Un día después de que Lucas llegara a sus vidas, Tatiana tuvo otra visión y, al contrario de las anteriores, no fue placentera.
Primero sintió el viento sobre sus mejillas y una gran desesperación en su pecho.
—¡Princesa!—una mucama desconocida para ella gritaba pisos abajo, desde el tejado, Tatiana podía verla apenas como una hormiga bajo sus pies pero no tenía miedo—, ¡por favor! ¡No lo haga!
Tatiana no entendía, ¿qué hacía ella en el tejado? Pero, al mismo tiempo, sentía la firme convicción de saltar y acabar con todo aquello.
No más sufrimiento, no más dolor, no más llanto.
Era tan tentador.
—¡Princesa, por favor!—sollozaron las mucamas, todas mirando desde abajo. Fue entonces cuando vio a una mujer desconocida cruzar el camino bajo ella, era rubia y sus ojos verdes le eran familiares, cuando menos, en su forma.
¿No la había visto en libros de historia antes?
¿Ángela? ¿Angélica? ¿De la familia Judith o la familia Elaine?
—¡Hija!—ella chilló, su voz vuelta un revoltijo de emociones—, ¡No hagas esto!
¿Por qué la llamaba hija? ¿Acaso estaba teniendo una visión que no era de ella?
—Por favor, por favor, tu padre y yo encontraremos la manera. ¡Baja, por favor!
—¡Olya!—una vocecita chillo, cabello rubio corto revoleteó por el viento cuando un pequeño niño de no más de cinco corrió por el mismo camino que la mujer, tras de él, un niño de ocho años con los mismos ojos de la corona lo perseguía.
Era un joven Anastasio.
Entonces, el otro niño...
—¡Claude, no! ¡Vuelve aquí!
No... ¿Ese era?
—¡Hermana! ¡Por favor! ¡Por favor!—él pequeño niño se volteó, dejando ver sus tristes ojos cerúleos.
Los ojos de Claude.
Los ojos de su padre.
—¡Olya, no saltes!—el niño suplicó, su dulce tono de voz infantil enterneciéndola.
Aún así, ella daría un paso y...
Tatiana despertó al filo de su balcón, jadeando y asustada, sólo a un paso de saltar dos pisos abajo y, sosteniendo su mano...
—¿Sir Lucas?
¿Qué hacía Lucas en su habitación?
—Vaya sueños tienes—él simplemente dijo, halándole para que bajara del balcón—, vine porque necesitaba otro poco de tu mana, pero no pensé que tendría que salvarte de saltar.
—Lo siento, es sólo que tuve una...
—Lo sé. Las tenía a tu edad, sólo cuídate de no dejar las puertas abiertas la próxima vez. ¿Por qué estabas a punto de saltar? ¿Acaso en el futuro aprenderás a volar?—él se burló.
Sin estar en la misma línea de humor, Tatiana se abrazó a sí misma, murmurando en voz baja.
—No, es solo que yo... vi algo...
Descubrió quién era Olya y tal vez lo que fueron sus últimos minutos de vida pero, más importante aún, vio a Claude.
Olya era la hermana mayor de Claude. Una princesa muerta por su propia mano, tal como Tatiana lo hubiese sido si no hubiera escapado de esos proxenetas en su pueblo natal.
Una princesa perdida.
En ese caso, si fue una princesa: ¿Por qué no había cuadros de ella? ¿Por qué ni una sola mención de su existencia en la novela original y, más aún, en sus clases de historia o etiqueta?
¿Qué cosa tan horrible había ocurrido con Olya, que la borró de la historia de Obelia de forma tan abrupta y repentina?
Olya. Olya.
Asuntos inconclusos.
Ten cuidado con...
—Tómalo por favor—Tatiana extendió su brazo, a duras penas sentándose en el banquito frente a su cama, estaba harta ya de esas voces—, no aguanto más, por hoy quiero dormir en paz.
Lucas no rechistó, le tomó del brazo y, con suavidad, mermó su mana. Pudo sentir el revoleteó de una magia familiar al final de sus dedos, Jennette y Athanasia habían sido visitadas también esa noche.
