxi y otros 10 en caminar desde la entrada hasta la casa. Se detuvo en una casa grande de 2 pisos color crema pálido, habían leves decoraciones en la entrada y paredes tales como: telas de araña, huesos falsos, huellas de sangre seca y un cristal de la casa estaba roto. No sabía si era parte de la decoración o si simplemente lo rompieron sin querer y lo aprovecharon. A pesar de que la casa era muy hermosa y todavia quedaba algo de luz de sol está daba una vibra bastante aterradora.
Tocó la puerta suavemente dos veces mientras trataba de mirar por el cristal de esta misma, poco después una mujer pelirroja le abrió con una sonrisa alegre en sus labios. Pero habia un problema, sus ojos no parecían coordinar con sus labios para nada. Estos ojos color verde estaban opacos y tristones haciendo que su hermoso rostro se viera desolado.
-Bienvenido, usted ha de ser Nagisa ¿me equivoco?- su voz sonaba totalmente monótona sin ningún rastro de alegría dándole al joven un escalofrío tan pronto sono.
-Si señora, soy Nagisa- se presentó reteniendo el leve escalofrío que le acababa de dar- ¿llegue muy temprano?- preguntó evitando la mirada de la mujer.
Ella no se veía para nada vieja, pero tampoco joven. Era poco más alta del metro sesenta, tenía una figura delgada y delicada, su rojo cabello ondulado llegaba hasta sus caderas y vestía un vestido formal con tacones altos haciendola ver elegante. Su rostro era ovalado y hermoso, un par de ojos de melocotón color verde con pestañas rizadas, labios rojos debido al labial y un lunar en el ojo derecho. Lo único que la hacia ver algo mayor eran las leves arrugas en sus ojos que parecían tristes.
-No, ha llegado a tiempo- hizo una seña haciéndole saber al joven que podía pasar mientras caminaba y seguía explicando- mi esposo y yo pronto nos iremos a la reunión, el está en la sala terminando su té-
El peliazul la siguió y cerró la puerta detrás de él mientras escuchaba a la mujer - oh, es un alivio...¿hay algo que deba saber antes de que se vayan?- preguntó amablemente, quería saber si el niño era alérgico a algo o si tenía problema con alguna cosa. Una voz masculina fue la que le respondió:
- Nuestro Karma es un niño saludable y bastante bueno, no creo que tengas problemas con el- el joven alzó su rostro para observar quien le hablaba, era un atractivo hombre bastante joven y alto de cabello negro corto y ojos afilados de color dorado que vestía un traje gris oscuro. Supuso que debia tratarse del padre del niño.
-Ah, eso es bueno- suspiro aliviado luego de oír que el niño era saludable, no quería tener un accidente en su primer día de trabajo. Si cuidaba bien al niño había posibilidades de ser contratado nuevamente.
- Pero, debo advertirte que nuestro Karma es bastante travieso- el adulto se río levemente- aunque es muy inteligente, pero aun así recomiendo que mantengas tu vista en el si no quieres que las casas reciban un truco aún despues de darles los dulces- sonrió mientras asentía dos veces luego de explicar un poco la personalidad de su hijo.
Nagisa se rió un poco, le gustaban los niños buenos pero igual le parecían adorables los niños traviesos. Sólo esperaba que el pequeño Karma no le jugará bromas a él o si lo hacía que no fueran muy grandes. Habló un rato mas con el Señor Akabane mientras la señora buscaba al pequeño Karma para despedirse de él.
Al poco tiempo vio a un niño de baja estatura con vendas en ciertas partes de su delgado cuerpo bajando las escaleras de la mano de la señora Akabane. Tenía el cabello rojo sangre, ojos redondos color dorado pálido y unos adorables labios rosados. Era delgado pero aun así tenía unas mejillas rosadas que podías pellizcar, el pequeño era sin duda un pequeño niño adorable. Aunque la mirada en sus ojos era bastante tierna Nagisa no perdio sus estribos y no escucho la voz que le decía que lo abrazara. Se quedó parado junto al señor akabane y le sonrió al niño.
El pequeño Karma le devolvió la sonrisa al joven pero con un brillo travieso pasando por su ojito. Las vendas que tenía le cubrían uno de sus ojos, el cuello y sus extremidades. Su ropa era una camisa rota de color blanco y unos pantalones cortos de color crema junto a zapatos negros sucios. Realmente un lindo disfraz para un lindo niño.
-Karma, recuerda escuchar a Nagisa-nii ¿ok?- su madre se agachó y peino sus cabellos rebeldes mientras le sonreía al niño.
