La Perdición del Lobo [1] ✔

By 123Sharonbbbbbb

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✅Completa y editándola✅ ⚠️Escenas de violencia y +18⚠️ ⛔Primer libro de la saga: Dolor sempiterno ⛔ Débora tr... More

𝚂𝚒𝚗𝚘𝚙𝚜𝚒𝚜
1. Manzanas amargas para los muertos en vida (e)
2. Fresas silvestres endulzando oscuros pasados (e)
3. Chaquetas plateadas y juegos mortales (e)
4. Caballeros de mala fama (e)
5. Navidades pasadas y gritos en la noche (e)
5.2. Navidades pasadas y gritos en la noche (e)
6. Un cambio de perspectiva revelador (e)
7. Mensajes desesperados y furias escarlatas (e)
8. Caricias del pasado (e)
9. Espías nefastas y puertas traicioneras (e)
10. Duendes mágicos super veloces (e)
11. Un rojo neón fosforescente (e)
12. ¿Un caballero o un asesino serial? (e)
13. ¡Ladrona de libros cazada! (e)
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30 (+18)
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 51 (+18)
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60 (+18)
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Especial: Débora Infancia
Especial: Vida de Amoos
Tráiler - Mejoras - Memes
Respondiendo a sus dudas
MUCHAS GRACIAS AMORES
AYUDA AMORES

Capítulo 50

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By 123Sharonbbbbbb

Espero que estéis preparadas para un capítulo de cuatro paginas!!!

Débora

Decir que estaba nerviosa sería quedarse corta: el corazón parecía que se me fuera a salir del pecho, las palmas de mis manos estaban tan mojadas que pensaba que la mano de Amoos se resbalará de la mía y además, estaba casi cien por cien segura, que mi expresión facial se parecía a la de una persona a punto de cagarse encima.

-Amor, respira. -me susurró Amoos besando mi frente. Sin darme cuenta había contenido la respiración. Haciendo caso, comencé a inspirar y expirar tratando de calmarme. Era la primera vez que tenía un novio formal. Si bien era cierto, que hace varios años tuve algún que otro rollo, jamás habían llegado tan lejos como para conocer a los padres de nadie.

-Si, si, si -le respondí mientras avanzábamos por la entrada- Dime por favor que le caeré bien. -le supliqué mirándole y agarrándome a su brazo.

-No creo que le vayas a caer bien, amor. -al instante pude notar como el corazón se me paraba y me daba un micro infarto. Dando media vuelta, empecé a ir hacía la puerta. No llegué a dar más de dos pasos porque Amoos se encargó de cogerme por la cintura, darme media vuelta y evitar que huyera - No seas así. -me dijo riendo- No me has dejado acabar. -con ternura cogió mi cara entre sus manos y me beso la frente- No creo que le vayas a caer bien -dijo sin apartar su mirada de la mía- Creo que le vas a caer genial, cariño.

Justo cuando estaba apunto de pedirle pruebas, llegó corriendo por el pasillo Thomás. Iba vestido con una adorable traje azul. No pude evitar sonreír. Parecía un adulto en miniatura.

-Ayúdame Amoos -dijo su sobrinito dando tirones a su pantalón- Mi mamá ha perdido la cabeza. -continuó haciendo muecas exageradas- Quiere ponerme una corbata. -dijo haciendo pucheros- Y yo odio las corbatas.

Mientras Amoos y Thomas seguían discutiendo qué nivel de locura sufría la madre del último, yo no pude evitar pensar en cómo iba vestida ¿acaso era una cena de etiqueta? Justo cuando estaba por ir al coche y sacar uno de los trajes, vi aparecer por las escaleras a Anabel. Iba con un vestido verde ajustado hasta la cadera, después la tela dejaba de ajustarse a su piel y caía con gracia. Se trataba de falda plisada de vuelo. Iba espectacular, pero no demasiado elegante. Sin darme cuenta suspiré aliviada. El pequeño Thomas, al ver llegar a su madre con una corbata en la mano, salió corriendo de nuevo a esconderse de ella.

- ¡Hola! -nos saludó sonriendo mientras bajaba más rápido las escaleras- Dios mío cuánto tiempo querida. -me dijo mientras me abrazaba con fuerza- Tienes que venir más a menudo, en esta casa solo hay testosterona y no puedo tolerarla por mucho tiempo más si estoy yo sola. -me confesó en un susurro a voces- Ahora, si me disculpan -dijo mientras miraba hacia donde había huido segundos antes su hijo- He de atrapar a un gamberro. Poneros cómodos, queda media hora para la cena. -tras decir eso, nos dio otra sonrisa angelical, antes de salir corriendo tras su niño.

-No me abandones después de esta cena. -me imploró Amoos haciéndome sonreír.

