Atrévete Conmigo

By almudeeniis

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Una única palabra, vacaciones Andrea y sus amigas deciden hacer un viaje juntas antes de que cada una vaya a... More

Prólogo
Personajes
Playlist
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42 (FINAL)
Epílogo
Agradecimientos
Valeria y David...

Capítulo 38

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By almudeeniis

PABLO

—¿Qué ha sido esa mierda, tío? —me pregunta David bastante enfadado—. Concéntrate,¿vale? —espeta, señalándome con un dedo—, ¿o es que quieres matarte?

Mi amigo me tira una toalla de mala gana y se va murmurando insultos por lo bajo. Cojo aire y suspiro siguiendo a David con la mirada mientras se aleja. No puedo reprocharle la actitud que está teniendo porque tiene motivos de sobra para estar cabreado, últimamente tengo la cabeza en otro sitio y no estoy dando ni el sesenta por ciento de mi capacidad.

A veces se me olvida que el motocross dejó de ser un hobbie hace mucho. Esto ya no es algo solo mío sino también de mi mejor amigo, su trabajo de mecánico es muy importante para él y ganar significa elevar el taller de su familia a otro nivel.

David se está dejando el sudor y el esfuerzo en llegar lejos, no hay nada más importante para él que sacar adelante el negocio familiar. Es cierto que sale mucho de fiesta, bebe y disfruta como el que más, pero también es el primero que madruga y cumple con sus obligaciones sin quejarse.

Es la persona más responsable que conozco. Y por eso es injusto que yo no esté a la altura, que no vea su esfuerzo recompensado.

—Hoy me he levantado inspirado así que te voy a dar un consejo —alzo la mirada cuando la voz de Javi me devuelve a la realidad—. Es algo que me dijeron hace poco y me ayudó mucho.

—¿Es realmente necesario? —pregunto, no tengo ganas de que nadie más me sermonee.

Últimamente todos se creen con el derecho de decirme qué hacer y cómo actuar. Pero nadie se ha parado a pensar que estoy hecho una mierda y que eso ya es suficiente castigo.

—Sí —asegura, mirándome con seriedad.

Suspiro cuando veo que coge una silla y se coloca frente a mí.

—En la vida hay varios pilares que nos sostienen. En mi caso son cuatro: mi familia, mis amigos, mis estudios y Elisa.

Asiento, escuchando atentamente.

—Ahora mis pilares son estables, pero cuando rompí definitivamente con Sofía el pilar del amor se derrumbó. ¿Fue una putada? Sí. ¿Lo pasé como un condenado? También. Donde quiero llegar con esto es que aún quedaban tres pilares que me sostenían, y mientras me ahogaba en mis penas, tenía muy presente que la vida es más que una ruptura. Y lo importante es que te aferres a esas cosas.

Me mantengo en silencio mientras proceso sus palabras y las interiorizo porque es un consejo de la hostia.

—Me encantaría tener a mi prima delante para darle esta charla emocional, pero como estoy seguro de que tiene gente maravillosa que va a hacerlo, te lo digo a ti —hace una pausa y mira de reojo al circuito donde sigue David—, porque alguien tiene que recordarte como son las cosas.

Fijo la mirada en otra parte porque me estoy emocionando con las palabras de Javi. Menudo capullo.

—Escucha, mientras resolvemos esta movida del beso céntrate en ganar ese campeonato —me da un apretón en el hombro—. No querrás enfrentarte a la furia de David también, ¿no? —bromea, haciéndome reír.

Como si Javi lo hubiera invocado, David se gira y nos mira a ambos desde la distancia.

—¿Ya me estáis poniendo a parir? —bromea, alternando la mirada entre los dos.

—Le he dado la charla de los pilares —contesta Javi como si eso lo explicase todo.

—Ya, por eso parece a punto de echarse a llorar —sonríe nuestro amigo, señalándome con un movimiento de cabeza.

