POV STEPHEN
Empiezo a dar vueltas por la habitación sintiendo mis manos sudar. Joder, yo nunca me ponía nervioso, ni si quiera antes de una pelea, no recuerdo la ultima vez que me sentí así. Estoy esperando a que el angelito salga del cuarto de baño para ir a la primera ecografía de nuestro renacuajo. Después de hoy, si todo esta bien, vamos a decírselo a nuestras familias. Todavía sigo sin asimilar cómo después de tanta mierda la vida me ha dado algo bueno, me ha dado felicidad.
De repente la puerta se abre rápidamente dejándome verla solo con ropa interior. Mis ojos automáticamente la recorren de arriba a bajo tragado con dificultad.
- ¡¡¡¡Stephen mira!!!- dice viniendo corriendo a mi.
- Te estoy mirando créeme- murmuro sin poder aparta la mirada de ella- Angelito por favor vístete, no soy inmune y sabes que eres mi debilidad y así no vamos a llegar con la doctora.
- Que no tonto, ven- tira de mi mano poniéndonos delante del espejo.
- ¿Qué...?- antes de que pueda terminar se ha puesto de perfil haciendo que mi mirada no se pueda separar de su barriga.
- ¡Ya se nota!- a través del espejo puedo observar cómo me da una sonrisa radiante, pero yo me he quedado sin palabras.
Ante su atenta mirada me pongo de rodillas delante suya quedando mi cabeza a la misma altura que su barriga. Poso mis manos en su cadera dandole un beso en su pequeña tripita. ¿Esto es lo que se siente a ser padre? Nunca había tenido la necesidad urgente de querer proteger y cuidar a una persona. Ese congojo en el pecho por saber que una parte de ti esta ahí dentro. No sé como mi padre pudo hacernos eso a nosotros, no podría ponerle una mano encima a mi hijo ni a mi mujer. Desde que me entere de la noticia las recuerdos han vuelto junto a las pesadillas, pero en menor intensidad y por ello he podido ocultárselo al angelito. No quiero que se preocupe y cómo últimamente cae rendida por las noches no se percata de que me quedo la mayoría del tiempo despierto. Apoyo mi frente en su barriga soltando un suspiro, vas a tener al padre que yo nunca tuve.
Mi mirada se dirige hacia arriba encontrándome los ojos emocionados de la niñata. No sé que hubiera sido de mi vida si no se hubiera cruzado en mi camino ese día en el ring.
- Hola bebe, tu madre esta últimamente un poco llorosa, haz que ria un poco más- pronuncio antes de darle un ultimo beso poniéndome de pie para besar a mi mujer.
- Creo que ya se nos ha hecho tarde para la cita- dice riéndose mientras le quito una lagrima traicionera de su sonrosada mejilla.
- A mí nadie me echa del hospital antes de ver a mi mini boxeador o mi mini princesa- una hermosa sonrisa se forma en su cara antes de coger un vestido y calzarse los zapatos. Mi vista recorre todo sus pasos y es que últimamente esta preciosa, no se si será por el embarazo o por qué ya me ha vuelto demasiado loco. Cuando termina agarra su bolso y va a dirigirse a la entrada pero antes se gira ante mí con una sonrisa.
- Te quiero- susurra antes de abrir la puerta para dirigirse al coche. Me quedo parado en la entrada de la puerta para cerrarla, pero mis ojos no pueden separarse de ella. Doy un silbido que hace que se gire media calle y cuando se ha dado la vuelta le grito:
- Yo también te quiero- cierro con llave la puerta de la casa y me dirijo al coche con una sonrisa divertida al ver que esta parada con las mejillas sonrosadas, y es que los vecinos nos estaban mirando. Entra al coche dándome un golpe en el brazo haciendo que expulse la carcajada que estaba aguantando.
Apoyo mi mano en su muslo mientras la oigo cantar, bueno mejor dicho desafinar. Aparco corriendo viendo que vamos justo de tiempo y llegamos justamente a la consulta en el momento en el que dicen su nombre.
- ¡¡Aqui!!- grito para que me escuche. Voy a andar hacia la consulta, pero su mano me para.
