Lucifer (1° Parte) || En Físi...

By Yoa666

4.5M 409K 126K

Si un día te despertaras en mitad del desierto, ¿qué harías? ¿Y si lo hicieras esposada a alguien que no cono... More

¡En Físico!
Personajes y Tráiler
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Aviso

Capítulo 37

101K 9.1K 3.2K
By Yoa666

Mis ojos empezaron a desenfocar a los chicos, quienes me miraban preocupados sin saber qué hacer o decir. Miré de nuevo mis manos temblorosas, viéndolas doble; cerré los ojos, llevándome las manos a la cabeza mientras las lágrimas empapaban mis mejillas.

Nada de lo que ha pasado es un sentimiento real por parte de ellos.

Nada es real.

​-Ashley - ​dos manos se apoyaron en mis hombros, asustándome -. ​Soy yo - ​pestañeé un par de veces, enfocando el rostro de Luzbel.

-Esto está mal...

-¿El qué? - ​preguntó, confundido.

-Lo siento mucho - me rompí -. Lo siento muchísimo, no era mi intención...

-¿Ashley? - cuando fue a abrazarme, se detuvo de golpe.

De repente, extendió sus alas negras a su espalda y en un abrir y cerrar de ojos desapareció de mi vista, localizándolo a lo lejos, en el cielo, junto a algo que no logré descifrar por las lágrimas; lo envolvió con sus alas antes de impactar a unos metros de nosotros.

Me acerqué un poco para comprobar que estuviera bien.

Dejó caer sus alas negras hacia los lados, viendo a Gabriel ensangrentado e inconsciente entre sus brazos. Luzbel se incorporó rápidamente, dejándolo tumbado boca abajo para levantar su camiseta, viendo dos cortes muy profundos en su espalda.

Habían cortado sus alas.

Mis ojos volvieron a ver doble por unos segundos, mareándome.

-Gabriel - lo llamó Luzbel, preocupado -. Hey, hermano - abrió sus ojos para comprobar sus reflejos -. Joder... - susurró, quitándose su camiseta negra para cubrir la espalda, apretando sus heridas para intentar cortar la hemorragia.

-Duele... - bufó Gabriel, despertándose.

-Lo sé, hay que quemarte las heridas - indicó Luzbel buscando con la mirada a Turel -. Tus espadas, déjalas en la tienda hasta que veas las hojas rojas - Tamiel y ella se fueron hacia la tienda en llamas mientras Azael y Luzbel presionaban las heridas con fuerza.

Me quedé paralizada mientras observaba todo, sin saber cómo ayudar en esta situación, aunque parecían saber muy bien lo que hacían.

Tamiel acercó las dos espadas envueltas en su sudadera, evitando quemarse. Luzbel las agarró como si nada y las posó sobre la espalda de su hermano, provocando que gritara de dolor.

-Ya está - lo tranquilizó Luzbel antes de apartar las espadas al cabo de unos segundos, dejándolas posteriormente en el suelo. Gabriel se sentó recto con una mueca de dolor -. ¿Por qué te han desterrado? - preguntó, posicionándose de cuclillas frente a él.

-¿Por dónde empiezo? - dudó -. Ah, sí - frunció el ceño -. Me revelé ante las órdenes de Padre de tener que mataros, ayudé a Ashley, te ayudé a ti... ¿Sigo? - enumeró, arqueando una ceja antes de suspirar y cerrar los ojos, ocultando su rostro entre sus manos -. No sé qué hacer ahora, he perdido todo...

-Está bien, me tienes a mí - lo tranquilizó Luzbel, posando una mano en su cabello blanco -. No te preocupes - Gabriel lo miró con los ojos llorosos, su hermano lo abrazó antes de que se derrumbara del todo.

Retrocedí un par de pasos por el mareo, cuando sentí que alguien posaba una mano en mi espalda, sintiendo un dolor insoportable. Miré a Tamiel, quien había apartado la mano, mostrándome su palma cubierta de sangre. Mis piernas flaquearon, pero antes de que cayera al suelo me tomó ágilmente de la cintura y me ayudó a sentarme con cuidado.

-Estás sangrando mucho por la espalda - señaló.

-¿Cuándo ha pasado esto? - intervino Azael, posicionándose junto a Tamiel para ver mi espalda.

-Aparta, Moscón - la voz firme de Luzbel me tensó.