No me pasa desapercibido su tono burlón y eso hace que me relaje. Como si me leyese el pensamiento, la mirada de David recae en mí mientras se acerca de nuevo.

—Siento lo de antes —se disculpa.

—No —niego con la cabeza—. Tenías razón.

Ambos sonreímos levemente aceptando las disculpas.

—Esos son mis chicos —interviene Javi, mostrándose orgulloso—. Ahora menos charlita y más acción, niños. Quiero un buen espectáculo —añade, frotándose las manos y sonriendo mientras se levanta de la silla.

—¿Estás seguro? —me pregunta David con precaución, rascándose la nuca sin parecer muy convencido.

—Vamos a ello —me levanto.

La competición es en tres días y todos mis pensamientos deben dirigirse a ganar la competición. No puedo permitir que mi estado de ánimo me impida lograr mi objetivo.

La incomodidad con Carolina alrededor es palpable, pero una vez más me repito y me convenzo de que tengo que ser profesional y no dejarme llevar por las emociones. Aunque me cueste reconocerlo Carolina es muy buena en su trabajo, David está satisfecho con su capacidad de aprendizaje y, en lo que a mí respecta, la moto va como un tiro así que no tengo motivos objetivos para que la despidan.

Y es una putada, pero nadie dijo que la vida fuese fácil ni mucho menos justa

En lo que queda de día consigo concentrarme en perfeccionar los saltos y terminar el recorrido en el tiempo establecido.

—¿Listo para ir a Galicia? —me pregunta David con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

Asiento mientras me quito el casco y me revuelvo un poco el pelo.

—Tengo ganas —reconozco.

—Te vas a clasificar en el podio —prácticamente asegura mi amigo.

Es bastante probable teniendo en cuenta que hemos indagado en el historial de la gente que compite. La única persona que considero una competencia segura es Álex, y ganarle va a hacer que el sabor de la victoria sea mucho mejor.

—Eso si Álex no me quita del medio —bromeo.

A David se le borra la sonrisa al instante y me mira serio, casi de manera penetrante.

—Ve con cuidado —dice con firmeza—, te lo digo en serio. No me fío ni un pelo.

—Que sí —le digo—, no te preocupes.

—Le estaré vigilando desde la distancia —asegura, yo asiento porque sé que va a estar al tanto de todo lo que ocurra en el circuito—, y ahora me voy a casa a dormir que mañana nos espera un largo viaje de carretera —añade antes de darme un apretón en el hombro e irse.

Me dispongo a hacer lo mismo cuando la voz de Carolina me detiene.

—¿Podemos hablar? —pregunta.

—Estoy cansado, Carolina —contesto—, y sinceramente no me apetece.

Ella me mira debatiéndose entre decir algo más o dejarlo estar. Finalmente dice:

—Esto es realmente importante para vosotros, ¿verdad?

No sé por qué lo pregunta, pero decido ser sincero con ella.

—Sí. Ganar el campeonato es importante para todos, especialmente para el taller de la familia de David —le confieso, mirando hacia la puerta por la que ha salido mi amigo minutos antes.

Carolina asiente con cautela

—Algo mencionó —añade pensativa, luego levanta la mirada para decir—: Le debo mucho a su familia, ¿sabes? Por darme la oportunidad de trabajar con ellos y aprender, por no juzgarme por ser mujer...Y me gustaría devolverles el favor.

Dejando de lado el ámbito personal por unos segundos, me alegra saber que se toma el trabajo igual de en serio que David. Mi amigo está expuesto a una constante presión que él mismo se ha impuesto, como si sintiese el deber de demostrarle algo a su familia, aunque ellos jamás se lo hayan pedido. Y la contratación de Carolina le permite desprenderse de algunas de sus responsabilidades.

—Me alegra que esto sea igual de importante para ti que para David, pero no entiendo por qué me lo cuentas a mí —le digo con sinceridad.

Ella hace un aspaviento con la mano restándole importancia al asunto.

