Mad #PGP2023

By blxxdcherry

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Mad es una adolescente que tiene visiones del futuro desde niña, descubriendo nuevos poderes después de que J... More

Mi saga: Mad
Opcional de ver: collages
Pequeña dedicatoria
Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Especial de Halloween
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 40
5000 votos
Especial Navidad
ANUNCIO

Capítulo 39

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By blxxdcherry

El sábado, Mad se preparaba para ir a la iglesia, cuando de repente su hermana le gritó desde la entrada que bajara. Le hizo caso y se encontró con una enorme sorpresa: una canasta de bombones con globos naranjas y una tarjeta.

—El chico fue bastante específico sobre el color de los globos, ahora entiendo por qué. Es de un tal Joe, la encargó el lunes y pidió que la trajéramos el sábado por la mañana.

Mad estaba perpleja y solo fue capaz de tomar la canasta. Entró a la casa y leyó la tarjeta: "si bien no pude estar ahí, quería darte algo bonito. Felicidades por la obra y espero que disfrutes los dulces". Sonrió y lo llamó de inmediato, dejando los bombones de lado, momento que fue aprovechado por Kathy y Michael.

—¡Hola! —gritó alegre en cuanto el joven contestó.

—Por la hora y tu tono, deduzco que ya te dieron mi encargo.

—Sí y es... es magnífico. Gracias. —Sonrió con lágrimas—. En serio es un gesto muy lindo de tu parte.

—De nada, solo espero que estés bien y todo haya salido como querías.

—Resultó bastante bien, sí.

Siguieron conversando por un rato. Durante todo el día, solo pudo pensar en eso y ni siquiera recordó lo de la fiesta que dijo Will, hasta que llegó la noche y prefirió no contarle a Kathy, pues sabía que le diría que fuera, a pesar de que no quería ir. Se quedó un rato tocando el piano y luego anotó algunas cosas en su libreta, para luego dormirse.

A la mañana siguiente, pasó al club y se fue un poco antes, para alcanzar a cambiarse la ropa deportiva. Luego de ducharse, revisó su ropa y vio que todavía tenía aquella bolsa con ropa mojada, desde hacía una semana, pues la mantuvo oculta y sin ser capaz de hacer algo con ella. Tras vestirse, se escabulló, tiró la bolsa en el tacho de basura afuera y se fue de inmediato de la casa, para estar a la hora de almuerzo en el centro comercial, en donde su sonrisa se esfumó al ver que Lyla llegó acompañada de Fanny, mientras que Elizabeth estaba con Kim.

—¿Qué significa esto? —preguntó en voz baja, incómoda.

—Nada, que creo que todas deberíamos llevarnos bien, por lo menos por nuestra última semana de clases.

—Ok, entiendo lo de Kim, pero... —Apretó los labios, triste—. Fanny me odia.

—Solo fue un malentendido. Además, odiar a una chica por culpa de un chico es tan del año 2000.

Mad frunció el ceño al escucharla. Le parecía tan extraña la actitud de la chica, pero quería creer que tal vez sí tenía buenas intenciones.

—De verdad lamento las cosas que dije y cómo te traté —interrumpió Fanny, acercándose—. No te merecías eso. Simplemente perdí la cabeza cuando... —Tragó saliva y evitó recordar lo que vio y cómo fue para ella—. Maddie, lo siento.

—Descuida, reaccionaste según lo que viste y lo que te hicieron creer. No sé qué pasó que cambiaste de opinión, pero me alegra que así sea, porque... —Se trabó, pues estaba emocionada y nerviosa a la vez. Incluso si lo solucionaban, sabía que las cosas ya cambiaron para siempre—. No quiero perder nuestra amistad. Ya fueron demasiadas cosas que perdí en la vida como para sumar eso.

—Tampoco quiero perderte. —dijo al borde de las lágrimas.

Se abrazaron y empezaron a llorar juntas, observadas por el resto de las chicas.

Will le abrió la puerta de su casa a Adrián, quien entró seguido por Brayan.