—¿Qué te parecen mis hermanitas?—ella sonrió, dejando ir la familiar calidez de la magia de sus hermanas al soltarse de la mano de Lucas.
El mago, sin mucho entusiasmo, sólo se encogió de hombros.
—Son niñas.
—¿Es lo único que tienes que decir? Son las niñas más adorables de todo el imperio.
—¿Ah? ¿Lo son?
—¡Lucas!
¿Cómo se atrevía? Jennette y Athanasia eran las niñas más hermosas que hubieran pisado el Palacio Esmeralda.
—¿En verdad no te enternecen ni siquiera un poco?—balbuceó, realmente consternada—, ¿ni siquiera mi hermanita menor, Athanasia? Debes de admitir que su belleza es como la de un hada del bosque.
Lucas, cruzado de brazos, sólo le sacó la lengua: —Nah—dijo, su expresión sería, por completo en blanco—, tal vez este cuerpo te confunda, pero soy un hombre adulto. Me gustan más altas.
—Athy no es una niña del todo.
—Sigue siendo muy baja.
¡Argh!
—En verdad tu corazón está maldito como para no sentir nada por mis hermanitas—como respuesta Tatiana también se cruzó de brazos. Fue así como ambos se enfrentaron en un duelo de miradas por un sólido minuto. Lucas rompió el silencio primero.
—Entonces, ¿has pensado en lo que te dije?
—¿Uh?
—No renaciste sin ninguna razón.
Ah, de nuevo eso.
—Debo cuidar a mi familia y evitar que todas las desgracias que vi, ocurran—respondió sencillamente pero, para su sorpresa, Lucas hizo un sonido de "Error" con su boca.
—Estás aquí por algo más—aseguró, ojos fríos y tan rojos como la sangre la miraron, penetrándole hasta el alma—, hay algo oscuro en tu nacimiento.
¿Uh?
—¿Oscuro como...?
—No—él cortó su comparación con Jennette—, hubieron malas intenciones en tu concepción, y aún arrastras ese cometido. ¿No te has preguntando cómo es posible que tengas visiones que no son tuyas?
¿Cómo él sabía eso? ¡¿Acaso se estaba metiendo en sus sueños?! Tatiana no estaba lista para tanto.
—Yo no...
—Alguien quería utilizarte para llegar más allá de ti.
—¿Ah?— ¿de qué rayos hablaba Lucas? Con su fuerza mágica consumida, Tatiana obtuvo apenas vagas impresiones.
—Grandes y horribles cosas le pasan a las familias que dan a luz a talismanes—él dijo, de nuevo, con voz sombría. Sus ojos rojos parecían tan amenazadores cuando brillaban con tanta malicia.
—¿Entonces es cierto? Una vez leí que era una maldición que un Emperador diera a luz hijos de mi clase. ¿Cómo puedo ser una amenaza si mi único propósito es curar?
Lucas se encogió de hombros, su largo cabello escurriendo por sus hombros.
—Al corromperse, lo mismo que sirve para proteger hace el mayor de los daños. ¿Nunca has observado cómo se rompe un escudo en plena batalla? Hace tanto daño que a menudo deja incapacitado al que lo empuña—él se inclinó sobre la peinadora de Tatiana, curioseando uno de los broches que había dejado fuera del guarda alhajas. Lucía realmente despreocupado mientras decía esas cosas tan sombrías.
—No comprendo—Tatiana musitó.
Una extraña sonrisa se formó en el rostro de Lucas.
—Tú eres el escudo—le señaló—, y tu familia, el que lo empuña.
La sangre de Tatiana se heló en sus venas.
—¿Qué insinúas? ¡Habla claro!—exclamó, con el ceño fruncido. ¡Ella no era como Athanasia! ¡No estaría allí hablándole en códigos hasta que fuera tarde!
Lucas rió, los bajos de su risa resonaron en la habitación como el eco de una canción siniestra.
—Cuídate del hombre que ames, princesa. Eso te podría salvar—simplemente dijo, haciendo que un vacio se instalara en donde antes había estado su corazón—Ah, y recuerda, en dos días empiezan tus lecciones.
