Blindness || a. i.

By irwinsickmind

8.2K 713 134

Donde una chica con ceguera cae perdidamente por un chico que tal vez jamás podrá ver, entendiendo con él lo... More

Introducción
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve

Capítulo trece

204 25 0
By irwinsickmind

Lamentablemente, ya había pasado un mes con exactamente cinco días desde que lo había visto. Desde aquel día, trataba de ir a esa cafetería constantemente, pero no a la misma hora, ya que algunas veces iba al colegio y a veces no.

Como siempre, el desayuno con mi madre era un maldito dolor de estómago. La molestia que sentía por todos los gritos y regaños que me aventaba, me revolvían el estómago de manera incontrolable.

— ¡Ni siquiera me estás poniendo atención! ¿Lo ves? Me tienes harta —reprimió contra mí.

Estos últimos quince minutos me he quedado callada. Hoy desperté pensando en que hoy yo no sería la que discutiese con mi madre, sería la excepción a toda esta rutina de porquería.

—Con esto de tu maldita ceguera he dejado mi rutina normal. Ya no puedo trabajar como antes, ya no puedo regresar a casa a la hora que sea, ya no puedo hacer nada como lo hacía antes —carraspeó su garganta, tal vez quería más de mi atención—. Y lo peor de todo, es que siento que me estás ignorando. Es como si le estuviese hablando a una estúpida pared. Anda, Vanessa, da señales de que aún respiras. Da señales de que por lo menos me estás poniendo atención.

—Ajá —respondí pacífica y desinteresadamente.

— ¿Ajá? ¿Cómo que “Ajá”? ¿Acaso no sabes decir algo más que eso? Tú y tus estúpidas respuestas cortas. ¿Acaso no puedes decir oraciones completas? ¿”Sí, mamá” o “No, mamá”?

Asentí con la cabeza. Tenía la grandísima suerte de no verle la cara y mucho menos los ojos. Si no estuviese como ahora, me diría la típica frase: “Mírame a los ojos”. Estar ciega tenía sus ventajas, no podía negarlo.

— ¡Eres igual que tu padre! Siempre quieren que les presten atención, pero cuando yo quiero que me presten atención jamás lo hacen. Deberías de irte con tu padre, seguramente los dos se entenderán perfecto. Tu padre es una maldita basura.

Tres, dos, uno. Resistía que me insultara y me dijera todo lo que quisiese, pero mi padre no tenía nada que ver con esto, y realmente no tenía derecho de decirle basura.

Estábamos en el comedor desayunando, hoy era su día de descanso. Según ella, pasaría tiempo conmigo. Supongo que su definición de pasar tiempo conmigo, era seguir los regaños que en la mañana no podía terminar.

—Mi padre no es una basura, mamá —defendí.

—Sí, sí lo es. En cuanto a ti, te estás volviendo igual o peor que él.

Volví a quedarme callada. Así era, siempre me tragaba las palabras que quería decir junto con los sentimientos que en ese momento me gobernaban.

—No te quedes callada, Vanessa. Sé que quieres gritarme, que quieres decirme todo lo que tu mente ahora lo hace silenciosamente. Eres débil, débil como para expresar lo que realmente sientes y piensas.

Me levanté furiosa del comedor, caminé aun escuchando los gritos de mi madre diciéndome que volviera a ella; pero eso era lo que menos haría en estos momentos.

Salí de la casa dando un portazo, realmente tenía que salir de aquella casa o me volvería loca como mi madre. Me puse los lentes de sol y alargué el bastón con el que sobrevivía afuera de casa.

Correr para mí no era una opción, sólo tendría como consecuencia un accidente y muchos pies ajenos pisados y golpeados, así que caminé lo más rápido y cuidadoso posible con no hacerme nudos con mis propios pies.

No sabía exactamente a dónde iba, sólo sabía que aún seguía cerca del colegio y a unos cuantos pasos de la cafetería. De hecho, siempre contaba los pasos cuando Luke me acompañaba a un lado, y uno de ellos era el colegio. Una larga historia, pero después podré contárselas.