—Bien, amigo, vamos a... ¿qué hace él aquí? —preguntó extrañado, sin siquiera recordar quién era.

—¡Oh! Hablando con Brayan desde que entró a la escuela, nos hemos hecho amigos y pues sabe tocar el bajo, lo hacía a veces en la clase de música.

—Ok, pero ¿y Peter?

—Ay, a veces me da un poco de miedo. Su actitud es un tanto rara en ocasiones y me da mala vibra, además, creo que incomoda a Mad.

—Vale, pero quedamos en que nos juntaríamos como banda, sin Alex.

—No, que tú y yo nos juntaríamos como banda.

—¿Sí recuerdas el plan de Elizabeth?

—¡Sí, por eso traje a Brayan!

—Yo no entiendo mucho —acotó el colombiano—, pero Adrián me dijo que necesitaban apoyo en el bajo y vine.

—¡Ok, vale! —exclamó molesto—. Solo dime que trajiste los instrumentos.

—Traje mi batería y me conseguí el bajo de Mary.

—Si fuiste a pedirle su bajo a Mary, ¡¿por qué mierda no le pediste que viniera a tocar con nosotros?!

—¡Es que no sé! No se me ocurrió. Además, su amistad con Mad es tan variante que no sé si sea cómodo para ella que esté en el bajo, o que Mary quiera. Brayan es alguien neutro con quien ha tenido mínimas interacciones y todas fueron buenas.

—Es verdad, hasta me ayudó un poco con mi inglés y yo la ayudé a recordar algunas palabras en español. También le enseñé algunas cosas de Co...

—Ok, vas a estar, solo no hables tanto. No me importa tu vida, solo quiero que esto salga bien.

Brayan asintió, un poco ofendido por el trato que le dio. Ayudó a entrar los instrumentos, que trajeron en la camioneta nueva de la mamá de Adrián, y se instalaron en la sala. Para suerte de Will —o de sus padres quizás—, ese fin de semana sus padres salieron, dejándole permiso para hacer la fiesta de la noche anterior y sin deseos de estar para cuando eso pasara, confiando en que su hijo de todos modos no destrozaría la casa. Si bien Will no era un buen chico, siempre le tuvieron confianza y él les retribuyó eso, permitiendo así que le dieran libertades que a otros adolescentes no y ayudándolo a comprar su auto, sumando lo que ganó trabajando en el último verano, lo que demostró que sí podía ser responsable e independiente.

—Bien, ¿conoces a Taylor Swift? —le preguntó Will.

—Eh... ¿es la rubia que canta algo así de sacudir?

Ambos chicos rieron por como lo dijo.

—No sé por qué esperaba que la conocieras, si...

—No, cállate —lo interrumpió Adrián —. Si vas a decir algo tipo de que fuera de Estados Unidos no la conocen, te equivocas: una de mis primas es muy fan de ella.

—Como sea. —Will rodó los ojos—. Ugh, es la cantante favorita de Mad y una vez interpretó una canción de ella en la escuela... con algunos fuimos lo suficientemente estúpidos como para burlarnos de ella esa vez, solo porque a las chicas les molestó.

—Eso es horrible. —indicó Brayan y Adrián bajó la vista, avergonzado.

—Y por eso vamos a aprender a tocar esa canción, para que así Mad se presente frente a todos en el baile.

—Espera, ¿por qué no está aquí?

—Porque es una sorpresa.

—Que pésima idea, ¿y si no quiere?

—Sí va a querer, descuida. —Sonrió confiado.

Will le mostró un par de veces la canción, para que se familiarizara, y buscaron tutoriales para aprender a tocarla, tratando de ser lo más precisos posible.

Las chicas pasaron primero a comer, distribuyéndose por distintos locales del centro comercial y juntándose después en una mesa.

—¿Por qué Mary no vino? —preguntó Elizabeth a Lyla.

—Estaba ocupada —mintió—. Además, ya compró su vestido.

