Capítulo 4

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No podía mentir, le da mucha pereza asistir a reuniones con personas aglomeradas

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No podía mentir, le da mucha pereza asistir a reuniones con personas aglomeradas... Y aún más si se trataban de adolescentes alcoholizados. Por lo que cuando recibió la invitación para asistir a la fiesta de Phichit, en celebración de las vacaciones de invierno, respondió que haría lo posible por asistir, un claro sinónimo de "No iré, ups".

¿Era cliché el que preferiría quedarse en casa? Probablemente, pero poco le importaba. Si tenía que escoger si debía ir con unos ebrios o ver alguna película en la comodidad de su cama, él -sin dudar-, elegiría la segunda opción.

"¿Irás?"

Yuri tampoco disfrutaba de las fiestas, aunque siempre terminaba asistiendo... Esa era una de las cosas que tampoco podía llegar a entender. ¿Por qué las personas iban a lugares donde no deseaban estar?

"Nah.

Me espera un maratón de esa serie que te comenté"

"¿No las has visto ya como... cuatro veces?"

"No está demás verla de nuevo. ;)"

"Eso se llama adicción.

Pero como sea, necesito tu ayuda."

Victor con se levantó de su cómoda cama haciendo a un lado su laptop para sentarse en la silla frente a su escritorio, viendo directamente a la habitación de Yuri, abrió su ventana para poder hablar, el otro lo imitó sin importarle el hecho de que no llevase camisa.

—¿Ésta o ésta? —preguntó levantando dos camisas de cuadros negros, mostrándoselas.

—Eh —el ruso examinó ambas... Y rápidamente llegó a la conclusión de que eran prácticamente las mismas, sólo que de diferente color—. No lo sé, ¿la roja con negro?

—Yo también pensaba eso.

Victor dejó escapar una risa mientras veía a Yuri correr por su habitación buscando una playera de cuello redondo negra, una vez puesta sobre su torso colocó encima la camisa elegida.

No externó sus pensamientos, pero el de ojos azules estaba seguro que Yuri podría ponerse cualquier cosa encima y seguiría viéndose -ante sus orbes al menos- como la persona más atractiva que haya tenido el placer de conocer.

—Yuri —llamó después de un rato.

—¿Si? —el aludido se acercó a la ventana. Esa noche no llevaba sus lentes y su cabello, que llevaba despeinado la mayor parte del tiempo, estaba peinado hacia atrás. Dándole incluso un aspecto más maduro.

—No bebas mucho, ¿de acuerdo?—pidió. 

—Oh, hombre —exclamó un tanto ofendido, aunque en sus labios no tardó en aparecer una sonrisilla traviesa—. No prometo nada.

—Yuri...

—Bien —terminó por decir rodando los ojos—, sólo una cerveza, ¿de acuerdo? Sólo una.

A Victor le hubiese gustado creerle... 

Questions and Answers.  [Victuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora