The Teacher's Son [Gay + Adul...

By jav_lar

594K 39.1K 14K

"Lo que ves es lo que soy, Pero no soy lo que crees que ves, Ni lo que ves es todo lo que soy" Diego es chico... More

Parte 1 - Capitulo 1 *
2. "Ten cuidado con lo que deseas"
3. "Murphy"
4. Antes que nada es un bully
5. Espía atrapado
6. "La Noche" *
7. Normalidad anormal
8. Verano
9. Nuevos inicios *
10. ¿Un jabalí no es lo mismo que un cerdo?
11. Pool Party
12. La Primera Cita
13. "Estoy casi seguro que es un hombre lobo"
14. "Citas no citables"
15. "Sexo, Tacos y Rock&Roll" *
16. On line
17. La pelea
18 "Tutorías"
19. "Don't tell me it's over..."
20. Xbox, Pizzas y Cervezas
21. "La Mascota del Equipo"
22. "Tú-Aquí-Ahora"
23. "Bad Dragon"
24. "Max el Terrible"
25. "Shadow"
26. "Franco"
27. "Parte del grupo"
28. "Amigos de verdad"
29. "La cena"
30. "Te amo"
31. "Estaré contigo siempre que me necesites"
III - 32. "Entre broma y broma..."
33. "La Mazmorra"
34. "Amigos, más que amigos"
35. "Fortuito y divertido"
36. "Duelo"
37. "Así no es como me hubiera imaginado terminarían las cosas."
38. "Joven 18"
39. "Yo no soy gay"
40. "Halloween"
41. "Encuentros y desencuentros"
42. "Memorias de un pasado olvidado"
43. "Domingo"
44. "Gemelos"
45. "Visita inesperada" *
46. "Absolutamente nadie debe enterarse"
47. Helado frito
48. "Misión de rescate"
49. "Intervención"
50. "Alex"
51. "Blue Moonstone"
52. "¡A por él!"
53. "Hola"
54. "Te presento a mi..."
55. "Charlas"
56. ¿Dónde quedo yo?
57. "¡Dime que no es verdad!"
58. "¿En dónde he venido a parar?"
59. "Día siguiente"
60. "No, no somos amigos"
61. "La Broma"
62. "No eras tan listo como creías"
63. "Luau"
64. "El Jabalí Salvaje, acorralado"
65. "Navidad"
66. "El chico del bus"
67. "Cuenta atrás"
68. "Tiempo fuera"
69. "Tenemos que hablar."
IV. 70. "CmO 4.2"
71. "Promesas rotas"
72. ¿Qué haces aquí? ¡Vete!
73. "Días oscuros"
75. "Segundas oportunidades"
76. "Mudando a una nueva vida, parte 1"
77. "Mudando a una nueva vida, parte 2"
78. "Si de verdad lo amas... Déjalo ir"
79. "Playlist de los corazones rotos"
80. "Todos los caminos me conducen a..."
81. "Estira y afloja"
82. "Cuatro noches, tres días, dos errores, un anillo"
83. "Te juro que no es obsesión"
84. "Padre"
85. "Padre parte 2"
86. "Despedidas"
Epílogo. "La noche del cometa"

74. "Secuelas y consecuencias"

3.9K 268 172
By jav_lar


http://www.dailymotion.com/video/x2txkaf

74.

"Secuelas y consecuencias"

POV Diego

Curar mi cuerpo, fortalecer mi espíritu, Recuperar mi mente. Resulta ser más complicado de lo imaginado.

Antes de intentar siquiera pensar en ello, tengo que pasar por otra serie de pruebas para las cuales no estoy preparado, por suerte, en esta ocasión no estoy solo. Gracias a los cuidados de mamá y al fuerte apoyo de Sergio es como puedo hacerles frente,

Desde mi desaparición, Sergio inmediatamente presentó mi caso con la policía; debido a ello, cuando Max se apersonó en la comandancia para intentar acusar a Omar de rapto, no pudo siquiera levantar el acta, pues fue apresado al momento debido a una orden de detención en su contra por el cargo de sustracción de menores. Sobra decir que las visitas al juzgado de lo familiar fueron mucho más frecuentes de lo que me gustaría.

Una de las primeras cosas que recibi de mamá al salir del hospital fue un celular nuevo, según ella era para mantener contacto con mis amigos, la verdad, la mayoría de las llamadas y mensajes son suyas verificando si estoy bien cuando me deja solo y ella esta en el trabajo.

Sigo resistiéndome a la idea de abrir una cuenta en las redes sociales, de hecho, he reducido mis interacciones sociales cuanto he podido. Solo debido a que Iván tiene libre acceso al departamento es como he tenido contacto con alguien además de mi madre, Sergio y los abogados. Vamos, sí, he tenido comunicación con el exterior, aunque en su gran mayoría es atravez de mensajes y cortas llamadas con amigos cercanos, pero de ahí en fuera, no tengo ánimos de ver a nadie más.

No pasa mucho tiempo para que sus intentos por acercarse a mi sean cada vez menos frecuentes. Al final, el único lo suficientemente terco para no darse por vencido y recibir una llamada suya cada noche a las 8pm es Omar.

Parecerá extraño o ambiguo pero muchos días lo único que me da fuerzas para respirar es escuchar su voz; por otro lado, su imagen aún sigue provocándome cierto... malestar, debido a ello he guardado, o mejor dicho, escondido sus fotografías. Raro, lo sé, pero así es.

Durante esas llamadas también tengo la oportunidad de saludar a sus padres y a Franco, resulta divertido escuchar atravez de la línea como ambos hermanos se pelean por el control del teléfono, al final, el pequeño siempre termina arrebatándole el auricular por unos minutos. Aunque también sospecho que en realidad le dejan ganar a propósito.

De no ser por esos minutos de charla sin sentido distrayéndome de mi drama personal, probablemente no tendría la fuerza para afrontar las comparecencias.

El juicio es agotador. Ninguno de los presentes permanece impávito ante el relato de lo vivido durante esos días aciagos, incluido mi padre.

-No puede ser eso cierto, en el sanatorio me dijeron que su terapia de rehabilitación sería más bien psicológica. –Repela.

- ¿Tienen alguna prueba de ello? –Pregunta el juez a Sergio.

