Lucifer (1° Parte) || En Físi...

By Yoa666

4.5M 409K 126K

Si un día te despertaras en mitad del desierto, ¿qué harías? ¿Y si lo hicieras esposada a alguien que no cono... More

¡En Físico!
Personajes y Tráiler
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Aviso

Capítulo 17

112K 10.4K 1.9K
By Yoa666

—¿Cómo que se lo han llevado?

—Sí — ​me llevé las manos a la cabeza —. ​Estaba peleando y, de repente, dejó que lo atraparan y... — ​estaba muy nerviosa.

—Vale, vale — ​intentó tranquilizarme —. ​Vamos al bar y hablemos allí — ​asentí, siguiéndolo hasta la moto —. ​No tengo casco, así que agárrate bien — ​abracé su cintura, aun con las manos temblorosas, y apoyé la cabeza en su espalda.

Unos minutos después, aparcó frente al bar.

Entré tras él, llamando la atención de los presentes. Mi mirada recorrió el local, viendo a Semyazza sentado en una de las mesas con algunas otras personas. Sus ojos azul verdosos me observaban con confusión y asombro, sin embargo, centré toda mi atención en Azael, que hablaba con Azkeel para que abandonara la barra; lo hizo sin rechistar, aunque capté la mirada de molestia que me echó al pasar por mi lado.

Azael subió la música al tope, para poder hablar tranquilamente sin que nadie nos escuchara.

—Siéntate — ​suspiró Azael, apoyándose con los brazos cruzados sobre la barra mientras tomaba uno de los taburetes rojos para sentarme en la esquina junto a él —. ​¿Qué ha pasado?

—Escuché a Luzbel hablar con Gabriel sobre que me estaba intentando matar — ​tragué saliva con dificultad al sentir de nuevo la sensación de mal estar.

Entrelacé mis manos sobre la barra al notar como el temblor de mis manos volvía.

—¿Matar? — ​titubeó, extrañado.

Asentí.

—Le pregunté si era verdad lo que había insinuado y me lo confirmó — centré mi mirada cristalizada en mis manos, evitando ponerme a llorar —. Intenté que me explicara el motivo, pero se quedaba en silencio sin saber qué excusa poner, así que al darme cuenta de que no le sonsacaría nada, me marché y de la nada aparecieron Uriel y Zedequiel — ​cerró los ojos mientras se masajeaba el puente de la nariz, intentando asimilar todo.

—¿Y cómo es que se lo llevaron? Podría haberlos reventado sin ningún problema — ​susurró con rabia.

—No estoy muy segura del motivo... Gabriel me dejó esconderme en el callejón y Luzbel al verme dejó de defenderse — su cuerpo se tensó al mirarme atónito.

—Que Gabriel hizo... ¿qué?

—Eso es lo de menos — ​negué con la cabeza quitándole importancia a ese detalle —, ​tenemos que ayudar a Luzbel.

—¿Estás loca? — ​frunció el ceño, posando su dedo índice sobre la barra —. ​Estamos hablando de Arcángeles. Los hermanos de Lucifer — asentí, sabiendo de quienes hablábamos —. ​Aunque lo intentáramos, seríamos solo nosotros dos — ​apoyó una mano en su frente y cerró los ojos —. ​¿Qué crees que vamos hacer un Caído y una humana? Ellos son de otro rango distinto al nuestro, aunque Lucifer los supera de sobra — ​me miró lánguidamente —. ​Solo podemos esperar a que se escape él por su cuenta — ​fruncí el ceño.

—Pero tenemos que ayudarlo, no podemos dejarlo tirado. Lo podrían llevar de vuelta al infierno — "Mi peor castigo fue estar completamente solo..." ​recordé sus palabras.

—​¿No que quería matarte? ¿Por qué quieres ayudarlo?

—No lo sé, pero quiero una explicación decente por su parte espeté con dureza —. ​No quiero hacer lo mismo que ha hecho su padre con él, quiero una explicación para tener un motivo para odiarlo completamente — sentí de nuevo el nudo en mi garganta y el escozor de las lágrimas en mis ojos. Todavía esperaba una respuesta negativa por su parte a lo que había confesado —. Debería haber insistido más en una respuesta clara en vez de irme o...

Dos brazos fuertes me rodearon en un cálido abrazo.

