Salir de la sesión, cada uno sentado en un lado de la cama, los dos con la respiración entrecortada, los dos todavía excitados, cubiertos de sudor, las mejillas de Sebastian enrojecidas, Chris pasándose la mano por el pelo en gesto nervioso y los con sonrisas incómodas en los labios.
- Ha sido...
- Raro. - Terminó la frase Chris. - Pero creo que es el mejor sexo que he tenido en toda mi vida.
- En eso estamos de acuerdo. - Sebastian se puso en pie, no ocultó que se había desabrochado el pantalón y que tenía toda la ropa mal puesta... no mucho peor de lo que la tenía Chris, solo que el músico resultaba ser algo más pudoroso. - Nunca... bueno ya me entiendes. No pensaba que una experiencia pudiera sentirse tan real.
Ahora fue Chris el que se ruborizó y se tomó un momento para volver a ponerse la ropa en condiciones. Se levantó también y tras disculparse se metió en el baño. Se quedó mirando al espejo un momento. No sabía como decirle a Sebastian que aquella había sido su primera experiencia sexual con un hombre, al menos la primera que hacía conscientemente como él y no viviendo solo bajo la personalidad de Ryan.
Se sentía extraño, bien pero extraño. No le resultaba ningún problema haber hecho aquello mientras todavía estaba prometido con Emily. Sabía que debería hablar con ella, terminar el compromiso y hablar también con su padre, hablarle de Sebastian, tal vez no decirle como se habían conocido exactamente, probablemente no lo entendería o por lo menos diría que eso no era una relación que podía durar.
De todas formas sonrió a su propio reflejo. Era tan extraño sentirse feliz en una situación así. Pero no podía evitarlo. Sebatian y él, tenían una conexión única, algo que iba más allá de dos adultos que se gustaban. De ser solamente así, probablemente Chris no habría dado un paso tan grande como lo que acababan de hacer.
No sabía como definir lo que realmente les unía, después de todo acababan de conocerse en persona. Pero Chris ya se había puesto en peligro por salvarle, por salvar a un completo desconocido y no había dudado en enfrentarse a esos tipos. Tampoco había pensado mucho cuando había acudido a la reunión con los otros hackers, ni había tenido problemas en conectares con Sebastian para intentar averiguar más cosas sobre Tom.
Sin saber gran cosa sobre él, Sebastian lograba tirar de él, lograba que hiciera cosas que de otra forma no encontraría el coraje y la valentía de hacer. Pero ahora tocaba tomar una decisión y saber que hacer.
- ¿Te encuentras bien? - Escuchó decir a Sebastian desde el otro lado de la puerta.
"Si puedes oírme, ayúdame por favor."
Chris sintió que se mareaba y tuvo que agarrarse al lavabo para no caer al suelo. Se miró al espejo y por un momento se preguntó si habría alguna diferencia en el rostro de una persona cuando comenzaba a perder la cabeza.
"Por favor... padre me ha encerrado, está oscuro, hace frío y tengo miedo. Ayúdame. ¿Puedes oírme?"
Justo cuando creía que todo iba mejor en su vida, que había descubierto que estaba enamorándose de un hombre que le gustaba de verdad, justo entonces, empezaba a escuchar voces.
- ¿Chris? - Preguntó de nuevo Sebastian desde fuera. En su tono de voz se notaba que estaba un poco mas nervioso. - Escucha, si te sientes incómodo por lo que ha pasado, piensa que ha sido una vez, no tiene porque volver a pasar.
"Puedes oirme ¿verdad? Coloqué una pequeña unión entre mi sistema central y tu cabeza, pero no estaba seguro si funcionaría. Espero no estar hablando solo, me sentiría muy estúpido."
- ... Es decisión de los dos, no voy a presionarte, pero por favor, abre la puerta. Hemos pasado por mucho en dos días.
Era tan extraño escuchar la voz del chico en su mente, mientras oía que Sebastian le estaba hablando al otro lado de la puerta del baño. Pero debido a ello, era incapaz de responder a ninguno de los dos. Responder, moverse e incluso respirar parecían haberse convertido en tareas imposibles.
"Ryan, por favor."