-mn, me portare bien madre- aún teniendo ese brillo travieso en su ojo y una sonrisa le respondió a la mujer- ahora, tu y papá deberían irse rápido- hizo un puchero adorable mienrtras echaba a sus padres de su propia casa.
-Bien, papá se va ahora- el hombre rió y revolvió el cabello del niño, arruinando el peinado que la mujer había hecho- Nagisa estas a cargo, cualquier cosa llámanos. Y tú, portate bien- luego de hablar tomo sus cosas y se marchó por la puerta.
-ah, me voy... Buena suerte- la señora sonrió una vez más y se fue por el mismo camino que su esposo dejando a dos menores solos en silencio.
Nagisa miro al niño frente a él y el niño lo miro a él, más que mirarlo podría decirse que el niño lo estaba observando detenidamente como si buscara su punto débil. El joven no quería recibir bromas asi que en un mini pánico decidió romper la observación del pelirrojo.
-Karma, ¿cuándo quieres ir por dulces?- se agachó y tocó la cabecita del niño mientras le hablaba en un tono cariñoso.
Karma abrió su ojo en sorpresa, no había esperado que su niñero le hablará de forma tan dulce y lo tocará de la nada. Sus mejillas se tiñieron de un carmesí evidente, avergonzado trato de evitar la mirada de el mayor.
-quiero ir a las 7- su voz fue baja, no había ningún toque del niño que había echado a sus padres hace unos momentos.
-vale, ¿quiere Karma comer algo ahora? Aún nos quedan 30 minutos- aún con su sonrisa siguió acariciando el cabello del menor, preguntando si tenía hambre.
El pequeño pelirrojo asintió con su cabecita y tomó la mano del joven para llevarlo a la cocina. Comieron unas fresas con crema batida junto a leche fría de fresa. Luego comenzaron a charlar sobre cosas triviales como: el color favorito del otro, comida favorito y que te da miedo. Las noticias estaban puestas en el televisor así que Nagisa decidió darle un vistazo para saber si había peligro en su área.
- este año no ha habido desapariciones en el pueblo de Hong pero deben tomar sus precauciones de todas formas- la señora de las noticias explico suavemente- deben alejarse si ven a un- la televisión se apagó en las prescripciones, cuando el joven miro hacia atrás vio al niño sosteniendo la leche en una mano y el control en otra.
-pequeño Karma,¿porqué lo apagaste?- dio una reprimenda leve con una sonrisa- necesitamos saber si es seguro para buscar dulces- tomó el control de sus manos y encendió nuevamente la televisión mientras acariciaba su pequeña carita.
-ojo, eso es todo por em momento... Ahora pasemos a Joe con vídeos de zorritos- la voz de la señora volvió a oírse pero ya habían terminado de dar las advertencias.
Con un fuerte suspiro Nagisa llevo al niño a buscar dulces, estuvieron casi tres horas de casa en casa hasta que se sintieron cansados. Ya eran poco mas de las 10 pero aun así habían varios niños en los alrededores. Karma quiso ir al parque para contar sus dulces y sus "trucos" sobrantes. Si, a pesar de que Nagisa intento todo de él aún así el pequeño pelirrojo le hizo trucos a las casas. Hubo incluso una ventana rota wuwu T.T
Se sentaron por varios minutos en el césped del parque contando los dulces y de vez en cuando comiendolos, ninguno de los dos noto que la niebla que los rodeaba comenzo a hacerse cada vez mas espesa haciendo que sólo se vieran entre ellos. Nagisa estaba encantado con el niño, era muy tierno e inteligente por lo que su atención estaba completamente en ese pequeño travieso. El niño sintió frío y se sentó en la falda del joven para luego seguir contando sus caramelos.
-Oye, ¿no es molesto estar con estas vendas? Ya terminamos el dulce o truco,vamos a quitarlas¿si?- la melosa y suave voz del ojiazul sono detrás del pelirrojo mientras sus manos desataban las vendas del rostro de este.
El pelirrojo pareció asustarse por que que su cuerpo se tenso -ah, no- su tono de voz fue bastante alto y sus manitas trataron de evitar que le quitaran las vendas pero era demasiado tarde, ya se las habían quitado.
Ambos se quedaron en completo silencio por minutos haciendo que el mayor se diera cuenta de la niebla que los rodeaba. Con el ceño fruncido levantó al menor de su regazo, le tomó la mano y trato de salir de la niebla. Lo que no notó es que mientras mas desesperado estas por salir, mas difícil será escapar de ella. La risa de un niño comenzó a sonar lejos y luego cerca, dando vueltas alrededor de ellos. Hubo susurros provenientes de la misma voz diciendo "dame tus ojos" haciendo que al peliazul se le pusieran los pelos de punta. Protegió al pelirrojo tras su cuerpo y caminó cada vez mas rápido.
