La Perdición del Lobo [1] ✔

بواسطة 123Sharonbbbbbb

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✅Completa y editándola✅ ⚠️Escenas de violencia y +18⚠️ ⛔Primer libro de la saga: Dolor sempiterno ⛔ Débora tr... المزيد

𝚂𝚒𝚗𝚘𝚙𝚜𝚒𝚜
1. Manzanas amargas para los muertos en vida (e)
2. Fresas silvestres endulzando oscuros pasados (e)
3. Chaquetas plateadas y juegos mortales (e)
4. Caballeros de mala fama (e)
5. Navidades pasadas y gritos en la noche (e)
5.2. Navidades pasadas y gritos en la noche (e)
6. Un cambio de perspectiva revelador (e)
7. Mensajes desesperados y furias escarlatas (e)
8. Caricias del pasado (e)
9. Espías nefastas y puertas traicioneras (e)
10. Duendes mágicos super veloces (e)
11. Un rojo neón fosforescente (e)
12. ¿Un caballero o un asesino serial? (e)
13. ¡Ladrona de libros cazada! (e)
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30 (+18)
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51 (+18)
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60 (+18)
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Especial: Débora Infancia
Especial: Vida de Amoos
Tráiler - Mejoras - Memes
Respondiendo a sus dudas
MUCHAS GRACIAS AMORES
AYUDA AMORES

Capítulo 26

25.8K 2.5K 555
بواسطة 123Sharonbbbbbb

Este capítulo va dedicado a mis chicas de OHANA♡

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Débora

Al día siguiente, de que Amoos me acompañase a casa, me pase todo el día intentando encontrar a Sharon para hablar con ella y explicarle tranquilamente las cosas. Pero fue imposible. Cada vez que la veía estaba con gente o en clase. Por eso desistí o al menos lo pospuse. Y pensé en intentarlo el próximo día ósea hoy. Un viernes. ¿Qué mejor día para tener una conversación posiblemente violenta? Así cerramos la semana por todo lo alto.

Al entrar en la única clase que compartimos, me dirigí hacía donde estaba. No había llegado la profesora y se encontraba sentada en una de las esquinas de la clase junto a sus amigas y amigos. Al verme llegar dejó de hablar con los que la rodeaban y se levantó del suelo.

-Hola Sharon. ¿Podemos hablar un minuto? -le pregunté forzando una sonrisa.

-Claro Debí -me respondió sonriendo y con su característica voz aguda.

-A solas - añadí al ver que no se movía. Una vez que estuvimos fuera de la clase y me aseguré que no había nadie al acecho, me giré a mirarla- Primero de todo y antes de empezar, quería aclararte algo muy importante. Mi nombre es Débora, no Debí ¿sí?- le comenté con una sonrisa más falsa que las pestañas que ella llevaba puestas- Luego quería hablar sobre la conversación, bueno, el monólogo que tuvimos el miércoles.

-Pero Deb...

-Shh. Calla. Que estoy hablando yo ahora.- le interrumpí haciendo que su sonrisa se esfumase- No te mentí el otro día. Amoos no es mi novio. Pero no por eso te doy vía libre. Si quieres salir con él, no te lo voy a impedir. No soy su ama ni soy su madre para decidir con quién puede salir y con quién no. Pero que una cosa te quede clara -le dije señalándole - No voy a dejar de verle. Yo voy a seguir viéndome con él y si decide, que prefiere salir conmigo, te pediría que, bueno, lo dejases estar.

-¿Y si decide salir conmigo? -preguntó con arrogancia.

-Lo dejaré estar y no me entrometeré. -le respondí con sinceridad- ¿Trato?

-Claro.- dijo apretando la mano que le tendía y sin dejar de sonreír- Perdón por la conversación del otro día. Intentaba asustarte y quitarte de mi camino. Pero supongo que no eres de esas que se asustan a la primera -mentalmente imágenes de mi pasado volaron por mi mente. Tenía razón. Una niña rica y mimada no iba asustarme. No después de todo lo que había pasado- Y yo que pensaba que eras una mosquita muerta.

