Atrévete Conmigo

By almudeeniis

422K 23.9K 4.7K

Una única palabra, vacaciones Andrea y sus amigas deciden hacer un viaje juntas antes de que cada una vaya a... More

Prólogo
Personajes
Playlist
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42 (FINAL)
Epílogo
Agradecimientos
Valeria y David...

Capítulo 39

6.2K 357 75
By almudeeniis

Andrea

Me levanto con una sonrisa desde el momento que suena la alarma, madrugar no es un problema cuando se trata de viajar.

¿No os pone felices?

A mí me parece emocionante, tengo muchas ganas de visitar otra ciudad para salir un poco de la monotonía. Desde que volví a Madrid me perdí en la rutina y me apetece disfrutar. Por eso he decidido no pensar demasiado en los motivos por los que nos desplazamos y centrarme en pasar un buen fin de semana con mi amiga.

Valeria y yo nos preparamos, terminamos de guardar cosas en la maleta y, tras cerrarla, bajamos a avisar a mi familia para suplicar que un alma caritativa nos acerque a la estación de tren de Atocha. Por suerte, mi madre está despierta y se ofrece encantada a llevarnos.

En el trayecto aprovecho para enviarle un mensaje a Lucas diciéndole que me avise cuando se despierte y que me avise cuando llegue a Galicia para encontrarnos con él y sus amigos. Cuando llegamos a la estación, antes de bajar del coche, le doy un beso a mi madre a modo de agradecimiento y le aseguro que tendrá noticias nuestras para que esté tranquila.

—¿Dónde desayunamos? —pregunta Valeria, sopesando las opciones.

Recorro la estación con la mirada y señalo una cafetería que no parece demasiado cara. No hay mucha gente así que elegimos la primera mesa vacía que encontramos y nos sentamos. Nos atienden al instante, pedimos a la camarera con una sonrisa y cuando se va, Valeria centra su mirada verdosa en mí.

—¿Qué se siente al saber que tu hermano, tu novio y el pesado de turno compiten en el mismo circuito? —pregunta mi amiga, apoyando los brazos sobre la mesa—. Tiene que ser súper emocionante.

—Con pesado de turno supongo que te refieres a Álex —digo, ella asiente como si fuese obvio—, y Pablo no es mi novio —corrijo al instante.

—Lo que sea. ¿No estás nerviosa? —dice restándole importancia—. Va a ser una competición intensa y muy reñida, tía. ¿Quién ganará? —añade—, yo tengo un claro favorito pero si te digo quien es no te va a gustar.

Justo cuando voy a responder, la camarera vuelve con nuestro desayuno. Nos pide que paguemos y cuando vuelve a irse le digo a Val:

—¿Por qué no mejor hablamos de tu romance secreto con mi hermano? —decido cambiar de tema.

No me apetece hablar de cierta persona, y menos a primera hora de la mañana.

—No lo vas a dejar estar, eh —sonríe Valeria haciéndose la interesante.

—Si te estás muriendo por hablar de ello, anda —le digo—, lo que no sé es como has aguantado tanto tiempo sin contármelo. ¿Acaso se lo contaste a las otras, traidora? —bromeo, mencionando a nuestras antiguas amigas.

Para mi sorpresa, la rubia niega lentamente con la cabeza.

—Se quedó entre los dos —asegura—. No vamos a darle más importancia de la que tiene, simplemente nos atraíamos y un día que nos quedamos a solas nos besamos. Luego tu maravilloso hermano me recordó que yo no tenía madera de novia y cada uno siguió su camino.

Me quedo perpleja al escucharla.

¿Que mi hermano le dijo qué?

—No era la primera vez que me lo decían, y tampoco dijo nada que no sea verdad —añade mi amiga al ver la cara de estupefacción que se me ha quedado—. Tú mejor que nadie sabes que esas cosas del compromiso no me van.

Sí, lo sé y tú también lo sabes

Todos los que conocemos a Valeria sabemos que ella no se compromete con nadie más que con ella misma. Pero eso no es motivo para que mi hermano le diga que no tiene madera de novia porque estoy convencida de que cuando encuentre a la persona correcta se lo replanteará.

—Eso estuvo fuera de lugar, Val —le digo.

Ella toma el café entre sus manos, suspira y desvía la mirada mirando el vaivén de gente desconocida que circula por la estación.