- Chris, si no me contestas... recuerdo que tiraste una puerta abajo en tu casa porque me dio un... bueno que entré en trance. Así que si no quieres contestarme, te agradecería que lo hicieras porque me va a tocar pagar la puerta del baño de tu amigo.
Los escuchaba a los dos, pero estaba paralizado, agarrado al lavabo sin poder moverse, pies y manos pegados donde estaban, pulmones cada vez más pequeños, estómago contraído.
Estaban tirando de él, en su mente, en su interior, una fuerza invisible intentaba devorarle, como una bestia hambrienta a punto de alimentarse de él.
"Padre... Padre, no les hagas daño."
Chris se mordió el labio y saboreó su propia sangre, sentía que la cabeza estaba a punto de estallarle. Miró sus manos, pálidas por al fuerza que estaba usando. Se le marcaban todas las venas y se las imaginó estallando.
¿Qué le estaban haciendo? ¿Quién le deseaba tanto daño que estaba dispuesto a destruir su cuerpo en mil pedazos?
- Voy a contar hasta tres. ¡Anthony, se que no nos conocemos, pero no soy ningún psicópata por lo que voy a hacer!
Chris escuchó al fondo la voz de su amigo, preguntaba que estaba ocurriendo y a que venían esos gritos, escuchó sus pasos y su voz más cerca. Justo lo que menos necesitaba en ese momento, una nueva voz golpeando su cabeza.
- Chris lleva no se cuanto tiempo ahí dentro, no me contesta y tengo... no se como explicarlo, pero tengo la horrible sensación de que algo no va bien.
Escuchó que trataban de abrir la puerta y daría lo que fuera por poder decir que había cerrado por dentro para tener un poco de tranquilidad y privacidad. Obviamente no podía.
"Padre, por favor, no es su culpa. No ha hecho nada."
Algo muy similar a un golpe en la cabeza le hizo caer al suelo, con las manos todavía sosteniéndose al lavabo como si se le hubieran quedado pegadas. Miró al suelo, esperando que se abriera bajo sus pies, que las baldosas se resquebrajara y caer directamente en el infierno... siempre y cuando no lo estuviera ya con todo el dolor que estaba sufriendo.
"Solo tu puedes ayudarme. Ya no tengo fuerzas para seguir conectado."
La voz del chico en su cabeza se fue apagando, cada vez sonaba más lejana, distorsionada, como una radio que perdía su emisora y de pronto, un segundo más tarde ya no estaba allí; ni la voz, ni la presencia, ni nada que hiciera pensar que no estaba verdaderamente loco por escuchar una voz en su cabeza.
El golpe, sordo, de alguien que sacaba la puerta del baño de su sitio para entrar, le hizo volver a respirar, con la misma sensación de alguien que está a punto de ahogarse bajo el agua y de pronto regresa a la superficie.
Le siguieron un par de manos sobre su cuerpo, primero sobre sus hombros, apretándolos para llamar su atención, luego, al no recibir respuesta, acariciando su mejilla e incluso escuchó una voz familiar que decía su nombre junto a su oído y finalmente esas mismas manos, lo ponían en pie, lo sacaban el baño y cuando quiso darse cuenta, estaba sentado en la cama.
- ¿Llamo a un médico? Tengo un amigo de confianza.
- No, espera. - La conversación entre Sebastian y Anthony sonaba tan ajena a él. No podía quitarse de la cabeza la desesperación del chico, que desde luego no parecía una creación artificial y la idea de que había un crío que le necesitaba. - Preferiría no llamar más la atención, creo que lo que necesita es...
- No tienes idea de de lo que necesita, porque no sabes lo que le ocurre.
Sebastian se dio la vuelta, asesinó a Anthony con la mirada, hasta que lo vio dar un paso atrás y volvió a concentrarse en Chris.
- Por extraño que te parezca, se mejor que cualquier otra persona por lo que está pasando tu amigo; porque yo mismo he pasado por una experiencia similar y no esperes que te lo explique ahora, porque no lo entenderías. Necesito azucar, un refresco, chocolate, algo que le de energía y un par de mantas, pronto comenzará el frío. Necesito también paños mojados para la frente, el dolor de cabeza cuando despierte podría ser insoportable.