-Las tenemos, sí. Durante el cateo que llevamos a cabo en el supuesto sanatorio en busca del joven, se pudo certificar tanto el deplorable estado de las instalaciones como el de sus prácticas. Aunado a ello, el exámen legista que se le realizó al joven Sayas en el hospital confirma la presencia de huellas de tortura y altas cantidades de tranquilizantes, entre otras drogas.

-Sí, le había dado medicación para que estuviera tranquilo, y las medicinas se las recetado en sanatorio. Comprenda señor juez, en todo momento solo he visto por el bienestar de mi hijo. ¡Aquí el único culpable de su enfermedad y todo este embrollo no es más que el cretino de Omar! Por eso tuve que llevármelo lejos y buscar ayuda profesional.

Un prolongado silencio se instalo en la sala, solamente rota por el carraspear del juez al retomar la palabra.

-Se ha hablado mucho de este supuesto "sanatorio" y de lo inhumanas de sus prácticas, sin embargo, señor Sayas, todavía no nos ha dicho cual es la "enfermedad" que a su parecer aqueja a su hijo. ¿Podría por favor explicarse?

Inflando el pecho, creyendo que su declaración inclinará la balanza en su favor, responde con voz grave. –Diego cree ser un homosexual.

Un murmullo nada discreto inunda la sala de juicios.

Una terrible sensación de ser observado y criticado por todos los presentes se apodera de mi. Solo soy capaz de bajar la vista a mis pies tratando de ocultar unas lágrimas rebeldes que se han escapado de mis ojos. Ni la mano de mi madre en mi pierna o la palma de Sergio apretando mi hombro logran tranquilizarme.

El juez no tarda en llamar al orden alzando la voz por encima del barullo a nuestro alrededor. Solo después de que se han callado todas las voces es como les pide a ambos abogados se acerquen a conversar con él. Ignoro las palabras exactas que utilizaron, sin embargo, por las miradas fugaces dirigidas a mi persona y a mi padre, sospecho que estarán poniéndose deacuerdo en cómo quieren continuar el proceso. Con semejante declaración por parte de Max, es indudable que ha dejado de ser un simple caso de orden familiar y ha pasado a ser algo, mucho más complejo.

Una vez los abogados regresan a sus sitios, el juez da por concluida la sesión del día. Mi madre, intrigada por el giro que ha dado el asunto le pide a Sergio le explique lo que ha sucedido.

-No tienes de que preocuparte, quedate tranquila, déjame planear una estratégia y en la noche hablamos. Por ahora, lo mejor será que vayan a casa a descansar. –Le responde Sergio con el ceño fruncido, señal inequívoca que esta cavilando internamente su siguiente jugada.

Esa misma noche viene a cenar Iván acompañado de su muy entusiasta padre, no ha dicho nada aún acerca de su plan, pero se le ve tan animado que incluso mamá logra relajarse un poco. Una vez que Iván se despide y yo me dirijo a mi dormitorio es como ambos entablan porfin su charla.

Sin cerrar del todo la puerta, pego mi oído al resquicio que he dejado a posta para poder escucharlos mejor.

- ¿Me vas a decir porfin qué es lo que estas pensando? ¿Sobre que hablaron con el juez?

-Como te dije en la tarde Becky, nada de que preocuparse. Maximiliano al declarar abiertamente que su motivación fue "curar" a Diego de su homosexualidad, dio pie a que se considerara como un caso de crimen de odio, violencia intrafamiliar y descriminación de género y eso solo para empezar.

- ¿Eso en que nos ayuda?

- ¡En todo! Ahora la decisión es nuestra, bueno tuya, puedes optar por agregar esos cargos a tu demanda, o continuar como hasta ahora.

-No lo sé, es decir, me gustaría castigar a Max, pero la pregunta que debemos hacernos es: ¿Cúal opción es la menos perjudicial para Diego?

-He estado pensando en ello Becky y creo debemos preguntarle a Diego su opinión al respecto.

-Diego quiere mucho a su padre, eso lo tengo bastante claro, agregar cargos no solo perjudicará a Max, sino a mi hijo también. Lo dejaremos como esta, además, como bien has dicho, las cosas estan a nuestro favor.

Escucharlos tomar decisiones por mi solo hace que me sienta peor, es como si no confiaran en mi. Enojado, me enrredo en las sabadas tratando de conciliar el sueño. A mitad de la noche despierto sobresaltado y sudoroso, no recuerdo el sueño, pero sé que fue una pesadilla. Tanía años sin tenerlas, desde, desde la separación de mis padres no me había sentido así. Después de ese episodio, resulta casi imposble volver a conciliar el sueño.

Tal como lo acordaron, en la siguiente citación no se hizo mención alguna de lo dicho por mi padre. Lamentablemente, como era de esperarse, los rumores del caso salieron de las puertas de la sala de audiencias hasta llegar a los oídos de un reportero. Una simple nota en un periodicucho de nota roja pasa rápidamente a ser mencionado en el noticiero local. Gracias a dios, el juez prohibe, tanto a los involucrados como al personal, dar declaración alguna a los medios. Supongo, me salvó el hecho de haber sido menor de edad al momento de ser internado, además, el psicólogo legista consideró que yo aún no estaba preparado para hacer frente a la atención pública.

La buena noticia (por lo menos para mi) es: al no haber datos concretos que la prensa pudiera exprimir para el deleite y morbo de la gente, (gracias a que no había registros de los cargos adicionales) el asunto fue perdiendo rápidamente interés hasta ser olvidado por completo.

Las semanas siguientes la tención fue aumentando cada vez más. Mi padre, dándose cuenta que el juez estaba inclinándose en su contra, trata desesperadamente de revertir el sentir general, señalando que fue Omar quien en primer lugar me sustrajo de mi hogar y por si no fuera poco, incluso llegó a golpearlo la segunda vez que le fui arrebatado en el estacionamiento del hospital.

Sin imutarse siquiera, Sergio en seguida explica al juez el contexto de ambos acontecimientos.

-Cabe señalar, su señoria, que el incidente ocurrido la noche del noviembre, fue el mismo señor Sayas quien dejó en el desamparo a su propio hijo corriéndolo de la casa familiar a mitad de la noche. Ante semejante acontecer, con el conocimiento y consentimiento de su madre, su amigo le ofreció un lugar donde quedarse con la esperanza de que recapacitará y permitiera regresar al joven a su hogar. De esta forma, el hasta ese momento menor de edad, no perdería el año escolar, como seguramente sucedería de haberse mudado de inmediato con su madre.

