𝗧𝗡𝗲 π—Ώπ—²π—³π—Ήπ—²π—°π˜π—Άπ—Όπ—» οΏ½...

By jeaark

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𝗧𝗡𝗲 π—Ώπ—²π—³π—Ήπ—²π—°π˜π—Άπ—Όπ—» 𝗼𝗳 π—½π—²π˜π—²π—Ώ ━todo el que conozca a los Hale, con solo la darle una corta mira... More

━ACTO UNO
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━ACTO DOS
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ACTO TRES.
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By jeaark

El observar pequeñas gotas de lluvia chocar contra la ventana de la camioneta provocó un gran bostezo que no me dio ni tiempo de ocultar, por lo mismo aquello llamó la atención del chico a mi lado.

—¿Ya tienes sueño? —inquirió usando un tono burlón, voltee mi cabeza para mirarlo sin despegarla del respaldo.

—¿Quien no lo tendría? Ya es tarde, llevamos más de diez minutos atascados en el tráfico —respondí con fastidio en mi voz.

Mi mirada viaje en diferentes puntos, pero en todos y cada uno de ellos encontraba un auto. No había alguna manera de salir, estábamos atrapados. Gruñó por lo bajo agarrando mi teléfono de entre el sitio de porta vasos.

—No tengo señal, ¿tu? —cuestionó al revisar la pantalla superior del teléfono, este mismo me fue arrebatado de las manos con gentileza.

—No, pero dame un minuto —salió de la camioneta con el aparato entre manos.

Confundida me traspase de mi asiento al suyo —piloto—. Aprovechando que dejó la puerta abierta, asome mi cabeza observando como alzaba mi teléfono al cielo, cubriéndolo con su mano libre de las gotas.

—No creo que funcione —comente con una mueca, hice el ademán de bajarme sin cerrar la puerta pues las llaves seguían dentro.

—No pasa nada con intentar —se encogió de hombros dándome la espalda para comenzar alejarse un poco.

Sonreí de lado negando levemente, cuando me quejaba de algo o quería algo, el hacía de todo para complacerme. Camine posicionándome frente al chico deteniendo su caminata.

—Volvamos a la camioneta, te resfriarás por mi culpa... —guarde silencio abruptamente cuando un aroma raro pero algo conocido había llegado hasta mi olfato.

—¿Que pasa? —me interrogó el chico, dirigiéndome una mirada de confusión y preocupación, bajo el teléfono lentamente posando una de sus manos en mi hombro.

—Creo qué hay alguien de la manada —susurre en un tono casi inaudible con un nudo en la garganta. El disimuladamente observó a nuestro alrededor.

La voz de una mujer ordenar a su hija bajar del techo de su auto llamó nuestra atención, si no fallaba con mi oído estaban a menos de diez metros de nosotros.

—Tampoco tenemos señal —Theo comento a una persona en particular a mis espaldas alzando un poco mi teléfono. Por el espejo retrovisor del auto más cercano a mi, distinguí a una asiática pelinegra sonreír hacia el chico para después subirse a un auto rojo, agradecí internamente el llevar puesto el gorro de la chaqueta.

—...soy Kira Yukimura —se presentó la chica asiática de forma tímida tratando de evitar el silencio incómodo que se había creado.

—Es un placer conocerte Kira —dije de manera cortes con una sonrisa en mi rostro.

—Cariño, esa chica es el kitsune de la manada. En persona —informe a Theo, quien me miro de forma divertida e cómplice.

Guardando mi teléfono en su bolsillo del pantalón, pasó sus manos a los costados de mi cintura desapareciendo la brecha entre nuestros cuerpos en un movimiento rápido. Desprevenida dejé salir un jadeo de mis labios lo cual causó una sonrisa en su rostro, pase una de mis manos detrás de su cuello mientras que la otra; la colocaba en su pecho. Inclinó un poco su cabeza acercando su rostro al mío, hasta que pude sentir su respiración chocar ligeramente contra la punta de mi nariz, entreabrí los labios rozándolos con los suyos para después sin dar aviso, separarme de su cuerpo dejándolo aturdido.

—¡Hey! —se quejó abiertamente cuando pase por su costado. Camine de nuevo hacia nuestra camioneta pero antes de poder tocar la puerta del piloto, su mano envolvió mi muñeca jalándome hacia su cuerpo, justo como hace unos segundos ni bien pude mirarlo a los ojos, sus labios chocaron contra los míos de forma desesperada.

A medio del beso sonreí separándome un poco no sin antes morder con suavidad su labio inferior, sobre el hombro de Theo mi mirada choco con unos ojos rasgados dentro del mismo auto rojo.

