Mr & Mrs Abernathy (De Mentir...

By SweetAtali

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~Sr y Sra ¿Abernathy? Una mentira, un chisme, una historia inesperada.... *Algunos personajes no me perte... More

Prólogo
Capítulo 1 - El comienzo de esta GRAN mentira
Capítulo 2 - ¡Help me!
Capítulo 3 - ¡Esto es Estúpido!
Capítulo 4 - ¡Beso, beso!
Capítulo 5 - Primera noche juntos
~Avance del capítulo 6~
Capítulo 6 - Pedida de mano
Capítulo 7- Malos entendidos
Capítulo 8 - ¿Juguemos?
Capítulo 8 (2) - Aun no se termina el juego
Capítulo 9 - Flashback
Capítulo 10 - Ellie POV
Capítulo 11 - ¿Esto es el final?
Capítulo 12 - Te extrañaré
Capítulo 13 - Inesperado
Capítulo 14 - Les presento a mi esposo
Capitulo 15 - Pasatiempo con mi suegra
Capitulo 16 - Pronto será Navidad
Capítulo 17 - Noche buena
Capítulo 18 - Feliz Navidad
Capítulo 19 - Regalos y sorpresas
Capítulo 20 - Tenemos que hablar
Capitulo 21 - ¿Amigos?
Capitulo 22 - Tocando fondo
Capitulo 23 - Celos y Lagrimas
Les debo una
Capítulo 24 - Accidente y declaraciones
Capítulo 25 - ¿¡Embarazada!?
Capitulo 26 - ¿Estoy dispuesto a ser padre?
Capítulo 27 - Observación de síntomas
Capítulo 28 - Plan A
Capítulo 29 - Plan B
Capítulo 30 - Plan B de emergencia.
Capitulo 31 - Aun con el Plan B
¡Gracias!
Capítulo 32 - Plan C
Capitulo 33 - Emociones Multiples
Capítulo 34 - Se acaba el tiempo
Capítulo 35 - ¿Qué somos?
Capítulo 36 - Amor en la playa
Capitulo 37 - La Fiesta
Mañana
Capítulo 38 - Propiedad de Effie, no tocar
Capitulo 39 - No puede ser
Capítulo 40 - Estamos a mano
Capítulo 41 - Ups
Necesito tu ayuda
Capítulo 42 - Pasarela Inesperada
Capítulo 43 - La bomba
Capitulo 44 - Regresemos a casa
Capítulo 45 - Nueva propuesta
Capítulo 47 - De regreso al Capitolio
Capítulo 48 - Tres son mejor que uno

Capítulo 46 - De cualquier forma me casaré con ella

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By SweetAtali

Effie se sentía preocupada, bueno, más bien, angustiada.

Había pasado algunas semanas desde que Haymitch le pidió matrimonio y hace unos días lo notó extraño en su comportamiento, además de misterioso.

No entendía la razón de sus escapes en las mañanas ni cuando regresaba al anochecer. Él no le daba explicaciones y ella tampoco quería saberlo porque su mente le estaba jugando terrible. Y le dolía en el corazón pensar que él estaba arrepentido por el compromiso.

Sacudió su cabeza, negando su teoría. - Era una tontería-, pensó. Si él estuviera arrepentido, se lo diría en su cara, ¿no?

Sin embargo, seguía dudando.

¿Estaba huyendo de ella?

¿Se acabó el amor?

¿Se habrá dado cuanta que esto no era lo que quería?

¿Estaría viendo otra mujer?

Él no sería capaz de lastimarla ni serle infiel o decirle que fue un impulso al pedirle que fuera su esposa.

Tal vez solo estaba demente, y él se encontraba nervioso por la boda como la mayoría de los hombres.

Eso la tranquilizó.

Pero no por mucho tiempo.

Se sentía inquieta. No dejada de limpiar compulsivamente la casa o lavar de nuevo toda la ropa y dejar relucientes los calcetines y camisas blancas de Haymitch. Sin duda la agotó pero seguía estando inquieta.