—Ashley, es normal que la traición te nublara y te quisieras ir cuanto antes — ​apoyó la barbilla en mi cabeza, haciendo que las lágrimas resbalaran por mis mejillas sin ningún control —. ​Le hiciste preguntas y fue él mismo quien no las respondió, ¿no? — ​asentí, sollozando —. Ya hiciste más de lo que hizo el Altísimo aquella vez. Él ni siquiera lo miró a la cara el día que lo desterraron, tú lo enfrentaste y, además, quieres escuchar su explicación aun cuando el miserable se quedó callado después de confirmarlo — sonreí al escuchar ese mote que le acababa de poner —. Yo realmente no sé casi nada de Lucifer, aun habiendo pasado siglos a su lado, pero estoy seguro de que le alegró saber que le dabas la posibilidad de explicarse, aunque el muy inepto no aprovechó la oportunidad — se separó y se inclinó levemente para que pudiera ver su sonrisa de labios juntos.

—¿Ya estás haciendo llorar a la novia? — ​preguntó un hombre acercándose a nosotros junto a otro chico.

—¿Por quién me tomas? — ​dijo Azael "ofendido", posando su mano sobre su pecho.

—Alguien que no sale con una chica desde lo que... pasó​ — fruncí el ceño al ver que me miraba como si hubiera metido la pata al hablar de más —. ​L-Lo siento, no era mi intención...

—Está bien, tranquilo — ​lo cortó Azael, viendo una sonrisa despreocupada en sus labios, aunque no se reflejó en aquellos ojos color avellana que se habían oscurecido un par de tonos.

Los dos hombres se marcharon a una de las mesas, dejándonos de nuevo "a solas".

—¿A qué se refería? — ​pregunté sin poder evitar la curiosidad.

—Pasó hace mucho tiempo.

—Deja de sonreír forzadamente, por favor — ​pedí, provocando que su sonrisa fuera desapareciendo —. ​¿Qué pasó? — ​me crucé de brazos y puse toda mi atención en él.

—No creo que te interese escuchar una historia triste, y menos una mía — ​se rio amargamente.

—Si no me interesara escucharte, nunca te habría preguntado.

—Ya... — ​se pasó una mano por la nuca, nervioso.

Me miró pensativo durante unos instantes, con indecisión.

—No voy a obligarte a contarme tu historia, porque no soy nadie para hacerlo, solo...

—Tiene que ver con el día de mi destierro — murmuró, haciéndome callar y centrarme completamente en él —. ​Hace mucho tiempo nos mandaron a un grupo selecto de Ángeles a la Tierra para ayudar a los Arcángeles en la creación del Edén — ​entrelazó sus manos sobre la barra con la cabeza agachada, evitando mirarme a los ojos —. Los Ángeles empezaron a conocer a las humanas, llegando a enamorarse e, incluso, dejar todo por ellas — ​hizo una pequeña pausa antes de continuar —. Al Altísimo no le gustaba la idea, así que lo volvió un pecado capital. Nosotros nos rebelamos por amor — ​sonrió, supongo que al recordarlo —. Esto pasó a la vez que la "Traición" de Lucifer a su padre. Nos condenaron a todos, nos cortaron las alas para no poder volver nunca y... mataron a nuestras parejas delante de nosotros como castigo. Nosotros tres éramos los encargados de Grigori, así que nosotros fuimos los más culpables por permitirlo — recordé a Luzbel cuando le pregunté si no se hablaba con los que cayeron con él.

"Les arrancaron las alas como al resto de Ángeles Caídos, pero a ellos tres los castigaron con otra cosa aparte."

A eso se refería con el castigo aparte.

Las lágrimas resbalaron de nuevo por mis mejillas. Me incorporé de un salto, llamando la atención de Azael, que sonreía tristemente mirando la barra, sin embargo, al ver mi rostro empapado de nuevo por las lágrimas, mostró preocupación.

Lo abracé como él había hecho conmigo minutos antes, haciendo que se tensara por mi acto.

—Siento mucho lo que te pasó... — ​sollocé con un hilo de voz con el rostro oculto en su pecho —. No puedo hacer nada para​ revertirlo o hacerte sentir mejor, pero nos tienes a Luzbel y a mí para apoyarte en lo que sea, aunque no sea gran cosa — ​noté su mano sobre mi cabeza, haciendo que lo mirara, viendo una sonrisa real.

—Está bien, no te sientas mal por esta historia — ​intentó quitarle importancia —. Pasó hace muchísimo tiempo, ya casi ni lo recuerdo — ​sabía que era mentira y que muy en el fondo le seguía doliendo y recordando como la primera vez, pero sonreí mientras asentía, haciendo como si creyera aquellas palabras vacías.

