Lucifer (1° Parte) || En Físi...

By Yoa666

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Si un día te despertaras en mitad del desierto, ¿qué harías? ¿Y si lo hicieras esposada a alguien que no cono... More

¡En Físico!
Personajes y Tráiler
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Aviso

Capítulo 28

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By Yoa666

-Él... - ​lo apuntó.

-Se supone que tenéis una orden directa por parte de Padre - ​gruñó Luzbel, obligándome a retroceder junto a él -. ​No podéis hacer nada hasta el Juicio Final - ​la chica se encogió de hombros.

-¿Para qué hacer mañana lo que puedes hacer hoy? - ​apuntó a Luzbel con el arco mientras sonreía de medio lado -. No interfieras en nuestros planes, Lucifer - ​agarré con fuerza la mano de Luzbel, aterrada.

Me miró por encima del hombro durante un instante antes de asentir conforme.

-Bien, pero antes, ¿puedo hablar con ella? - solicitó con tranquilidad.

Mi corazón se paralizó al pensar que me estaba traicionando de nuevo, pero al sentir como apretaba ligeramente mi mano, indicándome que no me preocupara por lo que dijera, me tranquilicé un poco.

-¿Hablar con ella? ¿Tan cercanos os habéis vuelto? - ​arqueó una de sus perfectas cejas.

-Zophiel... - ​llamó su atención Gabriel, hablando por primera vez.

La castaña entornó los ojos mientras bajaba el arco, aunque la mirada asesina que le echó a Gabriel no pasó desapercibida para ninguno, aun así el peliblanco no parecía preocupado en absoluto, así que lo dejamos pasar.

Luzbel dio un par de pasos desconfiados sin apartar la mirada de Zophiel, quien no hizo ningún movimiento desconfiado, así que nos separamos lo suficiente, quedando junto a las vallas de seguridad del puente. Esperé que a que hablara y me dijera lo que tenía planeado, pero se quedó en silencio frente a mí, dándome a entender que no había ningún plan.

-¿Gabriel me quitará las esposas? - mi voz tembló, casi al punto de quebrarse.

-Ashley, ¿qué te he dicho? - me acorraló, quedando entre sus brazos y la valla de metal a mi espalda -. Solo debes pensar en la posibilidad de sobrevivir, no de cómo te van a matar - mis ojos azules conectaron con los dorados de Gabriel, quien parecía realmente despreocupado, pero seguí sintiendo la desconfianza por la presencia de Zophiel.

-No puedo pensar en positivo cuando me están amenazando tan directamente - murmuré, volviendo mi atención a él.

-Te recuerdo que estás conmigo, y no permitiré que te suceda nada en mi presencia - se inclinó un poco más, llegando a rozar su nariz con la mía.

Mi corazón se aceleró al notar sus suaves labios sobre los míos y, por un momento, me olvidé de Zophiel, de sus hermanos y de Grigori. Se separó al cabo de unos segundos. Tan solo había sido un leve roce de labios, sin embargo, me quedó tan descolocada ese gesto que me quedé sin palabras observándolo con el corazón en un puño, intentando comprender lo que acababa de hacer, hasta que sentí su mano en mi hombro, empujándome levemente hacia atrás, cayendo del puente.

Mi respiración se entrecortó al sentir el vacío, aunque no pude evitar mantener la mirada en Luzbel hasta que lo perdí de vista. No había sido consciente en ningún momento cuándo me había sentado sobre la valla para poder empujarme.

Cerré los ojos durante un instante, saliendo de mi trance, percatándome de que el agua cada vez estaba más cerca, pero antes de zambullirme me atraparon fácilmente, viendo las alas grises de Tamiel. Sobre su hombro, vi a Zophiel sobre encima del puente, mostrando sus alas blancas con reflejos amarillos mientras nos apuntaba con su arco.

-¡Al agua! - ​grité.

Disparó tres flechas, pero Tamiel cayó en picado, esquivándolas a tiempo.

Los dos caímos al río helado, esquivando numerosas flechas cuando impactaban contra el agua, muy cerca de nosotros, llegando una a pasar tan cerca de mi brazo que me hizo un corte por lo afiladas que estaban. Cuando sentí que se me acababa el aire, pretendí salir al exterior, pero Tamiel no me lo permitió, tirando de mi brazo hacia abajo.

Señaló hacia arriba, refiriéndose a la superficie, y negó con el dedo para después señalarse los ojos: "Si salimos te verán".

