Atrévete Conmigo

By almudeeniis

422K 23.9K 4.7K

Una única palabra, vacaciones Andrea y sus amigas deciden hacer un viaje juntas antes de que cada una vaya a... More

Prólogo
Personajes
Playlist
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42 (FINAL)
Epílogo
Agradecimientos
Valeria y David...

Capítulo 18

8.9K 525 102
By almudeeniis

Andrea

Ver el amanecer en la playa, cumplido.

Claro que no todo puede ser perfecto, porque minutos más tarde Pablo me carga sobre sus hombros y se dirige al mar.

―¡No, no! ¡Para! Ni se te ocurra tirarme al agua ―grito en los hombros de Pablo―. ¡Bájame!

―A tus órdenes ―sonríe ampliamente antes de dejarme caer al agua.

Está helada, joder

―No te estoy creyendo ―le digo, una vez que salgo del agua—. Dime que esto no es real y me lo estoy imaginando ―cierro los ojos, relajándome.

―Me has pedido que te baje y eso he hecho ―sonríe, percibo el tono de burla en su voz y mis ganas de llegar a él y estrangularlo aumentan.

—¡Serás idiota! ―grito, salpicándole.

Pablo empieza a reírse a carcajadas. Desvío la mirada y me cruzo de brazos para ocultar que en el fondo me divierte la situación.

―Venga, no te enfades conmigo ―hace un puchero, y camina en mi dirección.

―Déjame en paz ―le aparto con las manos cuando llega hasta mí.

Se ríe levemente y me da un beso en la frente.

¿Puede no hacer estas cosas? Así es imposible mantener la compostura y ahora quiero estar enfadada.

―Estás muy guapa enfadada, nena ―añade, acariciando mi larga melena.

Es un caso perdido, mi sonrisa se amplía a pesar de mis esfuerzos para contenerla. Pablo sonríe al ver que ha ganado esta pequeña batalla.

―Cállate, intento estar enfadada ―murmuro sobre su pecho—. Y deja de sonreír así —añado.

Al ser primera hora de la mañana hay muy pocas personas en la playa. Están los típicos que tienen la energía suficiente para salir a correr o los que prefieren pasear tranquilamente antes de que el sol pegue fuerte y todo el mundo llene la playa con sombrillas.

Nos dedicamos a hacernos ahogadillas, carreras hasta las boyas y a practicar saltos en el agua. Cuando empieza a llegar la gente y el sol ya calienta, decidimos salir del agua. Nos cambiamos y recogemos nuestras cosas. Veo de reojo que Pablo mira la pantalla del móvil y suspira, antes de guardárselo en el bolsillo.

―Tengo que llevar a mi prima a un sitio ―me cuenta, al notar mi mirada—. Te invitaría pero no creo que quieras ir.

―No te lo tomes a mal, pero no me apetece estar con alguien que se dedica a sacar a relucir mis defectos ―me excuso.

Elisa y yo no conectamos y eso es un hecho.

―Tiene un carácter complicado ―me dice—. Sé que a veces se pasa de la raya criticando a los demás, pero tiene buen fondo.

Lo que he visto de ella por ahora no me gusta. Dejando de lado sus críticas hacia mi persona, que no me importan lo más mínimo, la realidad es que trata de interponerse entre mi primo y mi amiga y no me gusta.

No puedo hacer la vista gorda con eso.

Y, como no quiero discutir con el castaño porque sé que Elisa es su familia, decido guardarme mi opinión para mí misma.

Empiezo a caminar hacia el paseo asfaltado para ponerme mis sandalias. Pablo se posiciona a mi lado y analiza mi expresión.

―¿A dónde vas? ―pregunta confuso.

―Volveré a casa andando ―le respondo mientras sacudo la arena de mis pies―. Está a unos minutos —señalo la zona de donde está mi apartamento con la mirada.

Él no parece muy convencido, pero parece sopesar las opciones que tiene en este momento.

―Está bien —accede finalmente—. ¿Qué vas a hacer hoy? ―me pregunta.

―¿Ahora vas a empezar a controlarme? ―alzo las cejas.

―No es eso —niega rápidamente—. Quiero asegurarme de que estés bien, nada más.

Eso consigue ablandarme.

