Capítulo 13.

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—¡Hey! —Victor llegó a su lado, como todas las tardes a esperar que guardara sus libros en su casillero para después ir a casa juntos—

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—¡Hey! —Victor llegó a su lado, como todas las tardes a esperar que guardara sus libros en su casillero para después ir a casa juntos—. ¿Qué tal el examen de física?

—Aprobé... Con una C —admitió echándose su mochila en el hombro y comenzando a caminar al lado de Victor.

El camino a casa ocurrió como todos los días, bromas y empujones. Comentaban, un tanto divertidos, la ridiculez que había hecho Phichit frente a su crush y se reían de ello. ¡Qué suerte que su amigo tailandés no estuviese cerca!

De pronto el pensamiento que había tenido hace algunos días lo detuvo. El de cabello argento se detuvo y giró su cuerpo para encararlo, preguntándole con su gesto el por qué de sus acciones.

Sin importarle que estuviesen rodeados de personas que iban y venían por la calle, abrazó con fuerza a su Sol, escondiendo su rostro en la unión de su cuello y hombro. El otro no tardó en corresponder el gesto soltando una ligera risita muy cerca de él; fue ahí cuando Yuri se prometió que haría lo que estuviese en sus manos para no crear una brecha entre ellos, en hacer todo a su alcance para que esa relación que le importaba en demasía se desgastara como otras.

Estar cerca de Victor le traía una sensación cálida.

Retomaron el paso después de ese abrazo.

 —Victor. 

—¿Si? —respondió el aludido. 

—¿Quieres mañana salir a andar en bicicleta? 

El ruso sonrió, probablemente recordando todas esas tardes en las que de pequeños escapaban de sus casas para pasear por el vecindario y descansar, después de algunas horas, sobre el pasto seco del parque. 

Yuri extrañaba esos días. 

  —¡Seguro!—el entusiasmo de Victor le hizo sonreír.  

Se detuvieron frente a su casa, como todas las tardes y esa tarde decidió volver a darle un abrazo, tratando de agradecerle con ese gesto las cosas que había hecho el ruso por él. No era muy dado a ser afectivo, le era muy complicado y difícil externar sus sentimientos, aunque quería -al menos por una vez- cambiar las cosas.

Alejó un poco su rostro con toda la intensión de darle un beso en la mejilla al ruso, igual que el aludido lo hacía con él... Sin embargo, no contaba con el hecho de que Victor haría lo mismo.

Se miraron con los ojos abiertos; Yuri pudo ver por un segundo en los ojos celestes de Victor llenos de pánico. Sus labios estaban contra los Victor, su mejor amigo... Por segundos, ninguno se movió, se limitaban a mirarse.

Fue el primero en actuar; comenzó a mover sus brazos frenéticamente con las mejillas y orejas carmesí, pedía disculpas tras disculpas. Se detuvo al escuchar la cantarina risa de Victor.

—Olvídalo, Yuri. —a pesar de su tono tranquilizador, las mejillas del ruso estaban rojas, como jugosas cerezas—. Te veo mañana, no olvides hacer tu tarea y si tienes duda, envíame un mensaje o ven a mi casa, como quieras —comentaba mientras se alejaba aún con una sonrisa.

Lo vió abrir la puerta de su casa y antes de que entrase por ella se despidió con un gesto en la mano. No tardó en corresponderle el gesto, como si de un robot se tratase.

Entró a su casa con la esperanza de olvidar aquello. No había sido un beso-beso, sólo un roce. Y, ¡bah! Había hecho ese gesto muchas veces con algunos otros amigos, sólo de tonteo, sin embargo, jamás con Victor.

A través de toda la tarde intentó dejar de lado lo ocurrido. Pero la sensación seguía ahí. Y llegó a la conclusión de que todo lo que tuviese que ver con Victor se sentía cálido, único.  

Me gustó escribir sobre la perspectiva de Yuri y je, je; si extrañan a Victor no se preocupen, vendrá para el siguiente capítulo

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Me gustó escribir sobre la perspectiva de Yuri y je, je; si extrañan a Victor no se preocupen, vendrá para el siguiente capítulo. 

Nos leemos mañanita (último día del reto, ¡ja!), xHaruKatsuki.

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