Lucifer (1° Parte) || En Físi...

By Yoa666

4.5M 409K 126K

Si un día te despertaras en mitad del desierto, ¿qué harías? ¿Y si lo hicieras esposada a alguien que no cono... More

¡En Físico!
Personajes y Tráiler
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Aviso

Capítulo 5

120K 11.9K 4.4K
By Yoa666

Seguí con paso firme hasta el exterior de la universidad, ignorando las carcajadas de la gente que me iba siguiendo para intentar hacerse fotos o vídeos conmigo para poder compartirlo luego en sus redes sociales. Me dirigí hacia la salida del campus, viendo un gran grupo de chicas alrededor de un coche deportivo negro con dos líneas rojas que lo decoraban. Un chico alto, vestido completamente de negro, estaba apoyado en él, dándome la espalda en todo momento mientras intercambiaba algunas palabras con las desesperadas que se le pegaban como sanguijuelas.

Reconocí a Samantha entre muchas de ellas, ya que estaba literalmente agazapada sobre el chico, provocándome irritación, ya que me había hecho todo esto por Tom y ahora se iba con el primero que veía más guapo y con dinero.

Repugnante.

—Nadie me satisface nunca, pero si quieres intentarlo... — musitó el chico al pasar por su lado, reconociendo su voz.

—Eso es porque no lo has intentado conmigo — mi cara de asco no pasó desapercibida al escuchar eso por parte de Sam, que estaba a punto de besarlo, pero las risas de algunas personas lo impidieron.

Todos se giraron para ver qué pasaba, incluido Luzbel.

—No puede ser — bufoneó entre carcajadas al reconocerme.

Al verlo reírse de mí, cuando había sido amable incluso sabiendo su amplia mala experiencia a lo largo de su vida y, sin embargo, le di oportunidad de explicar su historia por primera vez. Me sentí muy estúpida por esperar un poco de amabilidad por su parte, notando como mis ojos se volvían a cristalizar por las lágrimas, y pareció notarlo porque su sonrisa de diversión se fue borrando poco a poco.

Rodeé al enorme grupo que se había formado de payasos y desesperadas, dejándolos cada vez más atrás mientras me dirigía con paso firme hasta la parada del bus. Las miradas curiosas de los transeúntes tampoco pasaron muy desapercibidas, pero al menos no se reían de mí, sino que parecían realmente preocupados por lo que me podría haber pasado, aun así, nadie se atrevió a preguntarme. Me aferré a la cinta de mi mochila con fuerza, sintiendo cada vez más la vergüenza, sin embargo, continué mi camino con el poco orgullo que me quedaba.

—Oye, espera. ¡Hey, te estoy hablando! — ignoré aquel llamado y continué andando con rapidez mientras me seguía intentando detener —. Ashley — Luzbel se interpuso en mi camino al darse cuenta de que lo estaba ignorando, justo cuando estaba por tomar el autobús.

—Me tengo que ir... — alegué, intentando esquivarlo y evitando mirarlo a los ojos en todo momento, pero se interpuso en mi camino de nuevo, logrando que perdiera el autobús.

—Sí, lo entiendo, pero... — dudó en qué decir, quedándose callado durante varios segundos, causando que lo examinara con una ceja arqueada, pero tan solo se quedó observándome en completo silencio.

—¿Por qué has venido a mi universidad? — tomé la iniciativa de la conversación al ver que no me dejaría irme sin tenerla.

—Estaba comprobando esto — apuntó su pulsera plateada con una sonrisa de medio lado —. Pasaba cerca de aquí y noté el cambio en los símbolos, ya que poco a poco se iban tornando plateados, hasta que aparqué en la entrada de tu universidad y me di cuenta de que cuando están separadas las pulseras, los símbolos están dorados y, cuando estamos juntos, plateados — metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón negro con desgarros en los muslos y rodillas.

—Genial, gracias por la explicación entonces... — susurré, rodeándolo y sentándome en uno de los asientos libres de la parada con un suspiro.

Una anciana que abrazaba su bolso en el asiento de mi lado, me analizó sin ningún pudor, percibiendo su preocupación al cabo de unos segundos por mi extraño aspecto.

—¿Por qué estás cubierta de pintura azul y roja? — preguntó Luzbel con curiosidad, posicionándose frente a mí de nuevo.

—No me apetece que te vuelvas a reír de nuevo en mi cara, ya he tenido suficiente con el resto, así que, si solo tenías que decirme eso, puedes marcharte — inquirí con desdén sin apartar mi mirada de la carretera.

Sentía una gran necesidad de gritar y llorar de la impotencia que estaba sintiendo, sin embargo, me quedé mirando el asfalto de la carretera con cara de póker y con la inmensa despreocupación que intentaba aparentar, pero mis ojos cristalizados por las lágrimas me delataban mirara quien me mirara.

Me quedé pensando que, tal vez, que un Arcángel intentara matarme, no lo veía tan mal ahora.

Mi vida no podía ir a peor después de todo.