—A estas alturas de la vida me da igual —se encoge de hombros—, reconozco que me dolió un poco porque quizá sí lo hubiese intentado con él. Pero me quedó claro que él no me veía como nada más que un rollo. Y si no pasó fue porque la vida no quiso así que ya está.

—Si me lo hubieses contado le habría dicho cuatro cosas a mi hermano —le aseguro—. Mira que lo quiero a morir, pero alguien tiene que bajarle los humos de vez en cuando.

Valeria sonríe ligeramente

—Quizá me daba miedo que te pusieras de su parte, ¿sabes? —se sincera—. A veces da la impresión de que soy un bloque de hielo, incluso yo misma me lo he llegado a creer, pero en realidad las cosas me afectan más de lo que me gustaría.

Tengo la teoría de que las personas que aparentan estar felices siempre y se muestran fuertes todo el tiempo son en realidad las que peor lo pasan. Dejan que creas que son de una manera determinada y luego descubres que estabas equivocada. Y yo valoro muchísimo que confíe en mí lo suficiente para hablarme de las cosas que le afectan y le duelen. Quizá esto explica por qué se muestra tan cerrada a tener una relación, alguien le hizo creer que no es "suficiente" y ella se lo ha creído.

Con esto no quiero decir que mi hermano tenga la culpa, es cierto que no es la primera vez que le hacen comentarios así, pero jamás la había visto tan dolida al sacar el tema.

Esto me hace reflexionar sobre el impacto que pueden tener nuestros comentarios en otras personas. Quizá algo que decimos como una simple gracia a alguien se le puede quedar clavado. Y lo peor es que nosotros no somos conscientes del dolor que causamos porque ni siquiera lo recordamos, lo olvidamos y seguimos con nuestra vida.

—A mí me parece muy valiente que después de eso nunca dejaras de hablarme ni de venir a casa —le confieso.

—¿Y quedarme sin mejor amiga? —eleva las cejas como si no considerara esa posibilidad—. Jamás —afirma, haciéndonos sonreír.

Terminamos de desayunar y nos dirigimos al control de seguridad.

Cuando estamos acomodadas en nuestros asientos del tren Val saca sus cascos, nos colocamos un auricular cada una y ponemos la playlist compartida que tenemos en Spotify. El viaje se hace más corto de lo previsto porque me quedo dormida, sólo sé que en un momento determinado Val me despierta con delicadeza diciéndome que tenemos que bajarnos del tren.

Camino medio adormilada por las calles hasta que llegamos al hotel donde vamos a hospedarnos el fin de semana. Dejo la maleta en la recepción mientras Valeria se encarga del registro y me las ingenio para encontrar el baño.

Me hago una trenza rápida y me lavo la cara para despertarme. Cuando creo que tengo un aspecto decente salgo de nuevo al pasillo con tan mala suerte de que me choco con alguien y del impacto casi me caigo al suelo.

Menos mal que la persona es tan amable de agarrarme por los hombros.

Levanto la mirada para encarar a la persona que por poco me mata y mi expresión se transforma en cuestión de segundos.

—Veo que no perdemos las viejas costumbres —Pablo es el primero en hablar.

Sus ojos miel me examinan con precaución mientras proceso lo que está pasando. Parpadeo varias veces tratando de asegurarme de que no es una broma de mal gusto y Pablo está de verdad parado frente a mí. En cuanto consigo reaccionar me separo y paso por su lado sin mediar palabra.

¿Cómo se puede ser tan desgraciada?

Noto que me sigue así que acelero el paso para reunirme con Val. Justo cuando estoy a punto de llegar al final de las escaleras veo a mi amiga saludando a David.

—¿Qué pasa no saludamos? —dice éste en cuanto me ve parada en las escaleras.

—Sí, claro —asiento, un poco aturdida—, es que no me esperaba que estuvierais aquí —fuerzo mi mejor sonrisa antes de acercarme a darle un abrazo.

—¿Estuvierais? —pregunta Valeria extrañada.

No hace falta que conteste porque puedo sentir la presencia de Pablo a mi espalda. Mi amiga borra todo rastro de emoción y permanece imperturbable mirándole, David cierra los ojos como si temiera que esto pudiera suceder y yo solo intento encontrar la forma de tranquilizarme porque el corazón me va a mil por hora.

—¿Qué hacéis aquí? —pregunta Valeria rompiendo el silencio.

