59.
"Día siguiente"
Despierto tranquilamente debido a un movimiento repentino, resoplo un poco irritado pues estaba soñando que Omar me pedía ser su novio, un sueño que no deseo que finalice. Un gruñido en mi oído junto con un fuerte brazo rodeando mi estómago hacen que abra los ojos de inmediato. ¡No fue un sueño! Pienso entusiasmado. Procurando no moverme demasiado busco acomodarme lo mejor posible para seguir durmiendo pues aún esta oscuro.
Recién estoy logrando conciliar de nuevo el sueño cuando siento como su cuerpo se restriega contra el mío. –Buenos días amor. –Me dice al oído con voz somnolienta. –Voy a correr un rato, ¿me acompañas?
-Nop, ve tú. Acá te espero.
Lo que menos esperaba es que se acomodara de nuevo a mi lado. –Ok, nos quedamos entonces, pero mañana no te salvas. –Casi enseguida su respiración vuelve a ser acompasada, no puedo evitar dibujar una sonrisa mientras vuelvo a cerrar los ojos.
Todavía es muy temprano allá afuera, sin embargo, puedo ver el interior de la habitación gracias a la luz de la aurora otorgándole al ambiente un tono gris azulado, me es casi imposible mantener los ojos cerrados, a Omar parece no molestarle tanta luminosidad por lo que permanece dormido. Me permito entonces pensar en, todo.
Parece increíble que en menos de 24 horas mi vida haya cambiado radicalmente, peor, aún sigue cambiando. ¿Qué pasará ahora con la escuela?, ¿Podré terminar la prepa ahora que no cuento con el apoyo de papá?, ¿Se cancelará lo de cambiarme de escuela?, ¿Dónde viviré de ahora en adelante? La familia de mi novio me ha recibido bien, pero no me gustaría ser un arrimado. "Mi Novio", suena tan bien que en este momento es lo único que me sostiene, saber que él está a mi lado apoyándome.
A excepción de la "broma pesada" del padre Omar, ayer a nadie pareció realmente sorprenderse de nuestra relación, me pregunto si ya había sondeado la situación con ellos antes, o en realidad no éramos tan discretos como creíamos. Con respecto a esto, me preocupa que Luis se vaya a ir de la boca con los demás y regar la noticia por la escuela, un chisme de ese calibre no solo sería un riesgo para Omar y para mí, sino que además sería un fuerte golpe a la "reputación" de mi padre.
Con la cabeza punzándome por este terrible pensamiento me enderezo de la cama teniendo cuidado de no despertar a quien aún duerme como roca junto a mi. Por primera vez me detengo a observar con mayor detalle lo que me rodea. uno de los ventanales cubre casi en su totalidad la pared del frente de la amplia habitación, el mobiliario es escaso: la cama al fondo con un librero por cabecera, un sillón, una pequeña cómoda y un enorme closet.
La curiosa ubicación del librero es lo primero que me llama la atención, además de ser lo que más cerca tengo, así que decido inspeccionarlo. En realidad, no me lleva mucho tiempo pues apenas si tiene objetos en él: unos cuantos libros sobre literatura medieval, otros más de fotografías de ciudades modernas y antiguas; un par de maquetas en miniatura de monumentos famosos; y sí, dragones de diferentes tamaños, formas y colores. El que más destaca pese a su diminuto tamaño es el de un caballero montado un dragón azul emprendiendo el vuelo, a su alrededor todas las demás figuras parecieran que tienen la vista sobre él. Cuando dijo que tendría un lugar en su colección jamás pensé que fuera el de honor.
Camino alrededor de la cama hasta llegar a otro decorado que ha llamado mi atención, sobre el muro izquierdo en forma aparentemente desordenada tiene colgados una serie de marcos de diferentes tamaños con fotografías, lleno de curiosidad me acerco a examinarlas mejor. Cada una representan diferentes momentos de su vida: en una tendría unos cinco años riendo a carcajada limpia, sobre los hombros de un señor mayor, que, aunque no sonríe abiertamente sí se le ve contento; en otra, tomada varios años después, se le ve empuñando un sable y mordiendo una medalla de oro; algunas más con su familia en celebraciones y vacaciones; no faltan las fotos grupales con sus amigos en fiestas y torneos. Lo que me llama poderosamente la atención es ver que también hay muchas fotos mías, unas pocas son de años atrás, pero la mayoría pertenecen a este semestre, desde mi premiación en el concurso de ciencias, en la taquería saliendo de las tres brujas, en el parque con Franco y Rex, ¡Mi striptease en Halloween! Pero la que más me llama la atención, es la que está ubicada en medio de todo este cúmulo de recuerdos. En dicha foto se le ve abrazándome muy sonriente, él con chaqueta y yo con su saco de piel puesto, reconozco enseguida la escena, es evidente que recortó a todos los demás para hacer una impresión de solo nosotros dos.