- ¿Cómo sabes todo eso?
- ¡¿Es qué no me has oído?! ¡Trae lo que te he pedido si quiere ver a mi... amigo, sufrir algo muy aparecido a un ataque de epilepsia.
Anthony no dijo nada más, por muchas dudas que tenía. No tanto por el grito que le acababa de lanzar Sebastian, sino por la idea de que a su mejor amigo le ocurriera algo realmente serio; siguió sus indicaciones y los dejó solos.
Sebastian acomodó a Chris en la cama. Se sentía aliviado de no haber llegado a ese punto cuando había entrado en conexión con la experiencia, aquella vez en el baño, que Chris no lo hubiera visto y no hubiera entrado en pánico al verle así.
Pero no era la primera vez que el hacker pasaba por algo así y lo peor de todo era que había gente que provocaba esos ataques, que deseaba ver hasta donde aguantaba el cuerpo humano después de uno, dos, varios ataques así.
La misma tecnología que había creado VIA; unas inteligencia artificales casi a la misma altura que un ser humano y que había dado al mundo entero las experiencias para poder tener una y mil vidas; había creado una de las mejores formas de tortura para el usuario. Tortura que Sebastian había conocido demasiado bien, demasiadas veces.
Por fortuna, la recuperación o por lo menos volver en sí, era algo rápido una vez que la sesión terminaba y Chris no fue una excepción. Un par de minutos después de estar tumbado, abrió los ojos, tragó saliva como si estuviera tragando la suela de un zapato y protestó cuando la luz del día le golpeó en los ojos.
- Bien, estás despierto. Eso es buena señal, el ataque no ha sido terrible.
- ¿Ataque? No sufro de... de lo que sea que me haya pasado.
- No hablo de ese tipo de ataque.
Anthony regresó al dormitorio, dejó las cosas que Sebastian le había pedido, sobre la mesilla y tras él apareció Scarlett, que miraba la situación con rostro compungido, recién salida de la cama, con el antifaz con el que dormía siempre, sobre la frente.
- Creo que alguien te ha atacado.
- ¿Me han atacado... el baño... con la puerta cerrada?
Le costaba hablar, crear las palabras en su mente y luego pronunciarlas. Todavía estaba aturdido.
Cerró los ojos cuando Sebastián colocó la toalla mojada y fresca, sobre su frente y suspiró. El hacker sonrió y acarició su cabello. cortó un pedazo de chocolate de la tableta que he había entregado Anthony y se la acercó a Chris.
- Necesitas comer, te aseguro que te hará bien.
- ¿Qué eso de que me han atacado? Estaba solo en el baño.
Chris decidió no decir en ese momento nada sobre Tom, sobre escucharle dentro de su cabeza, sobre que tal vez y muy probablemente, había sido el chico el que le había provocado. Algo le decía que Tom no pretendía hacerle daño.
- Es difícil de explicar, pero digamos que los gobiernos han encontrado una forma de usar VIA para cuestiones politicas y militares. Han conseguido conectarse a la mente de la gente que más usa VIA sin necesidad de que estén dentro de una experiencia. - Chris ahogó un gemido, entre el dolor que todavía recorría su cuerpo y el miedo a que entonces alguien pudiera volver a entrar en su mente y le hiciera daño de nuevo.
- Lo dices como si lo hubieras sufrido.
Scarlett no era una persona muy habladora, pero cuando cuando abría la boca sabía decir las palabras exactas. Sebastian se dio la vuelta para mirarle, para odiarle por hacerle hablar, por obligarle a contar algo personal. Ella le devolvió la mirada, se conocían demasiado bien, por mucha intensidad que hubiera en los ojos de él, no le impresionaba lo más minimo.
- Deberías ser sincero, al menos con él. - Siguió diciendo ella y señaló con la cabeza a Chris. - Os están persiguiendo, por lo que me has contado hay un tipo de vuestras experiencias obsesionado con vosotros y ahora esto. Creo que esto es más grande que vuestra afición por las escapadas románticas dentro de las experiencias.
- Scarlett, déjalo, te aseguro que no se trata de lo mismo. La gente que me... eso es mucho peor de lo que ha pasado aquí.