Está claro lo que hacen aquí

—Nos alojamos aquí, rubita —le contesta David—. Y competimos este fin de semana. ¿Vosotras habéis venido a hacer turismo o qué?

—En parte sí —le contesta Valeria guardándose los detalles—, y también nos alojamos aquí.

—De eso nada —decido intervenir—, en cuanto lleguen Lucas y sus amigos cogemos nuestras cosas y nos vamos.

Valeria abre la boca, pero le lanzo una mirado pidiéndole que no lo rebata así que se queda en silencio. Los chicos se miran entre ellos, cosa que no me pasa desapercibida, ante la mención de mi hermano.

—¡Ya estoy! —la voz de una chica se hace presente—, no encontraba la tarjeta de la habitación, perdón.

Todos alzamos la mirada y la centramos en la chica que acaba de aparecer.

—¿Ya estáis ligando? —se ríe la chica observándonos—, os voy a ahorrar el mal trago chicas, soy Carolina y estos dos tíos buenos son míos. Así que venga, desfilando hacia la puerta guapas.

Mi mundo se detiene cuando relaciono su nombre con la chica de la foto.

Genial. Fantástico. Ideal.

—Tú la primera —le contesta Valeria con sequedad—, detrás de ti.

—Mírala que graciosa, ¿qué pasa te ha gustado la barbie rubia? —vacila a David.

Dice lo de barbie rubia de una forma tan despectiva que me da rabia. Respiro profundamente armándome de la paciencia que no me caracteriza para evitar que el hotel prenda fuego.

—Cállate —le contesta éste, pero ella no borra la sonrisa de su cara.

—Carolina dime una cosa —Valeria se sitúa frente a ella—, ¿te gusta besar a chicos con novia?

Se hace el silencio ante la brusquedad en la voz de mi amiga. La sorpresa cruza el rostro aparentemente angelical de Carolina, que al darse cuenta lo disimula con una sonrisa falsa.

—Quizá deberías dejar de ir de subidita por la vida y dejar que la barbie rubia te recuerde que las acciones tienen consecuencias —continúa mi amiga.

—No sé a qué viene eso, estás cucú tía.

Oh no, por ahí sí que no

Carolina mira a Valeria como si fuera una loca y luego busca de apoyo en la mirada de los chicos, aunque ninguno le presta demasiada atención.

—Creo que no nos hemos presentado —me adelanto, situándome al lado de Valeria—. Soy Andrea y era la novia de Pablo hasta que decidisteis que era buena idea besaros. No sé quién besó a quien, y tampoco me interesa conocer los detalles, pero sí me consta que tú sabías que salía conmigo. Así que muchas gracias por hacerme pasar unas semanas de mierda, sin duda estáis hechos el uno para el otro.

La mirada altiva de Carolina se centra en mí, luego su rostro pasa a reflejar culpabilidad al darse cuenta de quien soy.

Pablo mira un punto fijo con impotencia y rabia mientras que David parece estar a punto de estrangular a alguien.

Esto es demasiado incómodo

—Necesito aire —declaro mirando a Valeria—. ¿Nos vamos a dar un paseo?

Ella asiente y caminamos hacia la puerta con decisión. Cuando llegamos al marco de la puerta me detengo, me armo de valor y me giro a enfrentar la mirada de Pablo.

—Si volvemos a coincidir en el mismo espacio espero que tengáis la decencia de no dirigirme ni la mirada ni la palabra —le digo al castaño—. Para mí no existís ninguno de los dos —añado alternando la mirada entre Pablo y Carolina.

—Adiós David —Valeria le sonríe apenada.

—Si ves a mi primo dile que se pase a saludar, Lucas y yo estamos deseando verle —le dedico una última mirada al rubio antes de salir rápidamente por la puerta.





PABLO

"Para mí no existís ninguno de los dos", "era la novia de Pablo hasta que decidisteis que era buena idea besaros".

Las palabras de Andrea no paran de repetirse en mi mente a lo largo del día.

—Estoy jodido —suspiro, mirando a mi mejor amigo.

—Normal, se me ha puesto mal cuerpo hasta a mí —asiente David.

El rubio me ha guiado a un bar, en el cual lo único que podemos consumir son botellas de agua, para que me relaje un poco. Evidentemente no está surtiendo ningún efecto porque no puedo dejar de pensar en la manera en que Andrea me ha mirado, su imagen cargada de reproche y asco hacia mi persona se repite en mi mente.