Se supone que eran sesenta pasos al colegio y ochenta y siete a la cafetería, así era cómo sobrevivía también en las calles.

Cada vez que salía de casa, contaba mis pasos y pretendía a que los pasos fuesen del mismo largo. Era ya casi automático el contar, porque cuando menos me lo esperaba ya iba por el cuarenta o cincuenta.

57, 58, 59, 60, 61…

Dejé de contar, un dolor punzante en el hombro estuvo a punto de consumirme por completo. Me paré en seco y llevé mi mano contraria al hombro. Me di pequeños masajes, pero no era suficiente como para parar el dolor por completo.

— ¿Estás bien? Lo siento mucho —dijo una voz.

Realmente no le tomé importancia y seguí masajeando mi hombro.

— En serio, ¿estás bien?

Afirmé con la cabeza, pero obviamente no estaba bien.

—Espera… ¡yo te conozco!

Sentí sus manos en mis brazos. Trataba de identificar su voz, y sabía que de alguna parte había escuchado aquella voz.

— ¡Por supuesto que te conozco! ¡Vanessa Hale! —dijo emocionado, porque tenía el presen… ¡oh, dios mío!

— ¿Eres…? —pregunté extasiada, creo que sabía quién era.      

—Exactamente.

Me abrazó. Sentí su cabello hacerme cosquillas en el oído, sentí sus brazos en mi espalda y yo sentí cómo mis manos hacían lo mismo.

—Pensé que jamás nos volveríamos a ver —dije sorprendida.

—Yo te dije que el destino estaba en nuestras dos opciones.

—Pero… ¿qué haces justamente aquí?

—Estaba buscando la casa de viejo amigo. Esto de los mapas no es lo mío —resopló, lo que se me hizo demasiado hermoso—. ¿Y tú qué haces aquí? Para serte sincero, yo pensé que jamás nos volveríamos a ver aun sabiendo que yo había dicho nuestra frase.

— ¿Nuestra frase?

—Por supuesto, nosotros somos especiales.

Jesús, esto es realmente hermoso.

—Pero aún no has contestado mi pregunta —dijo con una risita.

—Estoy escapando de… mi madre —respondí avergonzada.

¿Qué clase de chica huía de su madre a plena mañana?

— ¿Estás huyendo de tu madre? —preguntó con tono divertido—. ¿Por qué estás huyendo de ella?

—Es una historia complicada.

—Tengo todo el tiempo del mundo para escucharte.

— ¿No estabas a punto de buscar la casa de tu amigo? No quiero arruinar tus planes.

—Mi amigo puede esperar, sólo quiero disfrutar este día contigo. Tal vez pase otro mes para que volvamos a coincidir, no sé, sólo quiero verte y escucharte.

Suspiré fascinada. No podía dejar de repetirlo: este chico es maravilloso.

— ¿Quieres ir por un café?

—Claro —respondí encogiéndome de hombros.

Me quedé parada, realmente me había perdido en cuanto a qué lado estaba la cafetería y cuántos pasos había dado hasta este punto.

— ¿Qué haces? —preguntó.

—Uh… nada.

Sentí su respiración cerca de la mía, por lo que pensé que estaba demasiado cerca de mí como para que su mano y la mía no lo estuvieran, así que la busqué discretamente y entrelacé mis dedos con los suyos. Él la apretó fuertemente, pero no sabía que solamente había agarrado su mano para no utilizar mi estúpido bastón de ciegos y que él fuese mi guía, no porque haya sido una acción de afecto.

Para mí fue un poco incómodo, ya que él caminaba rápido y yo apenas y daba un paso y pensaba que iba a morir. Al contrario de él, yo caminaba lento; por lo que él trataba de seguir mi paso, pero era fallido.

Además de eso, yo chocaba con los demás a mi alrededor y pisaba y hacía infinidad de cosas que una persona no lo haría si está en sus cinco sentidos, sólo que hay un problema: yo no tenía los cinco.

Después de varios golpes a mi persona y a terceras, llegamos a la cafetería. Gracias al cielo, había acabado mi tortura.