Vi por el rabillo del ojo como Luzbel se marchaba sin decir una palabra. Un pequeño suspiro de alivio escapó de mis labios, apoyé los codos en mis rodillas y oculté mi rostro entre las manos manchadas, derramando algunas lágrimas que ya no podía soportar por más tiempo. La anciana apoyó su mano en mi espalda, aun arriesgándose a que la manchara, dándome unos pequeños golpecitos que intentaban tranquilizarme un poco, hasta que de nuevo visualicé frente a mí aquellas botas militares.

Lo observé con algo de sorpresa, pero enseguida me limpié las lágrimas e intenté aparentar de nuevo algo de normalidad.

—Vamos, te llevo a casa — apuntó a su coche aparcado a un metro de nosotros.

—Iré en bus, pero gracias igualmente por tu buen acto para arreglar el que te hayas reído de mí antes — forcé una sonrisa, aunque fue más una mueca de disgusto.

—Alguien como yo está siendo amable contigo, así que no me jodas y súbete al puto coche — frunció el ceño con molestia.

—Te lo mancharé — busqué una excusa para no subirme.

—Me compro otro — se encogió de hombros con despreocupación antes de hacer un gesto con la cabeza para que lo siguiera; suspiré y me incorporé del asiento.

Abrí la puerta de copiloto y me senté, manchando el asiento al instante, aun así, cerré la puerta con sumo cuidado, ya que el coche valía más de lo que ganaría a lo largo de mis veinte años.

Luzbel se acomodó a mi lado y arrancó con despreocupación.

Mi móvil comenzó a vibrar en repetidas ocasiones, miles de fotografías y vídeos míos estaban compartiéndose por distintas redes sociales, y encima me estaban etiquetando en todos ellos para que viera los comentarios ofensivos. Cada vez me llegaban más notificaciones, dándome cuenta de que iba a llegar a todas las partes de mundo si seguía viralizándose, apagué mi móvil con las manos temblorosas y lo dejé caer entre mis pies, los subí al asiento y abracé mis piernas mientras ocultaba mi rostro entre mis rodillas.

Y me derrumbé. Sin importarme que Luzbel estuviera a mi lado y me pudiera ver tan lamentable de nuevo para que pudiera volver a reírse de mí. Solo sentía la necesidad de desahogarme, ya que no podía hacer otra cosa que llorar ahora mismo. No tenía apoyo familiar, ni amigos en los que respaldarme y, no importaba las veces que fuera alguien a quejarse de Samantha al director porque acababan ignorándote.

Era insoportable ir a la universidad con gente tan hipócrita y demente.

Al cabo de unos minutos, tras tranquilizarme, levanté la cabeza al darme cuenta de que no estaba sola, aunque lo parecía, ya que Luzbel no había dicho ni una sola palabra en ningún momento. Estábamos dando vueltas por la zona, o más bien Luzbel, que conducía con una mano mientras que con la otra tenía su codo entre la ventanilla y la puerta; su mano estaba sosteniendo su cabeza ladeada. Al percatarse de mi mirada, me observó de reojo durante un instante antes de volver su atención a la carretera.

—¿Qué es lo que ha pasado? — interrogó sin moverse de su posición.

—Al parecer el mundo está en mi contra y me odia — me encogí de hombros e hice una mueca de disgusto al darme cuenta de lo víctima que había sonado esa frase.

—Bienvenida al club — noté su media sonrisa aún sin mirarlo —. Ahora concreta un poco más...

—¿Para qué quieres saberlo? — analicé con los ojos entornados su perfecto perfil.

—No tengo nada mejor que hacer — se encogió de hombros, dándome a entender que le importaba una mierda lo sucedido.

—Viendo que no te interesa, prefiero que me lleves directamente a casa — añadí mi dirección en su GPS.

Arqueó perfectamente una de sus cejas negras al darse cuenta de que realmente no se lo iba a contar, tomando camino hacia mi casa, aunque su ceño fruncido me garantizó que me lo iba a volver a preguntar antes de llegar.

—Si te lo he preguntado es porque me interesa saber el motivo — puntualizó, haciendo que una pequeña sonrisa se dibujara en mis labios al darme cuenta de que tenía razón.

—La chica que tenías encima en la entrada de la universidad — me observó durante un instante con confusión —. La que te estaba coqueteando — frunció ligeramente el ceño intentando acordarse —. Acaba de pasar hace una hora aproximadamente, ¿cómo no puedes acordarte? — cuestioné, observándolo con sorpresa.

—Las cosas que no me interesan las suelo pasar por alto y las olvido — dijo con despreocupación.

—Pues la chica que no recuerdas, tenía un novio. Hoy quería hablar conmigo, ella lo vio, me encerró en el baño con sus amigas, me pegó una patada en el estómago y me tiraron dos latas de pintura por encima — expliqué, volviendo mi atención al frente —. Lo peor de todo es que han subido fotos y vídeos de mí a las redes sociales, etiquetándome en todas ellas.

—¿Por qué no te has enfrentado a ellos? — me crucé de brazos y dejé caer mi espalda en el asiento, intentando relajarme un poco.

—Son demasiadas personas para mí sola — escuché su risa algo ronca.