Su prometido seguía sin aparecer de nuevo, ya era tarde para estar afuera o quizá no era tan tarde y solo se encontraba paranoica. Pero tenía sus razones, no quería que huyera de ella. No quería perderlo.

Se recostó en el sillón café de la sala principal, esperando su llegada. Se sentía algo triste y su mente no dejaba de torturarla.

Lo amaba.

Sin embargo, no paso mucho tiempo para animarse de nuevo al escuchar el sonido de la puerta abrirse.

No había huido como pensó, seguía estando con ella.

- Princesa, traje algo para cenar -dijo mientras cerraba la puerta, antes de dirigirse hacia a ella con una bolsa de papel en la mano.

- Espero que no sea una rata muerta -frunció la nariz fingiendo disgusto, no quería que notara su melancolía.

Él estallo de risa recordando cuando llevó un animal muerto a casa - Era una ardilla, preciosa -corrigió, sentándose a lado de ella un poco cansado, dejando la bolsa de comida en la mesa de centro- Y no, es comida preparada -se inclinó para darle un beso corto como en todas las ocasiones pero ella lo cambió a uno más largo y desesperado. Tan sucio como para arrancarle un gemido al hombre.

Él quería vengarse por eso, hacerla rogar con sus manos como castigo, tomarla ahí mismo, sin embargo, la detuvo tomándola de los hombros. Estaba consciente de que algo le sucedía, él la conocía. Y aunque no le gustaba dejar las cosas sin terminar, dejó su ego a un lado.

- ¿Qué te sucede? -dijo directo, mientras recuperaba el aliento.

Ella golpeo sus pestañas con inocencia - Yo solo estoy... hambrienta -mintió, inclinándose para besarlo.

- Hablo enserio -la aparto de nuevo, su voz había cambiado a una más seria y sus ojos grises la miraban con mortificación.

¿Cómo resistirse a esa cara? Era una de las muchas cosas que amaba de él, su preocupación por ella. Y en verdad quería decirle pero sus inseguridades la detuvieron de nuevo.

- Nada. Solo son tonterías -contestó, sentándose derecha y tomando la bolsa de comida para dejar el tema- Ñam, empanadas.

Haymitch le arrebató la bolsa y ella se molestó por el acto tan grosero - Effie...

- Ya te dije que no tengo nada -espetó con fastidio- Solo que te fuiste de nuevo todo el día sin decirme nada.

- ¿Y por eso me besaste así?

- No me cambies de tema, Haymitch, estoy hablando enserio.

El rubio volteo los ojos con pesadez, muy agotado para discutir - Te dije que iba a salir.

- Pero no me has dicho a donde, ni con quien...

- Solo fui con Peeta a platicar, ¿feliz?

- ¿Pero, por qué? ¿Te sucede algo? -preguntó desesperada y sintió como su corazón se estrujaba, preparándose para la respuesta.

- Estas paranoica, princesa. Solo platicamos.

- No soy paranoica. Pero en ese caso, podías haberme llevado para ir juntos como pareja.

- Effie, basta. Ya dime que te suceda.

- No, ¿qué te sucede a ti? -trato de no romperse, pero su voz la traiciono- ¿Por qué huyes de mí?

Él frunció el ceño- No estoy huyendo de ti. ¿Te golpeaste la cabeza?

- Si lo haces, y deja de insultarme -lloriqueo como una idiota. Sabía que fue estúpido reclamarle algo que todavía no estaba segura. Sin embargo, no había vuelta atrás- Solo dímelo y podemos estar como antes.

Haymitch resopló, sin entender nada. ¿Cómo diablos salió esta discusión de la nada? - Effie...

- Yo no me enojaría. Ni siquiera sigo molesta con mi papá cuando me corrió de su casa... Y me siento triste de que no quiera asistir a la boda de su propia hija... -hizo una pequeña pausa cuando él la abrazó-. Aunque es estúpido que me ponga de esta manera porque no sé si cancelaras la boda.

