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By jeaark

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๐—ง๐—ต๐—ฒ ๐—ฟ๐—ฒ๐—ณ๐—น๐—ฒ๐—ฐ๐˜๐—ถ๐—ผ๐—ป ๐—ผ๐—ณ ๐—ฝ๐—ฒ๐˜๐—ฒ๐—ฟ โ”todo el que conozca a los Hale, con solo la darle una corta mira... More

โ”ACTO UNO
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โ”ACTO DOS
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ACTO TRES.
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By jeaark


—Alguien viene —anuncio la rubia hacia la morena e pelinegro en un tono casi inaudible, mirando detenidamente en el entorno alrededor. Tuvo que cambiar sus ojos a los beta para mirar con claridad en la oscuridad.

—¿Aún puedes disparar? —la pregunta de Breaden iba para Derek, quien asintió lentamente—. Bien. Quédate con nosotras, estarás bien —de su cinturón saco un arma dejándola en las manos de su "pareja".

—Es una herida mortal y siento que moriré —murmuró. Mackenzie llevo su vista hacia el notando que tenía una pequeña sonrisa en el rostro, indignada y dolida le propino un golpe en el hombro, no tan fuerte por la herida.

—Mas vale que sea la última vez que digas eso frente a mi —le reprocho—. Ni sonrías de esa manera.

Agudizo su oído detectando unas pisadas, unas pesadas e otras ligeras. En su mente ya tenía una idea de quienes podrían ser. Aviso a Breaden sobre eso, mediante pequeñas señas para que se preparara.

—Deben concentrar en salvarse ustedes —apenas formuló Derek entre jadeos. La morena lo ignoró alejándose con el arma alzada, atenta a cualquier movimiento, la rubia quiso imitarla pero por instinto rodeó a su primo con sus cortos brazos intentando no causarle algún daño.

—Estaré cerca —susurro antes de acercarse a Breaden, la cual se detuvo detrás de una pared de concreto ocultándose detrás de ella.

Pero antes que pudiera estar a menos de un metro de ella; un berserker salió de su lado tomándola desprevenida, con su mano la tomó por el cuello elevándola contra la pared. La estaba ahorcando.

—¡Suéltala! —vocifero Mackenzie mediante un gruñido, corriendo hacia ellos, el berserker no tardó mucho en soltar a la morena. Quien apenas se recompuso comenzó a dispararle, detrás del berserker salió una cara conocida, muy desagradable para los presentes—. ¿Que se supone que eres? Ya no sé que está peor, tu cara convertida ó sin convertirte, cualquiera de las dos me repugnan.

Por reflejo la chica dio unos cuantos pasos al costado cuando Kate trato de enterrarle sus feas garras, la tomó de un brazo convirtiéndolo en una llave, pero se distrajo al mirar el como a Breaden se le acabaron las balas. Estando ahora estaba indefensa. Aprovechando su distracción la ex-cazadora con su fuerza sobrenatural lanzó a la rubia contra una pared por lo cual cayó al suelo, de su garganta empezó a emitir sonoros gruñidos cuando se levantaba con cautela del suelo. Su vista solo estaba enfocada en aquella arpia por el apellido Argent.

—Tus ojos ahora son azules, niña. ¿A quien mataste? ¿Te lo enseñó tu papi? —por sus burlas, enfurecida la "niña" fue contra ella estampándola contra la pared. Ni bien la dejo parpadear se acercó a ella tomándola de ambos lados de su cabeza, estampando la parte posterior tres veces seguidas con el concreto.

—Mate a un mercenario, y te puedo matar de la misma forma ó aún peor. Te quiero como conejillo de indias para ver qué tanto sufrimiento puedo causarte —amenazo con una voz más profunda, más grave. No sabía si debía asustarse, pero la sensación de torturar a una persona comenzaba a agradarle.

Gruñó por lo bajo cuando el berserker lanzaba a Breaden herida al suelo, muy a su pesar Mackenzie fue contra el no sin antes volver a impactar la cabeza de la ex-cazadora con la pared. Antes de poder tocar al berserker, el terreno desolado e oscuro se inundó por los sonidos de motores y llantas rechinar, incluyendo armas soltando disparos.