— ¿En serio te encuentras bien? —preguntó tomando mi mano.

—Uh… sí, no tienes que preocuparte.

Nos quedamos en silencio, sólo que el nuestro no me incomodaba como el que tenía con Derek.

—Cuéntame de ti, Vanessa. Quiero conocerte.

—Uh… no es muy interesante mi vida. Mejor tú cuéntame de ti.

—Está bien, pero después tú tendrás que hacerlo.

Asentí lentamente y me acomodé en la silla preparada a escucharlo.

Realmente me contó todo sobre él. Me encantó la forma en la que a veces me preguntaba si ya me había dicho tal cosa o no y después se reía, lo que yo como consecuencia también hacía. Me dijo que le encantaba fumar y que al hacer eso todo su estrés y presión se desvanecía como el humo que después sacaba de su boca.

— ¿Por qué te gusta fumar? Eso te hará morir.

—Todos tendremos que morir algún día. Además, me gusta la idea de morir por haber hecho algo que realmente me hacía sentir bien.

—Eso es estúpido —respondí sin vergüenza.

—Tal vez, pero me siento bien al fumar.

Después de aquello, no volví a interrumpirlo. No sé si fue bueno haberle dicho eso o haberme callado… tal vez debí haberme callado.

—Ahora es tu turno, Vanessa Hale.

—Uh… ¿qué quieres que te cuente?

—Todo lo que se te venga a la mente.

Y así fue: empecé de la manera en la que él había empezado. Le dije desde el día en que nací hasta la fecha. Cosas que me gustaban y que no me gustaban. Le dije mis bandas favoritas, por lo que duramos como diez minutos hablando de aquello. Le dije cómo era emocionalmente y él también habló de aquello después de que yo lo hiciera. Al parecer no era genial la parte en la que llegó a autolesionarse y dijo que varias veces intentó suicidarse, por lo que me interesó aún más él. Aparentaba ser la persona más entusiasta y feliz de la vida con sólo escucharlo, cuando en verdad no era así. Yo le dije que jamás intenté autolesionarme o suicidarme, porque sabía que en algún momento de mi vida tendría la felicidad que tanto anhelaba y anhelo.

— ¿Y aún sigues haciéndolo? —pregunté.

—Hoy van dos meses con siete días desde que no lo hago.

—Qué bien, Ash.

—Me gusta eso.

— ¿Qué?

—Que me digas Ash. Me gusta cómo suena en ti. De hecho, sólo tú podrás llamarme así.

—A mí también me gusta.

Le conté sobre mi madre. Absolutamente todo. Los regaños en la mañana, en la tarde y los pocos en la noche; los regaños recientes y los viejos. También mencioné a mi padre y lo del divorcio, lo cual no me emitía algún sentimiento negativo porque sabía que no había sido mi culpa.

—Listo, eso es todo. Has descubierto de pies a cabeza a Vanessa Hale.

—No es cierto, creo que me ocultas algo.

Y así era, no mencioné en ningún momento mi ceguera. Pensé que tal vez no era necesario contárselo, porque tal vez ya sospechaba algo.

— ¿Qué crees que puedo ocultarte? No tengo nada que ocultar.

—Todos tenemos cosas que queremos ocultar o simplemente no queremos contar. Seguramente tú tienes y seguramente yo tengo.

—Uh… no es realmente un secreto.

—Pues entonces cuéntame qué es lo que no quieres decirme.

—Tengo... —pausé un poco para respirar profundo—… ceguera.

— ¡Ahora entiendo todo! —gritó emocionado.

— ¿Qué entiendes? —pregunté.

—La primera vez, la no oficial, no me respondiste el gesto de la mano cuando te dije mi nombre. También pude notar tu bastón aquella vez y hoy mismo.

— ¿En serio me diste el gesto de la mano?

—Por supuesto, siempre me gustó hacer eso.

—Lamento mucho haberte dejado así como así en la cafetería la primera vez que nos conocimos.