Una pequeña mentira, pero necesaria a mi parecer para evitar bochornosas explicaciones.

- ¡Él es peligroso! Me ha golpeado cuando se ha llevado a mi hijo, hay pruebas de ello, los videos de seguridad. –Grita el acusado evidentemente fuera de sus casillas.

-Será mejor que se tranquilice. –Lo reprende el juez. – Abogado, continue su exposición.

-En el segundo episodio al que se refiere el señalado, corresponde justamente al día en el cual fue recuperado el menor. Su amigo, al encontrarlo en un lamentable estado de salud, actuó como lo haría cualquier allegado preocupado. Llevarlo a casa, o en este particular, al hospital que la señora Alvarado le indicó para su pronta valoración, donde ahí mismo el joven Gallardo rindió su declaración.

El rápido actuar de mi padrastro es esos momentos fue crucial para evitar que fuese solicitado la comparecencia de Omar en el juicio, pues ya había dado su declaratoria ante el juez local.

-En cuando a "la pelea" –Sergio ironiza con el termino empleado por Max. – Según los videos presentados por el propio abogado defensor como pruebas, podemos ver claramente como no se recurrió en ningún momento a la violencia; solo depués de que el señor Sayas le atacará fue como se defendió, e incluso, se aseguró que estuviera en una zona segura antes de subir al vehículo.

A pesar de haber estado presente en esa ocasión, solo tenía vagas impresiones de mi alrededor. No requeria el audio para comprender que fue Max quien provocó la pelea, Omar por su parte, aguantó a mi parecer mucho tiempo para responderle. Una vez mi padre estando en el pavimimento soy testigo de cómo Omar lo arrastró hasta la banqueta, lejos de cualquier paso vehicular.

Al final, después de varias semanas, y teniendo como antecedentes qué, si bien mi guarda estaba con papá, la custodia seguía siendo compartida; el juez decretó a mi padre culpable por: Sustracción del hogar de un menor, sin consentimiento ni conocimiento de mi madre; ocultamiento del paradero de ambos, a pesar de existir una orden de presentación (solicitada oportunamente por Sergio); y por privación de mi libertad, al habeme internado contra mi voluntad bajo amenazas en una institución aún siendo menor, hasta después de haber cumplido la mayoría de edad. Todo ello le hizo acreedor a cuatro años de prisión y una multa.

El resolutivo, no deja contentas a ningua de las partes, obviamente mi padre pretendia salir impune e incluso avalado por sus acciones; a mi madre se le hizo una sentencia bastante pobre dado el abuso físico y psicológico del que fui objeto; para mi, no sabría definirlo a ciencia cierta, si bien no tengo intención de ver a Max en un tiempo, tampoco me agrada la idea de que vaya a la cárcel.

#

Esa misma tarde, nada más entrar a casa de mamá, con la esperanza de por fin haber cerrado este capitulo en mi vida, el miedo y la tensión acumulada durante tanto tiempo se desvanecen, dejando mi cuerpo vacío y drenado de toda energía. Apenas si alcanzo a acercarme al sillón antes de colapsar.

Al abrir los ojos, unos instantes despues, me encuentro con los rostros preocupados de mamá y Sergio.

- ¿Te sientes mal hijo?, ¿quieres que llame a un doctor? –Pregunta ansioso Sergio.

-No, estoy bien, solo ha sido... cansancio creo yo. –Le respondo con la intención de calmarlos, evidentemente, mi madre pasa de mí y es ella misma la que llama al médico.

Mientras esperamos a que concluya la llamada, en silencio, mi padrastro toma siento a mi lado dándome unas ligeras palmadas en la pierna a manera de apoyo. No es necesario intercambiar palabras para decirme que puedo contar con él.

Tras una breve revisión, el doctor da su diagnostico. Cansancio. Me reiría de lo graciosa que resulta la escena si no fuera por que en verdad me siento desganado: la expresión incrédula y con una pizca de enojo en el rostro de mi madre, Sergio, sosteniéndola discretamente de los brazos tratando de calmarla lo mejor que puede, el doctor por su parte, los viendolos a ambos con cara de aburrimiento.

-No tiene porque ponerse así señora, su hijo, dentro de lo que cabe, esta bien de salud. –Continua el doctor.

- Entonces dígame, ¿qué es lo que le sucede? –Vuelve a preguntarle mamá.

-Lo diré de otro modo. Debido al estrés y presiones de ciertas situaciones, el cuerpo reacciona, involuntariamente, contrayendo los nervios y musculos, elevando los niveles de adrenalina y otras hormanas a manera de prevención, por si se tiene que defender o huir de alguna amenaza. Bien, pues una vez pasada dicha situación, el cuerpo vuelve a su estado normal rápidamente, provocando esa sensación de fatiga, aún sin haber realmente actuado. Por lo tanto, mientras recupera su punto de equilibrio, por un par de días puede presentar: resfriados, dolores de cabeza, entumecimientos y exceso de sueño, nada de que preocuparse realmente. Sin embargo.

Una sombra oscurece los ojos del médico a la vez que baja la voz y se aleja junto con mis padres en un intento por evitar que escuche el resto de la conversación.

Trato de concentrarme en rescatar cualquier palabra proveniente de su conversación, solo que la pesadez de mis ojos logra hacerme dormir antes de conseguir alguna pista.

#

Una gripe fue la escusa perfecta para guardar cama los siguientes tres días, pero no lo suficiente para mantenerme en ella por dos semanas. El desánimo es tal, que incluso he rechazado las visitas de Iván, así como las llamadas telefónicas, para acabar pronto, ni siquiera recuerdo a dónde aventé el celular descargado.

Cada vez más preocupada, mamá intenta convencerme de salir, aunque sea de mi habitación.

-No entiendo cómo puedes estar encerrado en un día tan bonito, deberías por lo menos abrir las ventanas para que te de algo de aire. –La misma frase de todos los días, y como todos los días, cubro mi cabeza con las sábanas en un intento por ahogar sus plabras.

Por lo regular, ese simple gesto es suficiente para desanimarla a continuar con el regaño. Sin embargo, hoy no es así. Atraviesa la habitación y sin miramientos, corre las cortinas dejando entrar la luz del medio día a raudales por todo el lugar, no conforme con ello, abre por completo el ventanal dejando escapar el aire viciado del interior.

-Mira nada más como tienes este cuarto, será mejor que lo escombres, o acaso quieres recibir a tus visitas en este muladar.