—Entremos, que va a llover y el señor Yukimura nos está observando —pedí ingresando de nuevo a la camioneta con Theo detrás.





—Solo hablan sobre la leyenda de jinetes fantasma —habló el chico fastidiado apoyando su frente contra el el volante después de otros diez minutos—. Y esa ya nos la sabemos de memoria.

—¿Que esperabas? Su madre tiene siglos, creo que hasta pudo haber conocido a la abuela de tu abuela —respondí sacando mis audífonos de la guantera.

Recargue mi cabeza contra la ventana cerrando mis ojos en un intento de descansar pero eso no duró ni un par de minutos cuando el sonido motor acercarse rápidamente se escuchó por encima de la música. Bufé abriendo los ojos y retirando los audífonos, me incline sobre el asiento de Theo observando el espejo donde se reflejaba el auto rojo, del cual salió Kira empapándose completamente .

Pasó corriendo aún lado de la camioneta, sin percatarse de nuestras miradas, corrió hasta llegar a una persona que estaba montada en una moto verde —ya parqueada—.

La persona al quitarse el casco, pude reconocerlo como Scott McCall, intercambió unas palabras con la asiática para después besarse apasionadamente bajo la lluvia. Involuntariamente hice una mueca de desagrado.

—Patético —susurre volviendo sentarme correctamente en mi asiento.

—Se fueron —anunció Theo al mismo tiempo que el sonido del motor se alejaba.

—Hora del show —murmure guardando mi teléfono e audífonos en el interior de mi chaqueta, junto a las llaves de la casa y teléfono de Theo. Era más seguro guardarlos allí para no perderlos, aparté de que no me molestaban.

—Conduzcan hasta esta dirección. No hablen con nadie, no digan nada, ¿bien? —ordenó el de ojos avellanas extendió un papel girándose un poco hacia los asientos traseros.

Por el espejo retrovisor miré como el par de señores asentían rápidamente, me incline hacia atrás sacando mis garras para romper las cuerdas que retenían las manos de la mujer mientras Theo hacía lo mismo con el hombre.

El primero en bajar fue el chico, y como antes me pase a su asiento para bajar de la camioneta e correr hacia la preparatoria —con el gorro puesto—.





Oculta entre los arbustos presencie como aquel sujeto de garras azules lanzaba a Yukimura contra el suelo, después a Theo —quien ya había hecho su entrada—, para seguido enterrar sus garras en el abdomen de McCall, quien se debilitaba cada vez más. En el comienzo del otro extremo del "tunel" llegaron los restantes de la manada —a excepción de las banshee—, los dos sobrenaturales estaban listos para atacar pero el hijo del alguacil fue quien los detuvo al notar como su mejor amigo se ponía de pie poco a poco, derrotando al sujeto e intercambiar unas cortas palabras con el.

—...yo correría —aconsejó Stiles. Y el sujeto escuchando sus palabras se levantó del suelo avanzando rápido hacia el otro extremo del "túnel" en el cual estaba yo.

Salí de mi escondite pasando aún lado del tipo, quien me miro completamente asustado unos segundos antes de salir corriendo. Me había reconocido.

Al mirar de nuevo a la manada, pude observar como se ponían frente a Theo a la defensiva. ¿En serio actuaba así todavía que ayuda a Scott? Deje mis pensamientos de lado acercándome por detrás a mi acompañante, así mismo llamando toda la atención de la manada.

—Nunca volveré a salir en días lluviosos —masculle con molestia. Theo dio media vuelta mirándome con confusión por lo cual señalé mis zapatillas deportivas, había pasado de un deslumbrante blanco a un café bajo.

El chico soltó una leve risa confundiendo a la manada tras de el.

—Te dije que no usarás las blancas —se rio aun más, indignada di cortos pasos a el golpeando con poca suavidad su hombro.

—Disculpen, ¿quienes son? —inquirió el alfa abrazando a su novia por los hombros. Aunque no podían verme una ceja en alto al escuchar eso, pasaron solo 6 meses. ¿Y no se acuerda de mi voz? Bueno no los culpaba del todo, mi voz estaba más ronca, la mayoría en mi había algo distinto.

—No me recuerdas, ¿ó si? —se volteó hacia donde ellos ocultándome detrás de él—. Supongo que he cambiado desde cuarto año.

—¿Theo?

—¿Lo conocen? —interrogó Malia Tate mostrándose confundida.