―Supongo que estaré con las chicas —me encojo de hombros—, y sino con Javi.

Nos miramos unos segundos a los ojos. Decido romper el contacto visual y pasar por su lado, pero él tira de mi brazo, deteniéndome.

Me gira para que volvamos a estar cara a cara y acaricia mi rostro con sus nudillos.

―No te vayas enfadada ―me dice con suavidad.

Enfadarme cuando me muestra su lado más tierno y dulce es misión imposible.

―No estoy enfadada —le aseguro.

Es verdad, él no tiene la culpa de que el comportamiento de su prima me moleste.

Como noto que no termina de creerme le ofrezco una sonrisa sincera y me acerco a él para darle un casto beso en los labios. Rodeo su cintura con mis brazos y lo estrecho fuerte contra mí, apoyando la cabeza en su pecho.

—Pásalo bien, no te preocupes por mí —le digo.

Tras despedirme de Pablo, paro un segundo para hacerme un moño despeinado y me coloco las gafas de sol. Camino por el paseo observando las terrazas llenas de amigos, familias...y también miro la playa llena de gente de mi edad jugando a las palas o al volley improvisado.

Llego al apartamento y me sorprendo al abrir la puerta y no encontrar a mis amigas. Reviso la casa y salgo a la terraza para ver si han bajado a la piscina. Vuelvo dentro y llamo a Valeria, que me responde al tercer pitido.

―Buenos días, reina ―saluda al descolgar―. ¿Cómo fue la noche en la playa?

―Decir genial se queda corto ―le respondo con una sonrisa de oreja a oreja—. ¿Vosotras dónde estáis?

―Hemos venido al centro, a las chicas les apetecía renovar el armario —me cuenta—. Siento no haberte avisado, creía que ibas a pasar el día con tu chico ―se disculpa.

Puedo notar a través del teléfono que se siente culpable por dejarme aquí. En realidad no me importa, me encanta estar con las chicas, pero también tener mis ratos de soledad.

―Primero, no os preocupéis y ni se os ocurra volver antes por mí —advierto, sé que son capaces de subir al coche y dar media vuelta—. Segundo,  Pablo no es mi chico ―le corrijo al instante.

―Por ahora ―señala―. Entonces,  ¿qué estás haciendo ahora? ―pregunta interesada.

―Pablo se ha ido con su prima a hacer recados y yo estoy disfrutando de la soledad del apartamento —bromeo.

—Me siento fatal sabiendo que estás ahí sola —la oigo suspirar.

―No te preocupes ―le digo, intentando tranquilizarla―. Ya veré como entretenerme, puede que llame a Javi. ¿O están los chicos ahí con vosotras?

―Que va, no sabemos nada de ellos. Es salida de chicas ―contesta ella.

―Vale, entonces no os preocupéis. Pasadlo bien y que vayan bien las compras. Os quiero. ―le digo.

―Y nosotras a ti, no hagas ninguna locura sin nosotras ―me responde, antes de colgar.

Dejo el móvil en el sofá y camino hacia la cocina para desayunar algo. Después de hacerme un café y comerme una magdalena, vuelvo al salón para proponerle a Javi algún plan. Justo cuando cojo el móvil, la pantalla del móvil se ilumina con el nombre de Álex.

Que oportuno

―Hola preciosa ―saluda Álex, al atender.

—No me llames preciosa —le contesto la instante.

Se hace le silencio al otro lado de la línea

―¿Estás con tu novio o puedo invitarte a comer? ―me pregunta, tomándome por sorpresa.

―Pablo no es mi novio, y no, no estoy con él ―le respondo.

―¿Entonces aceptas mi propuesta? ―insiste.

Dudo por unos instantes y él parece notarlo.

―No me digas que tu primo y Pablo no te dejan salir conmigo. Yo creo que eres mayor para tomar decisiones tú sola, ¿no? ―añade―. Será solo una salida de amigos, lo prometo.

Lo pienso por unos segundos. La cabeza me dice que no es buena idea, en absoluto. Mi instinto, sin embargo, me dice que debo ir. Álex se ha portado muy bien conmigo desde el principio y se merece el mismo trato de mi parte.