Lo cierto era que Mary desconfiaba de Elizabeth y Kim, por lo que, no quería salir con ellas de compras o alguna actividad similar. Lyla no quería decirles, aunque a Mary le daba igual.

—Nunca entenderé por qué dejaste el equipo —dijo Elizabeth a Mad—. Eras una buena porrista.

—Había demasiadas razones. —Una era la forma en que ellas la trataban, pero no sacaría ese tema—. Además, ni siquiera hice la audición porque de verdad quisiera, solo... —Se echó una papa frita a la boca—. Quería, ya sabes, parecer ese tipo de chica... pensé que así podría gustarle más a... Bueno, al resto.

Las chicas bajaron la vista. Era claro que no se refería a ser aceptada. Siguieron comiendo en silencio, uno muy incómodo, en especial porque tanto Elizabeth como Mad sintieron que arruinaron el ambiente, a pesar de no tener malas intenciones.

Pasaron después a varias tiendas, pero en ninguna Mad encontraba algún vestido que le gustara. No, más bien, les encantaban, pero sentía que no se vería bien con ellos, que su cuerpo no iba a encajar. Hablar de aquel tema —sus meses como porrista, que prefería hacer de cuenta que no existieron— le detonaba sus peores inseguridades, que luchaba a diario por ignorar y sentirse bien consigo misma. Por mucho tiempo pudo dejar de mirarse al espejo y decirse a sí misma que no era lo suficientemente delgada —a pesar de estar un par de kilos debajo de lo saludable—, que no tenía busto o que su trasero era gordo. Había dejado durante meses de decirse todas las estupideces que le dijeron alguna vez las demás chicas del equipo, todas las cosas por las que creyó que quizás no era suficiente para Spencer. Todas esas inseguridades que creyó superar aparecieron de nuevo por una simple pregunta, como fantasmas en la noche.

—¿Y este? —Le mostró Elizabeth un vestido rojo corto—. Se te vería muy bien, ya quisiera tener tu cuerpo.

—Eh... se me subiría, por como son mis caderas. Odio eso, porque nunca puedo usar ciertas cosas.

—Con mayor razón deberías usarlas —indicó Kim—. Si yo tuviera un culo latino como el tuyo, usaría cosas así todo el tiempo.

—¿Culo latino? —preguntó un tanto incómoda.

—O sea, es que muchas latinas tienen caderas anchas y traseros grandes —explicó Fanny—. No es con mala intención.

—Descuida. Igual, quisiera que no fuera así. Algunas cosas, como esa, se ven terribles y varios todavía usan como insulto decir que tienes el trasero gordo.

—Me gustaría que el mío fuera como el tuyo —comentó Kim.

—Te lo cambio por tus pechos —bromeó.

—No quieres tener estas —contestó—. Todo el día te duele horrible la columna, debes evitar ciertas posiciones y ni siquiera he nombrado la fijación de los hombres por los pechos grandes.

—Digo lo mismo con lo del trasero.

Salieron riendo de la tienda, sustituyendo sus inseguridades por bromas y anécdotas relacionadas, tras darse cuenta de que en realidad todas tenían complejos respecto a su cuerpo, pero sobre distintas cosas, transformando sus penas en un tema para apoyarse.

Todas, a excepción de Mad, lograron comprar ese día el vestido que sintieron que era perfecto. Regresó a su casa varias horas después, agotada por caminar tanto dentro del centro comercial y todas las cosas raras de ese día.

Al dormir, se encontró de nuevo en medio del bosque con los enormes árboles. Observó a su alrededor y no vio alguna cosa peligrosa, por lo que decidió adentrarse, llegando hasta un claro, pero no había algún oso ahí. Estaba sola y sin más que hacer, por lo que solo se concentró en los sonidos del bosque, sintiendo paz.

Despertó tranquila, como si hubiera tenido un buen presagio con ello. Eran raras las veces en que tenía un buen sueño, uno que le permitiera dormir bien.