Al escuchar "cancelar", él la apartó algo brusco, con una mirada confusa. - ¿Por qué cancelaria la boda?

Ella se limpió sus lágrimas. - No te hagas. Haz estado huyendo de mí en estos días. Te conozco, Haymitch. Tú siempre te alejas cuando no estás seguro...

- Entonces no conoces nada sobre mí, princesa -dijo antes de rodar los ojos- Te lo vuelvo a repetir, no estoy huyendo de ti y no quiero cancelar la boda. ¿Por qué lo haría? -Ella estaba a punto de protestar pero él la cortó- Además, seria en vano todas esas horas que paso escuchándote hablar de la boda.

- Ni siquiera me escuchas -replicó esta vez tranquila.

- En mi defensa, sigue siendo válido -se acercó a ella, robarle un beso sin aliento-. No vuelvas a dudar, ¿de acuerdo?

Asintió, besando de nuevo sus labios.

- La próxima vez, iras conmigo.

- Lo pensaré -respondió burlón, mientras limpiaba sus mejillas húmedas con ambos pulgares- Puede a que te enseñe a cazar una rata.

Lo golpeó en el brazo, con terrible disgusto en su rostro - No, es asqueroso.

- Tu eres quien me quiere acompañar -se encogió de hombros, antes de tomar una empanada de la bolsa que se encontraba en sus muslos- Son de caramelo -ofreció.

Ella lo tomó y sin dudarlo lo probó. Nunca antes lo había comido antes, sin embargo, las declaró como una de sus favoritas en este momento por la sensación exquisita. Y también le comprobó que precisamente Haymitch estaba con Peeta.

Eso la tranquilizó y se sintió tonta de nuevo.

- Lo siento, me deje llevar -dijo unos momentos después, y tomó otra empanada.

Él se encogió de hombros, quitándole importancia, y tomo su cuarta empanada.

La rubia se levantó del sofá segundos después y se dirigió a la cocina por dos vasos de leche sin tener que preguntarle a su prometido. Regresando, se sentó de nuevo en el sillón y se acorrucó esta vez en él. Haymitch envolvió su brazo izquierdo alrededor de ella para darle más acceso a su pecho. Ambos se encontraban muy callados, pensando en aquella rara discusión, si así se le podría llamar.

Haymitch estaba más centrado en el tema de su suegro. ¿Tanto así a ella le afectaba? ¿Acaso tendría que hacer algo? No le agradaba la idea de ir a rogarle a su suegro para que vaya a la boda de su propia hija. El señor Trinket era un idiota, y Effie no lo necesitaba. Pero de alguna forma, a ella le afectaba.

¿Estaría dispuesto hablar con su suegro por Effie?

Ambos prestaron atención de inmediato a la puerta cuando esta se abrió.

- ¿Están listos? -preguntó Peeta quien sostenía con una mano la canasta de pan y con la otra sostenía la de Katniss.

- ¿Listos que, cariño? -le preguntó al chico, confusa mientras sonreía.

- Oh, sí -exclamó Haymitch al recordar- Se me olvidó decirte, princesa, que... haremos el tostado hoy -le dijo, como si solo se tratara de algo secundario.

Ella estaba escandalizada - P-pero, ¿estás loco? ¿Cómo así? Primero tendría que tener mi vestido y tú no tienes es traje, Haymitch. Y es tarde para ir al edificio de justicia para hacer legal nuestro matrimonio. Y no solo eso, falta...

Fue interrumpida por la mano de Haymitch cubriendo su boca.

- Tu boda la tendrás pero esto solo es el tostado. Quiero que esto sea entre tú y yo, y los chicos. ¿De acuerdo?

- Pero...

- No puedo esperar a que seas mía -le guiñó un ojo para no sentirse tan ridículo.

Ella no protestó, en cambio, le regalo una sonrisa boda - Me iré a cambiar. No tardo -le dio un beso corto- Niños, pasen a sentarse, esta es su casa -dicho esto, se disculpó y se retiró.