En el fondo, mi idea es servir de intermediaria y hablar con él sobre la situación con Pablo. Aunque nadie me lo hubiese pedido, siento la necesidad de intentarlo. También quiero descubrir si Álex me ve como una especie de trofeo que arrebatarle a Pablo o si de verdad quiere ser mi amigo.

No sé si es buena idea, pero prefiero descubrirlo a quedarme con la idea rondando mi mente.

―Está bien ―accedo―. Ven a buscarme a las dos.

―Hasta luego, guapa ―responde, antes de colgar.

Decido ponerme unos vaqueros cortos y una camiseta ancha. Recojo mi pelo en una coleta alta, y opto por unas deportivas, siempre fiel a la comodidad. Cuando llega la hora, cojo el bolso con mis cosas y bajo para encontrarme con Álex.

―¿Cómo es posible que cada día te vea más guapa? ―me repasa con la mirada.

―¿Intentas ligar conmigo, amigo mío? ―le respondo, haciendo énfasis en la palabra amigo.

―¿Me acabas de dejar en la friendzone de manera sutil? ―se lleva una mano al pecho fingiendo estar dolido.

—Eso parece ―sonrío inocentemente.

―Eso ha sido un golpe bajo ―pone mala cara.

Me dejo guiar por Álex hasta el restaurante. Esperaba sentirme incómoda con su presencia, pero me sorprendo al darme cuenta de que se puede hablar con él de cualquier cosa.

Cuando nos sentamos, la camarera nos deja el menú y tras lanzarle una mirada furtiva a Álex se retira.

―Creo que le interesas a esa chica ―le digo, cuando está lo suficientemente lejos.

―A mí ella no me gusta ―responde con tranquilidad.

―La chica es guapa ―continúo, observándola de reojo.

―La única chica que me interesa está justo delante de mí ―sentencia, mirándome fijamente.

Su contestación me toma por sorpresa y por unos instantes me quedo sin saber qué decir. Él parece notarlo y se echa a reír.

―No te preocupes, me has dejado bien claro que sólo somos amigos y que de ahí no paso ―me dice él, y no puedo evitar sentirme mal por él por unos instantes.

―Álex yo...―empiezo a decir.

―Tranquila Andrea, lo superaré ―me sonríe, restándole importancia―. Pablo siempre ha tenido la suerte de su lado.

―¿Qué tiene que ver Pablo en esto? ―ahora que saca el tema decido indagar.

―Está más que claro que os gustáis, solo hace falta veros ―me responde y hace una pausa―. ¿Te ha hablado de Laura?

Asiento con la cabeza

—Nunca le vi así con ella. Sigo sin entender porqué lo eligió a él antes que a mí.

―En cuanto a eso...―respondo, pero me veo interrumpida cuando la misma chica de antes viene a tomar nota de los pedidos.

―¿Saben qué van a tomar? ―sonríe nerviosa.

―De beber agua ―respondo al instante—. Y para comer espaguetis a la boloñesa.

―Yo pediré lasaña ―continúa Álex, sin apartar su mirada de mí—. Y una cerveza, por favor.

Ella recoge la carta un poco decepcionada por no obtener la atención del chico y se va.

―Sé que tu amor por ella era superior, pero Pablo carga con una culpa que no es suya ―le digo, mirándole directamente a los ojos—. No quiero entrometerme, pero quizá es hora de que escuches su versión de las cosas.

Él me mira dudoso, pero no dice nada.

—Creo que me lo debéis, ambos —confieso.

Su ceño se frunce y me mira extrañado, sin comprender lo que quiero decir.

—Explícate —me pide.

Le sostengo la mirada y, tras reorganizar un poco las ideas en mi cabeza, continúo:

―Hay algo que me impide confiar plenamente en vosotros —digo finalmente—. ¿Cómo sé que no me estáis usando como venganza? ¿Quién me garantiza que no estáis fingiendo interés por mí? Y todo por ver quién tiene las pelotas más grandes. Tenéis que entender que no merezco sentirme así, no soy ningún premio que podáis alzar ni presumir.

Álex mantiene su mirada fija en mí.