-Buenos días amor. - Saluda rodeando con sus brazos mi cintura a la vez que me dan un beso en el cuello.
-Hola. Estaba viendo tus fotos, es muy tierno de tu parte tener todos estos recuerdos.
- ¿Tierno? Para nada, mi terapeuta me recomendó tener presente los motivos por los cuales quiero mantenerme concentro y no perder los estribos. Mi familia, amigos y sobre todo tú son mis fortalezas.
- Y. ¿Por qué esa foto?
- ¿Cuál? Ah, esa. Nos vemos bien en ella.
-No me gusta mucho. –Bueno, la foto en si no tienen nada de malo, solo que me recuerda lo acontecido en los baños del bar.
Por su parte solo se encoge de hombros y la retira de la pared como si quitaras una pelusa de cualquier mueble, en principio me indigna por la poca importancia que le da al asunto, de la cómoda saca un nuevo marco que coloca en el espacio vacío. –Tienes razón, está es mucho más apropiada ahora.
No puedo evitar el sonrojarme de pena con el cambio de imagen, ya que fue tomada en su carpa antes de comenzar el torneo, en donde él planta un beso en la mejilla a un sorprendido Diego. –Mejor. –Le dijo. –Aunque en esa tú luces como un príncipe y yo un mozo de cuadra.
- ¡Ja ja ja! Ok, eso quiere decir que tendremos que tomarnos muchas fotos más hasta dar con la indicada. -Se burla de mí rodeándome con sus brazos desde la espalda tratando de robarme un beso, a lo que yo jugando, trato de resistirme sin mucho afán.
Estando en ello suena una alerta en su celular recordándole que hoy es día de escuela. ¡Vaya manera de cortarle a uno la inspiración! –Apurémonos que ya es tarde. – Es claro que su intención es que ambos nos presentemos a clases.
Pongo como excusa desesperada el que he dejado mis cosas en casa, a lo que Omar me recuerda que prácticamente viaje con mis libros de la escuela, los cuales permanecieron en la maleta todo el tiempo y sin darme oportunidad a cuestionar sobre el paradero de las mismas, abre la puerta de su habitación para mostrarme que están intactas en el pasillo. Con ello, de paso, hecha por tierra mi siguiente objeción, no tengo ropa que ponerme.
Una vez más presume de nuestra conexión al abrir su closet y sacar algunas prendas. –Y si lo que necesitas es ropa limpia, puedes usar la mía cuanto gustes. - ¡Joder! A veces lo odio y mucho.
Al saberse vencedor Omar se dirige a la regadera no sin antes invitarme a acompañarlo, acepto a regañadientes pues lo conozco lo suficiente para decir que no dejara que falte.
Una vez arreglados bajamos al departamento de sus padres, donde Miriam nos espera con un plato de cereal y fruta picada, no puedo dejar de agradecer el detalle ya que se me hace muy tierno de su parte, además me recuerda mucho a mi propia madre.
Salimos de su casa con solo veinte minutos antes de que inicie la primera hora, nunca antes había salido tan tarde por lo que comienzo a impacientarme. Él sin embargo se toma su tiempo para acomodar nuestras mochilas en las alforjas, colocarse el casco y darse un último vistazo por el espejo retrovisor antes de poner en marcha el motor. Lo bueno de haber llegado tarde es que no hay casi nadie en el estacionamiento que nos vea juntos, ni bien apaga el motor me bajo de la moto para salir corriendo hacia mi salón. Con una carcajada me chifla para recordarme que aún traigo puesto el casco y he dejado mis cosas en la alforja, apenado regreso a toda prisa.