-Que va. Tú familia es lo más normal del mundo. -dije. La cara de Amoos se cubrió por una sonrisa- ¿Qué, acaso me equivoco?

-No, no, para nada. Somos una familia normal y corriente. -a pesar de sus palabras, no pude evitar sentir que estaba siendo sarcástico -Subamos a la librería. -me dijo subiendo las escaleras- Me acaban de llegar nuevos libros que quiero comentar contigo.

Escondidos del resto de la casa, en el último piso y rodeados de libros, pasamos los treinta minutos antes de la cena. El tiempo se nos escapó entre los dedos sin que nos diésemos cuenta. Entre risas y discusiones sobre distintos libros, empezamos a bajar las escaleras. Mentalmente le agradecí lo que había hecho. Gracias a él, y a su maravillosa colección de libros, todos mis nervios habían desaparecido. De nuevo volvía a ser la Débora segura de sí misma que tanto me gustaba. Al llegar al final de las escaleras nos encontramos con Larisa quien, tras abrazarme, nos informo que todos estaban esperándonos en la sala de paredes azules donde hace meses desayuné sola.

Nada más atravesar las puertas del comedor, el silencio se hizo presente en la sala. Todos los ojos de los presentes se giraron hacia nosotros. Hacia mí. Algunos de los presentes nos sonreían, mientras que otros nos juzgaban con la mirada. Mientras entrabamos pude contar unas quince personas, entre las cuales pude reconocer a David, Anabel y a un pequeño Thomas que no dejaba de toquetear la corbata azul que rodeaba su cuello. Junto a ellos había una mujer de cabellos rubios como los de Anabel y de mirada dulce. Ella me observaba con curiosidad. Su rostro era amable y su mirada transmitía sabiduría cualquiera pensaría que había vivido más de una vida al fijarse en sus ojos azules. Casi parecía que hablasen solos. Levantándose de la silla, agrandó su sonrisa y extendió sus brazos para darme la bienvenida con un abrazo.

-Hola Débora. -su voz transmitía alegría- ¡Al fin nos conocemos! -exclamó separándose de mí para mirarme- No te haces una idea de cuánto tiempo hace que espero a conocerte Débora. -sin saber cómo reaccionar ante tal amable bienvenida, sonreí aturdida y musticé un casi inaudible: gracias Catalina. Quise que me tragase la tierra- Sentaros a mi lado. -dijo ella llena de energía, mientras daba dos besos en las mejillas de su hijo- Débora, espero que te guste el cordero -me dijo susurrando una vez que me hube sentado junto a ella- Es la especialidad de la casa. Larisa cocina esta receta como si fuera un ángel. -dijo sonriendo y cerrando los ojos.

-Estoy deseando probarlo. -maneje a responder. Bajo la mesa, Amoos me dio la mano y comenzó a acariciarla. Enseguida me sentí más segura- Hace un tiempo tuve el placer de desayunar aquí y déjame decirle

-No me hable de usted Débora.- me dijo Catalina sonriendo- Somos prácticamente familia. Llámame Catalina o Lina.

-De acuerdo Catalina.- dije feliz- Como decía, hace un tiempo tuve el placer de desayunar aquí, y si el cordero del que me habla esta la mitad de bueno que las tostadas que me preparo Larisa, me casaré con su comida. -dije consiguiendo hacerle reír a ella y a Anabel.

-Esperemos que Amoos no esté muy celoso y acabe comiéndose tu cordero para evitar tal cosa. -exclamó Anabel burlándose de Amoos.

-Cállate ya -le exigió poniendo los ojos en blanco mi chico.

Mientras esperábamos a que llegase el tan venerado cordero, me presentaron a todos los de la mesa y charlamos sobre todo. Salieron temas de todo tipo, pero lo que más destacaba eran anécdotas vergonzosas de Amoos. Jamás en mi vida me había reído tanto. Amoos a mi lado no dejaba de gruñir cada vez que alguien me contaba algo sobre sus errores, lo cual hacía más graciosa la situación. La historia que más me hizo reír fue la del embarazo de Anabel. Nada mas escucharla contarme, como Amoos se había quedado blanco de la sorpresa y se había desmayado, empecé a reírme sin control alguno. En mi mente se repetía la imagen del fortachón y varonil Amoos cayendo al suelo cual princesita pija. Amoos por otra parte no dejaba de mirar mal a su hermana y madre. En un momento donde todos estaban distraídos por la llegada de la comida, Amoos se acerco a mi oreja y con la voz más seductora, que había escuchado jamás, me dijo: Ya veremos si te ríes tanto más tarde, amor. Instantáneamente tragué saliva nerviosa.

Tras devorar como lobos hambrientos el cordero, llegó a la mesa el postre. Se trataba de una tarta de zanahoria decorada con nata y una bola de helado. Sinceramente estaba tan llena que tuve que pasarle la mitad del mío a Amoos. No se quejo en absoluto.