―Creo que cualquier persona con dos dedos de frente se interesaría en por ti, mírate. Eres atractiva además de tener la cabeza bien amueblada —comienza—. Es cierto que al principio, al ver que Pablo mostraba verdadero interés por ti, vi la oportunidad de vengarme por lo que me hizo —me cuenta. La chica trae los platos y sigo escuchándole mientras comemos—. Luego, en las ocasiones en las que he estado contigo me he dado cuenta de que no te mereces que te utilicen, mi problema es con Pablo no contigo.

No me equivoqué al hacer caso a mi instinto.

―Gracias por sincerarte conmigo ―le sonrío―. Significa mucho para mí que no me veas como un medio para vengarte de Pablo.

Estamos un rato hablando de varios temas más hasta que terminamos de comer. Salimos del restaurante y suena el teléfono de Álex.

―Tío, ¿dónde coño estás? ―reconozco la voz de Rubén al otro lado del móvil.

―Me ha salido un plan mejor ―le responde.

―¿Y ese plan no tendrá nombre y apellidos? ―sigue cotilleando Rubén.

―Hola ―río saludando.

―Vaya tío, y tanto que tienes un plan mejor ―se ríe Rubén tras escucharme―. Me aburro en casa, Paula se ha ido de compras. ¿Puedo unirme a vuestra cita o sería un acoplado?

Veo a Álex con intención de responderle que no venga, pero me adelanto.

―Puedes venir ―le digo―, y es una salida de amigos ―aclaro.

Rubén no mentía cuando decía que llegaría antes de que nos diéramos cuenta. Pasamos el resto del día hablando sobre relaciones, estudios, metas y la verdad es que mi percepción sobre ellos se vuelve aún más positiva.

Se hace de noche y las chicas me envían un mensaje avisando que ya están en el apartamento. Decido quedarme con Álex y Rubén un rato más porque no quiero que esta noche termine tan rápido. Ya en la madrugada me acompañan a casa dando un paseo tranquilo, disfrutando de los silencios cómodos y del eco de las voces de las personas que siguen en la calle.

―Me lo he pasado genial ―les hago saber, una vez que llegamos a la puerta de mi edificio.

―Me alegra saberlo, hermanita ―contesta Rubén, revolviéndome el pelo.

―Voy a tener un problema con tanta protección ―bromeo.

Ellos entienden a lo que me refiero.

―Es lo único que tenemos en común —responde Rubén.

Después de darme un abrazo de despedida se adelanta y me deja a solas con Álex.

Veo un brillo desconocido en sus ojos cuando me mira, entonces dice:

―He cambiado de opinión sobre la friendzone, no voy a dejarle el camino libre al idiota, Andrea ―sonríe—. Pienso hacer lo imposible por hacer que no me veas solo como un amigo —me da un beso en la mejilla y se aleja, dejándome completamente sin palabras.

Me adentro en el apartamento algo aturdida por su declaración de intenciones.

¿En qué momento ha creído que tiene alguna posibilidad? Y, ¿qse supone que debo hacer ahora?

Me arrastro sobre mis pies hasta llegar a la habitación y me desplomo en la cama.

Como si dormir fuese a solucionarme la vida...


¡Hola holaaa! ¿Os ha gustado el capítulo?

Parece que Pablo y Andrea van teniendo más confianza jeje.

Y Álex...parecía que iba a rendirse, pero ahora va a por todas...¿Qué pensáis? Contadme, siempre os leo 👀💛

No olvidéis que me hacen mucha ilusión vuestros ⭐️ y 💬. ¡Nos vemos en el próximo capítulo! Cuidaos.

Continue Reading

You'll Also Like

75.4K 6.6K 65
Sus métodos de espantar a los hombres han mantenido a Melanie Grey a salvo de cualquier traición o decepción. Una estrategia que ha funcionado exitos...
60K 4K 91
Donde Mia Campos entra a la casa más famosa del mundo a jugar o donde conocera a gente que se volverán parte de su vida y conocera también al amor ic...
23.1K 1.6K 10
LIBRO TRES DE LA SAGA ÁMAME. Summer ha estado enamorada de Nikolai desde que tiene memoria, ella siempre ha estado consciente de que nunca pasaría a...
72.3K 7K 26
Eliza Jones y Stella Lambert son el prototipo de: "personas correctas en el momento equivocado", pues sus vidas habían coincidido en preparatoria, cu...