-Déjame dormir, estoy bi... visitas. ¿cuáles visitas? –Un escalofrío recorre mi espalda con solo imaginarme de quien se trata.

- ¿Quién va a ser? ¿A caso no recuerdas? Ya ves eso te pasa por estar acostadote de flojo.

Mareo, visión nublada, encogimiento de corazón y dificultad para respirar, todo al mismo tiempo. - ¿Quién va a venir mamá? –Pregunto de nuevo, tratando con todas las fuerzas de disimular el pánico de mi interior.

-Sergio, Iván y creo que también Hiram que ha estado preguntando mucho por ti, me agrada, es un buen joven.

Apenado, ruedo los ojos antes de esconder mi rostro en la almohada. - ¡Mamá! –Resulta ser algo bochornoso después de todo, hablar de chicos con ella.

-Sí, ya sé, tú ya estas con alguien, yo solo decía que es un buen amigo, quizá sería buena idea que salieras con él de vez en cuando.

-La que debería salir eres tú. ¿Hace cuánto que no sales con Sergio?

-Lo veo todos los días, somos vecinos ¿recuerdas?

-Eso no es suficiente. –Le digo.

-Tampoco me ha dicho nada, él entiende que tú me necesitas en estos momentos.

-No te ha dicho nada porque es un hombre bueno y decente, pero créeme, él necesita también de ti. –Mamá quería protestar así que continúo. – No me va a pasar nada por un par de noches a la semana que salgan a divertirse, si eso es lo que temes.

-Ya hablaremos de eso más tarde, ahora, levántate y arregla todo esto.

Una vez solo en mi habitación, le doy un rápido vistazo a mi alrededor, efectivamente, está hecho un asco, incluso yo apesto. Me paso la siguiente media hora tratando de decidir qué hacer primero, ducharme o escombrar, aunque sea un poco. El sudor reseco en mi cuello y articulaciones terminan por convencerme.

El resto de la tarde la ocupo "escondiendo" mi desorden, pues en realidad no tengo ganas de hacer nada, salvo tomar soda y comer cotufas caramelizadas mientras veo cualquier cosa en la tele. Con eso en mente, no me doy cuenta que estoy parado frente al espejo hasta que es demasiado tarde, la imagen que tengo enfrente es horrible. Mi tez ha perdido su pigmentación y juventud, ahora se semeja más al papel cebolla, transparentando mis huesos y venas. Lo peor de todo está en mis ojos, rojos de tanto llorar, así como las bolsas negras alrededor de sus cuencas, el espeluznante producto de tantas noches sin dormir a causa de las continuas pesadillas.

Esa noche, mientras los demás llegan alegres a cenar, yo me encierro dentro de los muros de mi habitación. Por más insistentes que fueron los toquidos de mamá para que saliera a saludar, no logra convencerme. Ahora que me he visto, no puedo sacar de mi mente el reflejo del terrible esperpento en el que me convertido.

La velada termina mucho antes de lo esperado, con el silencio reinante en la casa escucho como uno a uno se van despediendo de mamá tras solo unos minutos de su llegada. Una vez más, he echado todo a perder. El mutismo de la madrugada es interrumpido por un quedo llanto proveniente de la puerta de enfrente.

Recuerdos o pesadillas no lo sé, pero son cada vez más vívidas, tanto, que me es imposible saber cuando estoy durmiendo o despierto. Quizá he terminado volviéndome loco esperando un rescate que nunca ha ocurrido y en realidad sigo encerrado en las cámaras de castigo. Sean alucinaciones o no, todo a mi alrededor se vuelve difuso, como si viera las cosas a travez de una cortina de gasa enmohecida.

Grito y lloro con todas mis fuerzas implorando al destino termine con todo este sufrimiento de una vez por todas. Como respuesta, solo consigo más tortura. Mis captores no contestos con tenerme en semejante estado, ahora inmovilizan mis brazos para que los mantenga pegados a mis costados, con mis piernas aun libres, desesperado intento empujar a mi celador para ponerme en pie.

- ¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Vengan pronto! –Grita mi madre desesperada desde un lugar oscuro y distante.

Por mi parte sigo luchado tratando de liberarme e ir en su busca, su llanto se oye cada vez más fuerte y cerca, al igual que unos pasos apresurados. Demasiado tarde caigo en cuenta que son los refuerzos del celador quienes llegan corriendo, rápidamente terminan por atarme a la cama.

- ¡Rápido, llama al doctor! –Ordena una voz. Con más determinación que antes trato de liberarme pues temo lo que vendrá a continuación.

#

Al despertar una potente luz blanca me obliga a cerrar de nuevo los ojos, una vez me he acostumbrado a la claridad, caigo en cuenta que solo ha sido una más de mis pesadillas. Lo malo es qué al parecer, esta no ha terminado.

Hace tiempo que el dormitorio no esta escombrado ni en orden, pero tampoco ha presentado tal nivel de destrozo como le que veo esta mañana. Muebles golpeados y rotos, con los cajones descuadrados, ropa regada por todos lados, el espejo de cuerpo entero destrozado y las cortinas arrancadas de sus soportes (de ahí que hubiera tanta luz). Lo peor de todo aquello, fue ver a mamá sentada en el sillón junto a mi cama con señas de haber llorado y uno de otro moretón. No hay necesidad de explicaciones, fui yo. Después de todo tenían razón, yo soy el que está mal, yo soy el culpable de todas las desgracias y discordias sufridas por mis seres queridos.

Con cuidado de no hacer ruido me acerco a la venta para abrirla, una fresca brisa entra a toda prisa golpeándome el rostro, al igual que una convicción.

Todos estarían mejor si yo no estuviera.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

POV Omar

"Diego está a salvo, Diego está bien, Diego está en casa"

Repito sin cesar día y noche, una y otra vez para mis adentros. Creer en la veracidad del mantra es prácticamente lo único que me impide abandonar todo y volar a su lado.

Tal cual prometí, todos los días a las ocho en punto de la noche marco a su número con él único propósito de escuchar su voz, no exagero al afirmar que mi corazón palpita y mi alma respira aliviada cuando me responde. Como todos en casa lo extrañan, muchas veces cedo el teléfono a regañadientes a alguien de la familia que también quiere saludarlo. Por ello, decido encerrarme en mi habitación para estar libre de distractores y charlar con él a mis anchas.

