Mientras los hombres se habían quedado en el living charlando, Martina había ido a la cocina a ayudar a Denise con la comida porque ese día Danielle no se estaba sintiendo muy bien con el embarazo, así que todos la habían obligado a quedarse descansando. Aprovechando que estaban solas, la madre de los Jonas la encaró.
—¿Vos lo queres a Nick?
—Yo lo amo a tu hijo, Denise. Sé que vos como madre tenes miedo de que lastimen a tu "nene" —dijo provocando una pequeña risa en Denise por la forma que había nombrado a su hijo— y que se le acerquen por ser Nick Jonas, pero yo te juro que no soy de esa clase de personas. Cuando comencé a sentir cosas por él intenté negarlo y controlar eso que sentía pero me fue imposible. Yo me enamoré de él. Yo venía de una relación que terminó bastante mal y...—al ver como la miraba, aclaró— me dejaron plantada en el altar.
—Lo siento... —Se disculpó al escuchar lo que Martina le había dicho.
—En realidad no fue tan así, él desapareció la noche antes de que nos casemos. Pero no pasa nada, fue hace casi un año y ya lo superé. —Le dijo con una sonrisa.— De hecho, si no hubiese sido por eso yo no hubiera venido a Nueva York y no habría conocido a tus hijos, especialmente a Nick. —Ambas rieron.— Después de esa relación yo me había prometido no engancharme con nadie pero cuando fui conociendo a Nick me fue imposible no enamorarme de él, fue tan caballero, tan compañero, tan divertido, tan tierno... —Sonrió nuevamente al hablar de su novio.
—Se nota que lo queres, te brillan los ojos cuando hablas de él. ¿Te soy sincera? Pensé que iba a ponerse de novio con alguna chica famosa que no lo quiera por quien es realmente y eso me preocupaba, pero me encanta que Nick por fin haya encontrado alguien como vos. —Martina la miró sorprendida, no se esperaba esas palabras.— Cuando los vi entrar de la mano y vi como te miraba, me di cuenta que él te quiere. Con sus anteriores relaciones nunca lo había visto sonreír así ni estar tan pendiente de alguien.
—Me alegra escucharte decir eso, gracias. —Le respondió con una sonrisa.— ¿Puedo decirte algo, Denise?
—Lo que quieras.
—Te felicito por la familia que tenes. Se nota que el Sr. Jonas y vos los criaron bien a sus hijos. Son educados, son caballeros. Veo como tratan a todas las mujeres, no sólo a Dani, Blanda y a mi, y en ningún momento dejan de ser atentos. Quizás es un poco cursi lo que voy a decir, pero en algún lugar leí una vez que si los hombres tratan como princesas a las mujeres es porque fueron criados por una reina y si son tan caballeros es porque quieren a su mamá.
Denise se había emocionado con lo que Martina le había dicho y la abrazó.
—Gracias por lo que decís. No sé si hace falta que lo diga, pero bienvenida a la familia. —Cuando levantó la vista, vio parado en la puerta a su hijo.— Creo que te buscan, querida.
La castaña se dio vuelta y se encontró con Nick mirando confundido la escena.
—¿Qué pasa acá?
—Nada, cosas de mujeres. —Respondió Denise, guiñándole un ojo a su nuera.
—Bueno, si no te molesta vine a buscar a mi novia. —Dijo tomándole la mano para acercarla y luego rodearle la cintura con su brazo.
Su madre los miró con ternura.
—A la comida le falta un rato, les aviso cuando esté lista. —Fue lo último que dijo Denise antes de que la pareja se retirara de ese lugar.
Nick entrelazó sus dedos con los de Martina y la llevó al jardín, donde se sentó en uno de los bancos y ella se recostó apoyando su cabeza en las piernas de él.
—¿Así que fui criado por una reina? —Estaba sonriendo sin mostrar los dientes, como solía hacer.
—¿Estabas escuchando lo que hablaba con tu mamá? —Preguntó sorprendida ella.
—No, escuché lo último que le decías nada más. —Le confesó.— Le pregunté a Kevin si te había visto y me dijo que estabas en la cocina con mamá, te fui a buscar y vi que estaban charlando así que estaba esperando que terminaran para entrar. Llegué cuando la felicitabas por como nos habían educado. —Dijo sonriéndole mientras le acariciaba levemente la mejilla.— ¿De qué hablaban?
—De vos. —Respondió sincera. Los dos permanecieron en silencio un rato hasta que Martina se levantó de sus piernas y se sentó a su lado.— Me ofrecieron un trabajo en Nueva York.
—¿En serio? ¿De qué? —Preguntó interesado él.
—Me llamaron de una revista para ver si me interesaba escribir para ellos. Es una revista semanal, la idea sería escribir una columna para la edición impresa y también escribir para el sitio web.
—Eso es genial, me alegro mi amor. —Al verla que no se mostraba contenta por esa noticia, notó que algo estaba mal.— ¿Qué pasa?
—¿Vos tuviste algo que ver? —Le preguntó seria.
—¿Yo? No, ¿por qué?
—Yo no me contacté con esa editorial, Nick. ¿De dónde sacaron mi número?
—No lo sé, Marti. ¿Por qué te pones así conmigo?
—Vos insististe mucho con ayudarme a conseguir trabajo y siempre te dije que no, ¿no le pasaste mi contacto a la gente que vos conoces?
—No, Martina. Quise hacerlo y vos me pediste muchas veces que no lo haga, así que no hice nada. Me duele que desconfíes así de mí. —Se mostró ofendido y ella se sintió una tonta.