—Es muy sencillo — apoyé la cabeza en el asiento y lo contemplé con cansancio —. Las amenazas o te enfrentas al líder del grupo, que es quien los guía en todo momento, pero por su cuenta no sabe cómo hacer nada en absoluto — lo observé con los ojos entornados por la locura que había dicho.

—Es un grupo grande contra mí, incluso toda la universidad se ha reído de esta barbaridad por simples celos. Celos injustificados porque ni siquiera me interesa Tom, no quería ni hablar con él desde un inicio — exclamé, frunciendo el ceño —. Lo único que quiero hacer ahora mismo, es quitarme toda esta pintura de encima y olvidarme de este horrible día — visualicé mi casa a lo lejos, suspirando de alivio —. Muchas gracias por traerme, Luzbel — sonreí agradecida antes de salir del coche y cerrar la puerta con sumo cuidado, aunque la tapicería de mi asiento estaba completamente destrozada.

Entré a mi casa tirando las llaves sobre el mueble principal, me quité las zapatillas con sumo cuidado para no manchar nada y subí hasta mi habitación, donde tiré toda la ropa a la basura y me metí a la ducha. Estuve dos largas horas para quitarme sobre todo la pintura de mi cabello, que tenía mechas azules y rojas junto a mechas castañas claras.

Al asegurarme de no tener absolutamente nada de pintura, me envolví en una toalla y salí mientras me secaba el pelo con otra, viendo a Luzbel paseándose por mi habitación con indiferencia, asustándome.

—¿¡Qué haces aquí!? — grité, sujetando mi toalla con fuerza por miedo a que se me cayera, sin embargo, me ignoró por completo y siguió recorriendo mi habitación analizando todo con curiosidad —. Luzbel, te estoy hablando.

—Se me ha ocurrido llevarte a un sitio, ponte algo cómodo — dijo tomando una hoja de mi escritorio, donde había escrito los símbolos de las esposas.

—¿Puedes salir primero? — apunté la puerta, pero no se movió de su posición, al contrario, se sentó en la silla de mi escritorio, inspeccionando la hoja con algo de reflexión.

—No tienes nada nuevo que no haya visto ya millones de veces — aclaró, reclinándose en la silla, dándome la espalda en todo momento.

Torné los ojos en blanco antes de tomar la ropa de mi armario y encerrarme en el baño para poder vestirme; unos vaqueros grises y una camiseta de manga larga. Me sequé un poco más el pelo con la toalla antes de salir, encontrándome a Luzbel en la misma posición que lo había dejado hace unos minutos. Me acerqué para ver qué lo tenía tan ensimismado, viendo que estaba, lentamente, dando vueltas a la pulsera junto a la hoja con los símbolos dibujados.

—¿Qué haces? — pregunté con curiosidad.

—Faltan tres símbolos — dijo volviendo a dar de nuevo otra vuelta a su pulsera mientras miraba de vez en cuando de reojo el folio.

—Tal vez se me han pasado al dibujarlos...

—No me refiero a que se te haya olvidado dibujar tres símbolos, sino que han desaparecido de mi pulsera — tomó mi muñeca para comprobar la mía, comprobando que ambas estaban iguales.

—¿Qué crees que significa? — se encogió de hombros antes de incorporarse de la silla.

—No será nada importante — lo miré confundida, aunque me limité a asentir porque él era el que más idea tenía de estos acontecimientos —. Ven, vámonos — me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera.

—¿A dónde vamos? — tomé mi móvil y una manta vieja antes de bajar las escaleras corriendo para alcanzarlo.

Tomé las llaves y cerré la puerta con llave, para después dirigirme a su coche de nuevo y poner la manta sobre el asiento para no volverme a manchar de pintura.

—Vamos a un sitio donde podrás desahogarte — la curiosidad me inundó.

—Bueno, hoy no me puede pasar nada peor — suspiré, apoyando la cabeza en la ventanilla con los brazos cruzados mientras observaba el exterior.

—Siempre puede ir el día a peor, como, por ejemplo — pensó durante unos instantes antes de sonreír —, te puede caer una maceta de una ventana en la cabeza o que uno de mis hermanos te haga una visita mientras estas sola — lo miré horrorizada, provocando que se riera.

—Oh, vaya. Gracias por los ánimos — sonrió de medio lado concentrado en la carretera.

—Las cosas como son.

Apoyé de nuevo la cabeza en la ventanilla y observé a los transeúntes, esta vez, con una sonrisa en mis labios gracias aquel comentario.

Continue Reading

You'll Also Like

397K 34.8K 51
Si al entrar al salón de clases me hubieran dicho que mi vida cambiaría para siempre, no lo hubiera creído. Esta historia no me pertenece, es solo u...
51.4K 3.9K 25
¿Qué tipo de Novia sería Marcy Wu? ¿Hay ventajas? ¿Beneficios? ¿Desventajas? ¿Wu será una novia amable en todos los sentidos? O ¿Será todo lo contr...
6M 259K 79
-Ella era mi salida, era mi Ángel, solo ella. Stephen un chico cabreado con el mundo Emma una chica que ha sufrido más de lo que podría contar Un...
220K 10.5K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...