—¿Quiénes fueron los otros dos que pasaron por eso? — ​me volví a sentar en mi sitio, limpiándome las lágrimas con la manga de la sudadera de Luzbel.

—¿Cómo sabías que hay otros dos? — cuestionó, frunciendo el ceño.

—Luzbel me contó un poco por encima. Me dijo que los otros dos lo dejaron de hablar porque lo culparon a él de lo que pasó — asintió.

—Es cierto, él estaba presente cuando nos castigaron — ​me sorprendí al escuchar eso —. Vio​ como nos arrancaban las alas mientras que a él no pudieron, y eso que muchos Ángeles lo intentaron — ​se rio, aunque no le duró mucho —. Semyazza y Tamiel lo culparon por no intervenir o por "llevarlos al lado del pecado" — hizo las comillas con los dedos.

—¿Semyazza? Por eso sigue a cargo de Grigori, donde estuve, ¿no? — ​me giré con un poco de disimulo para mirarlo, viendo que estaba hablando con bastante seriedad con Turel.

—Sí. Tamiel en cambio, está en el infierno por intentar matar a Mikael — ​volví mi atención a él.

—¿Mikael fue quien...? — ​asintió, entendiendo la pregunta aún sin terminarla —. ​¿Tú ya no quieres saber nada de tu antiguo grupo? — ​negó con la cabeza.

—De vez en cuando los visito y hablo con Semyazza, suele estar aquí todos los días así que... — suspiró —. ​Preferí alejarme en general de todo para poder olvidarme de lo sucedido, y ahora por lo menos, estoy mejor después de tanto tiempo. Además, me va muy bien con el bar — ​me guiñó un ojo, haciéndome sonreír.

Se quitó el gorro de lana negro, dejando ver su pelo castaño despeinado, se peinó con las manos hacia atrás y se quitó la cazadora negra que llevaba, dejándola en algún lugar tras la barra.

Miré mi pulsera, viendo los símbolos dorados.

—Hola — ​mis ojos fueron a un hombre con un pequeño estuche negro en la mano, el cual apoyó sobre la mesa —. ​Traigo un pedido tuyo, Azael — ​lo miró confundido, al no comprender a lo que se refería —. ​Bueno, me tengo que marchar, si hay algún problema me llamas. Nos vemos — ​se despidió antes de marcharse.

—Yo no he hecho ningún pedido — ​replicó Azael mirando el estuche con desconfianza.

—Luzbel lo hizo — ​dije inclinándome un poco para abrir con cuidado el estuche, dejando ver las navajas que iba hacer.

—¿Son para ti? — ​dijo analizándolas con curiosidad —. ​Supongo que las ha hecho con la espada que robamos al Ángel del otro día — ​asentí.

—Una de ellas era para ti — ​arqueó una de sus perfectas cejas castañas —, ​para que pudieras defenderte en caso de necesitarlo — ​sonreí —. ​También se preocupa por ti ​se rio.

—Es como un hermano sobreprotector — ​me hizo un ademán con la mano para que eligiera primero.

Tomé la que más se parecía a la de Luzbel, aunque la mía tenía otros detalles a aparte de la forma de las alas; en ambos extremos, dos cristales incrustados de diversos colores daban un poco de color a las alas plateadas. Para mi sorpresa, también era muy ligera, así que sería muy fácil de controlar si tuviera que defenderme.

Azael miró detenidamente la que quedó antes de sacarla.

La suya tenía muchos más detalles que la mía y, además, era automática; tenía una decoración dorada, negra y plateada. Comprobó su peso e hizo unos movimientos lentos, supongo que comprobando si era cómoda de usar.

Al final, asintió conforme y sonrió guardándosela en el bolsillo de su pantalón.

—Tendré que agradecérselo a Lucifer cuando vuelva.

—Lo hará...

Cuando vaya a por él. 

Continue Reading

You'll Also Like

6M 259K 79
-Ella era mi salida, era mi Ángel, solo ella. Stephen un chico cabreado con el mundo Emma una chica que ha sufrido más de lo que podría contar Un...
7.1K 692 13
El dinero lo hace todo simplemente casate.
15.3K 2K 14
❝Christopher abrió lentamente los ojos después de tan impáctate casualidad, ese niño era exactamente igual a él, ¡Incluso el hurón! -¿Señor, se encue...
2.5K 298 60
Un psiquiátrico. Un montón de mentes rotas. Algunos se llaman presas, y otros cazadores. ¿La verdad? Aquí, nadie sabe quién es quién, pero si hay una...