Se duchó y se miró al espejo luego, tras ponerse una toalla higiénica. Una semana fue tiempo suficiente para que las heridas físicas que le dejó Alex ya no se vieran, pero continuaban ahí las psicológicas. Incluso si durmió bien, era inevitable pensar en cómo él la destruyó.

Tras vestirse, tomó su mochila, se despidió de su gata que estaba sobre su cama y bajó a desayunar. Michael estaba sentado en la mesa, pero no había rastro de Kathy. Mientras se tostaba un pan y calentaba leche sin lactosa, preguntó:

—¿Y Kathy?

—Uh... está vomitando arriba.

—¿Y estás ahí sentado sin ir acompañarla?

—¡Me echó! ¿Y sabes? Estoy preocupado, porque se supone que empezó a tomar unas pastillas para las náuseas y todo eso, ¿por qué las sigue teniendo? ¿Irá mal algo?

—No soy médico como para saberlo. —Frunció el ceño y sacó su pan de la tostadora—. Igual, es normal eso, quizás en unos días ya le empiecen a hacer efecto las pastillas.

Mad se echó chocolate en polvo en un vaso y le echó leche. Lo revolvió y fue a la mesa con su taza y una tostada en la mano.

—Hola —saludó Kathy con voz serena, llegando a la planta baja de la casa.

—¿Te preparo algo? —preguntó Mad, preocupada.

—No, descuida. Tienes que irte a la escuela. Voy a llamar a la tía Isabella, por si puede venir a ayudarme.

Mad asintió, abrazó a su hermana y terminó de comer, para luego cepillarse los dientes y bajar de nuevo. Cerró la puerta y salió rápido, con su mochila en la mano. Corrió hacia la parada, a la cual llegó cuando el autobús se iba y corrió unos metros más, hasta que este frenó y la dejó subir.

Durante la primera clase, la profesora Eridan felicitó a quienes estuvieron en el club de teatro y todos los que colaboraban con ellos, por su desempeño el viernes.

—Madeline, al final de la hora, necesito que se quede para hablar a solas.

Varios hicieron ruido. Por lo general, cuando la profesora decía eso, era porque uno estaba reprobando, ¿será que hubo un problema con su examen? ¿Se habrá perdido? Porque era imposible que ella hubiera reprobado en otro caso, de ser así, hubiera tenido que responder todo mal... ¿respondió todo mal?

La ansiedad no la dejaba concentrarse. Necesitaba saber por qué ella quería que se quedara al final de la hora. Su pie golpeó insistentemente el suelo, con bastante velocidad, mientras presionaba el bolígrafo sin cesar. Mary no lograba concentrarse por el ruido, por lo que le escribió una nota y se la dejó, golpeando la mesa:

"Para, POR FAVOR. Debo quedarme a la escuela de verano y no logro entender qué dice".

Mad la miró preocupada y trató de mantener la calma, pero al pasar eso, solo provocó que su respiración se agitara y sintiera asfixiante el lugar.

—¡Necesito ir al baño! —exclamó de repente y salió corriendo, para sorpresa de todos.

Trató de controlarse, pues sabía que cosas malas podrían pasar si perdía la calma, como los hechos de los días anteriores. Siendo el caso y sin lograr tranquilizarse por su cuenta, solo se le ocurrió llamar a Joe, sentada en un rincón de una escalera y arriesgándose a ser llevada a detención si alguien la veía afuera de su sala, pues no llevaba un pase.

—Gracias por contestar —dijo, con cierto alivio.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien?

—No... —Su voz se ahogó sola y cubrió con su palma su ojo derecho, que comenzó a lagrimear—. Una profesora me dijo que debía hablar conmigo al terminar la clase y eso solo significa que voy a reprobar la materia.

—Ok, para: ¿tenías la sospecha de reprobar?

—No...

—Entonces tranquila, debe ser por otra cosa. Piensa: estás terminando la escuela, tal vez te va a pedir que hagas el discurso de tu generación. ¿Cuándo es tu graduación?