Estaba atrapado, no podría salir aunque quisiera. La voz del niño sonaba cada vez mas fuerte y, mientras mas fuerte sonaba mas familiar se le hacia. No entendía que estaba pasando pero el miedo que estaba tratando de ocultar estaba saliendo a flote. Se giró para hablar con Karma pero este tenía la cabeza baja, pensando que el pequeño tenía miedo se arrodilló y sostuvo los hombros de este tratando de hacer que lo mirara. Cuando el menor alzó su cara se oyó un grito.
El ojo derecho del pelirrojo no estaba y en cambio habia un chorro de sangre saliendo por el en forma de lágrimas. El miedo comenzó a tomar control del joven; quien había comenzado a temblar... el menor comenzó a reír, era la misma risa del niño que habían estado escuchando todo el camino.
-Hey Nagisa-nii, me gustas y me gustan aún más tus ojos- el niño dejo de reír y en cambio sólo su adorable voz con un toque tétrico- ¿que te parece si me loa regalas? Así te puedes quedar conmigo para siempre- se acercó al mayor tomando sus manos mientras una linda sonrisa se posaba en sus labios.
-Tu... No- el ojiazul negó repetidas veces con la cabeza, se negaba a pensar qje esto estaba pasando. El estaba cuidando a un lindo niño, ¿cómo resultó todo así?
-Madre es muy cruel,¿sabes?- se quejó en un puchero- me quito mi ojo hace ocho años y me obliga a quitarle los ojos a mis niñeros... Papá dice que no le haga caso pero ella sabe como hacerme de aparecer, nii no quiero irme- una lágrima salió por el único ojo del pelirrojo.
-o...ocho años- el ojiazul repitió en shock, tenía miedo pero no podía evitar querer hablar con el niño- ¿po-porqué eres- te ves tan joven?- sus palabras se arrastraban a la par que se equivocaba en ellas mientras miraba al ojidorado frente a él.
-¿porqué? Nii es obvio que es porque estoy muerto jaja- se rió dulcemente como si lo que acababa de decir fuera totalmente normal- madre está loca, papá no puede detenerla de quitarme mi ojo y lo que sigue es ver todo rojo- canturreo su oración.
-las noticias...-
-soy yo- le cortó las palabras rápidamente- madre me hace matar a mis niñeros en Halloween, muchas veces me pide que me haga grande. ¡Ya he matado a 7 de ellos en Halloween! Serías el octavo pero... me gustas no quiero matarte- dijo tristemente al final, hablaba tan natural sobre cómo había asesinado a sus niñeros anteriores.
-si... Si te gustó me deberias dejar ir, ¿si? Pequeño Karma- trato de razonar con él, ya sabía que la señora Akabane le había arruinado el cerebro al niño pero aun así quería vivir.
-no- diferentes ojos estaban flotando a su alrededor y sus vendas estaban nuevamente en su rostro cubriendo su mitad derecha marchándose de rojo- te quitaré los ojos que madre quiere y te llevaré conmigo, así madre no te encuentra- sonrió tetricamente haciendo que los escalofríos recorrieran el cuerpo ajeno.
-no- susurro el mayor con sus ojos llenos de lágrimas mientras tomaba la mano del menor en forma de súplica...
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1 de noviembre 2020
Las autoridades encontraron un suéter color lila manchado en sangre junto a una calabaza de dulces. Una mujer de cabellos azul oscuro aseguraba que su hijo estaba desparecido desde el día de ayer y que usaba un suéter idéntico. Cuando le dijo a donde su hijo había ido a un trabajo los policías no le creyeron. Ya que la mansión Akabane estaba en ruinas desde el asesinato del hijo de la familia el 31 de octubre del año 2012 causado por su madre. Quien luego de tres meses le quito la vida a su esposo que vivía en depresión para pasar a quitarse la vida en la cárcel cuando fue atrapada.
Han pasado años y el cuerpo de Shiota Nagisa nunca apareció pero, se dice que ahora, cada 31 de octubre una pareja de adolescentes con sus rostros cubiertos en vendas aparecían en la casa Akabane para encontrar víctimas y quitarles sus ojos.
𝕱𝖎𝖓
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Ok... Lo logré uwu
Me llegó la luz y pude hacer mis tareas juju
Espero les haya gustado el especial, está un poco ajorado pero en general lo he revisado 3 veces y siento que está bastante bien xD
Así que, Feliz Halloween
Trataré de hacer el dibujo de al menos el busto de Karma con ojos detrás pero no prometo nada JAJAJAJAJ
mientras mas adulta me pongo mas irresponsable soi siseñol
Nos vimos babys
31/oct/2020