Con todo lo ocurrido el fin de semana podría esperarse que me sintiese igual o más paranoico que en los semestres anteriores, volteando constantemente a uno y otro lado en busca de agresores potenciales, sin embargo, no ocurre así este día. Tal vez sea porque además de mí, solo están enterados mi novio y Luis, que, aunque puede llegar a irse de la lengua un poco cuando se entusiasma de más, también confió en que sabrá comportarse y controlarse. Espero.
La confianza empieza a desmoronarse un poco cuando lo veo acercarse a mí con una mirada picara en el rostro. –Hola Diego, mi amigo; que digo amigo, mi hermano; que digo hermano, ¡Primo!
-Harías el favor ¡callarte!, alguien podría escucharte. –Le reprendo por lo bajo.
-Naa, no te preocupes que no me voy a chivar con nadie. Aunque muero por ver como ustedes se los dirán a los demás.
- ¡Eres insufrible!
Lo único bueno de la temporada de exámenes (si es que hay algo bueno), es que papá nos hizo presentar el suyo desde la semana pasada y, aunque por lo regular le gusta seguir torturándonos con sus clases hasta el último día, hoy, increíblemente no es así. No hay un aviso ni nada parecido en el salón, simplemente no aparece en todas sus clases de hoy. Como es bien conocido que gusta de poner a prueba a los alumnos constantemente, nadie se atreve a abandonar el aula hasta que la campana suena para el siguiente cambio. Para los demás su ausencia es un regalo de navidad adelantado, para mí es la calma previa a la tormenta. Estoy más que seguro que sigue encabronado con lo sucedido anoche, eso es un hecho, lo que pregunto en cambio es, ¿Cuál será su curso de acción a tomar? La respuesta obviamente es que, de alguna manera buscará dañar a Omar, por lo cual, la verdadera pregunta es: ¿Cómo y cuándo?
Una encrucijada se me pone enfrente: ¿Debo ir de inmediato a buscarlo a su oficina? ¿Verlo mejor en la casa? O quizá esperar pacientemente hasta que se le baje el coraje. De momento decido esperar un poco pues, de camino a las mesas para el descanso me topo con Moni, al verme en un estado meditabundo rodea mis hombros con su brazo y me planta un beso en la mejilla. - ¿Qué sucede amiguito? ¿Por qué tan triste?
- ¡Ay Moni si yo te contara!
- ¿Le paso algo a tu amigo?, ¿a tú mamá? A qué esperas ¡dímelo ya!
-Tranquila, no, es nada de eso. –No debería ocultarle las cosas a mi mejor amiga eso lo sé, es solo que el pasillo de la escuela a la hora de del almuerzo no creo que sea el lugar más idóneo para ello. - Hiram está bien afortunadamente. Mamá, bueno, ella está muy feliz, ¡Se comprometió el viernes! ¿Puedes creerlo?
- ¿Entonces es por eso que estás así?
-En parte, y por otras cosas que ya te contaré con más calma.
Por su mirada inquisitiva sé que no va a dejar que me olvide tan fácilmente de contarlo lo sucedido. Por lo pronto en nuestra mesa ya están casi todos reunidos, Luis al vernos llegar se adelanta hacia nosotros para darle un beso a su novia y de paso interrogarme con la mirada si ya le había contado a Moni "las nuevas".
De momento nadie parece sospechar nada, cada quien está concentrado en sus apuntes por lo que de momento prefiero no interrumpirlos, además, el contarles todo lo sucedido también es decisión de Omar. Respondiendo negativamente a su pregunta implícita tomo asiento con ellos para estudiar un poco antes del examen de historia.
Es increíble que a pesar de tener la cabeza y los sentimientos hechos una maraña pueda presentar la prueba de historia, lo cierto es que me confundí un poco con las fechas y los nombres así que prácticamente estuve adivinando las respuestas. Sé que no es nada propio de mí el que haga ese tipo de cosas, pero en estos momentos es lo que menos me importa.
En cuanto terminan las clases salgo disparado hacia el cubículo de papá. La mayoría del personal docente se retira de la escuela en cuanto terminan las clases por lo cual tendremos "cierta privacidad", sin estar completamente solos, lo cual es genial pues tampoco podrá ponerse muy violento si es que aún no se le baja en enojo. Al llegar a la dirección solo encuentro a la profesora de química absorta con sus audífonos puesto calificando las pruebas del día. Paso de largo hasta encontrar la oficina que busco, alguien más tuvo la misma idea que yo, desde el pasillo se puede escuchar que está discutiendo con alguien, seguro con algún alumno inconforme con su calificación. Doy media vuelta y me retiro del lugar, pues ni de lejos es el mejor momento para tener nuestra plática.