—Eh... este miércoles. De hecho, en un rato tendremos una actividad de despida.

—Oh vaya... ¿tuviste el baile este sábado entonces?

—No, es que, recuerda lo que pasó.

—Cierto... que genial que tendrán un baile alternativo. ¿Y pueden ir como quieran?

—Sí, pero obviamente todos queremos ir de forma especial, total que el baile es lo que todos esperan cuando somos niños. Todas quieren ser reinas y todos quieren ser reyes.

—Yo debo hacer una confesión: cuando estuve en prisión, perdí un año escolar. Después retomé y sí: mi nueva clase era mucho mejor que en la que estaba y cursé igual con Matt, porque repitió en el año que no pude ayudarlo, ni siquiera fue a la escuela de verano, para no perder el tiempo. Ninguno quería parecer un rey en el baile, solo queríamos que esa mierda terminara.

—¿Y disfrutaste el baile?

—Sí, porque estaba con Matt. Él no quería ir, porque todavía debía quedarse en la escuela de verano para poder graduarse, pero lo convencí. Si no fuera por él, la escuela de verdad hubiera sido una gran mierda.

—Te entiendo, también tengo de esos amigos. —Sonrió, pensando en Jeff y Nick—. Creía que todos lo eran, pero entendí hace poco que puedes tener muchos conocidos a los que llames amigos y en realidad solo unos pocos son amigos de verdad. Y luego están esos que son como hermanos y podrías confiarles tu vida.

—Justamente eso último me pasa con Matt. Me encantaría decir que contigo también, pero ya sé que me pasan otras cosas, mucho mejores.

Mad se quedó en silencio unos segundos, para disfrutar ese instante en el tiempo. Era obvio a qué se refería con ello.

—Quisiera seguir escuchando sobre lo que te pasa conmigo, pero debo volver a clases. —Rio de forma nerviosa—. Adiós.

—Adiós, te amo.

Tuvo miedo de responder igual y solo cortó. Ya le había dicho un par de veces que lo amaba, pero ¿era bueno ilusionarse? Tal vez sí, pero por esta ocasión, ella quería ver primero hacia donde iba todo, en especial porque no soportaba la idea de que pudiera llegar a odiarlo en algún momento.

Volvió a su clase y, casi al final, la profesora dio un discurso de despedida para ellos, uno anticipado, pues la despedida oficial con sus profesores sería en la graduación. Por primera vez, la vieron llorar

—Y bueno, estas lágrimas son porque estoy triste, pues se van, pero también estoy feliz, por el hecho de haberlos conocido. Son de los mejores estudiantes que he tenido, pues cada uno tiene una luz propia que debe dejar brillar, no permitir que otros la oculten o apaguen. Aquí hay personas en serio especial, que no deberían tener miedo a quienes son o mostrarse tal cual son.

Sonó el timbre y empezaron a salir de la sala, no sin antes despedirse personalmente de su profesora y algunos incluso la abrazaron. Mad esperó a que todos se fueran y se le acercó.

—¿Pasa algo?

—Sí y descuida: no tiene que ver con la escuela. —Mad sintió un alivio instantáneo—. Verás... en el mundo, hay personas como nosotros, que tienen dones relacionados con la magia y con práctica podemos llegar a dominarla. Sin embargo, también hay quienes solo usan la magia a su favor y no pueden controlarla de forma externa, por lo que, recurren a personas como nosotras.

—No entiendo por qué me dice esto —contestó asustada.

—Durante el musical, pude percatarme de la presencia de uno. Se hizo invisible para que no lo pudieras ver, pero ahí estaba Ryu.

—¡¿Qué?! —gritó alarmada—. Eh... ¿quién?

—¿Lo conocías?

—No...

—No me mientas. ¿Cómo es que lo conocías?

—Él me encontró.

—Ok... mantente alerta. Es importante que sepas qué es lo que quiere, pero tampoco creas en lo que dice.