—Tienes razón, ha sido un lapsus —sonríe ligeramente—. Será mejor que nos vayamos a descansar que mañana hay que madrugar.

Asiento con un movimiento de cabeza, dándole la razón.

ANDREA

—Estoy nerviosa —reconozco, llevándome las uñas a la boca.

—No te muerdas las uñas que es muy feo —me regaña Valeria dándome un manotazo.

Mañana Valeria y yo vamos a ir a Galicia en tren a pasar unos días antes de la competición. Lucas ha decidido subir con algunos de sus amigos unas horas más tarde, asegurándome que nos encontraríamos allí.

—Ni que fueras a competir tú —se ríe Lucas.

—Te recuerdo que voy a verlo todo en vivo y en directo —contraataco—. Y no me gustaría presenciar ningún atropello o accidente, la verdad.

Los dos intercambian miradas y las fijan en mí.

—¿Es ese el verdadero motivo por el que estás nerviosa? —cuestiona mi hermano.

Asiento rápidamente

—¿Y no tiene nada que ver con cierta persona que también estará allí? —añade Valeria, que mira a Lucas de manera cómplice.

La mirada de los dos recae en mí y ruedo los ojos.

—Dejadme en paz. Me voy a dormir.

—Le voy a dar una paliza en el circuito, hermanita —asegura mi hermano.

—Suerte con ello —murmuro.

—Es bueno eh, yo lo he visto —añade Valeria.

—¿Cuándo has visto tú a mi hermano competir? —pregunto, clavando mi mirada en sus ojos verdes.

—Si te lo dijera probablemente nuestra amistad acabaría en este momento —reconoce, sonriendo incómodamente.

¿Qué se supone que significa eso?

No me hace falta repetirlo en voz alta porque me basta con mirar a los dos. No hay que ser muy listo para atar cabos y sus miradas culpables los delatan.

—¿Sabéis qué? Mejor me voy. No quiero saber nada —digo, levantándome rápidamente de la silla.

Valeria se pone en pie también, me sigue a la habitación y tras cerrar la puerta se sienta con cuidado en mi cama.

—Mañana me cuentas cómo es eso de que te has follado a mi hermano, guapa —le digo.

—No me lo he tirado —me detiene al instante—, sólo me dejé llevar hace un tiempo por el rollo de chico mayor arrogante, hermano de mi mejor amiga, que tiene moto.

—¿Y por qué no me lo contaste?

Yo no soy de esas hermanas que se creen con derecho para decidir con quien pueden o no pueden salir sus hermanos. Evidentemente quiero conocer a la persona para tener una opinión, pero nunca le prohibiría a mi amiga salir con mi hermano y viceversa.

De hecho, la idea me hubiese agradado.

—Porque nunca llegó a nada serio y lo acordamos así los dos —suspira.

—¿Y ya no sentís nada el uno por el otro?

—Que va —niega rápidamente con la cabeza—, ahora la única persona que tengo en mente por desgracia empieza por la letra D y vive a tomar por culo.

Sonrío levemente ante la mención de David porque por mucho que se esfuerce en negarlo, a mí no puede engañarme.

—Se acabaron las preguntas —declara al prever mis intenciones—, ahora a dormir —añade acomodándose en su cama.

—Sí mamá —bromeo—, aunque mañana me lo vas a contar todo con lujo de detalles, guapa. No puedes soltar algo así y quedarte tan a gusto.

Ella suelta una carcajada. Puedo sentir en la oscuridad como sonríe ante mi comentario, logrando que me contagie por su alegría y me duerma con una sonrisa en la cara.





¡Hola! ¿Qué tal todo? Yo empiezo exámenes en dos semanas y estoy bastante nerviosa...

¡Ya queda poco para el final! ¿Qué creéis que pasará entre nuestros protagonistas? Lo descubriremos dentro de poco (o eso espero).

Gracias por leer la historia, espero que os esté gustando tanto como a mí escribirla. Cuidaos, un abrazo enorme.

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