—Me conocían, en serio nunca pensé en volver a verlos, pero hace unos meses oí sobre un alfa en Beacon Hills —explicó Theo, me asomé un poco por encima de su hombro sin que vieran mi rostro—. Cuando supe que su nombre era Scott McCall no podía creerlo y no solo un alfa, si no uno verdadero.

—¿Que quieres? —cuestionó el mencionado después de unos segundos.

—Regrese a casa con mi familia —hizo una pausa, causando suspenso—. Por que quiero ser parte de tu manada.

—¿Quien está detrás tuyo? —inquirió Stiles aun a la defensiva, sabía que sería un obstáculo.

Theo me dio una breve mirada sobre su hombro antes de colocarme a su par rodeándome por los hombros.

—¿Te presentó ó todavía no? —susurró cerca de mi oído, lo hizo a propósito pues sabía que la mayoría de ellos podían escucharnos a la perfección.

—No me interesa, pero como quieras.

—Ella es... —sus palabras fueron interrumpidas por la asiática.

—Su novia —al darse cuenta de nuestras miradas en ella un gran sonrojo se apoderó de su rostro—. Los vi besarse en el trafico, no fue adrede —aclaró.

—Pero también hay amigos que se besan, sin tener nada romántico —mi comentario causó que el cuerpo del beta de la manada se tensara, removiéndose incómodo en su lugar.

—¿Por que no se quita el gorro? —cuestionó de nuevo el hijo del alguacil.

—¿Por qué no quiero ó tal vez por que está lloviendo? No lo sé, dímelo tú —mi tono obvio no le agrado para nada a su pareja que gruñó por lo bajo.

—Quítatelo —ordenó la mujer coyote. Un gruñido animal, aun más fuerte que el de ella, se emitió desde mi garganta asombrando un poco a la manda.

—¿También es como tu? —señalaron a Theo, quien ladeó un poco la cabeza antes de asentir.

—Quítatelo —volvió a repetir la misma chica recomponiéndose de mi gruñido, le había sorprendido que fuera mayor al suyo.

Mientras que su instinto animal se desvanecía poco a poco, el mío se elevaba llevándose consigo la poca humanidad que me quedaba. Por ello salían mis impulsos.

—No me ordenas —masculle entre dientes—. No te interesa quien soy.

Después de aquellas palabras note como tragaba en seco al mismo tiempo que sus ojos se cristalizaban un poco. Mierda, había usado las palabras incorrectas.

—¿Que eres? —su tono salió algo amenazante, pero no ella no causaba algún miedo en mi interior.

—Adiós chicos, fue un gusto conocerlos —me despedí de la pelirroja, asiática y el chico pálido con una sonrisa, después de haber reparado el jeep—. Y para ti, déjame decirte que eso es algo que no te interesa —me dirigí esta vez a Malia la mujer coyote.

—¿Acaso me están siguiendo? —interrogue con tono burlón cruzándome de brazos.

No te interesa —respondió la de cabello corto de la misma forma que en nuestro primer encuentro de hace un rato, gruñí a su dirección.

—¿Mack? —me llamó con el mismo apodo que tenían ella y Derek para mi, ignorando las miradas de los demás dio cortos pasos olfateando el aire. Buscaba mi aroma—. No hueles igual, tú corazón es difícil escucharlo.

—Mi aroma la cubre, dejó de tener uno propio —explicó Theo acercando su mano al extremo de mi gorro para bajarlo lentamente, dejando mi rostro descubierto e cabello rubio—. Ella es mi novia, Mackenzie Hale.

Por dicha presentación la manada exclamó con sorpresa. Levante la mirada encontrándome con sus rostros los cuales adornaban graciosas expresiones. No evite carcajearme ante ello.

—¿Mackenzie? —tartamudeó el chico ojiazul hablando por primera vez.

—Pero estabas muerta, todos te vimos morir —le mande mi más fría mirada al alfa, su comentario no me había agrado. Y eso lo había notado Yukimura quien a pesar del asombro le dio un pequeño codazo en su costado.

—Lamentó informarte que no, estoy vivita y coleando —hable de manera neutra, como si de un robot me tratase. Mire a Theo que observaba toda la escena divertido pero disimulado—. Vámonos.

El dejó ojos avellanas asintió, dimos media vuelta ignorando algunos llamados de Tate y Stilinski. Pero antes de salir del "túnel" detuve el paso al recordar algo.

—Ah, McCall, no vayas a hacer como lo de Argent —hice una pausa—. Si vas a avisarle a Derek, llámale, no le mandes mensaje —al terminar seguí mi camino desapareciendo de allí con Theo.

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