Sin embargo, las llamadas diarias resultan ser un pobre paliativo ante la intranquilidad que siento al escucharlo, cada vez lo noto más distraído, callado y distante, sé que algo le está pasando y no quiere decirme el qué.

- ¿Has leído algo interesante estos días?

-No –Responde automáticamente.

-Yo tampoco sabes, con las lecturas que dejan en la escuela no me quedan muchas ganas de leer. Por cierto, Franco ha terminado de leer los libros que le regalaste, está muy entusiasmado con la saga.

-Ah, que bien. –Una vez más sin entusiasmo en su voz.

- ¿Has visto alguna escuela que te guste?

-No.

- ¿A qué te dedicas hoy en día?

- Nada, solo veo tele.

-Vale, ¡ya quisera yo tener el chance de ver si no una temporada completa, por lo menos un episodio sin que me interrumpa el mocoso!

-Podrías encerrarte en tu depa.

-Sí, aunque, no me siento muy bien estando solo.

-Ya.

- ¿Qué estas viendo?

-Nada.

-Bueno, ahorita no, pero en el día, que películas o series estas viendo.

-Lo que pasen en la tele.

- ¿Has hablado con Hiram? Mandale saludos cuando lo veas.

-Lo haré. Por allá, ¿cómo están?

A pesar de mis esfuerzos constantes por sacarlo de ese sopor, siento como si chocara contra un muro cada que intento conectar con él.

Con tal de distraerlo y hacerlo reír, termino contándole cuanta tontería y anécdota pasa por mi cabeza, cosas como: la fiesta de despedida que le organizamos a Gera cuando se fue a estudiar la univerdad al extranjero, en la cual por cierto, él, Rubén y Luis terminaron siendo las estrellas de la noche en un karaoke bar, mientras Cindy los grababa y Lucas, Tony, Shadow y yo nos destornillábamos de risa; o que Moni ha vuelto a hablarme y ahora es amable conmigo, incluso le pidió a Luis que me invitara al cumpleaños de uno de uno de sus primos mayores; mi estadia en la universidad, que casualmente es la misma a la que asiste Shadow, más que eso, nuestras facultades son vecinas así que pasamos mucho tiempo juntos entre clases; mis clases, le cuento lo apasionante que ha resultado ser la arquitectura, a pesar de la ingente cantidad de matemáticas y geometría que llevamos, lo cual es compensado en las materias de diseño y maquetas.

A todo esto, Diego solo responde con monosílabos cargados de falso interés. Quizá, el problema radica en que le recuerdo las cosas que se ha perdido, pensando en ello, opto por contarle cosas más banales del día a día. Este nuevo enfoque parece funcionar, logro una escueta risa al contarle mis peripecias al querer acomodar sin que se rompa en el intento, una pequeña maqueta dentro de la alforja de mi moto.

Otras veces no se me ocurre nada que contarle y por lo visto a él le pasa lo mismo, por lo que hay pasamos horas sin decimos ni una sola palabra, a través de la línea solo se escucha nuestro respirar antes que quedarnos dormidos.

En cuanto a Max, bueno, gracias a que Sergio me habló para advertirme que quizá me llamaran a declarar (cosa que hasta el momento no han hecho), es como sé del juicio en su contra. Cuando intenté sondear la situación con Diego, como ya es costumbre en él, cambia de tema radicalemente. Ante sus negativas a hablar del asunto recurro a preguntarle directamente a Rebeca, ella me explica a grandes rasgos lo que sucede, aunque tampoco me da muchos detalles.

Lo peor llega cuando de un día a otro deja de responder al teléfono. Al principio no le doy importancia, pensando, o mejor dicho deseando, que solo haya sido porque se ha quedado dormido. El segundo día, manda directo al buzón, marco al número de su madre con la esperanza de disipar mi preocupación, ella responde al tercer tono.

-Hola, sra. Rebeca, ¿cómo ha estado?

- ¡Omar, que milagro! Pues. –hace una breve pausa respirando cansadamente antes de continuar. - No terminó como esperaba, pero por lo menos ya paso.

- ¿Se refiere al juicio? –Pregunto.

-Sí, ¿no te contó mi hijo?

-Bueno, de hecho, él evita tocar el tema siempre que sale a colación.

-Debí haberlo imaginado, ha sido muy duro para él. –Entonces es por eso que ha estado tan raro. Me permito entonces respirar por un momento, solo que, aún sigue ahí la espinita diciéndome que eso no es todo.

-Ya veo, entonces él esta...

-Bien, bueno, dentro de lo que cabe, en estos momentos esta enfermo, pezcó una fuerte gripe ayer y ha estado en cama desde entonces. Ya lo revisó el doctor y dice que es por fatiga, solo necesita descansar.

-Menos mal. –Respondo en automático, aunque la verdad es que la preocupación no disminuye.

Pasa una y luego otra semana sin que acepte mis llamadas, para ser solo una gripe es demasiado. Rebeca insiste en la teoría del cansancio, no es suficiente para mi, necesito comprobar por mi mismo su verdadero estado. Esta vez desoigo su petición de mantener la calma y quedarme en casa. Habiendo aprovecho las noches de insomnio para adelantar todos los trabajos de la universidad, tengo todo el fin de semana libre y quizá hasta unos días más, por lo mismo pienso aprovecharlos para quiera o no, irlo a ver.

Faltando solo dos horas para el despegue de mi vuelo, termino de preparar mi maleta guardando un par de cajas de lata en ella, por un momento dudo en llevarlas o quedarme con ellas. El tiempo sigue corriendo y se me hace tarde, dejarlas implicaría perder más tiempo, así que tomo la maleta sintiendo una extraña opresión en el pecho.

Saliendo del aeropuerto me aborda una dulce anciana cargando un cesto de mimbre por el brazo.

-Joven, compreme unas flores para su enamorada, mire, son hermosas y recién cortadas.

Si hay algo que no hago es comprar todo lo que me ofrecen en la calle, pero algo en la dulce y cansada mirada de la señora logra conmoverme, desconozco su historia o los motivos por los cuales ha tenido que salir a vender sus rosas. Sonriéndole de vuelta se las acepto.

Le compro los dos últimos ramos que le quedan, devolviendome la sonrisa, me agradece y se aleja con paso lento. Se acerca a un niño de unos ocho años, el cual termina de levantar su puesto para después emprenden la marcha, cada uno con un cesto vacío.