Habían llegado mas cazadores.

Por el rabillo miro como Kate corría a cubrirse detrás del berserker, pues los cazadores mexicanos no dejaban de disparar en su dirección. Ayudo a la morena ponerse de pie, y ambas corrieron de nuevo con el pelinegro Hale, quien estaba muy débil y extremadamente pálido.

—¿Derek? —lo llamaron a unísono llegando a su lado. El mencionado les lanzó una mirada por última vez antes de dar el último respiro.

¿Acababa de morir?

—Breaden —Mackenzie la llamó aterrado con sus manos temblorosas, y la presión en su pecho se hacía de nuevo presente—. No escuchó su corazón —dijo con la voz entrecortada, sintiendo las lágrimas deslizarse por sus mejillas.

Su Derek había muerto; sin haberle dicho que el era parte de su ancla.

La mercenaria soltó sollozos por lo bajo, y la rubia no se quedó atrás. El chico quien la había criado, educado e dado cariño había muerto frente a ella. Sus ojos empañados de lágrimas apenas pudieron distinguir a los cazadores siendo lanzados por el berserker, una inmensa ira creció en su interior. Esa cosa era el culpable. Sin querer ver el rostro sin vida de Derek, Mackenzie se acercó donde el berserker dispuesta a matarlo.

En el momento que se enfrentó a el, sus sentidos se agudizaron más y sus movimientos eran más rápidos; aquello solo pasaba cuando te dejabas dominar por el lobo en tu interior.

No se inmutó, su progenitor anteriormente le había hablado sobre eso.

Con sus largas garras rasgó el cuello del berserker —la parte que estaba a la vista desprotegido—, enterró sus garras entre los orificios de los huesos que usaba como armadura sintiendo un líquido deslizarse entre ellas. El berserker cayó al suelo cuando Argent disparo hacia su espalda la cual estaba expuesta después de que la chica le quitara algo de su "armadura".

La rubia Hale se recargó en una pared tratando de recobrar la respiración, nunca antes se había esforzado tanto para herir a alguien —no contaba el mercenario—. Soltó un quejido apenas audible al sentir algo encajarse en un costado del cuello, llevo su mano a él cubriéndolo al mismo tiempo que observaba a su alrededor. A la izquierda había una pequeña ventana en la cual gracias a lo poco que quedaba del vidrio pudo distinguir el reflejo de una gran jeringa. No pudo reparar en ello cuando a pocos metros, Kate se acercaba peligrosamente a una mujer de cabello corto, una cazadora mexicana.

Mackenzie no dudo en acercarse para colocarse aún lado de esa mujer; protegiéndola de Kate. Esta misma sonrió burlona pero su sonrisa se desvaneció al sonido de un aullido sonar por todo el lugar, a las espaldas de Hale y la mexicana, estaba un gran lobo negro que iluminó sus ojos los cuales eran azules.

—¿Derek? —susurro la rubia para si misma pero aun así fue escuchada por la mujer quien le prestó atención. Con la mirada busco el lugar donde anteriormente había estado el cuerpo de su primo, pero en este no había rastro de el—. ¡Derek! ¡Es Derek! —gritó emocionada dando pequeños saltos, su sonrisa complacida se agrandó aun más al ver como el lobo atacaba a Kate.

Sin pensárselo, abrazo a la mujer a su lado, esta se quedó rígida al principio pero después le devolvió el abrazo con una sonrisa incómoda. Algo era algo. El lobo se transformó en Derek al mismo tiempo que Mackenzie separaba de la mujer.

—Estabas muerto —tartamudeó Kate mirando a Derek con asombro.

—No —habló negando ligeramente con la cabeza—. Estaba evolucionando, algo que tú nunca harás.

Después de aquellas palabras Kate no tardó mucho en huir lastimada con su hermano mayor, Argent, persiguiéndola detrás. La cazadora mexicana le tendió una pequeña manta a la última de los Hale.