-Supongo que las apariencias engañan. -dije mirando su rostro angelical y sintiendo un escalofrío por todo mi cuerpo.


Después de pactar esta tregua, volvimos a clase instante antes de que lo hiciese la maestra. Durante toda la semana nos habíamos dedicado a practicar la coreografía básica, y si debía ser sincera, ya estaba aburrida de repetirla. Las horas fueron pasando y las clases llegaron a su fin. Al llegar a mi casa, y tras haber comido, me dediqué a ordenar y limpiar todo. Tan metida estaba en mi tarea que no me di cuenta que el reloj ya marcaba las siete menos cuarto ¡Tenía quince minutos para cambiarme de ropa y llegar al trabajo a tiempo! Tan alterada estaba ante la idea de llegar tarde, que no me di cuenta de las nubes negras que cubrían el cielo. Más tarde lamentaría haber dejado mi paraguas rojo en la entrada de mi casa.

-Na- Nathaniel -saludé a mi jefe entre jadeos y bufidos- Siento lle-gar tarde.- dije intentando recobrar el aliento tras haber corrido diez minutos sin parar.

-Débora llegas cinco minutos antes de tiempo- me hizo saber Nathaniel dando varias palmaditas a mi espalda- Anda melodramas, ves a preparar las mesas. -mientras me dirigía tras la barra, me cogió del hombro para detenerme- Este domingo me pasaré por la mañana a tú casa para lo de las clases esas que me pediste.

-¡Perfecto! Gracias.- dije dándole un abrazo que le dejó sorprendido.

Fue una tarde tranquila, sin muchos clientes y con la televisión encendida de fondo a bajo volumen. A medida que se acercaba el final de mi turno, fuera del bar empezó a llover. Al principio era una suave llovizna. Esas que sin darte cuenta te van mojando poco a poco. Pero a medida que avanzaba el tiempo, se convirtió en un diluvio. Mientras atendía a una de las mesas maldije no haber cogido el paraguas.

-Débora -me llamó uno de los clientes más mayores del bar. No había día que no lo viésemos en por el lugar.

-Dime Juan. ¿Qué te traigo? ¿Otra caña? -le pregunté.

-Nada, nada. Era si podrías subir el volumen de las noticias.- me preguntó él señalando la televisión con su dedo calloso.

-Claro.- una vez tras la barra, cogí el mando y subí el volumen. Estaban hablando de la tormenta y como esta iba a durar toda la noche y parte del día siguiente. Era una de las más grandes en los últimos años, y recomendaban no salir en coche para evitar posibles accidentes. Genial... Magnífico Simplemente, maravilloso. Estaba tan metida en mis pensamientos que al principio no me di cuenta de la nueva noticia que estaban dando. No al menos, hasta que lo que la presentadora estaba contando activo un recuerdo de mi memoria que creí haber cerrado bajo llave.

-Retomando el tema que nos lleva preocupando, hace ya varios días, han pasado dos semanas desde las desapariciones de los cuatro treintañeros que estaban celebrando una despedida de soltero en Limerick. El suceso ocurrió la noche del sábado quince, pero los familiares no dieron la voz de alarma hasta hace una semana. Esto se debe a que los sujetos desaparecidos estaban en un viaje que iba a durar cuatro días. Les recordamos los nombres y aspectos de los desaparecidos. En caso de tener alguna información llamen al siguiente número de teléfono. La última ubicación de la que se tiene constancia es en la ciudad de Limerick. Los sujetos se llaman: Steve de veintiocho años, Jones de treinta, Albert de veintinueve y finalmente Damián de treinta años que tenía pensado casarse el mes que viene...

La sala comenzó a dar vueltas a mi alrededor. Intentando no caer al suelo, decidí sentarme. Allí, escondida bajo la barra, sentía que me faltaba el aire. Estaba hiperventilando, y sabía que si no me tranquilizaba todo el mundo se daría cuenta de mi ataque de ansiedad.