Mad asintió, preocupada. Fue luego al gimnasio, en donde empezaron las actividades de despedida, pero Mad era incapaz de concentrarse en lo que pasaba a su alrededor, pues estaba más preocupada por quién era Ryu y qué quería con ella como para que le dijera todo eso y su profesora le advirtiera sobre él.

Tras el almuerzo, pasaron a una sala grande, con un proyector. Ahí, el centro de estudiantes tenía planeada una última actividad todos juntos, que consistía en destacar cualidades o algo que esperaban de cada uno, para hacerlo pasar adelante y darle una banda que dijera aquello.

Mad quedó al último, desconociendo el motivo de esto y sintiendo temor al respecto, con cierta inseguridad de si sí le iban a dar algo bonito como al resto o si solo iba a ser ignorada.

—El siguiente premio es el más especial de todos —dijo Kim en el micrófono, junto a una chica de primero de preparatoria, que quedaría a cargo cuando Kim y Elizabeth se graduaran—. Como centro de estudiantes, coincidimos en que hay una persona que lo lleva pasando mal varios años y algunos de nosotros empeoramos esta situación, pero como dijo la profesora Eridan más temprano: cada uno tiene una luz propia, que debe dejar brillar. Varios de nosotros estamos seguros de que llegaras lejos, Maddie, por eso quien creemos que debe ser considerada como la que será más exitosa, eres tú.

Elizabeth aplaudió, feliz porque Kim por fin había comprendido lo que hacía y se había sumado. Si bien el premio lo planeó ella, parte de lo que dijo Kim fue una improvisación del momento.

Mad pasó al frente en medio de aplausos de sus compañeros, pero también abucheos de quienes seguían sin creerle. La chica de primer año le puso una banda sobre el hombro que decía "ROCKSTAR" y Mad se la ajustó, momento en el que escuchó su voz de fondo, hablando en un video que subió a YouTube cuando tenía doce años;

"¡Hola, mundo! Soy Maddie Schafer y vivo en Nueva York. Amo mucho a Taylor Swift, en serio la amo, y es una gran inspiración". Rio en el video, para luego tragar un poco de saliva, pues llevaba un par de meses con brackets y seguía sin acostumbrarse.

No podían parar el video, pese a querer hacerlo. Mad estaba en shock, mirando hacia la lona con el video proyectado y su respiración empezaba a ser cada vez más irregular. Benny miraba con orgullo lo que él y otros chicos del club de audiovisual y de robótica hicieron, como hombres viendo a una bruja arder.

"Y bueno, creo que es obvio que la amo, porque como dice el nombre que pondré en el video, cantaré You Belong With Me, para un chico que me gusta mucho y tiene una novia tan detestable... es para ti, Joe".

"Mierda", pensó Mad. En serio había olvidado la existencia de aquel video, el que subió justo en San Valentín de 2011, como si se tratara de algo romántico.

Will rompió con una patada la puerta cerrada de donde estaba el computador y el proyector, custodiados por un par de chicos, los que lo dejaron quitar el video y eliminarlo en cuanto lo vieron entrar, pues se asustaron.

—Independiente de cuánto se alcanzó a ver, creo que a todos les quedó más que claro que eres una zorra —sentenció Benny, como si fuera un juicio público—. De casualidad, ¿ese Joe que mencionaste no es el mismo con el que...? Oh, de seguro que sí: él era con el que engañabas a Dante.

—¡No! —gritó con lágrimas en los ojos—. ¡Jamás lo engañé! Siempre lo respeté como mi novio y traté de que nuestra relación funcionara, pero él me trató pésimo. Ambos son la misma mierda, claramente.

Volteó y empezó a caminar hacia la puerta, pero se detuvo al escuchar a Raven:

—¡Detente, bruja! —la llamó—. Y no lo digo por la mierda de persona que eres realmente, sino porque de verdad eres eso: una puta bruja.

Ese sería su último secreto para revelar, aunque otra vez agregó cosas que ni al caso:

—De seguro hechizas a los hombres o algo así, para usarlos y ya.