—Ve a dársela a tu primo —acatando la petición tomó la manta entre sus manos y corrió hacia Derek. Con una mano tapando sus ojos se la tendió, el pelinegro cubrió su cuerpo con ella para seguido envolver a la rubia entre sus brazos.

—Te extrañe —susurro la chica contra su pecho, el cual vibró cuando Derek soltó una risa.

—Kenz, solo fueron unos pocos minutos —respondió bajando su mirada para mirar el rostro de su prima.

—¿Y? No sabes cuanto llore por ti en esos minutos, Breaden también lo hizo —se separó del abrazo para que su mayor pudiera abrazar a su pareja, quien no dejaba de llorar de alegria.

Todos y cada uno que presenciaban el "reencuentro", tenían su absolutamente atención en la pareja. Habían bajado la guardia, nadie noto que uno de los berserker apareció detrás de Mackenzie, un calavera fue el que lo hizo pero eso había sido muy tarde, la rubia ya se había media vuelta encontrando cara a cara con el berserker frente a ella.

En un cerrar de ojos, la chica sintió un objeto clavarse en su abdomen, misma acción fue repetida una después otra, otra y otra vez. Inmóvil bajo la mirada; gran parte de su estómago estaba repleto de sangre mientras que un hueso afilado —el arma del berserker— volvía a encajarse en el mismo sitio. Le había agujerado el estómago.

Los gritos a sus espaldas no tardaron en emitirse, pero el único movimiento que pudo hacer Mackenzie era cubrirse la herida al mismo tiempo que jadeaba. Le ardía. Sus piernas flaquearon causando que se desplomara en el suelo arenoso, su cabeza antes de rebotara contra el suelo, una calavera, Araya, alcanzó a sostenerla entre sus manos. La vista Mackenzie se hizo borrosa, apenas pudo distinguir el cómo Derek con furia destrozaba el cráneo del berserker mientras Breaden cambiaba de lugar con Araya posando su cabeza encima de regazo, su primo mayor no tardó en acercarse tomando las manos de la Hale.

—Mackenzie. Hey Kenzie, mírame —la nombrada parpadeo momentáneamente, frente a ella pudo conectar mirada con Derek, quien bajando su "escudo" tenía los ojos cristalinos, iba a llorar. Le dolía ver a la chica de esa forma.

—Creo que moriré, ¿no? —apenas formuló, escuchándose entrecortadamente.

—No hables —pidió la morena dando breves caricias a su cabellera rubia.

—¡No se está curando! —gritó con desesperación Derek, después de haber revisado la herida—. No entiendo por qué —comentó hacia Argent cuando este se hincó aún lado de Breaden y la chica herida.

Mackenzie entre abrió sus ojos girando su cabeza hacia la derecha; lugar donde la manada salía de la iglesia. Sonrió a duras penas, lo habían logrado, pero su pequeña sonrisa se desvaneció al ver al ojiazul y hermana mayor cargar con su padre inconsciente.

—Derek, mi papá. ¿Por qué se lo dan? —jadeó con preocupación y dolor, apretando la mano del mencionado. Aunque estuviera apunto de morir, no dejaría de preocuparse por los que más quiere.

El hijo del alguacil siendo el primero en notar lo ocurrido con la pequeña Hale, gritó demasiado alto señalando la escena, los miembros de la manada siguiendo su mirada se encontraron con Mackenzie desplomada en el suelo; empapada de sangre. Malia dejando a su padre de lado, corrió con toda la velocidad que sus piernas podían ejecutar.

—¡Mack! Hey Mack, no cierres los ojos —ordenó hincándose aun lado de su hermana—. ¡¿Que fue lo que le hicieron?! ¡Los matare! —la amenaza iba dirigida a los cazadores que los rodeaban, estos apenas se inmutaron entendían que la chica no sabía lo que había ocurrido.

Argent por lo bajo, explicó con simples palabras "Fue el berserker, la tomó por sorpresa".

