POV ANASTASIA
Mi padre aprieta mi mano y me regala una sonrisa tranquilizadora.
-Todo está bien, cariño- me dice cariñoso.
El avión está aterrizando al Sea tac y yo estoy aterrada. Odio los despegues y aterrizaje.
Cierro los ojos mientras el avión toca tierra.
-Ya puedes abrir los ojos, hemos aterrizado- suelto todo el aire que contenía.
Nos levantamos y caminamos hasta la puerta del avión. La azafata nos sonríe y mi padre le devuelve la sonrisa.
-Seattle, estamos de vuelta- dice mi padre tomando mi mano y me ayuda a bajar por la escalerilla del avión.
Caminamos hasta donde ya está mi abuela y mi mejor amiga esperándonos junto al vehículo.
-¡Anastasia!- Mi abuela corre hacia mi y yo hacia ella.
Han sido tres semanas fuera del país pero pareciera haber sido una eternidad.
-¡Abuela!
Ambas nos abrazamos.
-Mi niña, me alegro mucho que estés aquí. Te extrañé mucho, mi vida- me dice la dura Ofelia emocionada.
-Yo también te extrañé- digo ya llorando.
Han sido días realmente difíciles.
Me aparto de mi abuela. Ella dulcemente limpia mis lagrimas.
-Mi princesa...- dice acariciando mi pelo.
Finjo una sonrisa y desvío mi mirada hacia Kate.
-¿No me vas a saludar?- Le digo.
-Por supuesto.
Me aparto de mi abuela para abrazar a Kate.
-Ana, que bueno que estés de regreso, te he echado mucho de menos.
-También yo.
He extrañado a todos, a Christian, mis amigos.
-¿Cómo estas?- Me pregunta Kate, cuando me aparta de ella.
-Si te dijera que estoy bien estaría mintiendo.
-Lo entiendo ¿Adónde quieres ir?
-Ella se viene conmigo- interviene mi abuela.
Subimos el equipaje al auto. Mi padre se va en el auto con mi abuela y yo voy en el auto de Kate.
-Pensé que pasaría mucho tiempo para que te volviera a verte- murmura Kate, cuando se incorpora al trafico.
-Pensaste mal- le respondo.
-Volviste por Christian, ¿no es asi?- Pregunta sin rodeos.
-Así es, mi abuela me dijo algo realmente terrible- aún me entremezco de miedo al recordar lo que me dijo mi abuela- ¿Es cierto que él quiso quitarse la vida?
Por favor Kate, dime que mi abuela entendió mal o que tal vez sea una cruel broma de Cristina, pero favor dime que no es verdad lo que dijo Ofelia.
-Si Elliot no llega a tiempo en estos días Christian, ya sería historia. Casi se tira del balcón de su ático.
Todo mi cuerpo se hiela, y el corazón empieza latir más rápido. ¿Como pudo hacer algo así?
-¿Por que?- Mi tono es apenas audible mientras el dolor acrecienta en mi pecho y la culpa me invade.
Mis lágrimas caen por mis mejillas.
-Ana, es algo que tienes que hablarlo con él- me responde.
-Fue mi culpa ¿Verdad?
-Él no soportó tu partida...
Todo es mi culpa, yo casi lo maté. Si lo amo tanto porque fui capaz de dejarlo ¡Soy una estúpida!
-No llores por favor, él está mejor... Incluso ya ha vuelto a trabajar-
Nada de lo que dijo Kate logró calmar mi dolor. Es tan grande el daño que le hice a Christian al abandonarlo, que no sé si me pueda perdonar a mi misma.
Llegamos a casa de mi abuela.
-¿Qué ha hecho Christian estos días?
-Ha estado con Elliot- me dice Kate.
-Fui una estúpida, debí decirle que me fui a Londres, no debí cortar todo contacto con él- me lamento
-Él sabia que estabas en Londres.
-¿Cómo?- Me he quedado perpleja.
-Esa chica rara se lo dijo.
-¿Quién?
-Se me olvidó el nombre, pero decían de ella que era una mafiosa del Internet y que nunca ha revelado su verdadero nombre y edad.
-¿Luziana Grant?
-Si, ella.
-¿Y qué dijo Christian? ¿Iba a ir por mi?
Estoy ansiosa.
-Ya llegó Ofelia con tu padre. Salgamos del auto.
¿Que estás ocultando Kate?
Ya he dejado de llorar pero el dolor en mi pecho continua.
Kate sale del auto y yo también lo hago.
-Debí irme a Montesano- vocifera mi padre.
-Deja de quejarte, aquí estarás bien- responde mi abuela
-Lo que tu digas, Ofelia.