- Espera que recupere aire, no todos tenemos ese cuerpazo como tu- dice con las manos apoyada en las rodillas intentando normalizar su respiración. Sin pensarlo dos veces, paso una mano por debajo de sus piernas y otra por su espalda levantandola ante su sorpresa.
Escuchamos las risas de las demás mujeres embarazas y siento como la niñata niega con la cabeza con una sonrisa plasmada en la cara. Cuando llegamos a la puerta me obliga a que la baje y entramos encontrándonos a la doctora de la ultima vez.
- Sientense, por lo que veo es la primera ecografia ¿no?- ambos asentimos con la cabeza.
- Hoy vais a poder ver a vuestro bebe y podréis escuchar su latido- las palabras salen sola de mi sin poder controlarlo.
- Eso no le hará daño ¿verdad?- las risas de ambas mujeres inunda la habitación y es que me acabo de dar cuenta de que puede ser una pregunta estupida.
- No tranquilo, al bebe no lo daña
- ¿Y a ella?
- Tampoco- suelto un suspiro de alivio.
- Venga vamos a empezar antes de que el papa se desmaye- yo no me desmayo, claro que no, soy fuerte, un macho, si eso.
Nos dirigimos a la camilla y después de que se pusiera una especie de bata de hospital empieza a echarle un gel en la barriga.
- Bien, vamos a ver si quiere que lo veamos- agarrándole la mano al angelito me acerco más cuando empiezo a ver una mancha en la pantalla.
- ¿Veis eso de aquí?- asiento con la cabeza siendo la segunda vez que me quedo sin palabras en el día- Esa es su cabeza y esas sus piernecillas.
- Es hermoso- susurro sin poder apartar mi mirada de la pequeña pantalla.
- ¿Esta bien?- susurra la niñata sorbiendose la nariz. Dirijo mi mirada a ella viendo como varias lagrimas escapan de sus preciosos ojos. Me acerco dandole un beso encima de la cabeza.
- Esta perfectamente, el peso es normal y la medida perfecta- le da a un botón y empieza a sonar un ruido. Mis ojos se abren sorprendido.
- ¿Es... esos son sus latidos?- asiente con la cabeza. Sin poder aguantar más una lagrima se escapa de mi ojo la cual intento quitar de inmediato, pero demasiado tarde para que la niñata no lo viera.
- Stephen, ¿estas llorando?- pregunta hipando, niego con la cabeza sabiendo que la voz me iba a traicionar.
- Voy a sacaros una copia de la ecografia. Puedes limpiarte y vestirte tranquila, os espero en la consulta.
POV CAROL
Eso ha sido lo más bonito de mi vida. Esa sensación de que alguien depende tanto de ti, de que tienes que cuidar de otra personita que hay dentro tuyo. Una vez que he tranquilizado la lloraera, voy a coger los papeles para limpiarme, pero Stephen se me adelanta, agarrándolo y limpiándome con cuidado. Todavia no ha abierto la boca y es que ver a Stephen emocionado es difícil.
- ¿Estás bien?- le pregunto cuando me incorporo en la camilla. Asiente con la cabeza sin apartarme la mirada. Paso una mano por su mejilla haciéndome cosquillas en la mano cuando topa con su incipiente barba.
- Os voy a cuidar con mi vida, no voy a dejar que nada os pase- susurra uniendo nuestras frentes.
- Contaba con ello niñato- una sonrisa ladina se forma en su cara robándome un suspiro. Se que le pasa algo, pero no creo que sea el mejor momento para hablar, no quiero que desaparezca la sonrisa que tiene ahora mismo plasmada en la cara
Después de las indicaciones de la doctora y de que nos asignara la próxima cita hemos venido a casa a regañadientes de Stephen, pero mañana es su pelea y no quiero que este cansado.
- ¿Y que te apetece pedir comida y nos tumbamos en el sofá a ver una película? No pienso irme a dormir- mis ojos se iluminan ante la mención de comida, me moría de ganas por una pizza, pero no se lo había dicho porque si no no íbamos a llegar a casa.