Levantó mi camiseta ligeramente, pero nadie dijo nada. Todos se mantenían en completo silencio; miré a Luzbel de reojo, quien mantenía sus ojos grises fijos en mi espalda, evaluando algo que yo no lograba ver.

-¿Qué sucede?

-Tienes dos cortes muy profundos en la espalda - confesó al fin -. ¿Sabes cómo te lo has hecho?

-Antes de caer, un Ángel llegó a cortarme con dos dagas - susurré, centrando mi mirada en el suelo.

-Turel, siéntate - ordenó Luzbel, enseguida se sentó donde le había indicado antes de obligarme a tumbarme boca abajo en el suelo con la cabeza apoyada en las piernas de Turel, quien me acarició el pelo para intentar relajarme.

-Esto no te va a gustar - susurró, asustándome por su comentario.

-¿Qué...?

-¡Las tengo! - gritó Tamiel, trayendo las espadas de nuevo envueltas en su sudadera.

-¿Estáis locos? ¡No aguantaré eso! - grité, intentando incorporarme, sin embargo, volví a caer por el mareo.

-Tenemos que ayudar en la cicatrización o te desangrarás - explicó Luzbel, cogiéndolas -. Ni siquiera sé cómo es que has aguantado tanto tiempo en pie - levantaron de nuevo mi camiseta mientras Turel agarraba el dobladillo para mantenerla en lo alto.

-¡Que no! - escapé del agarre de Turel y me escabullí como pude, hasta que mi vista se tornó blanca por el sobreesfuerzo y caí al suelo, inconsciente.

(...)

Me despertó un pitido que sonaba cada cierto tiempo, aunque no fui capaz de abrir los ojos hasta pasados unos largos minutos, pudiendo repasar mi alrededor con la mirada, dándome cuenta de que me encontraba en una habitación de hospital. Repasé la cama con la mano, buscando el botón para llamar a la enfermera, presentándose segundos después a los pies de la cama con una amplia sonrisa.

-Me alegro de que se haya despertado señorita Wells, ¿cómo se encuentra? - se acercó por uno de los laterales y me apuntó con una linterna, cegándome por unos momentos.

-Tengo sed... - dije con la voz pastosa.

-Enseguida la traeremos un poco de agua, ¿por el resto? ¿Siente algún dolor punzante? - negué con la cabeza, cerrando los ojos por unos momentos -. Bien, entonces le mantendremos con esos sedantes por ahora.

-¿Cuánto llevo aquí? - murmuré con cansancio.

-Cuatro días - fruncí el ceño -. Nos costó encontrar una sangre compatible con usted, ya que es 0 negativo - asentí -. ¿Recuerda lo que la pasó? - me quedé en silencio antes de negar con la cabeza -. Bien, descanse por el momento. Enseguida traeré un poco de agua.

Salió de la habitación, quedando de nuevo a solas durante varios minutos, donde se volvió a abrir la puerta de mi habitación, esperando ver a la enfermera con mi agua, pero, en cambio, entró un pelinegro con un vaso de agua de cartón.

-Querías agua, ¿verdad? - asentí.

Me tendió el vaso, pudiendo beber poco a poco el contenido, quedándonos ambos en completo silencio, sintiendo sus ojos grises clavados en mi sien.

-¿Cómo está Gabriel? - pregunté, rompiendo el silencio.

-Ya está casi completamente bien, la que no lo parece estar eres tú - tragué saliva con dificultad -, y no me refiero a físicamente, que también - se cruzó de brazos -. Gabriel me ha dicho que te has enterado de tus poderes...

Agaché la cabeza, observando mis manos que, de nuevo, volvían a temblar con nerviosismo como aquel día.

-No quiero seguir a vuestro lado de esta manera, no me parece justo para vosotros - sentí como las lágrimas empapaban mis mejillas.

-Ashley, escúchame - se acercó hasta el extremo de mi cama, posicionándose de cuclillas mientras tomaba una de mis manos con delicadeza -. Lo que realmente no es justo para ellos es que te alejes por este obstáculo. Nunca has utilizado tu poder para algo malo, para lo único que lo has utilizado es para llevarte bien con ellos y, eso, no es nada malo, porque, aunque no lo tuvieras, habría acabado de la misma forma; siendo tu grupo de amigos. Algunos más que otros - hizo una mueca de desagrado por eso último.

-No quiero que se enamoren de mi de esta forma, sino por lo que soy - mi voz se rompió.