—¿En serio vas a seguir con eso? Por favor, a tu novio con suerte y sé quién es, solo por ti. No reflejes tus problemas de pareja en mí.

Por todo lo mal que la trataron, en algún minuto ella iba a solo decir todo lo que pensaba, como una bomba de tiempo.

—Estás loca.

—¿Loca yo? —Rio—. Por favor, acabas de decir que hechicé a hombres.

—Y por eso no hay que consumir crack —bromeó con audacia Kim—. Ilumínanos, Raven, ¿también soy una bruja?

—Cuidado, que te convierto en mosca —la molestó Elizabeth y rio—. Sería mucho más fácil, así cualquiera te aplasta y ninguno se iría preso por ello.

—Cuidado, ¡también soy una bruja! —exclamó Mary para despistar, sabiendo la verdad sobre Mad.

—¿Qué mierda? ¡También soy una bruja! —Fanny levantó por primera vez en su vida el dedo del medio y lo disfrutó de verdad.

Otras chicas empezaron a gritar que eran brujas e incluso Lyla lo hizo, aprovechando el momento en que todas bromeaban con ello.

—Y debería haber brujos hombres, ¿no? —Alzó la voz Adrián, sonriendo—. ¡Porque soy un brujo!

Will regresó a la sala de proyección y golpeó en la cara a Benny por lo que hizo, ya que, los chicos que estaban en aquel cuarto de equipos le confesaron que fue Benny quien planeó todo, para vengarse de Mad por lo que le hizo a Dante, siendo su mejor amigo. Dante, en cambio, se mantuvo ajeno a la situación, con temor a hacer una cosa mal y extinguir más sus ya nulas posibilidades de volver con Mad.

Mad fue hacia sus amigos y los abrazó, por la ayuda que le dieron ese día. Le agradeció a Will, Elizabeth y Kim por lo que hicieron también, sin imaginar antes que algo así pasaría, que ellos la iban a defender. Fue un día agotador y todavía no terminaba, pues se comprometió a ir a buscar a Maya a la guardería después de clases e instruir a su nueva niñera.

La otra chica era un año menor que ella, pero se notaba que era más responsable. Pasaron una tarde divertida junto a Maya, sin poder asimilar todavía que ya no iba a cuidarla más, debido esa semana a sus actividades de graduación, los compromisos que tenía en el verano y que luego se iría a Nueva York, para estudiar en Juilliard.

Fue difícil despedirse de Maya como niñera, pues le había agarrado un cariño especial, como si de su propia hija se tratara, debido al hecho de cuidarla por tanto tiempo.

























Actualización (13 de marzo de 2022):

Solo para aclarar lo último: que Mad le tenga ese cariño especial a la bebé que cuidó unos meses, no significa que quiera ser madre. Es natural encariñarse en situaciones como la suya (fui un tiempo voluntaria en un hogar de menores y, estando menos tiempo, quise demasiado a esos angelitos, a un nivel que lastima al saber que ya no los vas a ver o solo los verás de vez en cuando).

Dicho esto, eh... quiero decirles que ya este miércoles subiré el final de la historia, lo que me emociona mucho. Al final de la semana, quiero hacer un live para que podamos hablar del final y el inicio de la nueva historia (Lovesong).

Tienen de aquí al martes para pensar en una teoría de algo que crean que pasará en el final (no vale decir que terminará con el baile de graduación, porque eso se los dije yo sjdsjds), porque el martes subiré una story preguntando por sus apuestas y durante estos días me pueden decir por el grupo de WhatsApp (si no estás, mándame un mensaje pidiendo unirte).

El primero que adivine algo que ocurrirá en el final, le dedicaré el capítulo 40 ♡

Aprovecho de felicitar a @akalidresms  por su cumpleaños el día viernes (mismo día que estuvo mi mamá de cumpleaños, de hecho sjdss) ♡♡♡ gracias por tu apoyo, also ♡♡♡

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