Capítulo 15.

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A unos simples metros de él, cierto japonés pedaleaba su bicicleta azul con rapidez, tratando de llegar a la meta que habían establecido

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A unos simples metros de él, cierto japonés pedaleaba su bicicleta azul con rapidez, tratando de llegar a la meta que habían establecido. Comenzaba a sentir como su playera se pegaba a su espalda gracias al sudor, cosa que le molestaba.

—¡Gané! —anunció Yuri segundos después, deteniéndose con una resplandeciente sonrisa.

—Sólo ganaste porque casi me caigo.

—¡Oh vamos! Se un buen perdedor, Vitya.

Le fue imposible no sonreír por el apodo. Yuri casi no solía hacerlo -cosa que no le gustaba- pero cada vez que ocurría no podía dejar de repetir como sonaba el mote en los labios del nipón.

Siguieron pedaleando por la calle de su vecindario; de vez en cuando reían al recordar ciertas travesuras que le hacían a los demás habitantes cuando eran niños.

Pensó que ese día estaba yendo de maravilla. Desde hace un tiempo sentía que sus días con el de cabello azabache estaban siendo distantes, sin embargo, ese sábado por la tarde, mientras una bella puesta de Sol ocurría se dió cuenta que no importaba que ocurriese, Yuri y él siempre estarían al lado del otro.

—¿Recuerdas cuándo te daban miedo estas bajadas? —preguntó Yuri, esperando que llegase a su lado.

Ambos miraron la calle inclinada. Cuando eran niños, Victor evitaba pasar por ahí ya que le daba miedo caerse y cuando finalmente lo intentó lo hizo con rapidez, terminando en el suelo junto con su bicicleta. Yuri en esa ocasión había dejado la suya  para correr a ayudarlo. Por suerte, sólo se había hecho un rasguño.

—Después ya no quería dejar de hacerlo. —comentó riendo un poco.

—Fuiste valiente. —hizo una mueca, Yuri se dio cuenta pues siguió.—Siempre lo has sido, al principio te asustas, es normal, pero terminas enfrentándote con brío. Eso es admirable.

No pudo decir nada a ello por dos razones: 1) Su mente se quedó en blanco. Ninguna frase coherente pudo formularse y 2) Yuri ya estaba yendo cuesta abajo, riendo en el proceso.

Pedaleó un poco para tomar impulso y dejarse ir. Sin miedo. Siendo valiente. Quizá era algo tonto, pero mientras las ruedas de su bicicleta no dejaban de girar se imaginó a él luchando al lado de Yuri contra un dragón.

El aludido lo esperaba con una sonrisa en sus labios. Oh, a Victor le encantaba cuando Yuri sonreía, sus ojos se achicaban dándole un aspecto adorable.

Valentía.

Valentía.

—Me gustas mucho—dijo después de soltar un suspiro al llegar a su lado. Miró al chico de orbes otoñales quién ladeo la cabeza con una pequeña sonrisa en sus labios.

—Lo sabía, Vitya. —Yuri no quitó ese gesto tranquilizador, con su indice subió sus lentes que se deslizaban por el tabique de su nariz.—No eres muy bueno ocultado tus sentimientos, ¿sabías? —la sonrisita en sus labios se extendió—. Además, soy tu mejor amigo, te conozco muy bien.

—¿Desde cuándo lo sabes?

—No hace mucho, quizá un par de semanas.—retomaron su camino con un ligero pedaleo.— Supuse que me lo dirías cuando estuvieses listo.

Victor asintió con la cabeza, la cual sentía a punto de explotar. Su corazón estaba a punto de escapar de su pecho. ¿Yuri lo estaba rechazando? ¿Se sentía incómodo o le molestaba? Muchas preguntas iban y venían en su mente. 

—¿Y...? —comenzó a preguntar, no obstante, fue interrumpido por el nipón.

—Creo que eres mi alma gemela, he tenido ese pensamiento incluso antes de saber tus sentimientos; creo que somos almas gemelas que han vivido muchas vidas juntos. — dejó escapar una risa, como si estuviese aliviado de decir por fin esas palabras.— Quizá en esta estábamos destinados a ser amigos, no lo sé, lo único que sé es que te quiero en mi vida.

El ruso se detuvo, necesitaba mirar a Yuri. El aludido se giró con todo y bicicleta. La única expresión en su rostro que Victor podía leer era paz. 

—También creo que no es momento para mí. ¿Recuerdas lo que dice mi canción favorita? Pues sigo mojado por la tormenta. No voy a pedirte que me esperes, Victor, eso sería demasiado egoísta, sin embargo, ¿puedo pedirte algo? —por un segundo vió temor en los ojos castaños.

—Seguro.

—Quédate a mi lado.

—Siempre. —no tardó en responder, seguro de sus palabras.

Esa respuesta pareció suficiente para Yuri, pues sonrió y siguió pedaleando en dirección a su casa.

—¿Quieres ir a cenar? Mamá hará katsudon. —preguntó cuando estuvieron a la misma distancia.

—¡Seguro!

La Luna había tomado el lugar del Sol. Todo ese proceso natural le parecía muy romántico a Victor incluso poético. Uno esperaba a que el otro estuviese listo para salir y tomar su lugar... Y por un momento, estos se encontraban; justo en el momento indicado. 

Yuri no es tan ciego como muches creían, eh, eh

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Yuri no es tan ciego como muches creían, eh, eh. *Movimiento de cejas* 

Nos leemos en unos días, xHaruKatsuki. <3

Questions and Answers.  [Victuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora