Se enamoró de esas tardes en las que discutían por cosas sin sentido, pero terminaban riendo. Se enamoró del sabor a café que tenían sus labios.
Se enamoró de su extravagante felicidad, de la luz que irradiaba, él se convirtió en su otra mitad, porque cuando él estaba cerca solo podía ser feliz... Él era esa parte de su vida, que le hacía feliz.
Se enamoró de su risa, de su sonrisa. Se enamoró de la manera en la que su divertida personalidad opacaba lo aburrido de la suya. Se enamoró de los colores que pintó en su vida.
Se enamoró de las largas pláticas sobre todo tipo de libros, se enamoró de la forma en la que sus ojos le miraban, se enamoró de su compañía.
Se enamoró de tenerlo cerca, de abrazarlo, quererlo, reír junto a él, llorar junto a él, se enamoró de como se aceleraba su corazón cuando lo tenía cerca... Incluso se enamoró de extrañarlo.
Se enamoró de Park Jimin.
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