-Bueno Débora, cuéntanos un poco más sobre ti. -dijo con una sonrisa en el rostro Catalina- ¿Qué tal fue tu infancia? ¿Veré a tus padres en la gala? -pude notar como Amoos a mi lado se tensaba al escuchar las preguntas de su madre. Yo sin embargo estaba tranquila. Sabía que debía decir.

-Mi infancia no fue la mejor. -le confesé sonriendo- Mi madre se fue de casa cuando era una niña pequeña y mi padre no era el mejor. -dije encogiéndome de hombros- Dudo mucho que aparezcan en la gala. -al acabar esperaba ver en el rostro de Catalina la expresión que todos ponían al escuchar mi historia, pero no. En lugar de hablar y soltar el típico: lo lamento, se acercó más a mi y me envolvió en un maternal abrazo. No me había dado cuenta de cuánto necesitaba ese tipo de abrazo hasta que Lina me lo dio.

-Bueno querida, y ¿Qué tal es tu vida ahora mismo? -me pregunto separándose de mí mientras pasaba una de sus manos por mi espalda. Mirando de reojo a su hijo respondí

-Maravillosa.

El resto de la velada la pasamos en el salón de al lado. Algunos sentados en los sofás y otros charlando junto a la ventana. Junto a mi estuvo en todo momento Amoos, quien no cesó de charlan con ninguno de los presentes. A pesar de que la reunión era supuestamente familiar, notaba en el aire la seriedad de una velada de negocios. El tiempo fue pasando, y para cuando el último de los invitados decidió marcharse, el reloj ya marcaba la una de la mañana. Agotada por lo intenso que había sido mi jueves, y lo poco que había dormido la noche anterior, me vi tentada a tumbarme en el sofá y dormirme delante de todos. Amoos al notar mi cansancio se acercó más a mí.

-¿Débora te apetece dormir hoy aquí? -me preguntó. A pesar de que la idea de dormir con él era muy tentadora, no sabía como se lo tomaría su madre. Catalina, como si hubiese leído mis pensamientos apareció de la nada y contesto en mi lugar.

-Eso ni se pregunta hijo. Ya he mandado a las chicas a arreglar tu habitación para que podáis dormir juntos. -luego se giró hacia mí para continuar su monólogo- He mandado a que te lleven un pijama de Anabel. Lo encontrarás sobre la cama de Amoos. Si te supone un problema dormir con él, podemos prepararte otra habitación, pero creo que los dos sois ya dos personas lo suficientemente adultas para decidir si queréis dormir juntos.

-No, no, no, tranquila. No tengo ningún problema. Muchas gracias. -respondí visiblemente sorprendida por lo bien que se había tomado la situación.

-Nos vemos mañana entonces Débora. -me dijo Catalina besando mis mejillas- Buenas noches querida. Y tú fiera, -dijo señalando a su hijo- pórtate bien. Que no me entere yo que roncas demasiado y mi niña no puede dormir bien. -sonriendo miré a Amoos que nervioso no dejaba de mirar a cualquier lugar menos hacia mi.

Tras dar las buenas noches a todos lo que quedaban en la casa, subimos las escaleras hasta el último piso donde se encontraba la habitación de Amoos. Nada más entrar en ella, me quité los zapatos suspirando aliviada.

-Estoy tan cansada que podría hibernar durante dos años enteros. -me quejé mientras me quitaba el vestido y lo colocaba doblado en una de las sillas de su habitación. Extrañada de no oír una burla por parte de Amoos me giré a mirarlo. Este estaba todavía con el pomo de la puerta en la mano. Sus ojos me miraban con deseo y su expresión era seria, como si estuviera conteniendose- ¿Pero qué te ...? -en esos momentos me di cuenta de que me había quitado la ropa frente a él con total naturalidad. Estaba ante él sin nada más que un sujetador rojo y unas bragas del mismo color. Lo había hecho sin pensar- ¡Perdón! -grité al darme cuenta de lo que había hecho. Estaba siempre tan agusto con él, que no me había dado ni cuenta de que me desvestía. Con prisas cogí la ropa de la cama y traté de correr hacía el cuarto del baño. A penas había dado un paso en esa dirección, cuando las manos de Amoos se cerraron en mis caderas. Un segundo después estaba tirada en la cama, con Amoos encima mío besando mi boca. Asombrada y aturdida por la velocidad de Amoos, manejé a agradecer mentalmente lo distraída que podía ser mi mente.

.

¿Y bien? ¿Qué tal? ¿Os ha gustado?

Mañana creo que escribiré varios capítulos. Depende de cuanto tiempo me dejen para escribir podré hacer uno o cinco capítulos. Enseguida que acabé un capítulo lo subiré chiquis!

Nos vemos mañana!!!

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