En el fondo de su ser, él ansiaba que la preparatoria terminase para poder irse a otro estado y así disfrutar de su vida como universitario. Y claro que no iba a descontrolarse, sólo quería un poco de libertad, de una nueva vida y nuevos aires.
Cuando inició su último año algunos de sus compañeros habían mencionado que extrañarían esa época... Él también lo haría, sin embargo, no tanto como los demás. Y eso a veces lo hacía sentirse un tanto culpable.
—¿Ya comienzas a prepararte para el examen, Victor? —preguntó Phichit mientras disfrutaban de su hora libre sentados uno frente a otro en la cafetería de la escuela.
—Sí. ¿Y tú?
—Sí, ya lo hice. —respondió el tailandés. Victor sintió los curiosos ojos grises del aludido sobre él—. ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Seguro —se irguió en su asiento, preparándose para cualquier cosa que podría venir.
—¿Cuándo le confesarás tus sentimientos a Yuri?
Por un momento meditó la idea de fingir demencia, incluso lanzó una rápida mirada la cafetería semivacía, buscando la ruta de escape más efectiva. Aunque, en esos momentos no tenía ganas de levantarse siquiera... Mucho menos de ocultar lo inevitable.
—¿Tanto se nota? —hizo de lado uno de sus rebeldes mechones plateados que obstruía su visión.
—Para quien sabe mirar, sí.
Phichit, sin duda, sería una de las personas que más extrañaría... De verdad esperaba poder seguir manteniendo contacto con él; aunque lamentablemente esto no siempre llegaba a suceder.
—No creo hacerlo pronto, Phichit. Y no sé realmente si lo llegaré a hacer.
El otro asintió con la cabeza lentamente sin dejar de apartar sus delineados ojos de él.
—Tienes miedo. —no era una pregunta.
—No sé si lo catalogaría como miedo, más bien, incertidumbre —se encogió de hombros—. No creo decírselo nunca, más bien.
El tailandés volvió a asentir. Ambos permanecieron unos momentos en silencio, de pronto cierto nipón hizo aparición en la cafetería y no tardó en acercárseles con una mueca de fastidio.
—Realmente las ciencias no son lo mío —comentó tomando el jugo de Victor, la cual no tardó en llevar a sus labios, bebiendo un trago—. Voy a reprobar, lo sé... Como sea, ¿de qué hablaban? —miró a ambos extranjeros.
—Del peluquín del director —respondió Phichit. Victor lo miró con gesto de agradecimiento antes de asentir con la cabeza, siguiéndole la mentira.
—¡Oh sí! Ese peluquín es terrible.
Y así la conversación cambió radicalmente de tema, cosa que alivió a Victor.
Mientras Yuri se reía a costa del director de su institución, el ruso lo miró de reojo y no pudo evitar preguntar si también dejaría de hablar de él cuando la escuela llegara a su fin.
Domingo de actualización porque tengo tiempo y eso, lol.
Nos leemos prontito, xHaruKatsuki.