- ¿De que estáis hablando? - Chris se incorporó en la cama a duras penas, le dolía todo el cuerpo como si hubiera terminado de correr una maratón. - Scarlett me dijio que habías estado en una de las cárceles para Hackers. - Sebastian se puso tenso al escuchar eso. - No lo pagues con ella. Scarlett pensaba... piensa que...
- Aquí todos pensáis mucho, demasiado en realidad. -Sebastian se puso en pie y comenzó a moverse por la habitación. - Pero en realidad, no tenéis idea de nada. Todos habéis oído hablar de lo peligroso que es ser hacker ahora y los que no habéis sufrido las consecuencias... los castigos para gente como nosotros no sabéis lo que es realmente. Es terrible sí, el gobierno tortura a gente como nosotros, nos usa de ratas de laboratorio y prueba nuestra capacidad mental mientras el resto del mundo se entretiene con las experiencias.
- Sebastian...
- No quiero que sientas lastima por mi. - el hacker clavó la mirada en Chris, tal vez con demasiada intensidad. - Lo siento, ha pasado mucho tiempo de eso, pero sigue siendo algo que no logro superar. Además pensar que alguien está usando los mismos métodos contigo o con cualquier persona inocente vamos.
Sebastian se quedó mirando a la ventana. Hacía ya algún tiempo que se había prometido mantener sus sentimientos lejos de cualquier otra cosa, ya le habían hecho daño en el pasado, él había hecho daño en el pasado y no quería repetir los mismos errores ahora y mucho menos con alguien que comenzaba a importarle tanto como Chris.
- Sebastian, escucha.
- Tenemos que enfrentarnos a ellos ya. - Se dio la vuelta y miró a sus amigos. - Somos buenos en los que hacemos, increibles diría yo. Si nos juntamos los tres podemos entrar en su centro de información y acabar con él antes de que vuelvan a hacer daño.
- Sebastian espera. - Chris se incorporó un poco más hasta lograr quedar de rodillas en la cama y cuando lo tuvo lo bastante cerca, le agarró de la muñeca y tiró de él para que se sentara a su lado. - No ha sido el gobierno, no se trata de ninguna conspiración del ejercito, no me están vigilando, al menos ellos no.
- ¿De que estás hablando?
- Fue Tom.
- ¿VIA misma te atacó?
- No creo que fuera un ataque, no creo que quisiera hacerme daño. Quería comunicarse conmigo, pedirme ayuda... como ya hizo la otra vez. - Los dos se quedaron mirando, Sebastian recordaba lo ocurrido no hacía muchos días, pero ninguno lo había tomado en cuenta, como tampoco habían tomado en cuenta la repentina desaparición del chico por cualquier parte. - Tenemos que ayudarle.
Sin saber realmente por qué lo hizo y sin pensar en ello, Sebastian sostuvo el rostro de Chris con ambas manos y lo miró a los ojos. Sonrió, no pudo evitarlo, el rostro de Chris era demasiado hermoso, aunque no quisiera pensar en ello, aunque doliera aceptar que se estaba enamorando.
- Tom es una inteligencia artificial, no tiene sentimientos no...
- Ese chico es de verdad y lo sabes. De alguna forma es real, vive, siente y está aterrorizado de su padre. No puedo no pensar en lo que me ha hecho sentir, su angustia, su terror. Está en la oscuridad, lo han dejado encerrado. Creo que su padre le está castigando por ayudarnos a nosotros. Se lo debemos.
De pronto, Sebastian le estaba besando, con sus manos todavía sosteniendo sus mejillas ahora acaloradas. Ambos cerraron los ojos y pese a no estar solos en el dormitorio, se dejaron llevar por el momento, hasta que Sebastian se separó muy lentamente.
- ¿A que ha venido eso?
- A que estoy mandando a la mierda mis principios. Dije que no quería volver a enamorarme para evitar hacer daño a nadie más y... maldita sea, es imposible no enamorarse de un superhéroe de corazón como tú. ¿Estás seguro de lo que dices sobre Tom, crees que es un crío real? - Chris asintió. - Entonces necesitamos un plan, uno que nos mate a nosotros.