Durante el trayecto observo con detenimiento las rosas blancas, aún están a medio abrir, perfumadas, quiero pensar que son un buen presagio. Deben de serlo.

Parado frente a su edificio es como reacciono en una cosa, para ahorrarme las escusas por las cuales no sería buena idea mi presencia, no le he avisado a nadie de mi visita, por tanto, lo más seguroes que no haya nadie en casa esperándome. Meditando en cual va a ser mi siguiente paso, alguien del interior abre la puerta de entrada del edificio.

-Hola Beto, no debiste, pero gracias por las flores. -Me recibe un muy coqueto y confianzudo tipo rubio.

-Hola, lo siento, te has confundido, no soy quien esperas.

-Es una lástima. -Interrumpe antes de que me presente. –Pero igual puedo ser yo quien pueda ayudarte a ti, será, un placer hacerte un favor. -Quizá solo sean figuraciones mias, pero ha mirado con cierto descaro mi bulto mientras se muerde la comizura de sus labios.

Sacudiendo aquella idea de mi mente le contesto. -Hombre, pues te agradeceria sostuvieras la puerta mientras paso.

El sujeto efectivamente deja la puerta abierta, aunque sin hacerse a un lado, por un instante estamos demasiado cerca uno del otro. En el momento en que nuestros rostros están más próximos hace un movimiento como si intentara besarme a lo que respondo alejándome de él discretamente.

-Entonces. –Pregunta intrigado. - ¿Quién es la afortunada que vienes a ver? O ¿afortunado quizá? -Definitivo, no son figuraciones mías, este tipo me esta tirando los tejos.

-Vengo a ver a Diego, conozco el camino, gracias por abrirme. -Respondo secamente.

- ¡Oh! Me parece que has llegado demasiado tarde. -Un suspiro exagerado de pesar se le escapa, a la vez que me dirije una mirada de desconsuelo fingido, como si no encontrara la manera de dar una mala noticia.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

POV Diego.

-Todos estarían mejor si yo no estuviera.

Pronuncio apenas en un murmullo al acercarme a la ventana y abrirla, al asomarme a travez de ella, calculo serán unos 12 metros de altura.

- ¡Te prohíbo que vuelvas a pensar eso si quiera! – Escucho una voz autoritaria resonando en mis recuerdos, golpeándome de tal modo que ha provocado de un paso atrás. –...Debes ser fuerte... –Con la última frase, la imagen de su memoria se devanece como el humo al ser tacleado por la espalda.

Fuera del trance en el que estaba inmerso, me doy cuenta que ha sido Sergio quien me sostiene con fuerza para impedirme dar un paso al frente hacia la ventana abierta. –Tranquilo hijo, todo irá bien. –Me dice al tiempo que se coloca frente a mi.

Tardo un poco en reaccionar y relacionar sus palabras. ¡Ha pensado que quería aventarme! No lo culpo, las señales estaban ahí, lo más escalofriante de todo es darme cuenta que sí lo llegue a considerar.

Mis piernas se vuelven de gelatina, las fuerzas y la voluntad me abandonan súbitamente ante semejante auto revelación. Sin lugar a dudas, estoy completamente jodido.

-Necesitas, necesitamos ayuda. –Se corrige Sergio tratando de incorporarme. –Tengo el número de un psicólogo, si te parece bien podría concertar una cita para hoy mismo.

-No más psicólogos. –Esta vez es mi madre la que externa mis pensamientos. –Ya ha pasado por muchas cosas, no quiero que sufra más todavía.

-Lo sé cariño, y empeorará si no hacemos algo pronto.

-Iré. –Suelto sin más. –Iré a ver al psicólogo que dices. -El miedo, dolor y el desasosiego que viven en mi interior son tan fuertes y oscuro que no tengo fuerzas para lidiar con ellos, mucho menos para combatirlos. Yo, necesito ayuda.

Ese mismo día, tras un conciensudo baño y un ligero desayuno, fui a la consulta del psicológo. No es nada bonito ni esclarecedor, de hecho, terminó las sesiones demasiado cansado, pero es un cansancio diferente.

Mamá, Sergio y aveces Iván se turnan para "cuidar" que no haga una tontería como la de la ventana, a pesar de haberles dicho que solo fue un mal entendido. Sobretodo cuando tengo que ir a las terapias. Mentiría si dijera que no me fastidia tener a alguien cerca en todo momento, sin embargo, al haber tenido poco contacto con el exterior y más al ser una ciudad que conozco muy poco, podría fácilmente perderme a unas pocas cuadras del edificio. Lo que más me fastidia es que estoy muy débil para darles esquinazo e irme por mi cuenta, odio no ser capaz de caminar sin tener que apoyarme en otra persona cada cinco pasos.

Para colmo, el señor Ubeda, mi psicólogo, programa mis citas en las mañanas. Según él, así tendré un aliciente para levantarme y arreglarme desde buena hora. Lo cual supuso un nuevo contratiempo, pues ni mi madre ni Sergio podrían acompañarme siempre. Una sensación ya olvidada comienza a recobrar forma dentro de mi: libertad. Lastimosamente, festejo antes de tiempo. Este mes "coincidentemente" Hiram tiene los turnos de la tarde, por lo cual se ofrece voluntario a ir conmigo (*cof asegurarse de que asista *cof) a las sesiones matutinas.

Tener como niñero a un amigo es raro, la ventaja es que no siento tanta presión por su parte, y si gran un apoyo, tanto emocional como físicamente.

Las sesiones con el señor Ubeda tienden a ponerme de mal humor. Prácticamente quiere que externe todo mi pesar, "purgar mis demonios", vaciarme de lo negativo y hacer lugar a lo positivo. ¡Vaya mierda!

Hoy sobretodo, voy de regreso a casa echando pestes a todo lo que se me atraviesa enfrente.

- ¡Un diario de sueños! ¿Puedes creerlo? no pienso hacerlo, es una pu... perdida de tiempo. ¿en que demonios me va a servir eso?

-Sí, ¿a quién le intersa conocer tus sueños con unicornios de colores y care bears en motos y camperas de cuero? –El mal chiste de Hiram no logra su cometido. Por el contrario, solo lo agria un poco más.

Entramos al lobby de nuestro edificio con cierta dificultad, un repentino mareo inoportuno hace que busque el apoyo de mi amigo rodeando su cuello con mi brazo mientras que con el suyo me sostiene por la cintura.