Y, entonces, se desvaneció.
¡¿Cómo podía dejarla con esas simples palabras?! Era posible que ya no tuviera las voces en su cabeza, pero esa noche no fue necesario. Sus simples pensamientos la tuvieron en vilo hasta la madrugada, cuando pudo conciliar el sueño.
Aún así. Se levantó cansada y no pudo más que darle vueltas toda la mañana, cuando llego tiempo de pasar tiempo con sus hermanas, la pregunta salió por si sola de su boca.
—¿Qué tal les pareció Lucas?—meditó, mientras le daba otro toque al bordado de rosas que llevaba haciendo desde hace días. Eran rojas, como los ojos de Lucas.
Ese tonto de Lucas.
Sin percatarse, Tatiana empezó a bordar con agresividad.
—¿Por qué ha preguntado eso ya tantas veces?, hermana—Jennette, sentada frente a su piano, preguntó. Ella tenía la voz más dulce y privilegiada de todo el imperio y las entretenía cantando justo como esa tarde.
—Sólo quiero comprobar algo—Tatiana se encogió de hombros. Por dentro, moría de ganas de saltar y gritarle a Athanasia que había conocido a su futuro esposo.
La susodicha en cuestión estaba en un sillón, cómodamente repasando sus lecturas.
—Pues a Athy le parece alguien verdaderamente arisco—confesó la práctica muchachita— Dice lo que se le viene a la mente sin pensarlo.
Jennette, que era más blanda con las personas en general, dudó.
—Puede que sea algo maleducado a veces, pero creo que es porque es un niño sin muchos amigos. Nette está segura de que sabrá comportarse pronto.
Ah, su Jennette, dulce palomilla.
—Es un antipático—Athanasia agregó, sin culpa alguna.
Tatiana hubiera querido reírse, pero no se lo permitió, en su lugar, paseó por la habitación escuchando los dulces tonos que Jennette le arrancaba a las teclas del piano y miró el bordado entre sus manos.
—Mmm, pues, ¿saben? Ese antipático mago se casará con una de nosotras—confesó, una puntada más y otra rosa estaba lista.
—¿Ah?—el piano tronó un feo traspié, y el libro de Athanasia cayó a los pies de la pobre.
Ambas princesas menores miraron la picara expresión de su hermana mayor.
—¿Quién?—Athy exigió, roja hasta las orejas. Nette estaba en una situación parecida, pero la vergüenza le hizo taparse la boca para que ninguna pregunta tonta surgiera de ella.
—Es un secreto—Tatiana canturreó—, tienen que averiguarlo por su cuenta.
—¿Es un juego?—preguntó Jennette. Su hermana mayor lo consideró por un minuto.
Mmm, no era una mala idea. Bien, ¡que fuera un juego!
—¿Por qué no? Si adivinan cual de nosotras se casará con Lucas para el invierno, le daré a la ganadora la diadema de rubíes que tanto les gusta a las dos.
Sus dos hermanas pequeñas se animaron ante la mención de la codiciada tiara.
—¿La que está hecha de cristal?—Exclamó Athanasia, Nette saltó de su silla para mirar a Tatiana con ojos como estrellas.
—¿La que papá te dio por tu cumpleaños?
Tatiana asintió.
—¡Trato hecho!—exclamaron ambas niñas.
Con su juvenil entusiasmo, Tatiana olvido las oscuras advertencias de Lucas al menos por esa mañana.
El fondo utilizado en la ilustración de este capitulo es original del Weebtoon, todos los créditos a Spoon.
Les pido también un poquito de paciencia, estoy pensando en volver a actualizar lunes y viernes, pero sólo cuando tenga unos cuantos asuntos en regla y más ilustraciones listas. Debido a que se acerca un especial, y además de ello un maratón que paso de celebrar los 4 K a los 6 K porque ustedes son indudablemente entusiastas con esta historia. Muy pronto se estará publicando "Los divertidos viajes de Tatiana a través de las dimensiones" un maratón que, espero, será de una semana entera.
De nuevo, ¡gracias por el apoyo!