Intente cerrar los ojos y llevar las rodillas a mi pecho para tranquilizarme, pero eso solo sirvió para que mi cerebro le diera el play al recuerdo de aquella noche. Las imágenes se super posaban unas con otras sin control. Damián golpeándome. Mi padre gritándome. Damián bajando mis pantalones. Mi padre lanzando un vaso contra la pared. Damián con un cuchillo en mi cuello. No paraban. A pesar de mis súplicas seguían viniendo imágenes a mi mente. Y así, llorando, decidí acudir en busca de ayuda a mi enemigo. Temblando, cogí un vaso y lo llene de alcohol. Y luego otro, y otro más. Para cuando llegué al sexto, las manos me dejaron de temblar y mi mente estaba tan nublada que no podía ni pensar. Recogí mi bolso del suelo, y me dirigí hasta la puerta de la cocina para decirle a Nathaniel que ya había terminado y que me iba. A pesar del alcohol, conseguí evitar que se diera cuenta de mi estado. A toda prisa me dirigí hasta la salida. No me preocupo empaparme, ni haberme dejado el abrigo dentro del bar. Como pude seguí avanzando, pero entre la lluvia, el alcohol y el miedo que tenía en mi organismo, no llegué hasta muy lejos. Tirada en la acera empapada y con la lluvia cayendo sobre mi rostro lleno de lágrimas, me sentí patética pero al mismo tiempo en paz.

Fueron pasando los minutos y yo continúe tirada mirando al cielo. Nadie salía del bar y nadie paseaba por las aceras. Estábamos solo la oscuridad y yo. O al menos así fue, hasta que oí el portazo de un coche cerca de mi. Lentamente y con desgana, dirigí mi mirada hacía donde había escuchado unas pisadas aceleradas. Por culpa de la lluvia, no supe quién era esa figura negra que se acercaba a mi, hasta que la tuve encima mía. Al dejar de sentir la gotas frías del agua, me queje. Al notar como me levantaban del suelo, me queje. Al sentir los brazos cálidos de mi salvador, me queje. Quería que me dejasen ahí. Donde el dolor se camuflaba con el frío y dejaba de ser tan fuerte. Temblaba sin control. No sé si por estar mojada o por el miedo. Al llegar a su coche, me metió en los asiento copiloto donde me hice un pequeño ovillo.

-Débora. ¿Me oyes? -me preguntó esa voz familiar dándome golpecitos en las mejillas- Soy Amoos. He de quitarte esta ropa mojada ¿Me entiendes? -al notar como me quitaba la camiseta proteste. No quería que viera las cicatrices. No quería que me mirase con más pena- Lo siento, pero sino vas a pillar hipotermia. Ven. Acércate.- me sentó encima suyo y me tapo el cuerpo con sus brazos, como si fuese una manta. Su cuerpo pegado al mío, emanaba calor. Sin darme cuenta, acabé abrazándolo. En busca de calor o en busca de protección. No lo se, pero él, me abrazó más fuerte- ¿Qué ha pasado Débora?

- Lleva-me a ca-sa.- logré decirle entre hipidos. Mirando sus ojos amarillos. Eran tan raros. Me recordaban a los ojos del lobo que cada noche vigila mi ventana- Por favor- añadí al ver que dudaba. Con un gruñido a modo de protesta, separó su cuerpo del mío y me dejó de nuevo en el asiento copiloto. Antes de arrancar se quitó su camiseta y me la puso. Mis manos, guiadas por mi mente borracha, acariciaron con temor su brazo y torso.- Joder- mascullé- Tú haces ejercicio ¿a qué sí? -le pregunté con voz suave, apoyando mi cabeza en su hombro, con los ojos cerrados.

- Sí, Débora. Hago ejercicio.- me respondió entre risas Amoos. No le culpo, me debía de ver super graciosa diciendo estupideces.- Vamos a llevarte a tu casa a descansar y dormir la mona. Mañana ya me explicaras que te ha pasado ¿sí? -me preguntó poniendo la calefacción del coche a su máxima potencia, y acariciándome la cara con su mano.

-Mmm si no te preocupes-le respondí completamente ida mientras el conducía- Te preocupas demasiado por mi lobito -y esas fueron mis últimas palabras antes de dormirme encima de un tenso Amoos.


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¿Débora sabe algo?

Venga chiquis pensar... ¿Qué puede pasar?

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