- ¡Hablando del Rey de Roma! Olvídalo, por lo que se ve él ya ha tomado una decisión. Mejor ven conmigo, nos divertiremos mucho ya verás.

En un pricipio no podría decir a ciencia cierta a quien pertenecía aquella voz, pero había algo en ella que me hizo odiar a su dueño de inmediato. Hiram se queda hecho piedra a mi lado, él tampoco esperaba encontrarse con aquel sujeto. Volteo en dirección del desconocido y es entonces que lo veo.

-Es obvio que ellos tienen "cosas que hacer". –Le dice el tipo rubio destilando veneno a un atónito castaño de ojos color miel.

-Hola Diego. –Saluda hoscamente Omar.

-Hola. –Es todo lo que alcanzo a articular.

-Vamos hombre, hay un par de tragos esperándonos en mi apartamento. –Interrumpe Jaziel exasperado por la escenita que estamos protagonizando. Toma del brazo a Omar e intenta arrastrarlo lejos.

No es capaz siquiera de mover ni un milímetro su brazo. –Tienes hasta dos antes de que te parta la madre. –Espeta Omar sin apartar la vista de mis ojos.

No está alardeando, las señales son más que evidentes: Respiración controlada y tono autoritario, la vena en su sien pulsando y sobretodo, la ira contenida en su mirada provoca que flashes de un bully encabronado regresen a mi memoria en trompicones.

–Uno.

Mi cuerpo reacciona de forma automática encojiendose para recibir el golpe. Hiram no puede interponerse entre nosotros antes de que la cuenta regresiva concluya.

-Dos. –Cierro los ojos en espera de lo que vendrá a continuación.

¡PUM! Un solo golpe. ¡Zaz! Sin abrir todavía los ojos escucho como algo pesado cae al suelo, solo que no soy yo. Abro los ojos para descubrir que ha sido Jaziel quien se ha caído.

- ¿Qué te pasa idiota? –Le espeta asombrado y medio atolondrado.

-Escucha bien porque no lo repetiré dos veces. Te vas a alejar de Diego y de todos nosotros, si no quieres verme realmente enojado, ¿entendiste?

- ¿Quién eres tú para hablarme así? –A pesar de pretender mostrarse desafiante es evidente que se sabe derrotado.

-Jaziel, él es el novio boxeador de Diego, como puedes ver es de muy malas pulgas así que yo que tú le haría caso y me desaparecía. –Interiene Hiram sin ocultar cuanto le divierte la escena.

Abriendo los ojos como platos, el chico rubio se incorpora con dificultad y aún tambalenate entra en el asensor perdiéndose así de nuestra vista.

- ¡Hombre qué gusto verte! ¡Mira que me has dado un susto de muerte! –Le extiende la mano Hiram mucho más relajado.

-Creo que si me pase. –Omar se la estrecha ahora con una amplia sonrisa. –Perdonen el arrebato.

Sin decir más, me toma de la cintura acercándome hacia él en un amago por darme un beso en los labios, solo que en el último instante cambia de opinión y me lo da en la frente.

Mi amigo le quita su maleta para que pueda ayudarme. Omar, toma un ramo de rosas blancas que estaba atado a la valija y me las ofrece. –Estas son para ti. Te extrañé mucho. –Me dice al oído provocándome un hormigueo en la nuca. Subimos al ascensor con mis dos acompañantes enfrascados en una aburrida charla sobre motos. Una vez dentro del departamento voy directo a mi cuarto a encerrarme con llave, no quiero ver a Omar, menos aún en este estado.

A travez de las paredes aún puedo escuchar sus voces provenientes de la sala. Hiram se disculpa en mi nombre por el comportamiento agresivo. –No debes tomarlo personal, ha estado pasándola mal.

-Puedo llegar a entenderlo, yo mismo suelo tener ese tipo de episodios de vez en cuando. Es solo que pensé, vaya, en realida no tenía ni idea en que situación lo llegaría a encontrar.

Estuvieron ahí por un rato, hasta que Hiram tuvo que ir a su trabajo dejándome solo con Omar. No tarda mucho este en venir y tocar a la puerta. - ¿Diego, puedo entrar? -No respondo. –Hiram me ha dado a entender que la has estado pasando mal estas semanas, pero no ha querido decirme nada más, talvez tú puedas contarme. –Por lo menos ha tenido la cordura de omitir el supuesto intento de suicidio que me achacan.

Resulta increíble pensar que soporté la huída y reclusión solo por mantener a salvo a este granuja, y ahora, que lo tengo a un palmo de distancia librados de la amenaza, lo único que sienta sea... ira.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

POV Omar

La impertinencia de ese tal Jaziel logra terminar con mi paciencia. Ni siquiera Alan osaría a decir tanta tontería junta, así que reacciono en automático. Por desgracia, Diego parece recentir mi desplante mucho más que el agraviado, su fría reacción deja pocas dudas, la he cagado de nuevo.

Cómo prueba de ello, en cuanto entramos a su departamento, corre a encerrarse a su habitación dejándome abandonado en el recibidor. Vale, exagero, Hiram también está conmigo.

-Ha sido una sorpresa verte así de pronto. –Intenta escusarlo Hiram.

-Culpa mía. –Respondo. –Estaba preocupado por la falta de noticias, entonces, decidí venir y verlo por mi mismo.

-Ya veo. –Su escueto comentario me deja intrigado.

-Creo que debería llamar a Rebeca y avisarle de mi llegada.

-Sí, eso sería lo mejor.

Una vez terminada la llamada con mi suegra, trato de sonsacarle a Hiram la mayo cantidad de información posible. Él da rodeos y escusas, pero sin decirme la verdad, después de un rato mostrándose cada vez más nervioso, se pone de pie para despedirse alegando algo sobre lo exigentes con la puntualidad en su trabajo. Tal parece me he quedado corto con mis temores, algo pasó y no quiere decírmelo.

Una vez solos, me acerco al dormitorio de Diego para tratar de convencerlo a salir, con nulo éxito. Tampoco parece querer responderme, así pues, me siento en el pasillo recargado en su puerta, comenzando un monólogo sin sentido, sobre nuestras anécdotas más divertidas.

Es entrada la tarde cuando Rebeca me encuentra sentado en el mismo sitio. –Buenas tardes Omar, ¿cómo estuvo tu vuelo? –Me pregunta al acercarse y darme un beso en la mejilla.