—No es nada, al fin de cuentas los dos estamos de nuevo aquí hablando. Todo este mes estuve tratando de encontrarte hasta por debajo de las rocas.

—Tengo que admitir que yo también estuve tratando de encontrarte aquí en la cafetería. No sé, tal vez tú también vendrías aquí y coincidiríamos.

— ¿Eso significa algo bueno?

—Sí, significa algo realmente bueno —dije sonriendo.

Después de un par de horas más —porque pasamos demasiado tiempo en la cafetería—, decidimos irnos. Según el celular de Ashton, eran ya las cuatro de la tarde; y según yo, jamás había tenido una conversación tan larga en mi vida.

— ¿Ahora a dónde quieres ir? —preguntó agarrando mi mano.

Aquel chico quería ir rápido, pero yo no quería hacerlo.

—Uh… no lo sé. ¿No tienes que ir ya a buscar a tu amigo?

—Ya te lo he dicho. Él puede esperar.

Reí un poco y seguí dejando que él me guiara. Me sentía emocionada por el simple hecho de que Ashton había dicho que intentó encontrarme desde aquella vez, lo que significaba que tal vez le había importado.

— ¿Puedo preguntarte algo? —dije rompiendo el silencio que había entre los dos.

—Pregunta lo quieras.

— ¿Cómo eres físicamente? Ahora que sé toda tu historia, puedo saber cómo eres.

—Uh… ¿realmente importa eso? No soy muy bueno describiéndome.

—Tal vez. Así sabré quién es al noventa por ciento Ashton Irwin.

— ¿Al noventa por ciento?

—Sí, tú has dicho que todos ocultamos cosas… y tú aún no me cuentas eso.

— ¿Crees que pueda formular mi respuesta ante eso? Porque realmente no creo tener más secretos.

—Aún no contestas a lo que te he dicho, Ash.

—Está bien, está bien. No sé, ¿con qué quieres que empiece?

—No sé, tal vez tu cabello u ojos o  con lo que quieras.

—Uh… mi cabello es algo así como rubio, ¿sabes? Es una combinación extraña y es algo chino, supongo. No sé, mi cabello es como un manojo. Mis ojos son… mi madre dice que son algo así como hazel. No lo sé, puedes imaginarte que soy alto, porque realmente no lo estoy. Soy sólo un poco más alto que tú. Es bueno que no veas mis manos, son realmente grandes.

— ¿Chino en la forma como afro?

—No tanto así.

—Entonces… ¿algo así como quebrado?

—Uh… suena a cabello de mujer, pero sí.

Seguimos sujetados de las manos, hablando de cosas irrelevantes y riendo de vez en cuando.

— ¿A dónde estamos yendo? —preguntó él.

— ¿No se supone que tú nos estabas guiando? —pregunté de vuelta y riendo.

— ¿Ah, sí? Pensé que estábamos caminando como en las películas y que por alguna razón llegábamos a la casa de alguno de los dos.

—Tal vez nosotros creemos una película.

—Sí, una película sobre nuestra historia.

—Exacto. Tal vez nuestra historia sea diferente a la de los demás —respondí sin pensarlo.

—Seguro que será diferente a la de los demás, Vanessa.

Y apretó más mi mano, haciéndome sentir única. Única en la forma en la que en el hospital algún día llegué a pensar que jamás me sentiría así.

—Creo que… realmente tendremos una gran historia, Vanessa Hale.

 --------------------------------------------------------

Sí, sé que dije que subiría dos este fin de semana, pero quiero que sepan que soy como Ashton: mis teorías no siempre son acertadas. 

Espero que me comprendan. Las quiero. xx

Continue Reading

You'll Also Like

165K 13.9K 34
|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo...
189K 8.9K 41
Un día, dos chicas se encuentran en el metro. Violeta, que acaba de ser abandonada, se está recuperando de un corazón roto, y Chiara está lidiando co...
185K 14.8K 38
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...
601K 54.8K 43
"ADAPTACIÓN" Me ví obligado a casarme con el hombre más frío, cruel, orgulloso, prepotente y multimillonario de todo el país solo por un contrato que...