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POV Omar
La última clase del día concluye casi media hora antes, el profesor en cuanto nos ha entregado los resultados del parcial se ha retirado seguramente a su casa o a donde quiera que van los maestros una vez libres de nosotros. Ni siquiera me molesto en revisar mi nota, doblo el folio un par de veces y lo guardo sin cuidado alguno en mi mochila, ya tendré tiempo en la tarde de echarle un ojo. Tengo una preocupación más importante en estos momentos que debo atender cuanto antes.
Nadie parece prestarme atención cuando entro a la dirección, he estado tantas veces antes por aquí que algunos me consideran parte del mobiliario. Un repentino escalofrío recorre mi espalda cuando toco a su puerta. –Pase. - Contesta el profesor Sayas del otro lado.
-Buenas tardes. –Saludo al entrar.
-Ah, es usted, supongo es mejor terminar de una vez con esta charada.
-Yo vengo en primer lugar a ofrecerle una disculpa por lo sucedido ayer en su casa.
- ¡Ja! Eso sí tiene gracia. Mira muchachito, conmigo no tienes por qué venir con esos cuentos que no te creo. ¡Dime de una buena vez que es lo que quieres!
-Quiero que hable con Diego, quiero que lo acepte tal cual es. Él es un joven brillante, amable y de buen corazón.
-No tienes ni que decírmelo, lo conozco, o por lo menos eso llegue a creer.
-Sigue siendo el mismo, él lo quiere mucho y realmente está sufriendo con su actitud.
- "¡Mi actitud!" ¡Qué descaro, qué cinismo! Si ustedes han sido quienes han transgredido las normas de las buenas costumbres, mancillado mi apellido, arrojando al lodo mi reputación y dignidad.
-Lamento que piense de esa forma, pero debe darse cuenta que él también lo está pasando realmente mal, lo necesita a usted, de su apoyo.
-Si realmente me quisiera jamás se habría relacionado con un tipejo como tú.
Inhala – retén – exhala. Inhala – retén – exhala. Inhala – retén – exhala.
-En el corazón no se manda, créame, lo he intentado.
-Déjate ya de palabrerías.
-Ok. Diego necesita regresar a casa con usted.
- ¡Ya decía yo que toda esta faramalla tenía un propósito oculto! ¡Qué pronto te has aburrido de tu jueguito!, seguro no creíste que fuera a funcionar siquiera. Bien dime ¿Qué quieres a cambio de deshacerte de Diego? ¿Un sobresaliente en mi materia? ¿Dinero?
Inhala – retén – exhala.
-Nada de eso, lo que deseo es la felicidad de mi novio y esta solo será posible cuando ustedes dos se reconcilien. ¡Son familia! Y la familia debe permanecer unida.
- ¡Que estupideces dices! ¡Te prohíbo que vuelvas a referirte a él de esa forma! Para ti solo es un trampolín, un arma para destruir mi reputación, pero te ha salido el tiro por la culata. Ahora que te has dado cuenta que has ido demasiado lejos buscas cualquier pretexto para deshacerte del embrollo en que te has metido. Diego para ser feliz debe de alejarse de ti. Abandónalo y entonces, solo entonces pensaré en perdonarlo.
-No pienso dejarlo.
-Entonces jamás lo perdonaré, él sufrirá y terminará odiándote por ser el causante de su desgracia.
No puedo creer lo que acabo de escuchar, ni en mis peores pesadillas hubiera imaginado el odio y la amargura que en el profesor existe. Me doy la vuelta para retirarme comprendiendo que acabo de cometer un grave error al intentar razonar con él. Antes de salir de su oficina me despide con otro más de sus amargos comentarios.
-Si insisten en continuar con esta blasfemia, tengan la suficiente decencia para mantenerlo en secreto, ahorrándonos a los demás la vergüenza de su pecado. De lo contrario, aténganse a las consecuencias.