El chofer de mi abuela baja el equipaje y entramos a la casa. Yo sigo inquieta incluso nerviosa
-Kate... ¿por qué no me respondiste?
-¿Qué no te respondí?
-No te hagas la desentendida - espeto.
-Ana, estoy feliz que estés de vuelta.
-Por favor- insisto.
-Es que no te gustara oirlo, seguramente te vas a decepcionar.
-¿Christian... conoció a alguien?- Por favor di que no.
-No... pero.
-Dejen de chismosear - interrumpe mi abuela.
-Si me disculpan, iré al baño- añade mi padre.
-Ya sabes donde está el baño- dice Ofelia.
-Permiso, damas.
Kate se sienta en el sofá y yo me siento a su lado.
-Kavanagh, se honesta conmigo ¿Qué ocurre con Christian?- Estoy desesperandome.
-¿Ocurre algo malo con ese muchacho?- Pregunta mi abuela.
-Christian, decidió olvidarse de Ana
Por segunda vez en este día mi cuerpo se congela.
-¡¿Que?!- Chilla mi abuela.
-Si, él cree que lo mejor es dejar a ir a Anastasia.
Por Dios ¿Qué hice?
-Seguramente lo dijo de la boca para afuera- responde Ofelia.
-Yo pienso lo mismo. Cuando te vea nuevamente enloquecerá- añade Kate.
Otro cúmulo de lágrimas cae por mis mejillas.
-Todo... todo fue mi culpa. Ahora lo entiendo, nunca debí irme.
¿Por qué fui tan impulsiva? Maldita sea! Que estúpida fui. Nunca debí marcharme, nunca debí dejarlo. Ahora me tocará pagar las consecuencias de mis actos y aunque me duela más que cualquier dolor físico me lo merezco por imbécil y no luchar por lo que realmente quería. Lo amo pero le hice demasiado daño.
-Ya no sigas culpandote. Ustedes necesitan una buena conversación- dice Ofelia.
-No pasará... yo lo dejé y ahora me tocará cosechar lo que sembré, si él quiere olvidarme no se lo impidiré aunque sienta que muero por estar con él.
-¡¡¿Estás loca?!! Estas aquí por él, ahora no quieres luchar- me recrimina Kate.
-¡¡¿No lo entiendes?!! Le hice daño, le dije cosas horribles cuando estaba enojada con él, luego lo ilusione y lo abandoné, no merezco nada de él.
-Ana, no te equivoques más... Búscalo y como dice tu abuela, hablen. No te rindas- me dice mi amiga sosteniendo mi mano.
-No, Kate. Tal vez sea mejor. Ambos nos herimos mucho. Él trató de destruirse por el dolor que le causé. Yo también lo dejaré libre.
-Lo que sea que hagas, cariño, no estarás sola- me da un abrazo mi abuela.
-Si. Nos tienes a nosotras y a tus padres- añade Kate y se suma al abrazo.
-Bien. No sé qué suceda, pero un viaje de doce horas cansa. Si me disculpan, iré a dormir, y a menos que me espere Kim Basinger con unas cervezas y vestida solo con un jersey de los halcones, no estoy para nadie- llega mi padre de vuelta a la sala y bromea.
-Ni en diez vidas vendrá por ti esa mujer- le dice mi abuela.
-Genial. Entonces no me despierten- es lo último que dice mi papá y se va a una de las habitaciones.
-Descansa, cariño. Ya después veremos cómo conquistas al mundo, o a Grey, lo que se nos ocurra primero- añade mi abuela y sonríe para darme ánimos.
Le obedezco a mi abuela y le digo a Kate que se venga conmigo y me cuente todo lo sucedido en mi ausencia. No creo dormir.
*. *. *.
Una semana después...
He estado trabajando desde casa de mi abuela y yo creo que fue ya suficiente encierro. Y aún con las visitas de Kate y que mi padre se está quedando aquí, quiero salir.
Tomo mis audífonos y mi iPod, y vestida con un conjunto deportivo salgo a correr.
Escucho a Mike Shinoda cantar y me ayuda a centrarme en mi carrera...