—Es sólo que no entiendo cómo me contactaron, pero no importa. Perdón, no quise hacerte sentir que desconfío de vos. —Le dijo antes de besarlo. Martina se levantó para sentarse en sus piernas, tomándolo del mentón para que la vea a los ojos.— Perdón. —Repitió y él aflojó. Siguieron en la misma posición mimándose y haciendo comentarios tontos un rato más hasta que alguien llegó.
—Perdón que los moleste e interrumpa esta escena tan romántica, pero mamá dice que ya está la comida.
—Hola Joe. —Dijo ella mientras se levantaba de las piernas de su novio para saludarlo.— ¿Cómo va? ¿Y Blan?
—Todo bien, ella está adentro. Hola Nick. —Dijo haciendo un saludo de manos.— Te vi bastante activa en Instagram, Marti.
—Sí, tengo que admitir que me estoy divirtiendo bastante con eso. Gracias por hacerme la cuenta.
—Wow, Martina agradeciéndome y admitiendo que tengo razón. ¿Podes repetirlo? —Preguntó mientras la enfocaba con su celular simulando que la estaba grabando.
—Ni en tus sueños, Jonas. Ya bastante que tuve que decirlo una vez.
Luego de saludar a Blanda todos se acomodaron en la mesa rectangular. En las cabeceras se encontraban Paul y Kevin mientras que de un lado estaban Danielle, Blanda y Joe y del otro Frankie, Martina, Nick y Denise. La comida estaba deliciosa, la mamá de los Jonas era una gran cocinera. El almuerzo transcurrió entre risas, charlas y anécdotas de parte de todos. Denise y Paul le habían hecho varias preguntas a Martina sobre su vida, sus estudios, su trabajo y todas esas cosas que se le suelen preguntar a las parejas de un hijo o hija.
Martina estaba contando una anécdota de unas vacaciones en Brasil con su mamá y su hermano, cuando tenían 19 y 16 años, y los dos habían ido a una fiesta en la playa. Su hermano por querer hacerse el lindo con una brasilera iba caminando tan distraído que se tropezó y tiró al piso unos cables que eran de la iluminación de la fiesta, así que cortó la luz y todos los que estaban en la fiesta se enojaron y lo insultaron un montón. Toda la familia Jonas se estaba riendo porque, además, la forma en que ella había contado la historia la hizo más graciosa.
—Marti, siempre nombras a tu mamá y a tu hermano, incluso los conocimos durante la gira, pero jamás decís nada sobre tu papá. —Comentó Joe provocando que Martina se quedara callada y un tanto incómoda, mirando a su plato.
—Joe, no creo que... —Comenzó a decir Nick, que se calló cuando sintió la mano de Martina sobre su pierna al mismo tiempo que lo interrumpía.
—No, Nick, tu hermano tiene razón. —Rápidamente él tomó su mano por abajo la mesa, en un intento de decirle que la apoyaba. Ella miró a Joe para responderle.— No tengo padre. O sea, tuve uno pero nos abandonó cuando yo tenía 14 años.
El ambiente se llenó de silencio. La mayoría miraba sus platos casi vacíos mientras que Joe, Denise y Paul la miraba a Martina apenados.
—Perdón Marti. —Se disculpó Joe incómodo.— Yo... no sabía, perdón.
—Está bien. —Dijo e hizo una mueca que intentó ser una sonrisa.
Rápidamente Frankie cambió el tema y todos volvieron a hablar, hacer chistes y reírse. Martina se había quedado en silencio y no comió más. Después de un rato se disculpó y se dirigió al baño.
—No sé para qué abrí la boca, soy un idiota. —Se reprochó Joe enojado.
Todos habían notado el cambio en el ánimo de Martina.
—No Joe, no es tu culpa. —Lo tranquilizó Nick.— Vos no sabías.
—Tu hermano tiene razón, fue una pregunta inocente la tuya cariño. —Agregó Denise antes de mirar a Nick.— ¿Vos sabías? —Él solo se limitó a asentir con la cabeza.
—Creo que debería ir a pedirle disculpas y a ver cómo está. —Dijo Joe levantándose de la mesa.
—Voy yo. —Lo detuvo Nick.
El morocho dudó, hasta que vio a su madre asentir en acuerdo con que el que debía ir a buscarla era Nick. Cuando llegó a la puerta del baño golpeó.
—Mi amor, ¿estás bien? —Al no obtener respuesta, volvió a hablar.— Voy a quedarme acá esperándote a que salgas.
—Está sin traba, podes entrar.
Abrió la puerta y vió a Martina sentada en el piso con lágrimas corriendo por sus mejillas. El castaño cerró la puerta y se acercó a ella tomándola de la cintura para que se pare. Inmediatamente Martina rodeó el cuello de Nick con sus brazos, escondiendo su cara en el cuello de él, que la rodeaba por la cintura con firmeza.
—Tranquila, ya pasó. —Dijo acariciándole la espalda.
Una vez que se había calmado, Martina se separó de Nick y lo miró a los ojos.
—Gracias por estar acá conmigo.
—Siempre. —Respondió antes de besarla con dulzura.
Ninguno de los dos quería terminar ese beso pero sabían que debían volver a la mesa, por lo que con mucho esfuerzo Martina se separó y le sonrió. Después de lavarse la cara y darle otro beso fugaz, salió del baño seguida por su novio.
El resto de la cena transcurrió con normalidad. Martina había vuelto a ser la chica alegre y divertida que era antes de la pregunta de Joe, que la miraba todavía con culpa.