No tenían que decirle dos veces a Katniss para que pasara a sentarse, ella ya se encontraba sillón, odiando que sus pies se hincharan de nuevo. Peeta se sentó a su lado después de dejar las cosas en la mesa de centro.

- ¿Todo bien? -preguntó el chico, quien miraba a su mentor muy pensativo.

Él no le contestó y se levantó solo para ir hacia el teléfono.

Marcó el número de sus suegros antes de arrepentirse. No entendía por qué lo hacía, a nadie le había rogado para pedir la mano de su hija. ¡Ni siquiera lo hacía! Sin embargo, todo lo estaba haciendo por Effie, no quería verla de nuevo triste y también quería hacerle ver a su suegro que tomaba enserio a su hija y dejar esta disputa tonta en el pasado.

Ya había marcado a la casa Trinket por el teléfono de Peeta hace días y luego en la panadería pero el hombre le había colgado con brutalidad en cuanto supo que era él.

Esta sería la tercera vez, y se sentía humillado. En cuanto escuchó a la servidumbre contestar, tomó un segundo antes de acercar el aparato a su oído.

- Con el señor Trinket, por favor -contestó.

- Por supuesto. ¿Con quién tengo el gusto?

- Dígale que de parte de Haymit... -en eso, se escuchó que otra persona tomaba el teléfono.

- ¡Ya te dije que mi respuesta es NO! -estalló el señor Trinket a través del teléfono, harto de sus insistencia.

- ¡Y no importa lo que diga!, de todos modos me casaré con ella y tendremos nuestra propia familia, no lo necesitamos. Pero intente ser más educado para pedir su estúpido permiso -colgó con fuerza. Esta vez fue él quien colgó y se sentía satisfecho pero a la vez idiota cuando se dio cuenta de la presencia de los chicos- ¿Qué miran, mocosos?

***

La época más hermosa siempre fue la primavera. Y que mejor día para realizar un ritual de matrimonio. Estaban todos afuera de la casa para iniciar la ceremonia.

Parecía ser el día perfecto y eso que no fue intencionado por Haymitch. Solo había escogido el día a lo salvaje.

No obstante, todo se encontraba a su favor. El clima se encontraba templado y acogedor, el aroma era fresco por hierba verde, las mariposas adornando las flores del jardín de Effie y el atardecer que se aproxima, mostrando la belleza de la naturaleza. Y para completar la perfección, Katniss cantaba como era la tradición, deleitándolos con su voz.

Effie pudo presenciar cuando los pájaros dejaban su canto y prestaban atención a la chica.

Nadie tuvo que convencerla, ella misma empezó a cantar cuando la pareja estaba por cruzar el lumbral de su casa.

- Perfecto -declaró Effie, quien iba cargada por Haymitch.

Ella vestía de blanco, había encontrado ese vestido en su armario muy en el fondo. Era largo con manga de tirantes y escote en V, con pocas decoraciones enfrente. Estaba nuevo, fue un regalo de quien no recordaba pero nunca usado por su sencillez.

Sin embargo, ahora no era ningún problema, había cambiado su mentalidad con Haymitch y no hacer un drama por una prenda. Se puso un collar de perlas y aretes heredadas de su abuela y unas zapatillas del mismo color del vestido. Ondulo su cabello y lo dejó suelto, se puso la tiara de flores blancas con girasoles pequeños que Peeta y Katniss le habían hecho. Y por último, se maquilló natural pero dejando un rojo intenso en sus labios, luciendo sexy para el novio.

Haymitch enloqueció al verla, deseaba terminar la ceremonia en ese momento. No dejaba de susurrarle cosas indecentes al oído.

Él la bajó al suelo una vez cerca de la chimenea - Exacto -respondió, aunque no le hubiera preguntado.

Tomaron asiento y empezaron a encender la chimenea.

Effie no tenía idea de cómo se manejaba el tostado y estaba nerviosa al respecto, temiendo de hacer algo equivocado. Sin embargo, Haymitch le explico que no era nada difícil el proceso, solo encender la chimenea. Le mostro como se encendía y como le podía ayudar, ya que ellos dos lo tenían que prender juntos. Ella le prestaba con grata atención, feliz de aprender y feliz de hacerlo como pareja.