—¿Por qué no se cura? —pregunto sonando preocupado Scott acercándose apoyándose en todo momento en su novia.

—No lo sabemos.

—Hey, Kenzie, no te duermas. Solo tu entiendes mis chistes de Star Wars —Stiles arrodillado aún lado de la chica, provocó una simultánea risa en la chica.

—¿Puede pensar en el dolor? Para curarse —cuestionó la asiática a su novio, estaba asustada de lo que podría pasarle a la rubia.

—El problema es que ya no duele —murmuró Mackenzie levantando un poco las manos de su estómago, exponiendo que no le causaba nada el tocar la herida que no paraba de sangrar.

A los presentes se les encogió el pecho —aun más al padre y ex-pareja de la cazadora fallecida—, eran casi las mismas palabras. Intentaron ignorar aquello, la rubia si viviría, tenía que.

—Tiene que ver una forma —hablo por primera vez Liam con un gran nudo en la garganta, Derek negó con su mirada al suelo.

—Derek —susurró la chica, el pelinegro se inclinó hacia ella, su voz se hacía cada vez más baja, si,, podían escucharla a la perfección los seres sobrenaturales pero no sería lo mismo, más si se trataba de una despedida—. Cuida bien de Breaden, ¿si? Como los todos los años que hiciste conmigo —apretó un poco el agarre de manos, dándole apoyo.

La rubia pasó su vista de su primo a la chica de cabello corto.

—Malia, te quiero. Al igual que tu no soy de muchas palabras, creo como somos hermanas debíamos ser parecidas en algo —murmuro Mackenzie, notando como su hermana mayor se le empañaban sus ojos de lágrimas sonrió de lado—. ¿Saben? Pude ser banshee, sabía que pasaría algo extraño desde ayer.
Por cierto, ¿pueden darle mi teléfono a Lexa? Hay cosas que quiero mantener en secreto, solo díganle morado y sabrá la contraseña, esta en el jeep —sin poder evitarlo rieron levemente, más que nada los adolescentes, si pedía eso era para que la pelinaraja destruyera el teléfono.

La Hale hizo una mueca, observando los rostros de la manada, el único que se mantenía rígido pero con mueca de tristeza era el cazador de Beacon.

—Argent, tal vez llegaste a caerme bien, pero solo un poco tampoco te emociones —el cazador formó una pequeña sonrisa dirigiendo su mirada a otro lado, de alguna forma recordaba la muerte de su hija—. No lloren que ya no se que decir. ¿Los quiero? Si, confórmense con eso que no saldrá otra palabras más cursi de mis labios.

—Hale, tenias que ser —el comentario de Araya llegó a sus oídos, por lo que se mostró ofendida, no solo ella si no también el pelinegro.

—Pero si es lo mejor —apenas pudo pronunciar, la respiración se le empezaba a entrecortar. Tal vez había aguantado un poco más por ser mujer lobo, por que un humano ordinal ya tendría minutos muerto—. Cuiden bien de Lexa, puede ser castrosa aveces pero cae bien, que no se sienta mal y que destruya mi teléfono, ¿bien? —dejó en claro lo ultimo entre jadeos. Liam siendo el único que asintió se ganó una sonrisa de la chica—. Alguien dígale a mi papá que lo amo, ¿si?

Malia e Derek alzaron una ceja, cuando buscaban a la manada de budistas, la chica había confesado que nunca diría un "Te amo", que con el "Te quiero" era mucho que decir para ella.

—Es mi papá —se excusó entrecortadamente, sentía el como sus pulmones ya no recibían aire. A los pocos minutos la respiración de Mackenzie se hizo mucho más débil, estaba teniendo una muerte lenta. En cuanto cerró sus ojos, su corazón que latía débilmente dejó de hacerlo, quedándose en un silencio.

Malia ahogando un sollozo se refugió en los brazos de su padre, el alfa y la asiática se abrazaron mutuamente. Mientras que Breaden sin dejar de acariciar el cabello rubio soltó pequeños sollozos.

—Se fue —murmuró Derek observando ahora el cuerpo sin vida de su prima.

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