- Por los ojitos que estas poniendo veo que tienes un antojo ¿no?- pregunta riéndose. Asiento con la cabeza.
- Pizza
- Ve a ponerte algo cómodo mientras yo llamo niñata- subo corriendo las escaleras agarrando la sudadera que me dio hace tiempo Stephen en la cuál detrás pone "Diablo" y agarro unas calcetines altos para mis pies. Una vez lista me recojo el pelo en un moño desordenado y bajo la escalera encontrándomelos sentado en el sofá viendo las películas que hay.
Me siento a su lado en el sofá y enseguida sus fuertes brazos me reciben. Me acurruco más a él cuando su particular aroma me envuelve.
- Angelito pareces un gatito, te falta ronronear- me rio ante sus palabras y de un tirón me subo encima suya quedando cara a cara. Desde que he salido de la consulta no se me ha quitado la sensación de que algo no esta bien con él. Nuestras miradas se unen desapareciendo todo rastro de risas y puedo observar cómo unas ligeras ojeras se asoman debajo de sus ojos. Paso mi mano por su cara acariandolas suavemente. Este, ante mi toque cierras los ojos pegándoselo a mi mano, puedo observar como la barrera que estaba intentado poner se destruye ante mi caricia.
- ¿Qué te pasa amor?- el apodo sale inconscientemente de mi, y es que es la primera vez que le decía algo así cariñoso. Enseguida sus ojos se abren mirándome divertido.
- Me gusta que me llames así- susurra sin apartarse de mí. Mis mejillas cogen un color rosado, pero eso no quita que no ha respondido a mi pregunta.
- No me pasa nada, estoy bien angelito- por su mirada sé que no me esta diciendo la verdad.
- Una vez te dije que podías confiar en mi, y hoy te lo vuelvo a repetir. No te cierres conmigo, por favor- sus ojos dudan unos momentos, pero finalmente acaba por abrir la boca.
- Aunque no lo parezca, he estado solo por mucho tiempo. Creía que no merecía el cariño de nadie y que mantenerme alejados de los demás era lo mejor para todo el mundo. Tenia muchas mierdas metidas en la cabeza y me convertí en el tío frío que soy ahora. Me convencí de que asi nadie podría ver todo lo que ocultaba en mi interior- mi mirada se cristaliza y no puedo apartarla del Stephen vulnerable que tengo delante de mi- Sigo pensado asi, pero cuando te conocí me di cuenta de que contigo podía ser diferente. Al principio fui un capullo, pero pensé que cuando vieras todas las murallas que tenia a mi alrededor saldrías espantada como todo el mundo, pero no, tu eras como un grano en el culo, aparecías por todos los lados a los que iba- una pequeña sonrisa escapa de mi- Hasta que me convencí de que a lo mejor estabas destinada a entrar en mi vida- sin poder evitarlo un sollozo sale de mi.
- Estoy enamorado hasta las trancas de ti, y tengo miedo, miedo de no poder ser lo que te mereces. Nunca he tenido miedo a que me pase nada porque no tenia nada que perder, pero ahora...- pone una mano en mi barriga uniendo nuestras frente-... quiero formar una familia contigo y no quiero que mi pasado interfiera en ello, quiero ser una mejor persona para ti, para esto que estamos formando.
- Eres justamente lo que necesito Stephen, no quiero que cambies por mí, estoy enamorada de ti con todos tus defectos y tus virtudes y puede ser que no seamos la familia más normal del mundo, pero sí vamos a ser la más feliz.
POV STEPHEN
Anonado por sus palabras, selle nuestros labios dándome cuenta que quizás a lo largo de mi vida me ha hecho falta muchas cosas, pero ahora mismo tenia todo lo que necesitaba. Sus palabras me hicieron sentir amado por una vez en mi vida, algo que nunca llegue a pensar que me iba a pasar a mi pero este angelito era la luz que me hacia falta, las alas que necesitaba para sacarme de este túnel oscuro y sin salida.
- Te quiero- murmura recargando su mejilla en mi hombro.
- Yo te quiero mucho más- susurre aferrándome a sus palabras y a que esta vez merecía se feliz.