Cierro la puerta detrás de mi sin responder a su clara provocación, aunque por dentro lo que más quiero es romperle la cara a puños. Una vez fuera busco a Diego para poder irnos, como es de suponerse lo encuentro en la biblioteca estudiando para las pruebas de mañana.
El viaje de vuelta es silencioso, en parte porque mantener una conversación fluida es muy incómodo cuando viajas en moto, por otro lado, ambos tenemos muchas cosas en mente.
Una vez en la privacidad del departamento que ahora compartimos se deja caer en el mullido sofá invitándome a hacer lo mismo a su lado.
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POV Diego
No es que se desvanezcan los problemas, pero sí que se sienten algo menos tormentosos una vez que cruzamos el umbral de su apartamento. Dejo la mochila en la entrada y me tiro en el sofá. Omar, se recuesta con sus piernas colgando por uno de los reposabrazos y su cabeza en mi regazo, las arrugas en su frente me indican que está más preocupado de lo que acepta. Paso mis dedos entre su cabellera haciéndole cariñitos como si de un niño se tratase, con esto logro que las líneas en su frente se difuminen poco a poco, incluso consigo arrancarle una sonrisita boba.
- ¿Así que esta es tu "cueva de hombre soltero"? –Pregunto tratando de romper el silencio, que si bien no es muy incómodo si ya ha durado bastante.
-Algo parecido, como ya no me soportaban en casa me instalé aquí, lo cual es genial porque me puedo escabullir más fácilmente por las noches.
-Seguro para ver a tus novias.
-Algunas, sí, aunque principalmente solía ir a visitar a mi novio a hurtadillas.
- ¿Solías?
-Ahora que te tengo aquí conmigo no serán necesarias más incursiones nocturnas.
-Es una lástima, porque me gustaba que fueras a verme en las noches.
- ¿En serio? – Pregunta con una voz seductora, acercándose peligrosamente a mis labios. Con un beso suyo la vida tiene un mejor sabor.
Con la luz del día puedo apreciar mejor el espacio que me rodea, el departamento conserva las mismas dimensiones que el del piso de abajo, con la diferencia de que el decorado es austero, pero en cierto modo acogedor.
Al abrir la puerta para bajar nos encontramos con que los padres de Omar estaban a punto de tocar. - ¡Qué bueno que los encontramos a los dos! Tenemos que hablar un momento los cuatro.
-Ok, ¿Qué sucede?
-Tu madre y yo estuvimos hablando, pensando y llegamos a la conclusión de que no deben de quedarse juntos. Antes de que me digas nada quiero que te pongas en nuestro lugar hijo; si anoche, nos hubieras traído a una chica, ni siquiera los hubiéramos dejado justos una noche.
-Solo que nosotros no tenemos el riesgo de quedar embarazados, jaja. –Bromea Omar, aunque ni sus padres ni yo encontramos la gracia.
-En resumen. –Apuntilla Miriam. – Diego se quedará con nosotros allá abajo.
Algo dentro de mí, sabía que tal decisión era normal y solo era cuestión de tiempo para que llegara, de hecho, como bien había dicho el coach, la esperaba anoche.
-No. Perdón, pero no quiero separarme de él.
-Tampoco es como si me fuera muy lejos. –Trato de razonar con él, si bien no me gusta la idea, entiendo el punto de los señores Gallardo.
-Puede quedarse aquí arriba en otra habitación, si eso les preocupa. –Lanza a la desesperada.
Su padre solo rueda los ojos como diciendo "A ja, si claro"; mientras que a su mamá se le escapa una risita incrédula. Incluso yo dudo mucho que en verdad llegara a dormir en una cama diferente a la suya al tenerlo tan cerca.
Sin darle credibilidad a sus palabras, me ayudan a bajar mis maletas casi intactas a lo que sería mi nuevo cuarto. Como ya habían remodelado la alcoba que utilizaba Omar para convertirla en el estudio, me ubicaron en la habitación de Franco.
-Ah, querido, por cierto, voy a estar muy ocupada estos días en el trabajo, ¿Podrías cuidar de tu hermanito por las tardes?
-Sí, sin problemas. Acepta mi novio apenas sin pensarlo.
Una vez solos, con el pequeño sentado entre nosotros haciendo sus deberes es que nos damos cuenta de que en realidad nos han dejado a un "chaperón" de tiempo completo.