- Creo que está listo -dijo, sacudiéndose las manos con sus palmas. Y luego le sonrió a Effie.

Ella también le sonrió - ¿Ahora qué sigue?

- Tostar el pan -respondió.

Se sentía la tensión entre ellos, lo que hizo que Peeta y Katniss se sintieran incomodos por ese momento tan íntimo entre ellos.

Effie atrajo la canasta de pan hacia ella, y tomó uno de los bolillos. Pero Haymitch tomó la iniciativa y le quito su bolillo con la excusa de mostrándole de nuevo como se debía hacer.

Una vez que lo puso en las largas pinzas, continuo hablando.

- Toma el mango de las pinzas -le indicó y ella hizo lo que dijo. Ambos empezaron a tostar el pan.

- Creo que está listo -dijo ella riendo ansiosa.

Lo sacaron de la chimenea y él tomó el bollo con la mano, lo cual estaba a punto de tirarlo por lo caliente que se encontraba. Lo partió a la mitad y le dio el otro pedazo a Effie.

Él le acercó su mitad del pan a la boca de la mujer pero Peeta intervino.

- Haymitch, se te olvida que debes decir algunas palabras antes.

- Bueno, en ese caso, yo puedo empezar...

- Quiero que sepas... -la interrumpió y alejó su trozo de ella. Miró mal a Peeta, antes de perderse en los ojos azules de la mujer. Siempre le había costado decir cosas y más enfrente de los demás. Pero lo haría, solo esta ocasión y por ella-... que soy feliz contigo. Fue difícil aceptarlo al principio, pensé que seguiría solo y que estaba solo, pero me di cuenta tarde que tú siempre estuviste ahí, sabiendo que puedo ser una mierda. Nunca huiste de mí y yo jamás pensé que llegaría hasta aquí -no quería sacar los fantasmas de su pasado, y no se tomó la molestia de explicarlo-. Daria mi vida por ti, siempre -el sintió como ella tomaba su mano con fuerza- Por eso prometo cuidarte, protegerte, respetarte, molestarte, tocarte el trasero, besarte y amarte hasta los últimos días de mi vida... Te amo. Ahora muerde.

Ella lo hizo y masticó hasta tragarlo pero sin dejar de sonreír. Y limpio con sus manos, las lágrimas que se le escapaban.

- Yo, Effie Trinket, prometo cuidarte, protegerte, amarte y respetarte hasta el último día de mi vida. Quiero que sepas que te amo mucho y no importa lo que digan los demás, yo siempre estaré contigo. Somos un equipo.

Haymitch mordió su mitad - Somos un equipo -aprobó, con la boca llena.

En cuanto tragó Haymitch el pan, se inclinó para besarla, dejándola sin aliento.

- Señor y señora Abernathy, estamos presentes -interrumpió, Peeta cuando el beso se estaba llevando para el otro nivel.

- Sí, no quiero traumarme más -gruñó la chica.

Ellos se separaron y pegaron sus frentes mientras reían - Hay que dejarlo para consumación, señor Abernathy.

- Emm... No me costara mucho echarlos de la casa, señora Abernathy -le guiño el ojo-. A ver chicos -se levantó del suelo- Mi esposa y yo pedimos que se vayan si no desean ver...

- Cállate, Haymitch. Yo no dije eso -Se levantó Effie para su defesa.

Pero claro, él jamás se queda callado y empezaron una discusión divertida, que hasta los chicos podían integrarse.

Después de la discusión, pusieron música para danzar como era la tradición. Solo había risas, felicidad y amor.

Si, definitivamente fue el día perfecto.

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Espero que les haya gustado, pero esta historia aún no termina aquí.

Falta la boda del hermano de Effie.

Ahora sí, puedo decir que estamos a solo 4 capítulos para la final. Sí, creo que 4.

¡Bye, bye! Los quiero.

~A

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