Te dirán que ya no me importa
Y espero que sepas que es una mentira
Porque he encontrado lo que he estado esperando
Pero llegar allí significa cruzar una línea
No sé cómo advertirte / por lo que voy a decir
Porque te estás agarrando tan fuerte a / lo que te estoy quitando
Tengo demonios dentro de mí / así que me enfrento a una elección
Ya sea intentar ignorarlos / o darles una voz
Y me mantiene despierto por la noche
Preocupado que no esté bien
Reteniendo cosas que no sabes
Y me mantiene despierto por la noche
Preocupado que no esté bien
No te va a gustar a donde va esto
Y ellos van a
Decirte que ya no me importa
Y espero que sepas que es una mentira
Porque he encontrado lo que he estado esperando
Pero llegar allí significa cruzar una línea
Así que estoy cruzando una línea
No se trata de estatus / sabemos que nunca lo fue
Porque de qué sirve el reino / cuando te estás perdiendo el amor
Esto no es un adiós ahora / No me voy a ir
No yo no tengo las respuestas / pero sí tengo la fe
Y me mantiene despierto por la noche
Preocupado que no esté bien
Reteniendo cosas que no sabes
Y me mantiene despierto por la noche
Preocupado que no esté bien
No te va a gustar a donde va esto
NO
Amo esa canción...
Veo a un chico que va frente a mi corriendo, recuerdo que así fue como Christian y yo nos comenzamos a hablar...
No te distraigas, Anastasia.
Continuo tarareando mi canción hasta que veo que se acercan a el dos tipos y uno de ellos sostiene al corredor por los hombros y lo llevan a una calle sin alumbrado.
Eso no es bueno.
De un tirón me quito los audífonos y voy tras ellos.
Llego a la calle oscura y me cubro la cabeza con la capucha de mi chaqueta.
-¡Dame todo lo que traigas! Reloj, cartera, celular, ¡todo!- vocifera uno de los tipos.
-No traigo más que mi iPod y mi reloj...- dice el corredor, que viste de azul.
-¡Yo les daré lo que quieran!- grito.
Se giran los tres y me miran acercarme.
-¡Ni un paso más! Deja las cosas en el suelo- grita un tipo que sostiene una pistola.
-Primero deja ir a ese hombre- le digo y saco el iPod, mi cartera y mi reloj.
-¡Qué los dejes en el suelo y te vayas a la mierda o lo voy a dejar lleno de agujeros!- grita de nuevo y martilla la pistola.
-¡Váyase! Yo me encargo- grita el muchacho.
-¡No lo voy a dejar solo!- le respondo igual.
-¡No te acerques más, perra, o juro que lo mató!
Ignoro al delincuente mientras me guardo mis cosas de nuevo, y me acerco.
-¡Demasiado cerca!- grita de nuevo el delincuente.
No he entrenado en meses, y aunque tal vez sea un error enfrentarme a dos delincuentes sola, no puedo irme y dejar a ese hombre solo.
De pronto se escuchan un disparo acompañado de un grito ensordecedor de dolor.
Mierda.
Uno de los ladrones se acerca a mi y trata de golpearme, pero lo esquivo y le doy una fuerte patada en los huevos. El otro tipo me dispara, pero falló y me le arrojó encima y le hago una llave, el otro tipo gime en el suelo y maldice, pero no se levanta.
Cuando he dejado en el suelo al tipo del arma, ya inconciente, me acerco al otro ladrón y le doy un golpe con el que cae redondo al suelo y de ahí no se levanta.
-Mierda... ¡Duele!- gruñe el corredor.
Yo en lugar de acercarme a el, salgo de la calle a pedir ayuda, pero no me aparto de ahí.
Veo que en la esquina va dando vuelta una patrulla y comienzo a saltar y gritar para llamar su atención, pero no me hacen caso, solo se quedan estáticos, y yo estoy cada vez más preocupada por el chico.
-¡Hey, hijos de perra!- les grito y Amenazo con bajarme el pantalón.
Se acercan, entonces aceleran y yo echo a correr calle adentro. Me acerco al chico que se presiona el costado. Ya hay mucha sangre en el suelo.
-¡Dios! Por favor respire, ya viene la ayuda...
-Arde... ¡Mierda!- se queja el chico.
Le doy la mano para que la estrechez y siento un cosquilleo que me recorre todo el cuerpo.
Eso solo lo he sentido con Christian...
-Gracias, señorita...
-Ana.
-Diria que es un gusto, pero no es apropiado por la situación... Me llamo Christian.
¿Qué?
No me atrevía a quitarle la capucha, pero ahora lo hago y nos miramos sorprendidos. Lo tengo frente a mi... Mi Christian... Mi bebé...
-¡Joder! ¿Qué pasó aquí?- escuchamos a uno de los policías.
-Solicito una ambulancia en Séneca y Western. Hombre herido de bala. También envíen dos unidades, Dos asaltantes están inconcientes- escuchamos al otro que ya está pidiendo refuerzos.
No nos decimos nada, solo nos miramos. Así pudieron pasar horas, no lo sé.
Llegó la ambulancia y otros dos autos de la policía. A mí me permitieron ir en la ambulancia y Christian no me soltó la mano hasta que lo pasaron a urgencias, y ya estaba casi inconciente.
Ahora solo tengo que esperar.