-Bien, gracias. Mis padres le mandan sus saludos. –Tras un breve intercambio de formalidades donde además le entrego las rosas y unas galletas que le mandó mi madre, decido ir directo al grano.

-Rebeca, le suplico me diga que es lo que le pasa a mi novio.

Ya sé, nada sutil.

-Yo. –Por primera vez desde que la conozco veo dudar de sus palabras, baja la mirada sin saber que decir.

-Por favor, usted sabe que yo lo amo, necesito saber, quiero ayudar. –Tomándola suavemente por las manos le suplico.

-Él no es el mismo que conociste. –Responde porfin. –Ni yo misma lo reconozco en ocasiones.

-Mamá. –La voz de Diego nos sorprende.

Ambos nos levantamos para ir a verlo, sin emabargo, ella me detiene. –Por favor, espera aquí.

En cuanto entra al cuarto de su hijo este cierra la puerta. Unos minutos despúes, sale de nuevo. Su rostro se muestra cansado y preocupado.

- ¿Cree que pueda verlo ahora? –Le pregunto.

-No es una buena idea de momento. Será mejor que vayamos con Sergio un rato, él también quiere saludarte.

- ¿No quiere verme? ¿Hice algo mal? –Bueno, yo sé que he hecho toneladas de pendejadas, pero, ¿de verdad me esta rechazando?

-Él está cansado. Vamos, luego podrás verlo.

Una agradable, pero tensa velada es la que pasamos esa noche en casa de Sergio. Deportes, escuela y más deportes son básicamente los únicos tópicos que se tocan. Teniendo cuidado de ser discreta, Rebeca se ausenta por unos minutos, es obvio que fue a ver a Diego mientras estábamos distraídos.

Para nada es una sorpresa el que fuera Sergio quien me ofreciera quedarme con ellos, preferiría quedarme en el sillón que me ofreció Hiram en la tarde si no fuera porque de esta forma tendré una oportunidad de hablar con él a solas. Efectivamente, en cuanto estamos solos, preparando el sofá en el que me quedaré, se da la tan esperada oportunidad.

- Creo que no te han puesto al tanto de...nada al parecer.

-Eso parece.

-Mm. – Es todo lo que dice mientras se dirige a la cocina, de regreso trae un par de cervezas consigo, me pasa una sentandose en su sillón. Luego, procede a contarme a grandes rasgos lo acontecido.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

POV Diego

- ¿Porqué lo has invitado? –Le pregunto a mamá en cuanto entra a mi cuarto, dejando aun desconcertado Omar sentado en la barra de la cocina.

- ¿A caso no te alegras de verlo? –Pregunta a modo respuesta.

Después de un prolongado silencio contesto. -No lo sé. Yo solo no quiero verlo ahora, has que se vaya.

-Él te quiere, tal vez si le das una oportunidad pueda.

-No, quiero que se vaya.

En cuanto sale, Omar la aborda preguntándole si puede verme, ella, tratando de evadirlo lo invita a visitar a Sergio. Sé bien que ahí hablaran sobre mi sin que yo pueda enterarme, y eso me pone más furioso.

Como es de suponerse, Omar no se va de inmediato, regresa a la casa al siguiente día, y luego al siguiente. Su insistencia solo consigue hacerme enojar cada vez más. por su parte, la paciencia que hasta ahora ha tenido también se va diluyendo, llegando el punto que termina por aporrear mi puerta exigiendo que salga.

- ¡Diego, no puedes quedarte ahí encerrado todo el tiempo ignorándome! ¡Sal ahora y dime que carajos está pasando!

- ¡Vete! ¡No quiero verte! ¿Acaso es muy difícil de entender? –Termino respondiende a gritos detrás de la puerta.

- ¡Sí! ¡Sé un hombre y explícamelo de frente!

"Sé un hombre" esas tres simples palabras me hieren a niveles insospechados. Con el fuego de la rabia corriendo por mis venas abro de un golpe la puerta para encontrarme cara a cara con él.

- ¿De verdad quieres saber que pasa? Pues la verdad es que ¡No quiero verte! ¡Tú eres la causa de todos mis putos problemas! ¡Tú, so imbécil, bruto, hijo de...! –Tan veloz como ha llegado la ira, se va para ser sustituida por dolor, miedo, debilidad. –Solo vete... Por favor. –Termino suplicando entre sollozos.

Sin saber cómo, me encuentro rodeado de sus brazos, llorando en su pecho. -¿De verdad piensas eso? –Susurra tristemente con sus labios en mi cabellera.

Por un instante quice decir "no, estoy tan embrollado que no sé que siento", mis labios, en cambio, solo alcanzaron a decir. –Sí, vete.

-No me quiero ir, te amo.

-Porfavor. –No me permito decir más o podría retractarme.

-Quiero que sepas que tú eres mi primer amor, el verdadero. Te daré el espacio que me pides, pero entiende bien esto, tu siempre tendrás un lugar en mi corazón porque contigo dejo una parte de él. Sin importar nada, yo simpre te voy a amar.

Con lentitud, ambos nos separamos de este último abrazo. Su semblante, siempre tan sereno y seguro de mismo hoy esta descompuesto, el rojo de sus ojos esta vez no son por la ira, sino por las lágrimas que corren libres por sus mejillas. Por mi parte, estoy tan vacio de tanto llorar que no queda ni una gota para derramar en esta despedida.

-Adiós.

-Hasta pronto. –Me responde.

Lentamente se da la vuelta dirigiéndose hacia la salida, estira la mano para tomar el pomo y se detiene a medio camino, se gira velozmente y viene de nuevo a mi encuentro. Toma mi rostro entre sus manos y me da un último y dulce beso en los labios. –Te voy a esperar por siempre. –Susurra sin separar nuestras bocas. Con la misma velocidad que se acerca, da la vuela desapareciendo por el pasillo.

-Te amo. –Forman mis labios sin pronunciar sonido alguno.

https://www.dailymotion.com/video/x7udwbw




Continue Reading

You'll Also Like

479K 56.9K 73
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...
399K 28.3K 35
"Si las miradas matasen, Harry sería el mayor asesino en serie de la historia" Nicholas Blake es un chico normal y bastante alegre, con una personal...
45.7K 3.2K 12
Samuel nunca pretendió salir así del armario, de golpe e improviso. Y menos frente a él, quien había sido su mejor amigo durante cuatro años. (O de...