-Ashley - besó mis nudillos -, tus poderes no sirven conmigo y me has enamorado de la misma forma que a ellos - aseguró, provocando que las lágrimas cesaran por unos momentos.

-¿No funcionan contigo?

-Si hubiera funcionado, nunca hubiera intentado matarte desde un inicio, me enamoraste por ti misma - sonrió levemente, provocando que las lágrimas aumentaran por el alivio.

Estuve una hora intentando tranquilizarme y parar de llorar y, así, poder mantener una conversación decente con Luzbel, quien se sentó en el sillón, pegándolo a la cama para poder estar cerca mío.

-Quiero explicarles a los chicos sobre mis poderes y que decidan si alejarse o quedarse -Luzbel asintió, conforme.

-Si eso aleja al Moscón de ti, adelante - sonrió con diversión cuando le di un leve golpe en el hombro, provocando que se incorporara un poco del sillón para poder acercarse.

Posó su mano en mi mejilla con su dedo pulgar en mi barbilla para, así, cerciorarse de que no me moviera mientras acariciaba la punta de mi nariz con la suya, haciéndome desear que me besara, aunque no pareció tener prisa cuando rozó levemente nuestros labios, creándome un sentimiento cálido en mi pecho. Mis labios cosquilleaban, ansiosos por fundirse con los suyos; no pudiendo contenerme más, tiré ligeramente de su camiseta negra, rompiendo aquellos milímetros que tanto me molestaban.

Sentí su sonrisa fanfarrona sobre mis labios por mi poca paciencia, pero enseguida me besó con algo de intensidad, sintiendo como mi corazón martilleaba en mi pecho con fuerza mientras pasaba una de mis manos por su pelo negro, hasta que un gruñido escapó de sus labios, haciéndome sonreír con diversión esta vez a mí.

Era un beso lento y profundo, subiendo cada vez más la tensión entre ambos hasta que tuve que parar por un fuerte pinchazo en mi espalda, aunque Luzbel permaneció a centímetros de mi rostro, tomando una bocanada de aire.

Sus ojos grises se habían oscurecido varios tonos.

-Debo contarte una cosa - frunció levemente el ceño, confundido ante mi cambio de tema, pero estábamos en un hospital y estaba mal herida, por no hablar de que este tema era bastante importante.

-Dime - se sentó de nuevo en el sillón.

-Cuando se me acercó Mikael - asintió, recordando el momento -, me amenazó con traer a Rafael...

-Rafael no suele incorporarse en estas misiones, suele estar trabajando en cosas más importantes, no te preocupes por él - intentó quitarle algo de importancia al asunto.

Sabía que lo decía con intención de no preocuparme más con un tema nuevo después de haber pasado por aquel Juicio, pero aquellas últimas palabras de Mikael se me habían quedado grabadas:

"Nos volveremos a reunir, estoy seguro de que a mi hermano Rafael le encantará conocerte."

Al recordar aquella amenaza, los cabellos de mi nuca se erizaron y tuve que entrelazar mis manos para evitar que volvieran a temblarme.

-No permitiré que Rafael te ponga una mano encima, Ashley - aseguró, al notar mi preocupación -. Te lo juro por mi sangre - juró, entrelazando nuestras manos.

Confié, por segunda vez, ciegamente en él, sabiendo que cualquier cosa que se nos presentara de aquí en adelante, él me protegería con su propia vida.

Lo que no esperaba era tener que enfrentar una dura realidad.

‡ Continuará... ‡

*Segunda parte en mi biografía ·Luzbel (parte 2º)·, también finalizada, pero sin corregir todavía*

Continue Reading

You'll Also Like

141K 12.2K 30
Un demonio que odia a los ángeles, hasta que una chica con sangre angelical pone en duda su desprecio y juntos encienden una pasión más ardiente que...
54.2K 3.1K 142
Valentina una chica con una vida normal hasta que el divorcio de sus padres cambiaría su vida por completo volvería los próximos años en los peores d...
385K 31.3K 74
Sarah Cooper creyó que su vida como estudiante en la Universidad de Mellow Ville estaría repleta de café, noches sin sueño y proyectos mortales, sin...
362K 43.6K 63
Meredith desde que tiene uso de razón, conoce la existencia de Darek Steiner, aunque ha estipulado una regla bien marcada en su vida: NO ACERCARSE A...