Y me duele, joder.

Me siento una putísima mierda ahora mismo.

—¿Y quién cojones es Lucas? —añado, mirando a mi amigo.

—Ni idea —se encoge de hombros—. Quizá es un nuevo ligue, no sé.

Me tenso al pensar en esa posibilidad

—Esto no me está sirviendo tío —señalo el bar—. Creo que lo mejor es que vuelva al hotel y me duerma un rato.

—Te acompaño, vamos.

Al llegar a la entrada veo a Andrea bajar las escaleras con un chico y se me encoge el corazón al ver tanta complicidad entre ellos. Ella levanta la mirada, le dice algo y se retira mirándome con cara de pocos amigos antes de salir malhumorado con sus cosas.

David se va a la recepción a hablar con Valeria y me quedo solo parado en el umbral de la puerta.

—¿Valeria se queda? —pregunto, mirando a nuestros amigos hablar entre ellos.

Andrea asiente frotándose el brazo con nerviosismo

—¿No te he dicho que hicieras como si no existiera?

—No puedo hacer eso —contesto al instante.

Ella suspira, resignándose a hablar.

—Valeria insiste en que no quiero venir con Lucas y conmigo, prefiere estar aquí —contesta—. Ya le he dicho a David que la cuide. 

En otras circunstancias indagaría más a fondo, pero estoy intentando mantener una conversación con ella y no quiero cargarla. Entonces decido sincerarme y decirle lo que lleva rondándome la cabeza todas estas semanas:

—Sigo sin saber qué pasó aquella noche, pero tienes que saber que nunca fue mi intención hacerte daño —le digo una vez más, aunque esta vez cara a cara.

—Pues lo hiciste —me contesta con cansancio—. Pero lo superaré.

Intenta pasar por mi lado, pero la detengo.

Es preocupante el efecto que provoca su cercanía en mí, altera todos mis sentidos. Se me eriza la piel al sentir el contacto de mi mano en su piel y parece que ella siente lo mismo porque se aparta bruscamente como si quemase.

—No quiero hablar del tema.

—Y yo no quiero que todo acabe así, joder —le digo—. Para mí fue un beso insignificante, ni siquiera lo recuerdo.

Ella sonríe irónicamente

—Pero pasó. Por mucho que te fastidie, ocurrió y tienes que asumirlo.

—Y no sabes cuanto lo siento.

Su mirada está cargada de tristeza. No me siento mejor al ver que está pasándolo mal, pero me consuela saber que al menos lo está pasando igual de mal que yo.

Con el corazón en un puño y la poca fuerza que consigue reunir, logra decirme:

—Esta es la última vez que vamos a vernos, Pablo —el dolor cruza su mirada, parece a punto de echarse a llorar pero se obliga a continuar—: Olvídate de mí porque yo también voy a olvidarme de ti.

Y con esto último sale disparada por la puerta dejándome completamente roto.

—Lo siento —la voz de Carolina hace eco en la sala.

Respiro profundamente y, dedicándole una sonrisa de lo más falsa, contesto:

—No, la verdad es que no lo sientes en absoluto.

Subo las escaleras sin decir dejar que diga nada más y me encierro en la habitación pegando un portazo.

Esta situación es una mierda


¡Hola holaaa!

¡HEMOS TENIDO REENCUENTRO AAA!

Ya estoy por aquí con una dosis de drama jejeje. Quedan dos o tres capítulos más para llegar al final...Me parece emocionante y a la vez me da pena despedirme de este grupo :(

Pero bueno, no nos anticipemos que aún quedan algunas revelaciones

¡Así que hagan sus apuestas por aquí!

Ya sabéis que podéis encontrarme en insta como almureads y en twitter como almudeeniis :)

Y como siempre, disfrutad del capítulo. Espero que os guste⭐️

Continue Reading

You'll Also Like

151K 7.3K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
29.3K 1.6K 41
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...
181K 9.8K 26
Un internado en suiza no sonaba nada bien, pero era la petición de su madre fallecida. Brook tiene que olvidarse de su vida en Londres y comenzar un...
302K 11.8K 41
Se llama Marcos. Se apellida Cooper. Y toca la guitarra. Jude Brown es una estudiante de periodismo, tras un largo camino en su vida, tiene que busc...