Me pasé una mano por el cuello al cabo de unos segundos, al notar aún más la falta de oxígeno.

Tamiel me acercó a él y, sin previo aviso, estampó sus labios en los míos, indicándome que abriera la boca, hice caso, compartiendo parte de su aire. Se separó, observando mi brazo con el ceño fruncido, viendo como el agua se tornaba algo roja a mi alrededor por el corte.

Aguanté un poco más bajo el agua, pero volví a sentir la falta de oxígeno, seguido de una presión muy agobiante en el pecho. Empecé a tragar agua, obligando a Tamiel a rodear mi cintura y sacarme a la superficie, provocando que tosiera mientras intentaba respirar con normalidad, aunque la presión en mi pecho y angustia no desaparecían.

Apoyé la cabeza en su hombro, sintiendo los leves toques de su mano en mi espalda.

-¿Mejor? - ​preguntó, llevándome hasta la orilla.

Miré a nuestro alrededor en busca de Luzbel; no había ni rastro de él, lo que me llevó a pensar lo peor. Mi mirada conectó con la de Gabriel, pero antes de poder decir algo, alguien se abalanzó sobre mí, propinándome un fuerte golpe en la cabeza al caer al suelo. Zophiel posó ambas piernas sobre mis brazos, para impedir que me moviera, apuntó con el arco a Tamiel y, aunque intenté hacerla a un lado o impedirlo de alguna manera, disparó cuatro flechas, clavando sus alas grises en una pared de ladrillo cercana.

Cuando se aseguró de no tener más molestias, colgó su arco de plata a la espalda y tomó una de las flechas plateadas con ambas manos.

Intenté reunir toda mi fuerza para quitarla de encima, pero ni siquiera se movía un ápice, riéndose de mi intento estúpido en mi cara.

-Gabriel, quítala las esposas - ​ordenó, acomodando sus rodillas en mis brazos y dejando caer todo su peso para mantenerlos pegados al suelo, impidiendo que me moviera lo más mínimo.

-Zophiel... - ​ ​intentó dialogar con ella -. Lucifer tiene razón, no deberíamos intervenir hasta el Juicio​ Final - ​puso la punta de la flecha a milímetros de mi garganta.

-¡Hazlo, Zedequiel no aguantará mucho más tiempo reteniendo a Lucifer! -​ ​exclamó, autoritaria.

Gabriel se acercó con un suspiro y se arrodilló junto a nosotras. Observé a Gabriel a modo de súplica, aunque no sirvió de mucho ya que negó con la cabeza, indicándome que esta vez no podría escapar ni ayudarme.

Escuché un "click​" que paralizó mi corazón y provocaron que las lágrimas empezaran a caer por mis sienes.

Por favor, no quiero morir...

-Esto se terminó - ​sonrió Zophiel, agarrando la flecha con ambas manos y elevándola un poco. Cerré los ojos con fuerza, aterrada -. No... puedo - ​los volví a abrir. Intentaba tirar de la flecha hacia abajo con todas sus fuerzas, pero no se movía más de lo necesario, hasta que su cuerpo se tensó -. Pero, Altísimo... - ​susurró sorprendida, clavando sus ojos lilas en algún punto del suelo. Miré a Gabriel, quien estaba cruzado de brazos con el ceño levemente fruncido y atento a sus pensamientos -. Yo​ solo... - volvió a susurrar antes de cerrar la boca y quedarse unos segundos en completo silencio, escuchando -. Sí, señor... - ​​afirmó incorporándose y alejándose de mí cuatro pasos con la cabeza agachada y apretando con fuerza la flecha de su mano.

Sin decir nada más, extendió sus alas y se marchó de nuestra vista.

Apoyé de nuevo la cabeza en el suelo, observando el cielo grisáceo por unos instantes, pero no pude evitar posar mis manos sobre mi rostro, evitando romper a llorar por el miedo que había sentido.

Nunca había estado tan cerca de morir...

Escuché pasos rápidos acercándose a nosotros, apartando mis manos, viendo a Luzbel hiperventilando a unos metros de nosotros.

-¿Estás bien? - ​se acercó para levantarme del suelo y analizarme de arriba abajo, buscando alguna herida.

-Estoy bien, creo... - ​me costó decir al notar como las manos y las piernas me temblaban por el miedo.

Gabriel se acercó con un suspiro, mostrándome la pulsera; extendí mi brazo con rapidez para que me la volviera a poner, ya que me sentía muy desprotegida sin ella.

-¿Se la has quitado? - ​preguntó Luzbel, tomándolo del cuello de la camiseta.

-Sabía lo que hacía - ​aseguró encarándolo después de asegurarse de que la esposas estuviera bien puesta.

-Tamiel... - ​murmuré, acercándome a él corriendo al verlo a lo lejos.

Se encontraba sentado en el suelo con sus alas ensangrentadas clavadas a la pared. Intentó sonreír, para demostrarme que estaba bien, pero tan solo le salió una mueca de dolor.

-¿Qué prefieres? - Luzbel toqueteó una de las flechas plateadas mientras sonreía con diversión al ver la cara de dolor de Tamiel -. ¿Te arranco aun estando consciente las flechas o te dejo K.O antes?

-Vete a la mierda.

-Una por una consciente entonces.

-Es mejor que lo dejes K.O, Lucifer - ​aconsejó Gabriel.

-Bien... - ​suspiró, posicionándose de cuclillas frente a él -. ​Ya tenía ganas de darte un puñetazo - ​sonó sus nudillos.

-Entonces cuando sepas que he besado a Ash me dejarás inconsciente al instante, ¿no? - ​abrí los ojos sorprendida, ya que eso del río no se podría considerar un beso.

Luzbel lo observó por un instante, pero antes de que explicara el contexto, estrelló su puño en el rostro de Tamiel, dejándolo inconsciente al instante y creándole una hemorragia nasal.

Gabriel le arrancó las cuatro flechas y las tiró a un lado.

-Yo no pienso llevarlo, dejad que se desangre ​- bufó con molestia -. ​Tendría que haber arrancado las flechas lentamente...

-Ya lo llevo yo de vuelta al bar - ​suspiró Gabriel con pesadez.

-¿Me puedes explicar antes que ha pasado hace un momento? - ​interrumpí, queriendo resolver mi duda.

-Hace unas horas hablé con mi Padre - ​asentí, al recordar cuando se marchó con prisa -. ​Le comenté el plan de mi hermano y Zophiel...

-¿No es vuestra hermana?

-​No, ella es la mano derecha de Mikael y la que ayudó a enviar a Lucifer al infierno - explicó -. ​Lo que acaba de pasar es que nuestro padre a prohibido intervenir hasta el Juicio Final, por eso te había quitado la pulsera - ​Luzbel ayudó a su hermano a ponerse a Tamiel a la espalda -. ​Sabía que mi padre intervendría antes de que te matara - ​suspiré aliviada y sonreí agradecida -, ​así que podéis estar tranquilos durante estos días o iros preparando para lo que se os viene.

-Ya me parecía raro que Zedequiel se fuera tan de repente en medio de una pelea - ​murmuró Luzbel pensativo -. ​¿Por qué no robas un coche? - propuso, haciendo que los dos lo miráramos con una ceja arqueada -. ​¿Qué? Lo digo por su bien, para que no lo lleve a cuestas todo el camino - ​se encogió de hombros con las manos en los bolsillos de su pantalón. Gabriel negó con la cabeza y empezó a andar lejos de nosotros -. ​Hey, hermano - Gabriel se giró -. ​Ten, por si pasa algo - puso la espada de Uriel en el cinturón de sus pantalones -. ​Aprende a llevar siempre contigo tu espada - asintió con una pequeña sonrisa antes de seguir con su camino.

-Con que hermano, ¿eh? - ​sonreí cuando se acercó a mí de nuevo, intentando picarlo.

-Con que te ha besado Tamiel, ¿eh?

-Eso no se puede considerar beso, me estaba ahogando y pues... - ​intenté explicar lo sucedido, pero no pude finalizar porque posó una mano en mi nuca y me acercó a él, volviendo a rozar nuestros labios como cuando estábamos en el puente, aunque esta vez no me empujó y ese roce fue un poco más allá, un ligero beso que me hizo querer más.

Sin embargo, se separó con una sonrisa divertida al notar mi respiración agitada, me esquivó y comenzó a andar de regreso al puente sin comentar nada al respecto. Me lo quedé mirando totalmente confundida antes de perseguirlo, sintiendo como mis mejillas ardían por el rubor que estaba sintiendo.

Por un momento, llegué a pensar que aquel gesto en el puente había sido una excusa para poder salvarme, pero me acababa de demostrar que fue por un motivo totalmente distinto.

Un motivo, que correspondía tanto como él.

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